miércoles, junio 08, 2016

Psicología / Autoestima, desconstrucción y reconstrucción

Psicología:
Desconstrucción y reconstrucción del autoconcepto-autoestima en Kramer contra Kramer”

Por Milton Tejada C. 

Este trabajo fue presentado como parte de los requisitos de la materia "Autoestima en el Desarrollo de la Persona”, impartido por la Dra. Consuelo Cerviño, como parte del Máster en Psicología de la Educación y Desarrollo Humano en Contextos Multiculturales, el cual se lleva a cabo en conjunto por la Universidad de Valencia, España, y la Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana (Abril, 2016).

Resumen
El autoconcepto ha sido un constructo central de la psicología positiva, al igual que su dimensión emocional, la autoestima, los cuales juegan un rol clave en la predictibilidad de la conducta humana, y especialmente, en comprender la satisfacción con la vida o no de las personas. En este ensayo se toma como referencia la película Kramer contra Kramer, utilizando los conceptos clave del constructo autoconcepto. Se analiza su desconstrucción en la vida de dos de los personajes: Ted Kramer (TK) y Joanna Kramer (JK). Este film, muy galardonado en Hollywood, es también reflejo de su época (1979) en la cual la sociedad norteamericana parecía estar inmersa en diversos prejuicios sobre la paternidad/la maternidad. Se concluye evidenciando la importancia de un autoconcepto laboral y emocional equilibrados, implicando también una autoestima equilibrada para lo cual fue necesario que JK y TK pasaran por un proceso de reconstrucción de los mismos. Indica, finalmente, el carácter dinámico de estos constructos y su carácter de vinculación circular con el medio.

Palabras claves: autoconcepto, reconstrucción autoconcepto, equilibrio, Kramer.

Abstract
Self-concept has been a central construct of positive psychology, as well as its emotional dimension, self-esteem, which play a key role on human behavior´s predictability, especially in understanding people´s life satisfaction. In this essay we take the movie Kramer vs. Kramer as a reference, using the key concepts of the self-concept construct. Its deconstruction is analyzed in the lives of two characters: Ted Kramer (TK) and Joanna Kramer (JK). This film, very honored in Hollywood, is also a reflection of its time (1979) in which American society seemed to be immersed in various prejudices about paternity/maternity. We conclude highlighting the importance of a balanced work and emotional self-concept, also involving a balanced self-esteem for which it was necessary that JK and TK go through a process of rebuilding them. Finally, it indicates the dynamic nature of these constructs and its character of circular linkage with the medium.

Keywords: self-concept, self-concept rebuild, balance, Kramer.

Introducción

¿Qué consecuencias pueden provocar un pobre autoconcepto o, en vertiente opuesta, exagerado en una de sus facetas o dimensiones –la laboral, por ejemplo- sobre las relaciones humanas? ¿Es posible reestructurar un autoconcepto desiquilibrado? ¿Cómo influye la variación en las relaciones con personas significativas en la reestructuración del autoconcepto y la autoestima? Kramer contra Kramer nos da algunas respuestas, evidenciando la desestructuración y reestructuración de facetas de la autoestima que es necesario tomar en cuenta para lograr un nivel adecuado de satisfacción con la vida.

Las difíciles situaciones que implican, por lo general, un divorcio; la estructuración de una relación emocionalmente significativa con el hijo bajo la tutela del papá; el dolor y amargura sacados a flote en el proceso por la disputa de la custodia del hijo en los tribunales; la fragilidad de la estima centrada en uno de sus aspectos considerados clave por muchos, especialmente los hombres, como lo es lo laboral; la necesidad de sentirse capaz de conducir su vida y lo frágil que es también el proceso de reconstrucción de un yo que había quedado atrapado, estancado, que es el caso de Joanna Kramer (JK)… son algunos de los aspectos que pueden verse expresados en esta película y que pueden ser analizados desde el constructo de la autoestima y el autoconcepto. En este trabajo se aborda desde el autoconcepto, pero precisando que igualmente surgen elementos clave de la autoestima como expresión valorativa de la persona.

En este trabajo se abordará:

1.    Autoconcepto y autoestima, constructos que se implican
1.1. Marco conceptual
1.2. Metodología
2.    La película bajo la óptica de estos constructos
3.    Autoconcepto y autoestima, desconstrucción y reconstrucción
3.1. Joanna Kramer
3.2. Ted Kramer
4.    Conclusiones
5.    Bibliografía

1.    Autoconcepto y autoestima, constructos que se implican

1.1.        Marco conceptual

El autoconcepto es entendido como un proceso mediante el cual la persona percibe sus propias características y reacciones emocionales y conductuales. Es, por lo tanto, una descripción mental de sí mismo, mientras que la autoestima es la valoración que hace la persona sobre ese concepto que tiene de sí.

Para Kretch, Crutchfield y Ballachey (1962) es el conjunto de actitudes del yo hacia sí mismo, mientras que Wylie (1974, 1979) afirma que el autoconcepto incluye las cogniciones y evaluaciones respecto a aspectos específicos de sí mismo, la concepción del sí mismo ideal y un sentido de valoración global, autoaceptación y autoestima general.

