sábado, julio 19, 2025

Matrimonio adulto: Mandamientos para un hombre en relación conyugal adulta

Sábados de fe y vida

Matrimonio adulto:

Los mandamientos de un hombre en una relación conyugal adulta

Junto a mi esposita Ysabel, a la que amo,
honro y cuido (foto en montaña de 
Monterrey, México).

El sábado pasado escribí a las mujeres: “No lo trates como un niño”. Y decía que la verdad es que a veces los esposos son tratados como niños, maternalmente, pero también que su reacción en ocasiones es la de un niño. Hoy me dirijo a los hombres. Un hombre adulto, en una relación adulta ¿qué ha de tomar en cuenta? Como es un buen recurso para recordar aquí lo formulo en forma de “mandamientos”. Es decir, pautas que pueden ayudarnos como hombres a tener un rol exitoso en construir una relación conyugal adulta.

Diez mandamientos o pautas

UNO. Reconoce a tu esposa como tu compañera, no como tu madre. Tu esposa no está para suplir vacíos emocionales no resueltos ni para criarte. Si lo tienes, busca ayuda. Honra su rol de ayuda idónea, pero también de igual ante el Señor, y vive tu rol como adulto responsable, emocionalmente presente y activo.

DOS. Asume con responsabilidad tu rol en el hogar y la familia. Un hombre maduro no se desentiende del orden del hogar, la educación de los hijos o las decisiones financieras. Estás llamado a ser un pilar confiable, no un espectador pasivo o alguien que poner las cargas que deben ser compartidas sobre los hombros de tu esposa.

TRES. Comunícate con apertura y respeto. No te encierres en el silencio ni reacciones con ira. Aprende a decir lo que sientes sin herir, y a escuchar sin interrumpir. El diálogo constante es puente para el entendimiento.

CUATRO. Trabaja en tu crecimiento personal y emocional. Si reconoces actitudes inmaduras, no las excuses: enfréntalas. La madurez no llega con la edad, sino con la humildad de dejarte moldear por Dios y por la vida. En ocasiones, quienes nos rodean -empezando por nuestras esposas- son instrumentos de Dios para moldear nuestro carácter.

CINCO. Cumple con dignidad y constancia tus deberes conyugales. No esperes aplausos por lo básico. Sé constante en tu afecto, leal en tus decisiones y firme en tu compromiso. La adultez se demuestra en lo cotidiano, no solo en lo heroico. A veces podrás sentirte solo, es parte del precio del liderazgo en el hogar.

SEIS. Conecta emocionalmente con tu esposa. No basta con proveer. La mujer que Dios te ha dado necesita tu presencia emocional, tu ternura, tu interés genuino por su bienestar. La intimidad no se sostiene sin conexión emocional. La intimidad va más allá de compartir la cama.

SIETE. Mantente abierto al cambio y a la mejora continua. Pregúntate con frecuencia: ¿en qué necesito mejorar como esposo? No te acomodes. El amor verdadero impulsa al crecimiento. Estar dispuesto a cambiar es una muestra de amor adulto. Las personas -lo he dicho muchas veces- no cambian porque no quieren, no saben o no pueden. Pon de ti, de tu voluntad, de tu querer para cambiar lo que necesitas cambiar, y busca ayuda.

OCHO. Ejerce tu liderazgo con amor y humildad. Ser cabeza del hogar no es dominar, es servir. Lidera escuchando, orando, guiando con ejemplo. Tu autoridad nace del amor sacrificial, no de la imposición.

NUEVE. Ama y honra a tu esposa todos los días. Valora lo que ella hace, pero también quién es. No te guardes los elogios ni los gestos de afecto. Los gestos diarios de amor sostienen el respeto mutuo y mantienen viva la admiración.

DIEZ. Ora con ella y camina a su lado hacia el propósito de Dios. Tu matrimonio no solo es un proyecto humano, es un llamado divino. Un hombre que ora con su esposa fortalece el alma del hogar y cultiva una unión que trasciende las temporadas difíciles. Como nos indica la Red de Parejas de nuestra Iglesia: el matrimonio es como un nudo de tres dobleces, Dios en el centro: nudo difícil de romper.

El apóstol Pedro nos recuerda en 1 Pedro 3:7:

 “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”

 Pedro, por lo tanto, nos hace un triple llamado como esposos: sabiduría, honra y espiritualidad compartida.

 No hay madurez sin humildad. No hay liderazgo sin amor. Y no hay plenitud en el hogar sin el carácter de Cristo en ti.

 Pídele al Espíritu Santo que te forme cada día para amar como Jesús amó a su Iglesia: con entrega, respeto y ternura.

 No duden en escribirme. Para mi son muy valiosos sus puntos de vista, sus preguntas, sus diferencias con mis planteamientos. Me enriquecen.

