Isaac ya no representa un peligro
grave para mi país. Sin embargo, bien sé que dada la situación de pobreza y
extrema pobreza -es decir, miseria- hay muchos dominicanos en situación
precaria hoy. Por ellos, mi oración a ti Padre, socórrelos, y sobre todo haz
posible que conozcan de ti y que descansen en ti.
Los discípulos de Emaús estaban
deprimidos y desesperanzados porque no eran capaces de ir más allá de lo
inmediato. Jesús les dio una perspectiva histórica del proceso
de salvación. Toda la Biblia es historia de salvación y no debemos percibir
una derrota como si fuese el final de la historia, es sólo un episodio más, un
momento, la victoria es segura de nuestro Dios, como lo fue la resurrección
tras la muerte. Si te quedas en la
muerte, estas derrotado. "Mi Dios, poderoso, es el Rey... con su poder
y amor, mi Dios poderoso es...", canta el coro, y es ese Dios amor el que, a la vez, es Señor de la historia.
 |
Pastor Rafael Montalvo y su esposa Rocío Lora de Montalvo |
¡Cuánta gente linda y distinta hay en
nuestra iglesia! Hoy seguimos con la serie iniciada por el Pastor Montalvo el pasado domingo. Esto predicó esta mañana.
Elementos claves para discernir la
voluntad de Dios
Rafael Montalvo, nuestro pastor,
predica. Nos recuerda que el domingo pasado empezamos a ver la historia de
Gedeón. Ubicamos el período entre Moisés y David. Los jueces eran líderes, con
alguna autoridad, a veces reformadores. Gedeón, Sansón, Barack... vemos en
este período al pueblo como en una montaña rusa: sube y baja. De la cima a las
llanuras. Subir lleva a la bendición. Caer y desobedecer, lleva a dificultades
y derrotas.
Israel
empobrecía en gran manera... diría yo que es un diagnóstico sociológico con raíz teológica: una situación
social enraizada en el pecado del pueblo. Tocaban fondo, como muchos
dominicanos y dominicanas. Dios les recuerda que El es el Dios de la historia,
en los versos 8 al 10. Gedeón, sin embargo, no es un hombre que se calle sus
dudas. Pregunta a su visitante: si Dios está con nosotros, por qué nos vienen
tantas calamidades... es la lectura de Gedeón: Dios es culpable, los ha
abandonado.
Dios envía a Gedeón con lo que tiene y
él trata de poner excusas. Quería estar seguro de que era Dios que había
hablado con él. Parece que no era un hombre de mucha fe. ¡Qué grande es Dios
que nos utiliza aun en medio de nuestras debilidades y limitaciones!
Sin embargo, puede que nosotros
también tengamos nuestras razones y queremos estar seguros de que Dios es quien
habla. ¿Cómo puedo estar seguro de que
Dios es quien me llama, me habla? ¿Cómo diferenciar la voz de Dios, de la voz
nuestra o de la voz de Satanás? Entendamos a Gedeón. Es importante conocer
la voluntad de Dios. No caminar de acuerdo a nuestros criterios, sino de
acuerdo a lo que Dios tiene para nosotros. No queremos hacer nada fuera de su
voluntad, porque es en ella que seremos bendecidos.
Es cierto que en la medida en que uno
oye y obedece, oye y obedece, oye y obedece… tendrá una sensibilidad mayor para
identificar la voz de Dios y proclamar como Samuel: Habla, Señor, que tu siervo
escucha.
He
aquí algunos elementos que pueden ayudarnos a diferenciar la voz de Dios de
otras voces:
1o. Todo
lo que Dios nos dice en un sueño, una revelación, tiene que estar en armonía
con lo que ya ha dicho, porque El no se contradice a sí mismo. No
nos enviará a mentir, o robar, no nos enviará a hacer algo que contradiga las
Escrituras.
2o. La Biblia dice que en la multitud de consejeros el camino se hace
firme. Cuando creas recibir algo de Dios, busca consejeros. Hombres
y mujeres de Dios que puedan darte su palabra, su opinión. Dentro de los
líderes, los amigos, dentro de quienes tienen madurez espiritual.
3o. Mira
a tu interior. Si sientes paz, o si sientes una turbación... Hay una
sensación de paz interna, pese a los obstáculos.
4o. Las
circunstancias, a veces nos muestran lo que Dios quiere. Una puerta
que se abre, una puerta que se cierra... Puedes preguntarte qué indican.
5o. Pequeños
detalles. Buscas la respuesta de Dios para algo y ves un detalle y
lo recibes como una señal... a veces
alguien te da una palabrita que parece no tener que ver con el asunto, pero tú estás
preparado para saber qué Dios tiene que decir.