Epstein (1973, 1980) hace una caracterización acertada y aceptada por diversos investigadores al indicar que es una realidad compleja, integrada por diversos autoconceptos más concretos, como el físico, el social, el emocional y el académico. Es, además, una realidad dinámica que se modifica con la experiencia, no es estática. Se desarrolla a partir de las experiencias sociales, especialmente las experiencias con personas consideradas significativas. Epstein también indica que es clave para comprender a la persona en sus pensamientos y conductas (o comportamientos). Es una manera que será muy productiva de abordar el tema y que Burns (1990) años más tarde desarrolla esta línea y profundiza la posibilidad de utilizar el constructo en la comprensión y transformación de la conducta humana, del ser humano.

Esta opinión de sí mismo no se da en el vacío, sino que es condicionada por el contexto como medio ambiente y por las experiencias de éxito o fracaso de la persona (Lewin, 1971; Purkey, 1970). Junto a esta características, autores como Cooley (1902, 1953) y Mead (1953) afirman que el concepto que una persona tiene de sí mismo (su self), surge de la interacción con otros y refleja las características, expectativas y evaluaciones, que los otros dan de la persona. Es el denominado "self espejo" (Cooley, 1902). Sin embargo, este “self espejo” no es una réplica automática de lo que otros piensan de la persona, sino que la persona al verse ante el espejo de los otros procesa la información recibida de múltiples maneras, con resultados diversos.  

En ese sentido, ya en 1962 Rose indicaba que la mente humana establece y evalúa símbolos, aprendiendo significados y valores (Rose, 1962). Un rol, como la paternidad, se define por un conjunto de símbolos. Esa definición tiene la virtud de ser dinámica, cambiante. Por ejemplo, la definición del rol de padres (un elemento del autoconcepto con aspectos cognitivos y emocionales presente en Kramer contra Kramer) se hace en continúa interacción con otros seres humanos y especialmente los hijos. Esto implica que el autoconcepto, incluso en personas adultas, es modificable y también lo son las conductas que se desprenden de este self de las personas (Gergen, 1971).

Para los diversos autores que abordan el constructo, el autoconcepto es multifacético, no considerándose como un todo rígido, sino dinámico, jerárquico, multidimensional. Se suele enunciar tres factores que componen el autoconcepto: cognitivos (pensamientos), afectivos (sentimientos) y conativos (comportamientos o conductas), que también pueden enunciarse como autoconcepto propiamente dicho, autoestima y autoeficacia. Para los fines de este trabajo interesan las dos primeras dimensiones: cognitiva y afectiva.

El elemento cognitivo es un conjunto de rasgos con los que las personas se describen a sí mismas, guiando su modo de ser o de comportarse. Incluye ideas, opiniones, creencias, percepciones. Esta descripción del sí mismo determina, a su vez, el modo en que la persona organiza, certifica y usa la información a la que accede. Tiene una estructura multidimensional y jerárquica.

Este aspecto, el cognitivo, puede visualizarse en tres áreas fundamentales: cómo se ve a sí misma la persona, cómo le gustaría verse y cómo se muestra a los otros. El gráfico siguiente esboza esta discusión y permite luego el análisis del discurso de la película Kramer contra Kramer. 

Numerosa literatura científica suele distinguir entre autoconcepto y autoestima, pero ambos constructos parecen tener una causalidad e interrelación recíprocas. Coopersmith (1977) define la autoestima como el componente afectivo del autoconcepto. Expresa que se trata de “la evaluación que hace el individuo de sí mismo y que tiende a mantenerse; expresa una actitud de aprobación o rechazo y hasta qué punto el sujeto se considera capaz, significativo, exitoso y valioso. La autoestima es el juicio personal de la valía que es expresada en las actitudes que tiene un individuo hacia sí mismo”.

La autoestima tiene un fuerte componente emocional (qué nos gusta o no, qué hay de positivo o negativo, sentimientos favorables o desfavorables a nosotros mismos, si la persona se gusta o no se gusta…). En definitiva, el componente afectivo sobre el sí mismo equivale a la autoestima.

En esa misma dirección se expresa Rosenberg (1973) quien resume de otros autores los rasgos que caracterizan a una persona con alta y baja autoestima, así como Hamachek (1978).

Por lo tanto, como señalan González y Gil (2006), autoconcepto y autoestima son piezas claves “en la explicación del funcionamiento y adaptación eficaz del individuo a su medio ambiente. El medio ambiente de referencia, la cultura, la estratificación social, el sistema familiar, etcétera, a su vez, se constituyen en agentes causales de la socialización de este esquema”.

Para los fines de este trabajo también es importante señalar:
  • Algunas de las trampas presentes en la autoestima, especialmente lo que se denomina “distorsiones cognitivas”, entre las cuales se señalan: pensamiento del todo o nada; sobredimensión o exageración; terquedad, fijaciones emocionales; perfeccionismos; etiquetar, y personalizar.
  • La experiencia de amor incondicional (ese mensaje implícito de “tú vales por ser quien eres, sin importar circunstancias, sin que haya necesidad de que me corresponda”) como un elemento clave para la constitución de una autoestima positiva fuerte.
  • La experiencia continúa de éxito y de reconocimiento con fundamentos reales funciona como un refuerzo positivo en relación a la autoestima.
  • La importancia del feeback de los otros significativos (padres, profesores, amigos, familiares, compañeros de trabajo, los éxitos y fracasos (más bien, la interpretación que se hace de ellos, con lo cual un fracaso no es, de por sí, un elemento negativo), la pareja).
  • La comparación social (elemento importante en la edad escolar).
  • La existencia en la autoestima de clave diferenciadoras por género. Así, por ejemplo, mientras para el hombre es una clave predominante el éxito-fracaso, para la mujer lo es la aceptación-rechazo, y
  • Las atribuciones acerca de la conducta.


