viernes, abril 04, 2025

¿Epidemia de trastornos de salud mental?

 La salud mental… también es salud

Milton Tejada C.

Hace unos días, mi amiga y hermana en la fe Karina Cruz me invitó a participar en su podcast Inspirando, para conversar sobre un tema urgente y necesario: la salud mental y emocional. Aunque respondí algunas preguntas durante la grabación, el tiempo fue limitado y, siendo sincero, me expreso mejor por escrito que frente a un micrófono o una cámara. Por eso, me animo a compartir aquí, de manera más amplia y reflexiva, algunos de los planteamientos que creo esenciales sobre este tema.

 Y también te animo a suscribirse al canal de YouTube de Karina, @MisionInspirar, y estarán contribuyendo a difundir mensajes que contribuyen a que tengamos vida y vida en abundancia. Y puedes ver la entrevista que nos hiciera Karina de modo completo copiando el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=jGeH72wv0jI&t=851s

 Mucho se ha dicho que, a raíz del COVID-19, el mundo enfrenta una "epidemia" de trastornos mentales. Sin embargo, considero que la pandemia simplemente visibilizó una crisis que ya estaba en desarrollo. El aislamiento, la incertidumbre, las pérdidas y el colapso de rutinas cotidianas no hicieron más que sacar a la superficie el estado frágil en que se encontraba nuestra salud emocional.

 Un enfoque cristiano sobre la salud mental

Desde una perspectiva cristiana, la salud mental puede entenderse como un equilibrio interior que permite a la persona vivir en paz consigo misma, con los demás y con Dios. Es la capacidad de enfrentar las dificultades con fe, esperanza y amor, dejándose guiar por los principios de la Palabra de Dios. Por otro lado, la salud emocional implica reconocer, comprender y manejar nuestras emociones de forma adecuada, mantener relaciones sanas y afrontar los desafíos de la vida con una actitud positiva.

 Hablar de salud mental no es un tema ajeno a la fe. Muy al contrario, está profundamente conectado con nuestra relación con Dios, con nuestro sentido de propósito, y con nuestra forma de amar y de vivir. Negar esta dimensión sería desconocer que fuimos creados por un Dios que se interesa por todo nuestro ser: cuerpo, alma y espíritu.

 ¿Qué está afectando nuestra salud emocional?

Existen múltiples factores que influyen en el deterioro de la salud emocional y mental, y es importante reconocerlos para poder responder con sabiduría y compasión.

 En el plano cultural, vivimos inmersos en un individualismo extremo que valora la autosuficiencia y la desconexión del otro. Esto ha debilitado los lazos comunitarios y ha dejado a muchas personas solas y emocionalmente vulnerables. La presión por alcanzar el éxito, mantener una imagen impecable y ser siempre productivos, alimenta una ansiedad constante. Además, la falta de referencias morales claras ha contribuido a una sensación generalizada de desorientación y vacío.

 En cuanto a lo social, la desintegración de la familia, la violencia, la desigualdad y la pobreza afectan profundamente el bienestar emocional, especialmente desde edades tempranas. A esto se suma el exceso de estímulos que recibimos a través de la tecnología y las redes sociales, lo cual muchas veces impide la introspección, el silencio y el encuentro con nuestras emociones más profundas.

 También hay factores personales que no podemos ignorar. Muchas personas cargan con heridas no sanadas: rechazos, traumas, pérdidas o fracasos que nunca se procesaron adecuadamente. Otras carecen de herramientas para gestionar sus emociones, lo cual se traduce en relaciones dañinas o conductas autodestructivas. Y no son pocos los que arrastran una imagen distorsionada de sí mismos, producto de comparaciones constantes con ideales inalcanzables.

 Finalmente, desde el enfoque espiritual, la raíz más profunda de esta crisis es la separación de Dios. Cuando nos desconectamos de nuestro Creador, perdemos la fuente de paz, identidad y propósito. El resentimiento, la culpa no tratada, la falta de perdón y el vacío existencial son síntomas de una vida que necesita reconciliación con Dios y con uno mismo.

 Hacia una sanidad integral

La buena noticia es que sí hay caminos hacia la sanidad, y estos caminos son tanto personales como comunitarios y espirituales. El primer paso es reconocer nuestro estado emocional sin miedo ni vergüenza. La negación solo prolonga el dolor. Como dice Juan 8:32, “la verdad les hará libres”.

 Desde ahí, es fundamental practicar el autocuidado: conocer nuestras emociones, descansar, alimentarnos bien y cuidar de nuestra mente tanto como lo hacemos con nuestro cuerpo. Expresar lo que sentimos a través de la oración, la escritura o el diálogo con alguien de confianza nos libera de muchas cargas. Establecer límites saludables también es una forma de proteger nuestra paz.