 GRATA VIDA.

 

sábado, julio 12, 2025

Matrimonio adulto: no lo trates como a un niño

 Sábados de fe y vida

 No lo trates como a un niño

 Milton Tejada C.

Algunas esposas suelen mostrar una actitud “maternal” hacia sus esposos: los regañan como si fueran niños, en ocasiones fomentan un rol pasivo del esposo, a veces lo sobreprotegen. En ocasiones lo hacen porque visualizan algo que el esposo “está haciendo mal”, que daña al esposo (por ejemplo: su relación con la comida) y se comportan como “madres”.

 Lo más curioso de todo es que en esta dinámica las mujeres encuentran una respuesta que no esperan: hombres que reaccionan como niños: se enojan, rechazan la confrontación, escapan, se incomunican.

 Me llama la atención que mujeres famosas también han externado este punto de vista, y lo han hecho de modo categórico, con ironía y hasta sarcásticamente. Aquí te pongo varios ejemplos y no se asusten si alguna vez pensaron así:

  •  Muchas mujeres no tienen un marido, sino un niño grande con quien dormir” (Erica Jong, novelista).
  • "Los hombres son como los niños: cuanto más se les dice que no, más quieren hacerlo” (Mae West, actriz y guionista).
  • "No conozco a ningún hombre que no necesite una madre. El problema es cuando él cree que su esposa lo es” (Zsa Zsa Gabor, actriz).
  • "Mi idea del trabajo perfecto: ser madre de mi esposo. Tiene la edad emocional perfecta para eso” (Erma Bombeck, humorista y columnista)
  •  "Muchos hombres no buscan una esposa. Buscan una madre con la que puedan dormir” (Shirley MacLaine, actriz y escritora)
  • "Los hombres son como electrodomésticos: si no funcionan bien, busca el manual, que suele estar en la infancia” (Fran Lebowitz (escritora y humorista)

 Sin embargo, a pesar de esta visión determinista de algunas mujeres, la verdad es que la relación de parejas -salvo excepciones de salud- es una relación equitativa, de adulto a adulto. Perdón, dije: ES, en realidad debo escribir: ESTÁ LLAMADA A SER (no siempre es).

 Hoy no voy a centrarme en el comportamiento infantil que podemos tener los hombres cuando somos “tratados” como niños, sino en precisar a la mujer lo que su actitud y comportamiento “maternal” puede estar provocando en sus esposos. No me lo tomen a reproche, mi interés es continuar aportando a relaciones de parejas que nos conduzcan a vida abundante, como Jesús quiere. No seré exhaustivo, pero aquí van cinco aspectos que debes considerar:

 Daño a la autoestima del esposo. Tratarlo como un niño puede hacer que se sienta menospreciado, incapaz o no confiable, minando su confianza personal y su rol como adulto. O, en todo caso, refuerza esos aspectos si ya existen en él.

 Desequilibrio del balance en la relación. Cuando uno actúa como “padre” o “madre” del otro, se pierde la horizontalidad necesaria para una relación sana. Se crea un ambiente de control o de intento de control, no de compañerismo. Se echa a un lado eso de que “los dos serán una sola carne”.

 Falta de atracción y deseo. Aunque no lo crean, la dinámica madre-hijo puede apagar la atracción romántica y sexual, ya que el rol maternal sustituye al de pareja.

 Fomenta la inmadurez real. Al sobreproteger a tu esposo o corregirlo constantemente, la esposa puede reforzar, sin querer, una actitud pasiva, irresponsable o dependiente en su pareja. Tratar un adulto como niño no va a la raíz de la inmadurez que pueda tener en determinadas áreas. Un adulto es un adulto, y punto.

 Resentimiento acumulado. En una ocasión leí que uno de los peores pecados es la amargura. Cuando en la pareja se da la dinámica padre-hija o madre-hijo se tiende a desarrollar resentimientos: ella por sentir que “todo recae sobre sus hombros” y él por sentirse constantemente regañado o infantilizado.

 Dificultad para tomar decisiones juntos. Si uno asume el rol de “adulto responsable” y el otro es visto como incapaz, se anula la oportunidad de tomar decisiones en equipo, dañando la dinámica del hogar y tendiendo a una separación emocional que, en muchos casos, es antesala de la separación real o legal.

Impacto negativo en los hijos. Si tienen hijos, ellos observan está dinámica, a veces la interiorizan y podrían repetirla en sus propias relaciones. O bien pueden perder el respeto que deben al padre al verlo en una posición infantil o al verlo tratado como un niño. En ocasiones, incluso, se forma una especie de “pandilla” de “mamá y nosotros” contra papá. Nada más lejos del propósito de Dios para el matrimonio.