Cuando alguna área del autoconcepto se encuentra deteriorada, debe ser reestructurada. Es una reestructuración cognitiva (incluyendo el lenguaje interno) pero, contrario a lo que puede pensarse, no se fundamenta sólo en lo discursivo. La interacción con conductas y emociones contribuye a la reestructuración cognitiva (por ejemplo, el disfrutar emocionalmente del hacer juntos padre-hijo contribuye a reestructurar cognitivamente la percepción sobre el rol de padre).

Una forma de abordar la reestructuración cognitiva es mediante la asunción de un estilo atribucional que consiste en el análisis de las causas percibidas, la interpretación que de ellas hace la persona, la relación de un hecho con su causa, marcando así la definición de un autoconcepto emocional (o autoestima) y la conducta.

Las atribuciones constituyen un lenguaje interno que se expresa en la forma de autoafirmaciones mentales, contribuyendo a originar un efecto en sobre cómo se siente la persona y en sus conductas.

En ese sentido, lo atribucional puede expresarse en tres dimensiones importantes para el análisis: situación, temporalidad y locus.

La situación (lo situacional) puede ser percibida como global o específica. Global implica generalizar a partir de situaciones particulares, tendiendo a afirmar que el todo es como lo específico, mientras que las situaciones vistas como específicas limitan la atribución a la situación concreta y actual.

La atribución de temporalidad puede ser estable o inestable. Una temporalidad estable implica que se percibe la causa como imagen o reproducción de otras causas que se hicieron presentes en el pasado y que serán recurrentes en el futuro. En cambio, la atribución temporal inestable conlleva a ver la causa como un factor eventual, que no existía y que no existirá posterior al suceso.

Finalmente, en cuanto a la atribución de locus de control, este puede ser externo o interno. El interno asigna la causa a la misma persona que vive el evento o situación, mientras que el externo asigna la causa de un hecho a un elemento fuera del control de las personas.

Las diversas combinaciones de estos elementos con regularidad definen lo que se puede calificar un estilo atribucional.

  • 1.2.      Metodología
Se procedió a exponer el desarrollo del film bajo la óptica de los constructos Autoconcepto y Autoestima (especialmente el primero), de modo que se pudiese disponer de una lectura de la misma en clave de psicología del desarrollo humano. Esta lectura comprendió momentos distintos: ruptura, construcción de la relación padre-hijo, disputa de la tutela y la autopercepción y percepciones de Ted Kramer (TK) y JK mediante una matriz resumen de las mismas.

En un segundo momento, se procedió a un análisis de la película utilizando como herramientas las diversas categorías o conceptos explicados en el marco conceptual relativas a autoconcepto y autoestima, enfocándose en la evolución de la misma a través de la historia de Kramer contra Kramer. Es decir, su desconstrucción y construcción, verificando así su carácter dinámico y algunos de los elementos que se hacen presente en su definición en la vida de las personas.

Se optó por exponer este análisis por actores principales (Joanna y Ted) de modo que pudiese visualizarse el proceso en cada uno de ellos.

2.    La película bajo la óptica de estos constructos
Kramer contra Kramer fue la gran triunfadora en los Premios de la Academia en 1979. Ocho nominaciones, consiguiendo cinco estatuillas: mejor película, mejor director, mejor guión, mejor actor principal y mejor actriz de reparto, y múltiples premios desde distintos aires (p.e., Globo de Oro). Sin embargo, no interesa en este trabajo el lado comercial y artístico de la película. Se propone un análisis cualitativo que permita establecer el comportamiento del “autoconcepto” como constructo válido para explicar gran parte de la satisfacción e insatisfacción humanas.

El análisis se puede organizar por momentos, dentro de los cuales se evidencian aspectos clave del autoconcepto, que serán expuestos más adelante. Estos momentos son:
  1. La ruptura
  2. La construcción de la relación padre-hijo
  3. La disputa de la tutela ante un tribunal.
  4. Autopercepción y percepciones de TK y JK.
2.1.        La ruptura
Es el más breve de estos cuatro momentos desde el punto de vista de la película, pero intenso en definir el panorama en términos de autoconcepto y autoestima en que se encuentran los personajes. Tres protagonistas, Ted, Joanna y Billy Kramer, permiten ver el punto de partida del tema. Desde el inflado concepto de sí mismo que tiene TK y que gira en torno a lo laboral hasta el despertar de Billy en un nuevo contexto definido por sus padres. Su madre, Joanna Kramer, se marcha.

Ted Kramer. Es un hombre que se dedica con muchísima entrega a su trabajo, poniendo esfuerzo de horas y más horas de modo tal que le asignan un proyecto al parecer de gran magnitud y con un cliente importante. Es, a su entender, una extraordinaria noticia. “Joanna, vas a estar orgulloso de mi, tengo noticias”, le expresa. Sigue conectado al centro de su vida, su trabajo. Habla sin escuchar.