 La sanidad también pasa por nuestras relaciones. Necesitamos rodearnos de personas que edifiquen nuestra vida, y aprender a perdonar para no cargar con resentimientos que envenenan el alma. El perdón, como enseña Colosenses 3:13, es una herramienta de sanación poderosa.

 En el plano espiritual, volver a Dios es clave. Su presencia es descanso para el alma cansada. Leer Su Palabra, orar y meditar en Sus promesas renueva nuestra mente. Además, servir a otros con amor nos saca del aislamiento y nos devuelve un sentido profundo de propósito. Como afirma Hechos 20:35, “más bienaventurado es dar que recibir”.

 ¿Y la terapia? ¿Debe un cristiano buscar ayuda profesional?

La respuesta es un rotundo sí. Dios nos hizo seres integrales: cuerpo, mente y espíritu. Ir al psicólogo no es falta de fe, es responsabilidad y sabiduría. Hay terapeutas formados y guiados por valores cristianos que pueden ayudarnos a sanar heridas, fortalecer relaciones y enfrentar traumas. Proverbios 20:5 nos recuerda que “los pensamientos humanos pueden ser profundos, pero el sabio los puede descubrir”.

 Buscar ayuda no debilita la fe, la fortalece. Reconocer que necesitamos apoyo no es señal de derrota, sino de humildad. La oración y la terapia no se contradicen, se complementan. La fe no nos niega el dolor, nos da la fuerza para enfrentarlo con esperanza.

Hablar de salud mental y emocional es hablar de vida, de amor, de restauración. Como cristianos, estamos llamados a ser testimonio de esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Y eso empieza por reconocer que la salud mental… también es salud.


 

domingo, marzo 30, 2025

Ludopatía y quiebra mental y financiera

 Ludopatía: quiebra de la mente, las finanzas y las relaciones

 La bancarrota mental, espiritual y financiera es terrible… pero hay esperanza

 Milton Tejada C.

La ludopatía, o juego patológico, ha dejado de ser vista como una simple conducta impulsiva. Tampoco es una simple categoría moral (como se creyó, durante muchos años, del alcoholismo). Ha sido definida por la Organización Mundial de la Salud desde 1992 como una adicción compleja que involucra aspectos conductuales, fisiológicos y cognitivos, y que puede tener consecuencias devastadoras en la vida personal, moral, espiritual, familiar y financiera de quienes la padecen.

Este trastorno del control de los impulsos lleva a la persona a participar de forma repetitiva y descontrolada en juegos de azar. En muchos casos, el juego se convierte no solo en una obsesión, sino en una vía de escape frente a problemas emocionales, económicos o existenciales.

Una de las características crítica es que quienes la sufren no perciben su conducta como un problema. Incluso peor aún: ven el juego como una “solución mágica” a sus problemas económicos. Es decir, que su conocimiento distorsionado los lleva a creer que la próxima apuesta los redimirá, perpetuando así un ciclo de pérdidas, ansiedad y desesperanza. En el juego no hay redención. Siempre gana la casa y pierde el apostador (el ludópata).

Esta persona desarrolla un conjunto de mecanismos mentales que lo mantienen atado al juego: pensamientos fantasiosos, compulsión por recuperar lo perdido, falta de memoria del daño sufrido, y una constante desconexión de la realidad financiera. La obsesión llega al punto de interferir con sus actividades cotidianas, sus relaciones y su capacidad de razonar con objetividad.

 Un ciclo destructivo

Según la guía “Ludopatía y el manejo del dinero” elaborado por la Fundación Fénix con el apoyo de la Superintendencia de Bancos, el juego patológico se desarrolla en tres etapas progresivas:

1.                 Fase de ganancia: inicia con la llamada “suerte del novato”, que crea una falsa percepción de éxito fácil.

2.                 Fase de pérdidas: al buscar recuperar lo perdido, la persona aumenta sus apuestas y cae en un círculo vicioso.

3.                 Fase de desesperación: surgen las deudas, la ansiedad, el rechazo social, y en algunos casos, actos delictivos para financiar el juego.

 Este proceso suele agravarse hasta desencadenar otros trastornos como ansiedad, depresión, alteraciones del sueño y pensamientos suicidas. Sigo exponiendo algunas ideas muy importantes de dicha publicación.

 Dinero y autodestrucción

La guía también hace un profundo análisis de cómo la ludopatía altera la relación del individuo con el dinero. Aparecen diversas formas de disfunción financiera, como el gastador compulsivo, el trabajador obsesivo, el deudor crónico, el subganador o el codependiente del dinero. Todos estos perfiles comparten una visión distorsionada del valor del dinero, que oscila entre la euforia del gasto impulsivo y la angustia de la escasez autoimpuesta.