El hombre que obedece y el Dios que
es paciente
¿Quién es este Gedeón, que obedece? En
el V. 18: "Te ruego que no te
vayas...". Gedeón es un hombre que vive en un pueblo empobrecido. El
mismo es de las familias más pobres de Israel. Es tiempo de escasez. Sin
embargo, está dispuesto a ofrendar al Señor.
En el V. 20 Dios provee una señal por
medio de su ángel... el fuego consume la carne y el pan sin levaduras.
A partir del v. 25 viene un proceso
duro para Gedeón. Su padre adoraba a Baal. Dios da orden a Gedeón de derribar
el altar a Baal y sacrificar un toro de los de su padre. Este Baal implicaba en
su culto orgías sexuales, autoflagelación para lograr el favor de su dios, y Asera
era la diosa cananea de la fertilidad, versión de Afrodita, su culto incluía
prostitución ritual, masculina y femenina...Era un culto abominable,
aborrecible a los ojos de Dios.
Es difícil comprender cómo personas
que fueron criadas oyendo la Palabra de Dios, viendo sus milagros, cayeran en
una adoración a estos dioses.
Gedeón debía demoler este altar y
ofrecer otro sacrificio, a Dios. Era
necesaria la paz con Dios antes de ir a la guerra con Madián. No podemos tener victoria en lo que estamos
haciendo si todavía hay pecado en nuestro corazón, si hay elementos
de infidelidad en nuestro corazón... Gedeón
estaba siendo reclutado y esto implicaba una confrontación con su familia y con
todo el clan familiar.
Gedeón tenía que dar pasos.
El cristiano requiere restaurar si hemos hecho daño. Si hemos roto la
relación, debemos ir antes de una lucha. Sea a pedir perdón o a perdonar.
Necesitamos sacar el pecado, la maldición, el anatema de nuestras vidas.
A veces uno tiene en sus casas
puertas, pequeñas o grandes, abiertas al mundo demoníaco. Un cuadro, una
escultura... y a veces uno ni sabe. Son
elementos de adoración satánica, y lo ignora. Y no lo regales, no des a otro el
mal que no quieres para ti.
Antes de Dios dar la victoria, te pide
que te deshaga de estas cosas (es bueno guardar recuerdos, p.e., abuelo, papá,
etc., pero debemos ser sabios y no convertir este elemento físico con una
puerta con el mundo espiritual, démosle el lugar correcto).
Es
necesario discernimiento espiritual. La imagen de Baal, había que
destruirla. La imagen de Asera, había que acortarla. No hay que andar en
espíritu de temor, somos hijos de Dios, pero no seamos ingenuos. Debemos
escuchar las advertencias de Dios, renunciar a esas cosas.
La segunda parte es edificar un altar
a Dios. No es sólo destruir lo pecaminoso,
alejarse del mal, sino vivir en santidad y pureza delante de Dios.
Gedeón
tenía temor, pero lo hizo (lo hizo de noche). Se atrevió, aunque fuera de
noche. Uno siente ese elementito de temor ante grandes decisiones. El valiente se atreve, pese al temor,
el cobarde no se atreve.
Hacer
la voluntad de Dios puede traernos consecuencias terribles. Los
adoradores de Baal buscaban la muerte de Gedeón. El padre sale en defensa de su
hijo de modo sabio. Gedeón fue llamado Jerobaal. Pero también estaba la ira de
los madianitas. Los enemigos se estaban posicionando para venir y atacar
nuevamente a Israel. Venía la amenaza,
Dios estaba obrando. Todo se preparaba
para el momento de la victoria, momento en que Dios se iba a glorificar.
En el v. 34 se nos dice que el espíritu de Jehová vino... no podemos cumplir los mandatos de Dios si no es con su poder, con
su espíritu, para comunicar, para obedecer, para andar en pureza, en
santidad... la obra de Dios no se puede hacer sin el poder de Dios.
Gedeón los convocó y la gente
respondió. Y Gedeón temió una vez más. Y puso a prueba a Dios. Y Dios, en su
misericordia, mostró su infinita paciencia. ¡Cuánta paciencia tiene que tener
Dios con nosotros! Gedeón tiene toda la gente, tiene el espíritu de Jehová,
pero parece que su fe era débil. Y aún así, Dios se glorifica en nuestra debilidad.
Sin embargo, hermanos, hay que tener
cuidado con esto de pedir señales. Por su misericordia, puede hacer algo como
lo que hizo. Este pasaje no nos autoriza
a pedir señales a Jehová. Es probablemente un signo de poca fe.
Gedeón
probó a Jehová. En el capítulo 7, Dios probará a Gedeón. Lo veremos
el domingo entrante.