Está tan ensimismado con lo laboral que no entiende las interrupciones de Joanna. Ella entrega todo: las llaves, el recibo de la lavandería, las tarjetas de crédito, la libreta de banco e incluso, como expresión radical de que no se lleva nada, expresa que tomó dos mil dólares de la cuenta (la misma cantidad que tenía cuando se casaron). Es la ruptura, el inicio del proceso de divorcio. Y él no acaba de comprender la magnitud de lo que está pasando. Piensa que es un simple disgusto: “Siento haber llegado tarde, pero estaba ocupado ganándome la vida”.

Un Ted incapaz de empatía, de ponerse en los zapatos de su esposa, de escuchar, reclama:

-No seas tonta.
-Me estaba ganando la vida.
-¿Qué es lo que he hecho…?

Joanna Kramer. Es en la escena con el niño en el cuarto, en el cual Joanna parece consciente de lo que deja atrás, su hijo. Sin embargo, es tanta su necesidad de reencontrarse, está tan rota como persona, que no es una opción el llevarse a Billy. Está “muriendo por dentro”.

Ella no asume el papel de víctima y, por el contrario, se culpabiliza, iniciando la búsqueda de su identidad personal. Un yo deshecho que se expresa en frases como:
-       Soy yo, es mi culpa… te casaste con la persona equivocada.
-       Billy no lo llevó conmigo, no soy buena para él,  soy mala para él, no tengo paciencia, va a estar mejor sin mí.
-       Su amiga, Margaret, dirá unos minutos después: “Joanna es una mujer muy infeliz…”.

Y una conclusión: Ya no te quiero.

Ted gira tanto en torno a lo laboral que cuando la amiga de ambos, Margaret, llega unos minutos después a la casa, usa una expresión:

-Obviamente, ustedes hablaban mucho de mis defectos a mis espaldas… pero tengo que seguir ganándome la vida, y tengo que trabajar.

-El hecho es que me he matado en los últimos seis meses para conseguir la mejor cuenta…

Lo cual considera como uno de los mejores momentos de su vida…

-¿No ves lo que me ha hecho?

Billy Kramer. Al día siguiente, quien entra en ese mundo que se desestructura es Billy. Sus preguntas clave: “¿Dónde está mamá? ¿Dónde está mamá?”, “¿A dónde fue?”, “¿Cuándo volverá mamá?”. Su madre es el referente, el otro más importante de su vida cotidiana. Se ratifica en algunas de las escenas siguientes. Cuando su papá lo despide en la escuela, vuelve y pregunta: “¿Cuándo volverá mamá? ¿Vendrá a buscarme a la escuela?”.


2.2.      La construcción de la relación padre-hijo
Ted deberá aprender a ser padre procurando al mismo tiempo mantener los altos estándares de desempeño laboral que le llevaron a un punto alto en la empresa en la que labora.

El desenlace de esta fase apunta a resultados contradictorios o, si se quiere, no igualmente efectivos.

Por un lado, su desempeño en el trabajo disminuye, un tropiezo y otro, hasta que queda sin empleo en la empresa en la que se sentía tan orgullo de sus éxitos. Es un fracaso sólo aparente, como se verá posteriormente en el análisis.

Sin embargo, hay otro desenlace. TK logra establecer una nueva relación con su hijo. Es una construcción llena de ternura y a veces de conflictos que terminan en soluciones.

En ese sentido, tiene escenas clave como la que Billy en lugar de su cena, desea comer helado y desafía al padre y se enfurece. Esto, sin embargo, concluye no con una rebeldía creciente del niño, sino con un “Perdóname, papá” tierno y que dice mucho de formas de resolver conflictos. He aquí algunas expresiones que indican momentos en este aspecto:

  • Cuando derrama el jugo. TK estalla. El niño atina a decir: “Lo siento”, un par de veces. El camino más fácil de una relación de un padre es el de las cosas materiales:¿Quién te compró un helado? ¿Quién te llevó al parque y te compró todo lo que quería?”. Luego Ted se calma y lo envía a dormir.
  • Un proceso en que la mamá no es una gran ausente. Billy la recuerda al ir de compra, indicándole a su padre las preferencias por determinados productos. Billy la recuerda cuando TK le anuncia que ha recibido carta de mamá y él pregunta para iniciar: “¿Cuándo vuelve?”. O en una circunstancia distinta dice: “Soy de los Boston… Porque a mamá le gustan”.
  • El enojo del hijo en lo cual incide mucho la situación y que se muestra en diversos momentos. Por ejemplo, cuando TK le lee la carta de su madre, ve la indiferencia del hijo que incluso sube el volumen de la TV. “La leeremos otro día”, le dice, y el hijo contesta: “Me da igual”. O cuando el padre llega tarde a buscarlo y lo encuentra enfadado y le reclama: “Llegaste tarde”. O cuando se niega a cenar y en cambio lo desafía comiendo un helado que el papá suponía para después de cena.
  • Es el padre que no se queda en una fiesta de la empresa porque tiene que ir a buscar el hijo; es el padre que muestra paciencia; que ha modelado a su hijo, mostrándose en la escena en que comparten el desayuno y ambos leen; el padre que disfruta el parque con su hijo, el aprender a montar bicicleta, que es avisado por su secretaria de una reunión de padres en la escuela; que soporta los desafíos del hijo, sus malcriadezas, sus intentos de expandir sus límites;
  • Es el hijo que tiene un espacio para expresar sus emociones; es el hijo que comparte vida cotidiana con su padre; es el hijo que llega a decirle a su padre: “Lo siento”, “Te quiero, papá”, y es aceptado… que expresa su amor a su padre y su dolor ante la amenaza de la separación.