 Bloqueo del crecimiento mutuo. El rol de madre se enfoca en el crecimiento de los niños -y del padre considerado niño, en esta dinámica enfermiza-. Por lo tanto, la mujer pierde la oportunidad de tener una relación de pareja madura, de crecer juntos, de ver los problemas como algo que ponemos sobre la mesa y buscamos soluciones. Se pierde, además, la oportunidad de que su esposo asuma y crezca en el liderazgo que está llamado a jugar en el hogar.

 Algunas referencias bíblicas para esta reflexión:

Efesios 5:33. Es un versículo en que se destaca la necesidad de que el esposo ame y la esposa respete, como base de una relación equilibrada y saludable. El regaño constante no es un indicador de respeto.

 Efesios 5:22-24. No se trata de una sumisión ciega, sino del reconocimiento del orden y del rol espiritual del esposo, el de liderazgo del hogar, sin eliminar la dignidad ni el valor de la esposa. El infantilizar con tus regaños constantes al esposo le niega esta posibilidad y puede que él hasta se acomode, lo cual no es satisfactorio para un hogar según los mandatos de Dios.

 1 Pedro 3:7: “De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto... para que nada estorbe sus oraciones.”. Aunque este versículo se dirige al esposo, muestra que el trato respetuoso y considerado debe ser recíproco. La relación debe nutrirse desde ambos lados.

 Romanos 12:2: Necesidad de cambio y renovación en Cristo. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento...”. Es una invitación, a ambos cónyuges a dejar atrás patrones poco saludables (como la infantilización del esposo) y adoptar una nueva mentalidad según la voluntad de Dios.

 Sé que no es fácil mantener una relación de balance, equilibrio, de iguales (porque iguales somos espiritualmente ante Dios), de amor y respeto. Las invito a orar sin cesar, tanto por tus actitudes “maternales” equivocadas ante tu esposo, como por la persistencia de alguna inmadurez en él.

 El amor, nos dice Pablo, es paciente.

 Este es el primero de varios artículos sobre “matrimonio adulto”.

Si deseas compartirme alguna pregunta o inquietud, no dudes en escribirme.

 

GRATA VIDA.

domingo, julio 06, 2025

El acta de nacimiento de la fe

El acta de nacimiento de la fe

Por Milton Tejada C.

Introducción: Una pregunta que incomoda y transforma

¿Qué valor tiene una fe que no se traduce en obras? Esta es la pregunta que Santiago lanza con fuerza en su epístola (Santiago 2:14-17), y que sigue resonando con urgencia en nuestro tiempo. En un mundo saturado de palabras y declaraciones, Santiago nos invita a mirar más allá de lo que decimos creer, para examinar cómo vivimos lo que creemos. Estas son algunas de las palabras que tuve el privilegio de compartir este domingo con mi Congregación y que les hago llegar en este, mi blog.

Este mensaje nace como continuación de un culto anterior, en el que se debatió sobre la relación entre fe, obras y salvación. Aunque la salvación es por gracia, mediante la fe —una enseñanza firme en la Escritura— también es cierto que esa fe auténtica no puede quedarse estéril. Si es verdadera, se evidencia. Esta prédica propone tres enseñanzas fundamentales para identificar una fe viva y activa en nuestras vidas.

Primera enseñanza: Fe sin obras: una contradicción práctica y espiritual

Santiago no niega que la salvación sea por la fe; lo que denuncia es una fe desconectada de la vida. Una fe que solo se expresa con palabras, pero que no cambia la conducta ni provoca transformación, es una ilusión peligrosa. Es como afirmar que se cree en Dios, pero vivir como si Él no existiera.

Muchos cristianos pueden caer en el error de considerar la fe como una idea o emoción, cuando en realidad debe ser una fuerza que dirige nuestras decisiones. No se trata de perfección, sino de evidencia. Jesús lo dejó claro: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16-20). Pablo también enseñó que lo que cuenta es “la fe que actúa por el amor” (Gálatas 5:6), y Juan fue contundente al escribir: “No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18). Otras citas bíblicas que refuerzan esta primera enseñanza son: Tito 1:16: "Profesan creer a Dios, pero con los hechos lo niegan...", siendo una crítica a quienes tienen una confesión verbal de fe, pero una vida que desmiente esta confesión. Y Pablo, en Efesios 2:8-10 nos dice que al aceptar a Jesús como Señor y Salvador lo hacemos PARA buenas obras (otra vez queda claro que las buenas obras no te salvan, pero eres salvado PARA buenas obras). La fe genuina nos transforma y produce una vida que refleja a Cristo.

La conclusión es clara: no hay conflicto entre Santiago y Pablo. Ambos coinciden en que la fe que justifica es también la fe que transforma y actúa.

