FORMA
Dame un destino, Señor, cualquiera que él sea: un soplo
de tu existencia en mí. Sin grandeza, en el camino
de quien desea hacer por caminar, un destino
donde mi sangre se agote por Ti, recóndito Ser.
Dame esa directriz, esa oportunidad de construcción,
esa forma de equilibrio en cuerdas difíciles. Dame
algo de Tu vida, una brisa suave no importa,
y se derrame incesante, torturándome, en mi vida.
Soy como una planta, Señor… Tengo una raíz profunda
ligada al gran secreto; en mí, Señor, vive el tiempo
ilimitado de azul… Y es siempre mayor, mayor,
el deseo consciente de vivir Tu amor,
la fuerza de la ansiedad a la espera de Ti, y sólo de Tu venida…
Un destino que no sea vacío, un
humilde-destino….
(Antonio Salvado).
Gracias.António Salvado un poeta portugues cristiano.
ResponderEliminarhttp://www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/4486/Antonio-salvado-y-dios-tras-la-tormenta
IMITARTE, SEÑOR
ResponderEliminarImitarte, Señor, en Tu paz
que me dejaste como un padre atento.
Pero perdona si no soy capaz,
-cobardemente indigno y abatido-
de imitarte, Señor, en el sufrimiento.
António Salvado