La ira, la culpabilidad y la aclaración cognitiva se producen en un acto que es un punto crítico. El hijo desafía al padre, desechando la cena, intentando comer helado y se gritan mutuamente: “te odio”.  Escena en la que parece que Billy concluye sus reclamos de “Quiero a mi mami”. Sin embargo, Billy dice al acostarse: “Papá, papá… lo siento”, y él responde “También yo lo siento”.

Es también la escena en que TK parece hacer una síntesis cognitiva de algunas de las causas que condujeron a la ruptura con su esposa y en que aclara a Billy en que él no es el culpable de esa separación.

Papá, tú me dejarás…
Creo que mi mami se marchó porque soy malo
Eso crees… no, no es eso Billy. Tú madre te quiere mucho y se marchó por algo que no tiene que ver contigo.

E intenta explicarlo:

Creo que tu mami tuvo que irse porque durante mucho tiempo intenté hacer de ella un tipo determinado de persona, Billy… La clase de esposa que yo pensaba que ella debía ser y ella no era así… ella no era así. Creo que intentó hacerme feliz durante mucho, mucho tiempo, y cuando no podía, intentaba decírmelo ¿Entiendes? Pero yo no la escuchaba, estaba ocupado, muy ocupado, pensando sólo en mí, y pensaba que si yo era feliz, ella también era sería feliz. Pero en el fondo, ella estaba muy triste. Se quedó más de lo que quería porque te ama mucho, y decidió marcharse porque no me soportaba. No se fue por tu culpa, sino por la mía.

Aclara las dudas del niño y, de paso, arroja luz sobre su propio proceso.

Esta escena concluye con una declaración de amor del hijo hacia el padre y el padre hacia el hijo. La relación está rehecha, un nuevo nivel que Ted no conocía, que Billy tampoco conocía. Saludable.

Lo que pasa luego, la presentación en una obra escolar, el aprender a montar bicicleta en el parque, el niño que comparte alegre una historia con el padre, el accidente en el parque y el correr por las calles en busca de ayuda… son actos que muestran la consolidación de esta relación en su nueva etapa en que lo afectivo positivo se consolida, en que el niño va ganando seguridad, en que supera la ausencia de la madre (lo cual no significa que haya dejado de amarla), en que se siente a gusto y protegido por su papá…

2.3.      La disputa de la tutela en un tribunal
Sobre TK vienen dos nuevas tormentas. Por un lado, Joanna aparece para reclamar la tutela de su hijo. Por el otro, en medio del proceso TK es despedido del trabajo que tanto apreciaba y del que tanto se preciaba.

Como ocurre en estos casos, la lucha por la custodia no es sólo una disputa legal o jurídica, es también una batalla emocional en que, a nivel cognitivo, se realiza una nueva comprensión de Ted hacia Joanna y viceversa.

Se juega con estereotipos. El rol de la mujer es sacrificarse como profesional en aras de ser esposa y madre. El rol del hombre es, ante todo, ser un proveedor material  (el ataque de los abogados…). Pero también se rompe otro estereotipo vigente en algunas de nuestras sociedades, que, por el solo hecho de ser mujer, automáticamente la custodia de los hijos debe pasar a la madre o, sin discusión, ella debe asumir su tutela.

Empieza con un encuentro en una cafetería de JK y TK, en el que ella anuncia su decisión de solicitar la custodia de Billy. Termina con un gesto de violencia por parte de Ted.


La disputa legal, bajo la vista de abogados que tan sólo quieren ganar la causa para la que fueron contratados, pone en la mesa las percepciones propias de cada uno de ellos, así como las percepciones sobre el otro y de los otros (los abogados y la amiga, Margaret). Al final, la custodia legal es concedida a Joanna.

2.4.        Autopercepción y percepciones de TK y JK
El transcurso del juicio es el escenario en donde se evidencian la percepción que tienen los actores principales sobre sí mismos (autopercepción) y otros ellos. Esto es sintetizado en una matriz con cuatro cuadrantes para cada caso (Ted y Joanna): autopercepción, percepción del ex cónyuge, percepción del abogado contrario y otras percepciones (del abogado propio y de Margaret). El resultado es el siguiente:

a.    Matriz de TK

AUTOPERCEPCIÓN DE TED
PERCEPCIÓN DEL EX CÓNYUGE SOBRE TED
·         Constancia
·         Paciencia
·         Emociones positivas en relación a su hijo
·         Presente en la vida cotidiana de su hijo.
·         Una relación real padre-hijos ("realmente nos queremos").
·         Presente en la enfermedad (fiebre) y en la marcha escolar de Billy.
Previo a la ruptura:
·         Muy inmerso en su trabajo, ausente para ella.
·         Desvalorizándola en lo laboral;
·         Incapaz de enfrentar las emociones de ella;
·         La ahoga en ese ambiente.
PERCEPCIÓN DEL ABOGADO DE JOANNA SOBRE TED
PERCEPCIÓN DE OTROS (MARGARET, SU PROPIO ABOGADO).
·         Con estatus en su profesión, pero descendiendo.
·         Fracasado en lo laboral (no conservó el empleo).
·         Irresponsable e incumplidor en su trabajo.
·         Un padre irresponsable (“su hijo casi perdió un ojo por su culpa”).
·         No pegó nunca a su mujer y a su hijo (abogado);
·         No es alcohólico, ni le fue infiel (abogado);
·         No desatendió las necesidades de Joanna (abogado).
·         Padre amoroso, dedicado a su hijo (Margaret).