Segunda enseñanza: La compasión como prueba concreta de la fe

Santiago presenta una escena muy simple pero profundamente reveladora: un hermano en necesidad y otro que solo ofrece palabras bonitas. Esta imagen pone al descubierto la desconexión entre la fe genuina y una religión superficial.

La fe cristiana no es solo confesional, es relacional. Dios se interesa en cómo tratamos a las personas, en especial a los más vulnerables. En Mateo 25, Jesús afirma que todo lo que hacemos (o dejamos de hacer) por los necesitados, lo hacemos a Él: “Tuve hambre y me disteis de comer… estuve desnudo y me vestisteis”. Y en Lucas 10:25-37, la historia del buen samaritano, se nos indica que la verdadera espiritualidad se mide en la forma como tratamos al herido del camino.

Una anécdota ilustra este punto: un hombre que pasaba tiempo en oración esperando la visita de Jesús, ignoró a un niño hambriento, una anciana y hasta una hermana enferma porque estaba “esperando al Señor”. Esa noche, el Señor le respondió: “Fui a verte más de cinco veces… y no me recibiste”. Esta historia nos recuerda que muchas veces Dios nos visita en la forma de quien más necesita de nosotros.

Si tu fe no se conmueve ante el sufrimiento, está desconectada del corazón de Dios. Si tu fe no transforma tu vida y tus relaciones, está muerta. 

La fe viva tiene rostro humano. Se conmueve ante el dolor, se arremanga y actúa.

Tercera enseñanza: Fe muerta vs. fe viva: el corazón del discernimiento cristiano

El clímax del mensaje de Santiago es contundente: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (v.17). Una fe muerta no tiene fuerza transformadora. Puede sonar ortodoxa y doctrinalmente correcta, pero no produce obediencia, ni frutos, ni amor. Es como un cuerpo sin alma: tiene forma, pero no vida.

La fe viva, por el contrario, es dinámica. Da fruto como la vid verdadera (Juan 15). Responde como Abraham, Moisés y tantos otros en Hebreos 11: camina, obedece, arriesga, ama. La fe viva no busca ganar méritos, sino reflejar la gracia recibida.

Jesús maldijo una higuera que tenía hojas pero no fruto (Mateo 21:19), como símbolo de una espiritualidad vacía. En Apocalipsis 3:1, le dice a la iglesia de Sardis: “Tienes nombre de que vives, pero estás muerto”. La apariencia de fe no basta. Dios busca fruto real, evidencia de vida espiritual.

Conclusión: ¿Tiene tu fe acta de nacimiento?

Santiago no propone una teología compleja. Nos entrega una verdad esencial: si tu fe no se expresa en amor, obediencia, compasión y transformación, está muerta. 

La fe viva se reconoce porque actúa:

  • Cuando ves necesidad, respondes.
  • Cuando Dios habla, obedeces.
  • Sabes pedir perdón y perdonar.
  • Cuando caes, te arrepientes.
  • Cuando amas a Dios, se nota en cómo tratas al prójimo.

La fe viva es la que se arrodilla para orar, se levanta para servir. Y, sobre todo, puedes decir como Samuel: “Heme aquí para hacer tu voluntad”

No somos salvos por las obras, pero una fe salvadora, una fe viva, siempre se manifiesta en ellas.

Ese momento marca el nacimiento de una fe auténtica. Una fe que vive, respira, transforma y sirve.

Cuando haces esto, tu fe tiene acta de nacimiento.

¡Que Dios te bendiga!

¡Y no dejes de escribirme!

 


sábado, julio 05, 2025

Test de una vida bendecida

 Sábado de fe y vida / 5 de julio, 2025

¿QUÉ ES UNA VIDA BENDECIDA?

Tengo una vida bendecida...

Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Este es el deseo del corazón de Dios para nosotros. ¿Qué es necesario para tener esta vida abundante? Hoy te presento algunas pautas que aprendí de un pastor al que amo y, al final, un test para que puedas saber qué tanto necesitas crecer hacia una vida bendecida.

Pautas de una vida bendecida

1.      CONOCER A DIOS.

Hemos sido creados para tener comunión, compañerismo con Dios. El ser humano se alejó de Dios y se ha quedado con un vacío en su interior. Busca llenar ese vacío. Solo Dios lo puede llenar. Por eso es imposible disfrutar una vida plenamente bendecida sin conocer a Dios, sin tener una relación personal con El. ¡La Vida Abundante sin Dios NO ES POSIBLE!

2.      BUSCAR PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA… Claridad en las prioridades

Es necesario establecer prioridades. Cuando ponemos a Dios y Su Reino en primer lugar en nuestras vidas…las demás cosas vienen por añadidura. En cambio, cuando invertimos este orden, la consecuencia que tendremos es: frustración, pesada carga, opresión, daños emocionales, físicos y espirituales.

Hombres: el trabajo no es lo primero, la diversión no es lo primero, la familia no es lo primero, los estudios no es lo primero, el deporte no es lo primero…

Jesús dijo que busquemos, primeramente, como lo más importante de todo, lo que está por encima de los demás, es el Reino de Dios y Su justicia… ¡y las demás cosas vendrán por añadidura!

3.      OBEDECER A DIOS

Nos dice la palabra en Jos. 1:7- 8, lo siguiente:

“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

 La persona desobediente no será bendecida, no será prosperada por Dios. Puede que en algunas circunstancias una persona desobediente parezca prosperar, pero en su interior vivirá una desgracia.

El que obedece estará firme frente a la adversidad, frente a los vientos de prueba y dificultades, así nos lo dice el Señor en Mat 7:24 y ss:

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a 25 un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

En cambio, el que no obedece camina hacia su ruina:

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

4.      ANDAR DE ACUERDO AL PROPÓSITO DE DIOS PARA MI VIDA

Caminar en mi llamado.

Vivir en mi vocación usando los dones y talentos que Dios me ha dado. Hacer en la vida lo que Dios ha determinado para mi. Ej: Jesús…Sabía Su propósito en la vida, “Yo para esto he venido. Pablo: “Asir aquello para lo cual fui asido por Cristo Jesús”. “Una cosa hago…prosigo”. Dios te ha dado dones, talentos, experiencias, vivencias, etc. Hay áreas que me gustan, tengo resultados y los demás testifican de mí de que soy bueno. Tengo una llamado de parte de Dios.

5.      AYUDAR A OTROS

Vivir para servir, ayudar, pensar en los demás. Sacar el egoísmo e individualismo de mi mente, corazón, actitudes y acciones. ¿De qué manera puedo servir? Evangelizar, discipular. Ayudar a otros a crecer, a desarrollar su potencial. Invertirme en otros.

6. GENEROSIDAD.

Dar. Devolverle a Dios de lo que El nos da. Bendecir a otros. No ser escaso. Abrir la mano, nuestro tiempo, recursos, talentos.

7. HUMILDAD.

Ser humilde. No buscar su propia gloria sino la gloria de Dios. Preferir a los demás. No tener ambiciones personales humanas, carnales. No creerse alguien grande y merecedor de todo. Una persona arrogante, soberbia no podrá disfrutar la vida plena que Dios ofrece.

8.      PERDONAR Y PEDIR PERDÓN

Vivir en paz con los demás. Confrontar. No vivir con amarguras en el corazón. Cuando alguien nos hace algo, confrontarlo, hablarlo. No quedarnos callados. Esto nos hace daño, nos destruye interiormente. Y si fuimos nosotros los que fallamos, acostumbrémonos a pedir perdón. No solo a realizar acciones a favor de la otra persona. Hablemos, verbalicemos, reconozcamos, humillémonos.

9.      MANTENER BUENAS RELACIONES

Sabiduría. Mantener “aceitadas” nuestras relaciones. No ser una persona conflictiva, defensiva. Para mantener buenas relaciones necesitamos escuchar, tolerar, respetar, invertir, pasar tiempo, etc.

10.    SER AGRADECIDO

Dar gracias a Dios por sus favores y misericordias. Reconocer que no nos merecemos todo lo que estamos recibiendo. Que por Su gracia y misericordia estamos recibiendo todo. Ser agradecidos con los demás. La persona agradecida vivirá gozosa. Vivir con un corazón agradecido, sintiéndose favorecido por Dios por Su provisión, ayuda, misericordia. Dando gracias a Dios por la vida, la familia, el trabajo, los amigos. Disfrutar los momentos que Dios nos da. Disfrutar la vida.

11.    TENER FE

Creerle a Dios. Vivir en una dependencia de Dios. Dando lugar a lo imposible. Milagros, a lo sobrenatural. Una persona de fe, confía, no vive solo del presente o de lo que tiene, sino que confía en lo porvenir. Espera mejores cosas en el futuro. Confía en las promesas de Dios. Cuando alguien no tiene fe, vive en temor, no puede vivir plenamente, se siente inseguro o confía solamente en sus fuerzas, recursos, capacidad, etc. El que tiene fe da cabida a Dios en su vida. Vive la vida con esperanza, se esfuerza, aguanta, no se frustra ni desmaya. Vive la vida a plenitud dependiendo de Dios.

TEST PARA CRECER EN UNA VIDA BENDECIDA

Evalúate de 1 a 5, siendo 1 lo menos y 5 lo máximo. Tómate tiempo, reflexiona, medita (al final, establece tu puntuación y en qué nivel estás y tus áreas de mejora):

1.         Tengo una vida de intimidad con Dios: _______

2.         Buscar el reino de Dios es mi prioridad_______.

3.         Hay en mi vida verdadera obediencia al Señor, a

su Palabra, a su dirección________

4.         Conozco para que Dios me ha creado _____

5.         Si lo conozco, ando conforme a este propósito____

6.         Conozco mis dones y los pongo al servicio de mi iglesia, mis hermanos, mi familia _________

7.         Ayudar a los demás es realidad en mi vida___

8.         La compasión a mi prójimo mueve acciones en mi vida diaria_______

9.         Obedezco a Dios en el dar, Diezmo: ____  Ofrendo, Si__ No___

10.      Ser siervo, morir a mi mismo para que crezca Cristo es una decisión de día a día en mi vida_____

11.      Perdonar es una decisión que ejerzo cada vez que alguien me ofende_______

12.      Por mis actitudes y comportamientos en cualquier lugar los demás me identifican como discípulo de Jesús _____

13.      Agradezco a Dios lo que hace por mi y también a los demás_____

14.      Esperas milagros en tu vida_____

15.      Que tanto le crees a Dios________

 

LECTURA O INTERPRETACIÓN DEL TEST

1-30: Eres frío en lo que de ti depende para tener una vida abundante y una relación íntima con el Señor ¡Despierta, esfuérzate y sé valiente!

31-50: Haz hecho esfuerzos y Dios está trabajando en ti y en todas tus bendiciones. Tu apertura le agrada. ¡Animo, no decaigas!

51-75: Eres un bendecido del Señor y lámpara para todos nosotros ¡Agradecemos tenerte! ¡La gloria es de nuestro Dios!

 

GRATA VIDA.

 

 

sábado, junio 21, 2025

Un NO al chisme y la murmuración

 Sábado de fe y vida

LA MURMURACIÓN, MAL SILENCIOSO QUE DIOS PROHIBE

Les escribo desde Jarabacoa, descansando en casa de unos amigos. 

La Biblia es categórica al prohibir la murmuración y el chisme, considerándolos no solo un pecado contra el prójimo, sino una manifestación de deslealtad a los principios del amor y la verdad. A lo largo de toda la Escritura, desde el Pentateuco hasta el Nuevo Testamento, encontramos referencias claras que advierten sobre las consecuencias destructivas del hablar a espaldas, distorsionar la verdad o sembrar discordia por medio de palabras malintencionadas.

Pasajes como Levítico 19:16 —"No andarás chismeando entre tu pueblo"— y Santiago 4:11 —"Hermanos, no habléis mal los unos de los otros"— revelan que este tipo de conducta no es un simple error social, sino una transgresión moral y espiritual. El caso de María y Aarón en Números 12, quienes murmuraron contra Moisés, muestra cómo la murmuración puede tener consecuencias graves e inmediatas. Además, muchos de los Salmos denuncian la aflicción que causa ser víctima del chisme y exaltan la actitud de quienes guardan silencio o refrenan su lengua (Salmo 34:13; Salmo 15:3). 

El llamado bíblico es claro: la lengua tiene poder para edificar o destruir, y Dios espera que usemos nuestras palabras para consolar, animar, corregir con amor y edificar a los demás. La murmuración no solo contamina las relaciones personales, sino que mina la confianza, rompe la unidad y deshonra a Dios.

Por eso, se nos exhorta a construir relaciones francas, honestas y llenas de gracia. Como dice Efesios 4:29, “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. En lugar de hablar a espaldas, se nos anima a dialogar directamente con humildad y verdad, siguiendo el ejemplo de Mateo 18:15, que enseña a confrontar con amor cuando es necesario, en privado y con respeto.

 El chisme y la murmuración no tienen cabida en una comunidad cristiana madura. Seamos, entonces, guardianes de la paz, constructores del entendimiento y sembradores de verdad, sabiendo que cada palabra cuenta y que seremos juzgados también por lo que decimos (Mateo 12:36-37). La Biblia nos invita a vivir con integridad y a honrar a Dios también con nuestra lengua.

 No lo olvides: La lengua del chismoso mata a traición.

 El triple filtro de Sócrates

Existe una enseñanza muy conocida atribuida a Sócrates llamada “el triple filtro”, que es una reflexión sobre el uso responsable de la palabra y una excelente advertencia contra el chisme o la murmuración. Esta enseñanza ha trascendido como una herramienta ética poderosa.

 Según la historia, un conocido se acercó a Sócrates para contarle algo sobre un amigo en común. Antes de permitir que le hablara, el sabio filósofo lo detuvo y le propuso aplicar tres filtros:

 Primer filtro: ¿Es VERDAD? “¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?”

 Segundo filtro: ¿Es BUENO?  “¿Lo que vas a contarme es algo bueno sobre esa persona?” En otra versión de esta anécdota se dice que Sócrates preguntó: “Lo que me vas a contar ¿Ya lo compartiste con esa persona?

 Tercer filtro: ¿Es ÚTIL? “¿Es necesario que yo sepa esto? ¿Es útil?”

 Sócrates concluyó:

“Si lo que vas a decirme no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿para qué decírmelo?”

 Cuando alguien se te acerque con un chisme, una murmuración, intenta aplicar este triple filtro y, sobre todo. En vez del chisme, confronta y hazlo como dice la Biblia: con amor, con respeto, en privado.

 GRATA VIDA para todos.

sábado, junio 14, 2025

Niños, emociones, sentimientos

Sábados de fe y vida – 14 de junio, 2025

AYUDEMOS A NUESTROS HIJOS A ENFRENTAR SUS SENTIMIENTOS

 Escuchar con empatía y validar las emociones puede transformar la crianza

Junto a mi hijo Juan Roberto, en las montañas
de Monterrey, México.
 Milton Tejada C.

Muchos me han escuchado decir que uno de los legados mejores que podemos dar a nuestros hijos es seguridad emocional.

Muchas veces, con la mejor intención, reaccionamos diciendo “no llores por eso”, “no es para tanto” o “no estés triste” cuando nuestros hijos expresan emociones difíciles. Pensamos que así los tranquilizamos, pero en realidad podríamos estar negando lo que sienten.

Según el libro Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen, de Adele Faber y Elaine Mazlish, uno de los mayores regalos que podemos darles a nuestros hijos es permitirles sentir y acompañarlos mientras aprenden a gestionar sus emociones. Para esto, las autoras nos ofrecen seis valiosas pautas que podemos aplicar en la formación de nuestros hijos.

1. No minimicemos lo que sienten

Es fácil decir “Eso no tiene importancia” o “No deberías ponerte así”. Pero, aunque algo parezca pequeño para nosotros, puede ser inmenso para ellos. Perder un lápiz especial, discutir con un amigo o no recibir la merienda que querían puede ser muy frustrante desde su mundo.

¿Qué podemos hacer? En lugar de restar valor, reconozcamos su emoción:

– “Veo que estás muy triste por eso.”

– “Debe ser muy molesto que eso haya pasado.”

Cuando ellos sienten que los entendemos, es más fácil que se calmen y confíen en nosotros.

2. Escuchemos con atención

No hace falta tener una gran respuesta. A veces solo necesitan saber que los estamos escuchando de verdad. Eso significa detener lo que estamos haciendo, mirar a los ojos, asentir o simplemente decir un “Ajá” o “Entiendo”.

¿Por qué funciona? Porque cuando no tienen que luchar para ser escuchados, se sienten seguros y se abren con más facilidad.

Evitemos interrumpir, corregir o dar consejos de inmediato. Escuchemos primero y respondamos después.

3. Pongámosles nombre a sus emociones

Muchos niños no saben decir “Estoy frustrado” o “Estoy decepcionado”, y solo expresan sus emociones con gritos, berrinches o silencios. Ayudarlos a identificar lo que sienten les da herramientas para comprenderse y expresarse mejor.

Podemos decir cosas como:

– “Parece que estás muy enojado.”

– “Eso debe darte mucha vergüenza.”

– “Entiendo que estés celoso.”

Cuando les damos palabras para lo que sienten, comienzan a no necesitar gritarlo con su conducta.

4. Usemos la imaginación para conectar

Cuando no podamos cumplir un deseo, en lugar de simplemente decir “No”, probemos imaginar con ellos lo que quisieran. Así mostramos que estamos de su lado, aunque la respuesta no sea afirmativa.

Por ejemplo:

– Si quieren otro helado, podemos decir: “¡Imagínate si pudieras comer 10 helados seguidos, de todos los sabores del mundo!”

Este tipo de juego satisface el deseo emocional, incluso si la acción no ocurre. Se sienten acompañados, no rechazados.

5. Evitemos corregir demasiado rápido

Cuando un hijo dice “¡Odio a mi hermana!” o “¡Quiero romper todo!”, podríamos reaccionar enseguida para corregir. Pero si lo hacemos s
in escuchar primero, el mensaje que damos es: “No puedes decir lo que sientes”.

Mejor digamos algo como:

– “Veo que estás muy enojado con ella. ¿Qué pasó?”

– “Eso te hizo sentir muy mal, cuéntame.”

Cuando se sienten escuchados, podemos hablar de cómo expresar ese enojo sin herir. Pero primero necesitan comprender qué están sintiendo y por qué.

6. Seamos pacientes con nosotros mismos

No siempre sabremos qué decir, y habrá días en los que estemos cansados o reaccionemos con impaciencia. Lo importante es recordar que estamos aprendiendo junto a nuestros hijos. La crianza no se trata de perfección, sino de presencia y conexión.

Podemos decir también:

– “Perdón, hoy estaba agotado. ¿Quieres contarme de nuevo cómo te sentiste?”

Esto vale más que cualquier discurso. Muestra humanidad, empatía y humildad.

En conclusión, escuchar con empatía y validar emociones no es permitir todo, sino enseñar que lo que sienten importa y que siempre pueden contar con nosotros. Así construimos seguridad emocional, una relación de confianza y un ambiente familiar más sano y amoroso.

GRATA VIDA… Vida abundante para todos.

sábado, junio 07, 2025

Envejecer exitosamente: responsabilidad individual

 Envejecer con propósito: la responsabilidad individual ante una vejez activa y saludable

 Milton Tejada C.

La semana pasada hice una confesión: no he sido buen administrador de mi cuerpo, y las consecuencias son simples: presión arterial alta, una glicemia un poquito alta y algunos problemas de circulación. Confieso y me arrepiento, pero no es suficiente, estoy llamado a un cambio en mi estilo de vida (claro, sin rayar en fanatismos del cuerpo que hoy abundan mucho).

Hoy quiero escribir para los que sobre pasan los 50 o 60 años de edad (quizás más).

En un contexto marcado por el envejecimiento acelerado de la población, leí hace unos años un estudio titulado “Envejecimiento exitoso, una tarea de responsabilidad individual”, elaborado por Lourdes Francke, Beatriz González (TEC de Monterrey) y Leobardo Lozano (AMA y Trasciende A.C.).

Quiero compartir con ustedes la radiografía que ofrece este estudio sobre los hábitos, percepciones y preparación de los adultos maduros frente a la vejez. Un dato contundente: la mitad de los encuestados para el estudio tienen un bajo nivel de conciencia acerca del impacto que tienen sus hábitos actuales en su proceso de envejecimiento.

Aunque un 77% de los encuestados se sentía bien o muy bien preparado para una vejez activa, una mayoría significativa no cuenta con un plan concreto de jubilación, ni mantiene hábitos saludables sostenidos. Es decir, se evidencia una incoherencia.

Por ejemplo, el 43% no visitaba al médico con regularidad y una proporción considerable desconoce sus propios indicadores de salud como glucosa, colesterol, presión sanguínea o triglicéridos. Además, el 70% tenía dietas ricas en alimentos procesados, azúcares y grasas (¡Igualitico que yo!).

Unos autores, Rowe y Kahn (1997), proponen un modelo de envejecimiento exitoso que se fundamenta en tres pilares:

  • ·         Baja probabilidad de enfermedad,
  • ·         Alto funcionamiento físico y cognitivo, y
  • ·         Compromiso activo con la vida (y la vida abundante, diría yo).

En ese sentido, los autores del estudio que comento hacen un llamado urgente del cual me hago solidario: asumir la vejez como una construcción activa y no como un destino inevitable. “Las enfermedades y deterioros físicos y cognitivos, son fruto del estilo de vida que han llevado y actualmente viven”, señalan.

Los investigadores también evidencian una tensión entre los deseos y las acciones. Mientras que el 71% de los participantes sueña con “viajar y disfrutar la vida” en su jubilación, sólo el 15% planea continuar aprendiendo, y menos del 1% manifiesta intención de transmitir sus conocimientos a otros. La conclusión es clara: la mayoría nos preocupamos, pero no nos ocupamos de realizar o eliminar ciertas conductas que pueden ayudarnos a prevenir males y contribuir al disfrute de una vejez saludable.

Tú que estás en los 50, acaso en los 60, aún estás a tiempo de decidir cómo quiere envejecer. Envejecer con éxito, afirman los autores, es posible, pero requiere tomar la decisión de comenzar hoy. LO QUE HAGAS HOY DECIDIRÁ CÓMO ENVEJECERÁS.

Y si no estás en esa edad todavía, puedes contribuir a que quienes envejecen a tu alrededor lo hagan exitosamente.

En mi modesta opinión, el Pastor Rafael Montalvo nos propone una “filosofía de vida” que hemos de enarbolar en un buen envejecer: ADA, acróstico de ADORAR a Dios, DISFRUTAR la vida, y AYUDAR a los demás. Claro… eso no es posible de modo continuo si de modo continuo no estás preparado y viviendo esas realidades.

Tengo pendiente un tema fundamental, el de los hábitos. No se apresuren, ya los trataré.

GRATA VIDA PARA TODOS.