Uno de los patrones más destructivos es el del deudor compulsivo, quien vive endeudado permanentemente, pidiendo préstamos para pagar deudas anteriores, sin lograr nunca liberarse. En muchos casos, esta dinámica se convierte en una forma de vida que culmina en bancarrota, deterioro de la autoestima y ruptura de vínculos familiares.

 Hay salida

La guía incluye recomendaciones prácticas para prevenir o tratar la ludopatía. Entre ellas:

                    Evaluar la actitud personal frente al juego.

                    Reemplazar el juego por actividades de ocio sanas y compartidas.

                    Reconocer los signos de alerta: aumento del tiempo o dinero dedicado al juego, irritabilidad al intentar dejarlo, descuido de otras áreas de la vida.

                    Buscar ayuda profesional especializada lo antes posible.

 El mensaje final es claro.

Cuidar la salud mental también implica tener una relación sana y responsable con el dinero. La ludopatía no solo arruina bolsillos, sino que destruye familias, proyectos y vidas. Sin embargo, con conciencia, apoyo profesional y familiar adecuado y compromiso personal, es posible romper el ciclo del juego y recuperar el control.

 Desde el punto de vista bíblico: la esperanza no está perdida

Al aporte de la Fundación Fénix, vamos a sumar un punto de vista bíblico. La ludopatía es una adicción real, con consecuencias graves, pero también hay esperanza.

Aunque la Biblia no menciona directamente la palabra “ludopatía”, sí nos ofrece advertencias claras sobre los peligros de la codicia, el amor desmedido al dinero, y la pérdida de dominio propio, que son componentes esenciales en esta adicción. En 1 Timoteo 6:10 se nos dice: "Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” ((1 Timoteo 6:10)

Al pensar en el ciclo destructivo del juego, recuerdo la frase de Proverbio 28:22 que nos dice: "El hombre ávido corre tras las riquezas, y no sabe que la pobreza le vendrá”, o Isaías 55:2 que nos advierte: "¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?"

Aunque la ludopatía es una enfermedad real y profunda, no es invencible. Hay esperanza para quienes sufren esta adicción, y la Palabra de Dios lo reafirma con claridad. Dios ofrece liberación, sanidad y restauración a todo aquel que decide buscar ayuda y rendir su vida a Él. "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” ((Juan 8:36), o Pablo que nos indica: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir..." (1 Corintios 10:13).

 Eso sí, es un reto de valientes, sostenidos en el Espíritu Santo: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7)

 Una decisión valiente y transformadora

Si tú o alguien cercano lucha con el juego compulsivo, recuerda que no estás solo. El primer paso es reconocer el problema y buscar ayuda. La verdadera libertad no se encuentra en un golpe de suerte, sino en el amor, la verdad y el poder de Dios. El Señor mismo te dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré..." (Isaías 41:10)

Cuando cuidas tu salud mental y espiritual, también proteges tus relaciones y tu salud financiera. Y cuando pones tu vida en manos de Dios, nunca estás en bancarrota.

 

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GRATA VIDA

29 de marzo, 2025

 

 

 


sábado, marzo 22, 2025

Hijos y padres ¿amigos?

 ¿Pueden los padres ser amigos de sus hijos?

 Una reflexión desde la experiencia, la fe y la sabiduría compartida

Milton Tejada C.

 “Mientras el hijo es menor, la relación es jerárquica; luego pasa a ser una de honra. Pero nunca entre iguales” (Ramón Jiménez).

Vivimos en un mundo en constante cambio. Los modelos de familia enfrentan nuevos retos y los vínculos intergeneracionales se redefinen. En ese contexto, una pregunta resuena con fuerza: ¿Pueden los padres ser amigos de sus hijos? La pregunta no es meramente teórica, sino profundamente práctica y emocional.

Al hacerla hace unos meses, recibí más de 50 respuestas de mis lectores. Muy ricas y variadas. Es sabiduría compartida. No hubo una única respuesta, pero sí una verdad central: los hijos necesitan padres presentes, afectivos y firmes… y a veces, también necesitan padres que tengan las cualidades de un amigo.

A la pregunta, padres, madres, hijos e hijas respondieron de manera diversa y sincera, a partir de sus experiencias y expectativas. Veo tres grandes enfoques:

1.         Quienes creen que sí,

2.         Quienes creen que no, y

3.         Quienes piensan que es posible, pero con condiciones claras.

Cada quien habló desde sus vivencias, su formación y su visión del propósito de la familia. Las citas que utilizo son textuales, pero reservo la identidad de quienes me escriben, indicando solo iniciales (una excepción, la de mi amigo y hermano Ramón Jiménez, al principio del artículo).

Amistad y autoridad: un equilibrio complejo

Algunos sostienen que la amistad con los hijos puede ser una vía poderosa para crear confianza, apertura emocional y cercanía espiritual. “Si somos amigos de nuestros hijos, tendremos la oportunidad de saber lo que sienten, piensan y viven, y podremos orientarles con amor”, expresa YR. En esa misma línea, AS señala que desea ser amiga de sus hijos “para que acudan a mí ante cualquier situación”, sin que ello implique renunciar a la disciplina.

LS comparte su experiencia como padre de adultos: “Ahora que mis hijos están en sus 30, somos los mejores amigos. Ya mi papel de maestro y mentor quedó relegado a consejero, motivador y mejor amigo”. Esta etapa de amistad plena parece ser el fruto de años de formación, guía y presencia constante.

Otros, en cambio, advierten sobre los riesgos de difuminar los roles. FP comenta: “Quisiera ser el mejor amigo de mis hijos, pero el sentimiento de protegerlos y corregirlos me descarta para ser ese amigo que en mis tiempos yo quería que fuera mi padre”.

Para muchos de los que me respondieron, ser padre o madre implica ejercer un tipo de autoridad amorosa que no es compatible con la horizontalidad que define la amistad. La amistad, dicen, es un vínculo entre iguales; la paternidad, en cambio, requiere límites, dirección y disciplina.

Padres sí, pero con cercanía

Un grupo intermedio plantea que, si bien el rol de padre o madre es irrenunciable, puede y debe haber una dimensión amistosa en la relación. “Hay momentos de ser padres y momentos de ser amigos”, afirma JC. Para ellos, lo importante es saber cuándo predomina cada uno, sin que se pierda el equilibrio ni la claridad de los límites.

Este enfoque es reforzado por voces como la de un pastor amigo, quien me recuerda que, en una sociedad con tantos huérfanos físicos y espirituales, la verdadera paternidad es más necesaria que nunca. “Hay momentos para ser amigo —jugando, conversando— pero aún ahí seguimos siendo padres”. Ramón Jiménez -ya citado al principio, añade: “Mientras el hijo es menor, la relación es jerárquica; luego pasa a ser una de honra. Pero nunca entre iguales”.

RC aporta un testimonio conmovedor al respecto: “Cuando me siento con mis hijos en su mundo y me hago su amigo, es el momento más efectivo para corregirles. Me escuchan. Me dicen: ‘Papi, tú tienes razón’”. Su vivencia muestra que es posible cultivar la confianza sin ceder la autoridad, y que las cualidades de un amigo pueden ser una herramienta de conexión para la corrección.

La mirada bíblica y el diseño de Dios

Muchos coinciden en que la Biblia ofrece una orientación clara sobre el rol de los padres. “El consejo de Dios es la receta para la victoria”, señala un participante. La Escritura llama a los padres a instruir, corregir y formar con amor y firmeza (Efesios 6:4, Proverbios 22:6). Un padre que solo busca ser amigo puede fallar en cumplir su misión espiritual.

Sin embargo, también es cierto que las cualidades de un buen amigo —escuchar, acompañar, apoyar— están implícitas en la paternidad bíblica. Proverbios habla del valor de la corrección amorosa, del consejo oportuno, y del vínculo que fortalece. Padres y madres pueden reflejar esas cualidades sin abdicar de su autoridad.

GC lo explica así: “Me gusta más darle a conocer a mis hijos que soy un padre que está cerca, que les apoya, que cree y confía en ellos, que los va a corregir para que sean el mejor producto de sí mismos”. En su visión, la figura del padre integra amor, firmeza, apoyo y corrección, sin perder el lugar que Dios ha diseñado.

Un llamado a la presencia, no a la confusión

La respuesta, a mi modo de ver, no es un “sí” o “no” tajante, sino una invitación a ser padres presentes, conscientes del diseño divino, y abiertos a construir una relación cercana, firme y amorosa. La verdadera amistad no excluye el respeto, y la verdadera autoridad no cancela el afecto.

Nuestros hijos tendrán muchos amigos a lo largo de la vida, pero solo tienen un papá y una mamá. Si les fallamos en nuestra función, no habrá otro que los sustituya con igual responsabilidad, sabiduría y amor.

La clave está en cultivar un vínculo basado en el respeto mutuo, la escucha activa, la coherencia de vida, la firmeza en los valores y la ternura del amor incondicional. Es posible caminar con nuestros hijos como mentores, guías, confidentes y compañeros… sin dejar de ser padres.

Mi conclusión

A la luz de la riqueza de tantas reflexiones, afirmo con claridad: los padres no podemos ser amigos de nuestros hijos. La amistad es una relación horizontal, entre iguales, mientras que la relación entre padres e hijos —especialmente durante su formación— es jerárquica, con roles bien definidos y no intercambiables. Nuestro llamado como padres no es el de “ser uno más” en su círculo de amistades, sino el de ser guías, referentes, correctores y sostenes emocionales y espirituales.

Eso no significa que debamos ser distantes o autoritarios. Por el contrario, estamos llamados a cultivar un vínculo estrecho, de confianza profunda, escucha activa, y, con el tiempo, incluso de consulta mutua. Hay espacio para compartir, para reír, para comprender… pero sin que se pierda la claridad de quién es el padre o la madre, y quién es el hijo o la hija.

Con el paso de los años, podemos “jubilarnos” de ciertos roles logísticos —como dar órdenes, proveer materialmente, o disciplinar directamente—, pero del amor incondicional, la presencia firme y la identidad como padres… de eso no nos jubilamos jamás. Esa es nuestra mayor honra, y también nuestra responsabilidad más sagrada.

viernes, marzo 14, 2025

Siendo casados ¿Es posible la amistad con una persona del otro sexo?

 Sábado de fe y vida:

HOMBRES Y MUJERES… ¿AMIGOS?

Hace un par de meses pedí a un grupo de amigo que me respondieran una simple pregunta: “¿Es posible la amistad entre un hombre y una mujer que son casados (los dos o uno de los dos) con otra persona, o, dicho de otro modo: la amistad heterosexual? Si la crees posibles ¿Qué parámetros consideras necesario observar?”. Gracias a todos los que me respondieron.

Prometí escribir al respecto y hoy cumplo esta promesa.

“Depende” fue la respuesta más común. Y ese “depende” se refería a elementos como:

  • ·         El nivel de sabiduría y dominio propio que tengamos;
  • ·         En algún momento puede generar confusión;
  • ·         Con respeto es posible (tanto al amigo como al esposo/a);
  • ·         En conocimiento de la pareja;
  • ·         Evitando malos entendidos;
  • ·         Integridad, estableciendo límites, sin equívocos;
  • ·         Entendiendo que la amistad principal es tu esposo/a;

 Respeto a quienes dicen tajantemente NO, pero creo posible la amistad entre un hombre o una mujer casados. Sin embargo, todos los consejos que recibí en las respuestas, son válidos.

 Una sana amistad entre hombres y mujeres se basa en respeto mutuo, confianza y límites claros.

 Una amistad sana entre hombres y mujeres debe basarse en el respeto mutuo, donde cada persona valore la individualidad del otro sin imponer y mucho menos portar expectativas románticas.

 La comunicación abierta y sincera es clave para evitar malentendidos, así como establecer límites claros que protejan la comodidad de ambas partes en lo emocional, físico y en la convivencia.  Esta comunicación también debe existir con un pareja o cónyuge, pues de lo contrario puede abrirse una puerta a la sospecha y a los malos entendidos.

 Es necesario asegurarse de que no haya segundas intenciones que puedan generar confusión. Para que la amistad sea genuina, es fundamental que surja de intereses compartidos y no de una atracción disfrazada de amistad.

 Además, es importante que en todo momento el amigo o amiga respete profundamente tu relación con tu pareja, evitando conflictos.

 Un criterio claro: si una amistad con una persona del otro sexo pone en riesgo tu matrimonio, esa amistad debe redefinirse y, probablemente, cortarse.

 Evitar la dependencia emocional también es esencial, pues la amistad no debe suplir una necesidad de afecto lo cual es propio de una relación romántica. Jamás una amistad puede tornarse posesiva o demandante.

 Hay circunstancias que contribuyen a una sana amistad, pero hay otras que la perjudican. No debemos tener puertas abiertas a algo que no sea estrictamente amistad.

 Muy importante también que aprendamos a escuchar la voz de nuestra cónyuge, que nos alerta o que también nos indica si se siente cómodo o cómoda, o no, con la amistad que llevemos con determinada persona.

 En fin, es complejo, pero posible.

 Por otra parte, la amistad es imprescindible en el matrimonio. Muchos matrimonios son infelices no porque les falte amor, sino porque les falta amistad.

 Finalizo con una de las numerosas respuestas que recibí: “Creo firmemente en que la amistad sincera es no solo posible, sino enriquecedora para ambas partes.  Es la propia persona que está llamada a establecer los límites para que esa relación de estrecha amistad no se convierta en algo más y vaya en su detrimento. Éxitos en tu empeño de profundizar en las relaciones hombre-mujer, pareja, padres…”.

 Grata Vida.

viernes, marzo 07, 2025

Manejando nuestras emociones

 ALGUNOS TIPS PARA EL MANEJO DE NUESTRAS EMOCIONES

 1. No hay emociones buenas o malas. "Las emociones no son buenas ni malas, son simplemente señales que nos indican cómo estamos viviendo nuestras experiencias"  (Daniel Goleman).

  • Todas las emociones tienen un propósito y pueden ser útiles en la medida adecuada. Nacemos emocionales.
  • Por ejemplo, la ira puede motivar el cambio, la tristeza fomenta la introspección y la envidia impulsa el esfuerzo. Es cuestión de enfoque y dirección. 

2. Podemos controlar nuestra respuesta emocional. Si la reprimes, nunca aprenderás a manejarlas.

  • No siempre controlamos las emociones que surgen, pero sí cómo interactuamos con ellas. Creer que no tenemos control nos impide aplicar estrategias para manejarlas. 

3. Herramientas/pautas para gestionar emociones

  • Música: Usarla estratégicamente para cambiar el estado de ánimo.
  • Cambio de entorno: Tener "oasis emocionales" (lugares que nos transmiten calma).
  • Fotografías de seres queridos: Pueden acelerar la recuperación emocional.
  • Evitar pensar en un problema temporalmente puede ayudar a procesarlo mejor después.
  • Diálogo interno distante: Hablarse en tercera persona como si aconsejáramos a un amigo.
  • Viajes mentales en el tiempo: Preguntarse cómo nos sentiremos en 10 días o meses.
  • Consultar a una red de apoyo: Buscar consejo de personas con buena empatía, positivas, de fe.
  • Visitar un espacio verde: Pasear por entornos relajantes ayuda a regular nuestras emociones. 

Finalmente, no dependas del azar para manejar tus emociones. Identifica y aplica estrategias conscientes para que les saques el máximo provecho. 

"No puedes evitar que los pájaros de la tristeza vuelen sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que aniden en tu cabello” (Proverbio chino).

 

 

sábado, febrero 01, 2025

Sábado de familia / El poder de las palabras

TEN CONCIENCIA DEL PODER DE LAS PALABRAS

Con las palabras siembra en la formación de tus hijos (y, de hecho, en todas tus relaciones). Te llamo a ser consciente de su poder. Tres ejemplos.

Castigar vs. disciplinar. 

“Laura María, si no organizas tu cuarto, te voy a castigar”. Así le decía a mi hija. Hoy soy consciente de que la palabra CASTIGAR siembra dolor, rencor, abre una brecha de distanciamiento y hace posible que mis hijos pierdan la confianza en mí. Mejor utiliza la palabra DISCIPLINAR.  La disciplina es formación del carácter y hace de ti una autoridad amorosa.

Vergüenza vs. confianza. 

O puede que digas a tu hija: “Es que a ella le da vergüenza, le da pena”. En realidad, la pena y la VERGÜENZA son el nivel de conciencia más bajo que existe. Debilita la autoestima, la capacidad de relacionarse y siembra en tu hijo o hija una sensación de humillación, de poca valía. Mejor dile: “No te presiono, toma tu tiempo para que ganes confianza”. La palabra CONFIANZA genera precisamente eso, confianza y autoestima.

Invalidar Vs. afirmar a tu hijo

Cuando regañas a tu hijo, no lo invalides. Por ejemplo: “Tú si eres desordenada”, o “tú si eres cochina”, o “tú eres una tremenda haragana”. “Qué grosera eres con los demás”.  Cuando reprendas a tus hijos reafirma lo que quieres que ellos sean. Siguiendo las frases anteriores, sería decir cosas como estas: “Laura, ese desorden no te representa. Tú eres una niña ordenada, organiza ese desorden”. O “Elsa, eres una niña aseada, ese sucio no te representa”. 

O: “Pedro, eres un niño considerado con los demás, esas groserías no te representan”. O, finalmente, “eres un jovencito que se faja duro, esa tarea es posible para ti”. 

Es el poder de las palabras. Con ellas decide lo que siembras. Sé consciente en la formación de tus hijos, porque cada palabra está sembrando algo en ellos.

Un favor pido a mis lectores. Quiero escribir sobre las amistades femeninas de hombres casados (o masculinas de mujeres casadas). ¿Son posibles? Si las crees posibles ¿Qué parámetros consideras necesario observar? Envíame tus respuestas mediante mensaje directo. 

Te prometo que se usarán sin identificación.


Grata Vida.

martes, enero 28, 2025

Fe y vida / Errores a no cometer

 

Martes de fe y vida

CINCO ERRORES QUE NO DEBEMOS COMETER EN UNA RELACIÓN DE PAREJA

(O, si desea, véalo como consejos).

Les comparto unos consejos que escuché de otra pareja. Ellos los planteaban como errores que cometemos. Y, realmente, eso son. Tomé el “título” de cada error, editándolo a mi manera, ampliándolo, modificándolo, pensando en ustedes, los que generalmente me leen.

 ¿Qué no haría si me casara o que no volvería a hacer en mi vida matrimonial?

 UNO. No esperar a que adivine qué me pasa.  Esperar que tu pareja adivine qué te pasa es una pérdida de tiempo. Si algo te duele, te preocupa o necesitas algo de tu pareja, dilo con amor, pero al momento. El esperar a que el otro lo adivine por arte de magia solo genera frustración y distancia.  Recuerda que el amor no consiste en leer la mente del otro, sino en estar dispuestos a compartir pensamientos y sentimientos para construir una conexión auténtica.

 DOS. No juzgues lo que siente tu pareja. En una relación matrimonial, invalidar los sentimientos de tu pareja puede crear una barrera emocional difícil de superar. Decirle que "está exagerando" o minimizar sus emociones no solo genera distanciamiento, sino que también resta valor a la confianza. Cada emoción tiene un propósito y refleja las vivencias, pensamientos y sensibilidad de quien la experimenta. Por ello, en lugar de juzgar, muestra empatía, escucha con atención y valida lo que siente tu pareja. Al hacerlo, no solo fortaleces la conexión, sino que también construyes un espacio seguro donde ambos puedan expresarse sin temor al rechazo. Amar también significa aceptar al otro en su totalidad, incluidos sus momentos de vulnerabilidad.

Alfred Adler expresaba: "La empatía es ver con los ojos del otro, escuchar con los oídos del otro y sentir con el corazón del otro".

 TRES. No digas: yo soy así. Decir "yo soy así" puede convertirse en una barrera para el crecimiento personal y para la evolución de la relación matrimonial. Las relaciones saludables requieren flexibilidad y disposición al cambio. No se trata de renunciar a tu esencia, sino de desarrollar la mejor versión de ti mismo en beneficio de la pareja y de ti mismo. Crecer junto a tu pareja implica escuchar sus necesidades, trabajar en tus áreas de oportunidad y adaptarte a los desafíos que surgen en la vida compartida. Cambiar no significa perderte, sino transformarte para amar mejor, con mayor comprensión y compromiso.

John F. Kennedy expresó: "El cambio es la ley de la vida. Y aquellos que solo miran al pasado o al presente seguramente perderán el futuro."

Y el apóstol Pablo, en Romanos 12:2, indica: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta."

 CUATRO. No dejen de hablarse por una discusión. En una relación matrimonial, el silencio tras una discusión puede convertirse en un enemigo silencioso que alimenta el resentimiento y crea distanciamiento emocional. Aunque hablar después de un conflicto puede ser incómodo, la comunicación abierta y respetuosa es esencial para sanar y fortalecer la relación. Expresar lo que sientes, escuchar a tu pareja y buscar puntos de entendimiento ayuda a evitar que el conflicto se agrave. No se trata de quién tiene razón, sino de cómo juntos pueden superar las diferencias y crecer como pareja. Hablar con humildad y amor siempre será la herramienta más poderosa para restaurar la conexión. El silencio en una discusión es una pausa que agranda el eco del conflicto.

O como nos indica Efesios 4:26-27: "No permitan que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al diablo."

 CINCO. No amenacen con terminar la relación. Amenazar con terminar la relación en momentos de enojo es como construir grietas en los cimientos de un hogar. Estas palabras, aunque fueran dichas sin intención real, crean inseguridad, miedo y desconfianza en la pareja. Es fundamental recordar que las palabras tienen un poder inmenso: pueden construir puentes o levantar muros. En lugar de recurrir a amenazas, elige expresar tus emociones y preocupaciones de manera asertiva. Habla desde el amor y el respeto, incluso en los momentos difíciles, para que la relación no solo sobreviva, sino que crezca más fuerte a través de los desafíos. Las palabras tienen poder. Pueden construir un sueño o destruir un corazón.

Nos aconseja Pablo: "Que ninguna palabra corrupta salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."  (Efesios 4:29).

 

 

jueves, enero 23, 2025

Viaje 3 - 25 / Con la tía Eduviges


Un viaje a la historia de mi familia.