       b.    Matriz de JK
AUTOPERCEPCIÓN DE JOANNA
PERCEPCIÓN DEL EX CÓNYUGE SOBRE JOANNA
Previo a la ruptura:
·         Infeliz en los últimos cinco años de matrimonio. Sin más opción que irse;
·         Confundida;
·         Desvalorizada en lo laboral por Ted (“Dijo que no podría conseguir un trabajo en el que me pagaran lo suficiente para cubrir los gastos de la niñera”).
·         Abandonada (no sentía que Ted estaba para ella);
·         Culpabilizándose del fracaso del matrimonio;
Después de la ruptura:
·         El distanciamiento le hace ver que es posible un equilibrio entre lo laboral (“desahogo creativo”) y la maternidad;
·         La maternidad como clave: Es mi hijo, es mi hijo…reclama.
·         Acepta que fue un error el abandonarlo, pero considera que no podía hacer otra cosa.
·         Se percibe como un ser humano completo “para lo cual he trabajado muy duro”.
Previo a la ruptura:
·         Era infeliz como esposa.
Después de la ruptura:
·         Ama ciertamente a su hijo, Billy.
PERCEPCIÓN DEL ABOGADO DE TED
PERCEPCIÓN DE OTROS (MARGARET, SU PROPIO ABOGADO).
·         Una persona inestable en su vida sentido general;
·         Inestable de modo particular en las relaciones de pareja (cantidad de novios después de la ruptura);
·         Despreocupada de su hijo (lo ha visto dos veces en 18 meses);
·         Fracasada en sus relaciones personales (incluyendo el matrimonio con Ted, “la más importante relación de su vida”).
·         Era una buena madre (Margaret).
·         No era feliz (Margaret).



3.    Autoconcepto y autoestima, desconstrucción y reconstrucción
El conflicto principal, de partida, es el desconocimiento por parte de Ted de las necesidades afectivas y de realización profesional de su mujer y la incapacidad de ambos para establecer una eficaz comunicación. El afecto existe, pero el punto en que se encuentra Joanna considera imposible continuar viviendo juntos.

Además, un TK  cuya vida, pasión, obsesión y valía giran en torno a lo laboral y el ser suplidor de su hogar, al grado de que también hace de esto el centro en el cual pone a girar la vida de sus más cercanos, su esposa y su hijo.

3.1.        JK
Una autoestima dañada, la de JK, a tal punto que su persona y su identidad se desmoronan. Además, un autoconcepto emocional y familiar que giró en torno a las necesidades de apoyo de su marido y que, por lo tanto, se definió en sus últimos seis años sobre bases frágiles, externas (atribución de locus de control).
Es obviada, prácticamente anulada (la escena de la llegada de Ted a casa luego del ascenso es reveladora: ella parece no existir para él). Más tarde, al tratar de explicar la decisión de su madre a su hijo, Ted expresa: "yo no la escuchaba, estaba ocupado, muy ocupado, pensando sólo en mí, y pensaba que si yo era feliz, ella también era feliz". 

Elementos que la caracterizan a lo largo de las diversas etapas de la película son:
  • Conciencia de lo que deja atrás (su hijo), pero de su incapacidad de hacerse cargo de él en esos momentos;
  • Se culpabiliza de la situación (Soy yo, es mi culpa… te casaste con la persona equivocada”).
  • La búsqueda de un apoyo profesional (“un buen psicólogo”) contribuye a la reconstrucción de su autoestima y de su autoconcepto emocional, superando de paso el estereotipo que le había sido impuesto de que el rol de la mujer, por ser mujer, es el cuidado del hijo y la atención del hogar.
  • Asume el camino de la inserción laboral que no había realizado al casarse con Ted –y, al parecer, de modo eficiente a juzgar por su salario-. Antes de la ruptura, según se revela en el proceso en el tribunal, ella indica que Ted "dijo que no podría conseguir un trabajo en el que me pagaran lo suficiente para cubrir los gastos de la niñera", ahora gana más que él.
  • Su reconstrucción la lleva a considerar posible el ser madre mediante la tutela de Billy y el trabajar.
Su pobre autoconcepto y autoestima se expresan más específicamente durante el proceso del juicio, revelando su infelicidad en la mayor parte de su matrimonio, confusión, abandonada (no sentía que Ted estaba para ella).

Es el distanciamiento, la ruptura del matrimonio, la que le hace ver como posible un equilibrio entre lo laboral (“desahogo creativo”) y la maternidad.

En su nueva etapa reafirma la maternidad como clave (“Es mi hijo, es mi hijo…”, indica varias veces, pero valorando objetivamente como un error el haberlo abandonado aunque considera que no podía hacer otra cosa. Ted reafirma esto al final y valora que Joanna ama a su hijo. En igual dirección está la afirmación de Margaret, su confidente de antes, quien reconoce que “era una buena madre”.

Finalmente se considera “un ser humano completo” y señala que es el fruto de haber trabajado muy duro para ello.

El juicio negativo de los otros –el abogado de su ex esposo- no desmorona su autopercepción en su nueva etapa, especialmente porque la ubica en el tiempo pasado y en términos valorativos diferentes. El abogado indica que es inestable de modo particular en las relaciones de pareja, despreocupada de su hijo, fracasada en las relaciones personales. El valor de Joanna es reconocer que mucho de esto ha sido verdad, pero también es valor saber que tiene nuevas bases para nuevas conductas, tiene elementos clave de un nuevo autoconcepto de sí misma y una estima reconstruida.

