miércoles, septiembre 22, 2010

Desde mi estudio / Sobre la crisis

¿Crisis agazapada?

A pesar de los cantos de victoria, parecen existir signos fuertes de que la crisis sigue agazapada y puede volver a atacar en cualquier momento. RD, en particular, está en una situación de precario equilibrio y, a mi entender, está siendo conducida al límite.

Un ejemplo internacional es el tema de la construcción en Estados Unidos. Es cierto que requiere tiempo para la recuperación. Luego de un boom extremo, los actuales niveles de crecimiento siguen siendo la mitad de lo que los analistas consideran saludables.

En Agosto, la construcción total de vivienda creció un 10.5% con relación a Julio. Resultados buenos, pero no suficientes y que fueron impulsados por un salto del 32 por ciento en la construcción de apartamentos y condominios, un segmento muy volátil del mercado.

En cuanto a las casas de familia, la construcción de viviendas unifamiliares crerció apenas un 4% con relación al mes anterior.

En RD los ojos deberían estar bien abiertos, las arcas estatales restringidas para el gasto corriente y el Estado dar muestra de que no sigue en la danza de los millones. Más cuando el Presidente Leonel Fernández no ha tenido otro remedio que reconocer que el país fracasó en el cumplimiento de los objetivos del milenio, por "causas imprevistas", como si no fuera previsible que con una inversión tan poco focalizada el resultado no fuera el fracaso. O a lo mejor no se puede prevenir aquello a lo que no se presta atención.

Simplemente, desde mi estudio.

lunes, septiembre 13, 2010

Desde mi estudio / Una sociedad enferma

¡Una sociedad reprobada!

Puede marcar hasta 139 grados de temperatura. Claro, 139 significa lo peor. Incomparablemente enferma. Es la sociedad dominicana. El Indice Global de Competitividad es utilizado por muchos para destacar aspectos de orden económico, de los cuales darán cuenta los diarios dominicanos e indicarán que pasamos de estar en el lugar 95 al 101. Nos subió la fiebre que deshace economía y sociedad.

A mi, sin embargo, me preocupa el conjunto de indicadores que expresan el tipo de sociedad en que nos hemos convertido, en la que vivimos, el modelo de muerte exhibido por los dominicanos día tras día. No al azar he escogido diez de estos indicadores en los que peor calificación o "nota" tenemos de modo que un maestro cualquiera podría decirnos "¡Sociedad reprobada!".

La primera materia en que noto que nos hemos "quemado" es nuestro sistema político. Aunque el Indice habla del gobierno, se trata más bien de las consecuencias de una cultura política que ha hecho de la gestión del Estado un mecanismo de enriquecimiento, ascenso social y perpetuación en el ejercicio del poder.

Nos ubican en el lugar 139 en cuanto a favoritismo en las decisiones oficiales, en el 139 en cuanto al despilfarro en el gasto público (ese que es tan fundamental para que una nación salga de la pobreza) y nos colocan en el lugar número 120 en cuanto a eficiencia del marco legal y regulatorio.

¿Es viable una sociedad cuyo ejercicio gubernamental se encuentra en este estado de deterioro? Los dominicanos solemos acomodarnos. No sé si por miedo, dando por hecho la afirmación de Voltaire quien indicaba que "es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado", o es quizás porque la mezcla de razas y cultura que somos nos ha hecho "adaptables" a las más indignas circunstancias. Así, por ejemplo, los empresarios renunciaron "voluntariamente" (es decir, se acomodaron) ante las presiones del gobierno que asumió violar la Ley 392-07 que disponía (un pasado lejano y que el partido en el poder se encargará de legalizar) que el ITBI se pagaba en Impuestos Internos y no en Aduanas. Aunque la Ley les daba la razón y los beneficios de esta medida comenzaban a evidenciarse, cedieron para evitar que un gobierno-partido-congreso unico echara por tierra de modo definitivo esta conquista del sector industrial dominicano.

Lo penoso es que se propicia una violación de la Ley (por instrucciones del Presidente según declarara el Director de Aduanas, lo cual debe verificarse), sin señales de parar el despilfarro en el gasto público y en los mismos días en que sustituía a Peña Guaba en Portuaria, pero para nombrarlo asistente del Presidente.

Otro ejemplo de derroche se hizo evidente esta semana pasada cuando fue publicada una información que indicaba que teníamos 325 viceministros, cuando con unos 50 sería más que suficiente. Estos, según el "Informe" de Alicia Ortega, cuestan al país unos 254 millones de pesos, sólo en sueldo básico, sin tomar en cuenta una cantidad de "apoyo" que requieren para realizar sus "funciones" y que cuestan dinero.

En cálculo no me fue muy bien en Intec, pero sí en matemáticas. 250 millones de pesos equivale a un aumento salarial de 5,000.00 mensuales para 4,000 maestros o para 4,000 policías. Es decir, lo que reciben estos 325 "altos funcionarios" serviría para pagar mejor a más de un 10% de los maestros y policías del país.

La segunda materia en que nos hemos quemado es la relativa a la seguridad ciudadana. El Índice señala que estamos en el lugar 134 en cuanto a la fiabilidad de nuestros servicios policiales y en el lugar 125 en cuanto el costo que tiene para los negocios el crimen y la violencia. El hombre como lobo para el hombre, ese predicamento de Hobes, es realidad en República Dominicana. La impresión que tenemos es que la parte sana de la institución policial está siendo arropada. Una sociedad sin sus aparatos judiciales y represivos sanos es una sociedad con una pistola en la cabeza, en cualquier momento se suicida.

¿Hay esperanza? La respuesta parece ser que no cuando vemos los indicadores en un área en que casi todas las naciones que han desarrollado instituciones fuertes son ejemplo: me refiero a la educación. Es la tercera materia en que nos hemos quemado: nuestro sistema educativo es un desastre. Ubicados en el lugar 137 en cuanto a calidad de los servicios de educación primaria, en el 133 en cuanto a la caidad del sistema de educación secundaria, y en el 136 en cuanto a la calidad de la enseñanza de las matemáticas y la ciencia... Las habilidades e instrucción necesaria para salir de la pobreza no las adquirimos.

Quizás en este terruño es válida la afirmación de Octavio Paz, quien señaló que "ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados".