Hombre de una sola mujer
Que tu corazón lata de modo especial solo por ella.
GRATA VIDA PARA TODOS, apreciados amigos y queridos hermanos.
Dios quiere que tengamos vida y tengamos vida en abundancia, que vivamos con satisfacción todas nuestras relaciones: con Dios, con nosotros mismos, con los demás, con la creación.
Les hablo a todos nuestros suscritores de GRATA VIDA, pero
les hablo de modo especial a los hombres y más especialmente a los hombres que
creen en la fidelidad en el matrimonio, que es el diseño de Dios y es, en mi opinión,
la mejor opción para un matrimonio. Ser hombre fiel es ser hombre de verdad.
Los hombres de verdad son hombres fieles con sus ojos, con su
mente, con sus manos, con sus labios y con sus pies.
Mi esposa y yo nos encanta
definir el amor como compromiso. Y si los hombres cristianos queremos ser
hombres de verdad hemos de asumir que el matrimonio es un compromiso que exige
sacrificios, ejercicios, entregas, y mantenernos alejados del adulterio.
Al adulterio hoy se le dan
otros nombres: “aventura”, “devaneo amoroso”, “escapada” … los hombres verdad
no tienen “aventuras” porque son hombres responsables, comprometidos con ser
fieles a sus esposas.
Sin embargo… hemos de
preguntarnos: ¿qué lleva a algunos
hombres a caer en el adulterio? ¿Cómo podemos protegernos para que esta tragedia
no nos ocurra a nosotros?
En Efesio 5,16 se nos dice
que “los días son malos” y por eso se nos aconseja: “miren, pues, con
diligencia cómo andan, no como necios, sino como sabios” (Ef 5,15).
Un hombre sexualmente insatisfecho es especialmente vulnerable a la tentación extrema.
Hemos de reconocer que
todo matrimonio tiene sus momentos “bajos”. En esas circunstancias, el hombre
puede “caer en la cuenta” de una mujer en la que nunca se había fijado: la
encontramos atractiva, nos sentimos a gusto conversando con ella, es
comprensiva…
¿Tenemos deseo de que se
repitan los encuentros con ella? ¿Buscamos encontrarnos con ella fuera del
trabajo? ¿Preferimos que otros no se enteren de estos encuentros? Si la
respuesta a alguna de estas preguntas es sí,
el semáforo está en rojo y la recomendación es “batirse en retirada”, “huir” (1 Cor 6,18).
Sin embargo, podemos estar
en una situación peor cuando pasando alguna de esas situaciones no lo
reconocemos y comenzamos a racionalizar:”
No es para tanto, sólo almorzamos a veces juntos”.
En esta guerra la primera
baja suele ser la verdad, no nos autoengañemos.
Es una guerra espiritual y
cualquiera de nosotros puede caer. Si pensamos que estamos a salvo, entonces el
peligro es mayor.
Recuerden: un hombre de
verdad es fiel a una sola mujer. Y punto. Para serlo, ha de ser fiel con los
ojos, con la mente, con los labios, con las manos y con los pies.
Lo que cultiva el hombre de una sola mujer
Primero, Cultiva una
ceguera intencional.
No es la promesa de no ver jamás a una mujer hermosa,
mujeres que abundan por doquiera. Hay una diferencia entre una mirada inocente
y una mirada lujuriosa. El hombre de una sola mujer demuestra su fidelidad a
través de la disciplina de sus ojos.
En segundo lugar, la mente
es la línea de pelea en la vida cristiana.
Si el enemigo logra influir en nuestra mente, también puede influir en nuestra conducta. En ese sentido, estamos llamados a discernir las ideas buenas de las malas. La tentación no es un pecado en sí, es un llamado a la batalla. Ante ella tenemos que ser agresivos, resoplar, bufar y gruñir, pero nunca una actitud pasiva. Tenemos que adoptar una mentalidad de ataque.
En tercer lugar, un hombre
fiel a su esposa no es un picaflor.
No coquetea con otras
mujeres. No hace bromas diciendo que le gustan otras mujeres. No se divierte
contando chistes de sus reuniones con otras mujeres. Asume un criterio: no digo
a otras mujeres nada que no pueda decirles cuando mi esposa está presente.
En cuarto lugar, el hombre
de una sola mujer se cuida de su manera de tocar al sexo opuesto.
No hay nada de malo en dar
un abrazo, pero la próxima vez que pienses en abrazar a una mujer, y no estés
seguro de la motivación que tienes para hacerlo, no lo hagas. Si quieres
abrazar a alguien con una motivación erótica, ve donde tu esposa.
Finalmente, si queremos
protegernos del adulterio tenemos que comprender el proceso que lleva al
adulterio. David pecó con sus ojos, su pensamiento, sus labios y sus manos
antes de hacerlo con su órgano sexual. Perdió la batalla antes de meterse a la
cama con Betsabé (1 Sam 11,1 ss).
El adulterio no comienza
con el órgano sexual, sino con la mente. El hombre fiel tiene ojos sólo para su mujer, no
peca con sus labios, cuida sus manos y sus pies están dispuestos a huir. Hace
falta esta visión para mantenerse alejado del adulterio.
Cuando digo que tiene ojos
solo para su mujer parece que me contradigo, pues he dicho que vamos a ver
mujeres hermosas por dondequiera. Lo que quiero decir es que la mirada que
tenemos para nuestras esposas o compañeras es especial. O como suelo afirmar a
veces en una traducción propia de Job 31:1: “Hice un pacto con mis ojos, no voy
a ver a otra mujer como miro a mi mujer”.
Tú puedes ser hombre de
una sola mujer. No lo dudes.
Grata Vida para todos.
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4 comentarios:
Excelente reflexión, gracias Milton por compartirla y ser instrumento de bendición
Bendiciones!! Dios lo continúe usando para Su gloria y honra y edificación de las parejas!!
Dios lo siga Bendiciendo grandemente con mucha salud. Gracias Señor por utilizar al hermano Milton con tan importante comentario para edificar las parejas en los matrimonios.
Tengo testimonio grande sobre eso ,hay que huir de la tentación y pedir a Dios sabiduría para saber mantenerse alejado de esa tentación que trae desgracia porque el pecado trae sólo eso desgracias hay que buscar cada día más de Dios para estar firmes en lo que no debemos hacer,gracias don milton
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