A modo de conclusión, en la etapa de ruptura se verifica que el autoconcepto y la autoestima son constructos en estrecha relación con el medio ambiente y muy dependientes de la interrelación con los otros significativos, interrelación insatisfactoria en el caso de JK con respecto a TK. Al parecer, se destruye (o descontruye) la autoestima de JK.
La experiencia continúa de fracaso de JK en comunicarse con su esposo, en establecer sus expectativas, en obtener su respeto y atención, la llevan no sólo a la baja autoestima que muestra, sino a la decisión que toma. La huida es sólo aparente, es la búsqueda de encontrarse con un sentido para sí.
Su estilo atribucional, al momento de la ruptura, es el de asignar la causa de su situación un matiz global (nada de ella parece estar bien y lo que no está bien, en realidad, es la relación de pareja), que se ha hecho estable (cuasi-permanente) y tiende a culparse internamente de la situación (locus de control).
A pesar de todo esto, se verifica que la autoestima es dinámica, modificable. JK requirió, para recuperar su estabilidad y sanar su dañada autoestima, primero de alejarse de la relación con TK y, segundo, de ayuda profesional. Este cambio se ve tanto en un concepto (va de “no puedo ser buena para él en estos momentos” a “yo soy su madre…”), como en las emociones-afectos que acompañan esta evolución y que se traduce en un conjunto de nuevas conductas en la vida JK.
El camino de su reconstrucción es, a la vez, un camino de confrontación. Necesita distinguir entre lo que realmente es responsable, de aquello de lo que no fue responsable. Y lo logra al darse cuenta de que su autoconcepto de madre –dimensión afectiva o emocional, así como cognitiva- es duradero y va más allá de las circunstancias vividas.

3.2.        TK
Un elevado autoconcepto y autoestima vinculados a lo laboral en detrimento de otras áreas como la emocional y familiar, es el punto de partida de un Ted Kramer que, sin esperarlo, se ve ante la decisión de su esposa de abandonarlo. Puede afirmarse que se encuentra en una de las trampas de la autoestima: la sobredimensión de su trabajo en relación a otras facetas de su ser humano. Además, aparece como un hombre que ha estado cerrado a feedback de otros significativos, su esposa, en torno a lo emocional-afectivo.

Un elemento erróneo se coloca en el ámbito cognitivo: valora como suficiente y, además, excelente, su rol de proveedor para considerarse buen esposo y padre. Una negación a reconocer que la vida es multidimensional y que la dimensión trabajo no es el todo. “Joanna, vas a estar orgulloso de mi, tengo noticias”, dice mientras entra eufórico a su casa. Y sin comprender, insiste: “Siento haber llegado tarde, pero estaba ocupado ganándome la vida”.

En este contexto empieza a tejerse una nueva relación entre padre-hijo y un nuevo concepto de su rol de padre que, al final, repercute en su autoconcepto emocional y familiar y en su autoestima. No se debe obviar que las exigencias laborales, en principio, siguen siendo las mismas y de que Ted considera factible mantener los mismos estándares de entrega en el trabajo y, a la vez, desempeñarse como buen padre.

Ocurre, como se ha dicho en el título de este artículo, una reestructuración de su autoconcepto y su autoestima:
  • Pasa de lo laboral como cuasi absoluto en términos de su autoestima, a lo laboral colocado como un elemento en el que sabe que es bueno pero relativo, contribuyendo este cambio con la pérdida de su empleo inicial del cual se sentía tan orgulloso de su entrega y éxitos.
  • Asume un rol satisfactorio en aspectos emocionales-afectivos como amistad y paternidad (curiosamente, aspectos en los que fallaba antes).
  • Pasa de la culpabilización a Joanna, a la comprensión de sus errores como esposo y la asunción de la responsabilidad que ha tenido en la infelicidad de ella.
   
La mayor desconstrucción y reconstrucción conceptual ocurre, como ya se ha señalado, en su rol de padre y en el autoconcepto que adquiere sobre el mismo. En ese sentido, durante quince meses construyó una nueva relación con su hijo Billy. Autoridad y afecto se entrelazan en diversas escenas.

Rompe con estereotipos muy dominantes en la década de los 70 (cuando se filma la película). El hombre, a diferencia de la mujer que tiene la ventaja inicial de la ligazón biológica, se ve precisado a hacer de la relación con sus hijos una construcción que puede llamarse emocional y cultural, demostrando que una verdadera paternidad es el fruto de esfuerzo, compromiso, opciones, prioridades establecidas en torno al hijo.

TK descubre, en las respuestas cotidianas a las necesidades de Billy y en los afectos mutuos, la paternidad de un modo más integral: no basta ser un proveedor material o ser el que aportó el espermatozoide, sino establecer una relación de afecto, de amor incondicional, haciéndose capaz de gozar la vida, sufrir el dolor de una caída, las tareas escolares… permitiendo al pequeño una reorganización de su vida y el establecimiento de una estima saludable. Esta reconstrucción de su autoconcepto en torno a su ser padre está marcada, según va indicando en la película, por:
·         Constancia
·         Paciencia
·         Emociones positivas en relación a su hijo
·         Presente en la vida cotidiana de su hijo.
·         Una relación real padre-hijos ("realmente nos queremos").
·         Presente en la enfermedad (fiebre) y en la marcha escolar de Billy.