En este caso me encontré con mi querida tía Eduviges, en Santiago. Ella es la hermana menor de mi papá.
Compartimos el almuerzo que preparó con sencillez y esmero y luego, una larga conversación sobre nuestras raíces...

domingo, enero 12, 2025

Viaje 2 – 2025: Descansando en Cabrera

Un viaje donde Niña

 
Niña frente al mar, en Azul Bravío.
Generalmente viajamos a lugares, conocemos costumbres, características particulares, tratamos de vivir experiencias que podamos considerar llegar a considerar memorables.  Este segundo viaje de 2025, sin embargo, es diferente. Ysabel y yo tratamos de “viajar” al corazón y al proyecto de una gran amiga nuestra, Niña. Su nombre real: Griselys Corcino.

 Ella vive en Cabrera, Provincia María Trinidad Sánchez, en la costa norte de República Dominicana. Su proyecto hotelero, Azul Bravío, se encuentra ubicado sobre un acantilado en el Mar Caribe (Océano Atlántico), ofreciendo vistas espectaculares, con amaneceres y atardeceres que me parecen mágicos.

 Quiero decir que, durante años, cada vez que me veo precisado a cinco o seis días de intenso trabajo intelectual, este es uno de mis lugares preferidos para sentarme a escribir, pensar, producir.

 El hotel dispone de siete habitaciones equipadas con aire acondicionado, wi-fi y baño privado con ducha, agua fría y caliente. Algunas habitaciones pueden considerarse privilegiadas en su vista. Sin embargo, dispone de un largo balcón desde el que cualquiera de los huéspedes puede disfrutar del canto del mar. La ocupación puede ser doble.

 Además, al alojarme aquí me encuentro a pocos metros del centro de Cabrera, donde accedo a lugares de comida (no son propiamente restaurantes) muy sabrosa y diversa. También hay restaurantes un poco más formales. Yo prefiero los casi “informales”.  Niña es una guía experta en ese aspecto.

 

En Cabrera hay una comunidad de extranjeros que se han establecido para disfrutar de la vida apacible que ofrece este pequeño pueblo, cuya economía se basa principalmente en la pesca, la agricultura, la ganadería (déjenme decirles que aquí hacen quesos de hoja de los mejores que he disfrutado) y, cada vez más, en el turismo.

 Cabrera, una joya poco conocida, con una gran parte de naturaleza virgen y lugares tranquilo, tiene algunas atracciones que ya son referentes. Por ejemplo:

 ·       Laguna El Dudú. A pocos kilómetros del centro de Cabrera, es una laguna de agua dulce y cristalina rodeada de exuberante vegetación. Es popular para nadar, practicar esnórquel y hasta lanzarse en tirolesa. Hay cuevas subterráneas conectadas a la laguna que atraen a los buceadores más experimentados. Similar, pero menos conocida, es “Blue Lake”.

·       Playa Grande. Una de las playas más famosas del norte del país, con arena dorada, palmeras y oleaje ideal para surfistas.  En esta playa también encontrará oferta de la más variada gastronomía de la zona.

Cercano a Playa Grande se encuentra Golf Course, un campo de golf con vistas espectaculares al Atlántico.

·       Playa Diamante. Playa tranquila con aguas poco profundas y arena blanca. Es ideal para familias con niños pequeños. Su laguna natural es perfecta para nadar o simplemente flotar en sus aguas calmadas.

·       Cascada El Saltadero. Una cascada de 20 metros de altura rodeada de exuberante vegetación tropical. En ella puedes darte un refrescante baño en la piscina natural formada al pie de la cascada. Algunas fotografías tomadas son de extraordinaria belleza.

·       Playa Caletón. Se trata de una pequeña bahía protegida con aguas turquesas y arena fina. Generalmente adecuada para una escapada relajante.

·       La Vírgen de la Piedra. Una formación rocosa natural con una cueva que alberga una “estatua” de la Virgen María. Lugar de turismo religioso o espiritual.

·       Monumento Natural Cabo Francés Viejo. Un área protegida con acantilados y vistas impresionantes al Atlántico. Es un lugar perfecto para contemplar el paisaje y disfrutar de la tranquilidad. Conocido por su importancia histórica y natural.

 Estas son solo algunas de las bellezas que podemos disfrutar en Cabrera.

 Azul Bravío está ubicado en la Calle Ernesto Alvarado (Antigua Campo de la Aviación) No. 77, Cabrera, República Dominicana. Para reservas o consultas, se puede contactar a los números de teléfono +1 809-696-6115. O también al (829) 870-2110 con Bianka, o con Miguelina al (829) 5343-3972.

 Es necesario que este tipo de instalaciones, tan cercanas al mar, tengan un mantenimiento permanente. Niña se esfuerza y agradece siempre cualquier reporte de los huéspedes en ese sentido. Su propósito es que el huésped goce de relax y haga de Azul Bravío el lugar desde el cual puede disfrutar la zona o puede servirle como “base de operaciones” para negocios o estadías profesionales.

 Niña estará encantada de ofrecerles un rico café en la mañana.