sábado, septiembre 08, 2018

Una vueltecita por México / 2

¿Será posible en Santo Domingo?

Escribo esta segunda entrega -breve- mientras espero en el Aeropuerto de Los Cabos (el avión de las 6.00 am me dejó. Un torrencial aguacero nos impidió llegar a tiempo). Y ya no se trata de aviones, sino de bicicletas.

En el año 1996 estuve durante un mes en La Habana, Cuba. Viajé allá buscando la salud de mi padre (en ese momento el procedimiento común que hoy llamamos cateterismo creo que no lo realizaban). Nos ayudó con los contactos mi entonces suegro -que también falleció en Cuba-, Roberto Duvergé Mejía. Mi padre fue atendido en el hospital Hermanos Almejeira. Fue un mes delicioso en el que pude andar la capital cubana casi todo el tiempo a pie, caminando.

Oigan esta cifra: en La Habana existían en ese momento un millón de bicicletas, según me informaron las enfermeras. Y lo creí. Lo extraordinario es que se respetaba al que montaba una bicicleta, tenía espacio, tenía vía. Ustedes dirán: en La Habana es fácil, pues el parque vehicular es mínimo. 

Sí y no. Hay una cultura y eso es importante. Pero extraordinario es que en una urbe como México, Distrito Federal, con un tránsito caótico y cuya población supera la de República Dominicana completa, por lo menos en tres delegaciones, ya el andar en bicicleta es un hecho (aunque debo reconocer que muchos de los ciclistas andan tan locos como los autos, y fácilmente te atropellan).

Luego de concluir la visita al Bosque de Chapultepec regresamos viendo grandes edificios, nuevas construcciones. En La Reforma hay una vía exclusiva para bicicletas. En el área central, hay bicicletas disponibles. El público puede acceder a ellas. 

Al investigar encontré que el primer servicio de este tipo fue Ecobici, un sistema alternativo que inició sus operaciones en la delegación de Cuauhtémoc (tengo que decirles que escribir algunos nombres mexicanos me es difícil, debo verificarlos). Este proyecto fomenta el uso de la bicicleta como medio de transporte con el fin de disminuir el uso del automóvil y de esta manera mejorar la calidad del aire en la ciudad de México. 

El costo anual para el usuario es relativamente módico: MX$300.00 (equivalente a unos US$15.00, es decir, aproximadamente RD$750.00). Al detenernos para verlas pude comprobar que se les da mantenimiento. Tienen un sistema de localización que hace muy difícil -dicen que imposible- su robo.

El proyecto –según indica lo que encontré en la Red- fue ampliado a otras delegaciones en febrero del presente año. Las dos delegaciones son las de Benito Juárez con una empresa que se llama Vbike y la de Miguel Hidalgo con Mobike, con dos mil unidades en cada caso. Bicicletas de nueva generación, ligeras y a prueba de robos.

Para Juan Roberto -que es una nueva generación- esto parece natural. Para mi, es esperanzador.

En el 2002 o 2003 -si mal no recuerdo- vi un proyecto similar en Granada, España (andaba con mi esposita Ysabel, en estudios sobre el manejo de crisis, con mi amiga Adriana del Comte).

Yo me pregunté al finalizar este primer día en el Distrito Federal y ver esta experiencia... ¿será posible en Santo Domingo?






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