Es, como se ha indicado antes, una construcción llena de ternura y a veces de conflictos que terminan en soluciones. Esto implica intentar caminos fáciles como el de las cosas materiales (“Quién te compró un helado”), pero también caminos de modelaje consciente o inconsciente, de entender el enojo del niño, de renuncia a quedarse en una fiesta de la empresa, de estar atento a las emociones mutuas –las propias y las del hijo- y de explicar, desde una nueva comprensión, por qué su madre se marchó. Es tan genial que hay que repetirlo:
Creo que tu mami tuvo que irse porque durante mucho tiempo intenté hacer de ella un tipo determinado de persona, Billy… La clase de esposa que yo pensaba que ella debía ser y ella no era así… ella no era así. Creo que intentó hacerme feliz durante mucho, mucho tiempo, y cuando no podía, intentaba decírmelo ¿Entiendes? Pero yo no la escuchaba, estaba ocupado, muy ocupado, pensando sólo en mí, y pensaba que si yo era feliz, ella también era sería feliz. Pero en el fondo, ella estaba muy triste. Se quedó más de lo que quería porque te ama mucho, y decidió marcharse porque no me soportaba. No se fue por tu culpa, sino por la mía.

En la disputa que es la lucha en el tribunal por la tutela del hijo, TK descubre algunas de sus limitaciones, valora positivamente a su ex esposa, establece una amistad con Margaret, la mujer que en principio acusó de ser quien aconsejara a Joanna el abandonarle y que ahora comparte complicidades. Es decir, un proceso doloroso concluye con la reorganización del autoconcepto de TK, tanto en lo cognitivo como en lo emocional (autoestima) y en lo conductual.

A modo de conclusión, al inicio de la película TK coloca toda su autoestima en ser un publicista exitoso, en lo laboral. Piensa que esto es suficiente para su esposa, para la relación y lo vincula con su ser suplidor para su hijo. Además, su autoconcepto laboral cognitivo es exageradamente elevado.
Su obligación de atender a Billy le hace descubrir otras aristas de la autoestima y fortalecer su autoconcepto familiar y emocional, dándole una carga positiva, hasta llegar a afirmar que la paternidad –que no es un acto biológico- tiene tanta validez como la maternidad –a pesar de ser también un acto biológico-.
Atribuye su locus de control en cuanto al desastre en su matrimonio a causas externas: asume que se debe a que JK no comparte su éxito, no ve lo que él hace trabajando duramente, no se alegra en lo que llega a llamar “uno de los mejores días de mi vida”.
Además, TK recupera en el proceso la capacidad de empatía al comprender las razones de su ex esposa para dejarlo. En fin, que el nuevo autoconcepto de TK en lo laboral y en lo emocional es más equilibrado. Esto repercute en su autoestima, percibiéndose a sí mismo como un muy buen padre, valorando este papel como positivo.
Al final, su estilo atribucional apunta a entender su situación como específica y su locus de control es interno, depende de él.
El amor incondicional mostrado por TK a Billy contribuye a retornar la felicidad a la vida de Billy y a establecer una sana relación con su padre y con su madre.

4.         Conclusiones

Este análisis de Kramer contra Kramer desde el punto de vista de la Psicología del Desarrollo Humano y utilizando los constructos de autoconcepto y autoestima, evidencia que:
1.            El autoconcepto y la autoestima son constructores dinámicos. Aunque la infancia supone un tiempo de edificar bases sólidas de los mismos, pueden ser desestructurados y/o reestructurados, de acuerdo a situaciones y a relaciones significativas.
2.            Un autoconcepto positivo contribuye a resistir las tensiones propias de un medio ambiente que atenta contra la integridad de la persona. Sin embargo, no significa esto que las agresiones, la incomunicación, el ataque sistemático (aunque no sea intencional) contra determinados parámetros de valor de la persona no terminen por desmoronarla, como fue el caso de JK. Aquí entra en juego un concepto, el de los límites. La forma de JK poner límites a esa situación que la dañaba fue la de distanciarse. No es la única forma de poner límites y, además, tendría que verificarse cuánto tiempo una persona puede permitirse la violación de determinados límites sea por su pareja o por un tercero.
3.            Un autoconcepto dañado puede ser reconstruido. En el caso de TK se trataba de una visión de su ser esposo y padre que hacía girar todo en torno a lo laboral, a su trabajo. El logro de un autoconcepto más equilibrado fue todo un proceso de reconstrucción en el cual jugó un papel fundamental la relación cotidiana con su hijo, sus opciones en función de una nueva escala de prioridades.
4.            Las atribuciones pueden ser modificadas cognitivamente. Todo el juicio es un intentar colocar las atribuciones correctas en torno al sentido de los acontecimientos, expectativas, proyectos.

5.            Finalmente, el último acto de la película revela que el encontrarse consigo misma y el restaurar su autoestima le permite a JK una objetividad no posible al inicio del juicio. Más allá de los estereotipos, es posible una situación para Billy Kramer de crecimiento sano junto a su padre (lo “natural” parecía ser que fuese con su madre). Abre así las puertas a una nueva presencia de la madre en la vida del hijo y a un ambiente saludable de crianza para el hijo.

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