Sábado de fe y vida:
HOMBRES Y MUJERES… ¿AMIGOS?
Hace un par de meses pedí a un grupo de
amigo que me respondieran una simple pregunta: “¿Es posible la amistad entre
un hombre y una mujer que son casados (los dos o uno de los dos) con otra
persona, o, dicho de otro modo: la amistad heterosexual? Si la crees posibles
¿Qué parámetros consideras necesario observar?”. Gracias a todos los que me
respondieron.
Prometí escribir al respecto y hoy
cumplo esta promesa.
“Depende” fue la respuesta más común. Y
ese “depende” se refería a elementos como:
- ·
El nivel de
sabiduría y dominio propio que tengamos;
- ·
En algún momento
puede generar confusión;
- ·
Con respeto es
posible (tanto al amigo como al esposo/a);
- ·
En conocimiento
de la pareja;
- ·
Evitando malos
entendidos;
- ·
Integridad, estableciendo
límites, sin equívocos;
- ·
Entendiendo que
la amistad principal es tu esposo/a;
Respeto a quienes dicen tajantemente NO,
pero creo posible la amistad entre un hombre o una mujer casados. Sin embargo,
todos los consejos que recibí en las respuestas, son válidos.
Una sana amistad entre hombres y mujeres
se basa en respeto mutuo, confianza y límites claros.
Una amistad sana entre hombres y mujeres
debe basarse en el respeto mutuo, donde cada persona valore la individualidad
del otro sin imponer y mucho menos portar expectativas románticas.
La comunicación abierta y sincera es
clave para evitar malentendidos, así como establecer límites claros que
protejan la comodidad de ambas partes en lo emocional, físico y en la
convivencia. Esta comunicación también
debe existir con un pareja o cónyuge, pues de lo contrario puede abrirse una
puerta a la sospecha y a los malos entendidos.
Es necesario asegurarse de que no haya
segundas intenciones que puedan generar confusión. Para que la amistad sea
genuina, es fundamental que surja de intereses compartidos y no de una
atracción disfrazada de amistad.
Además, es importante que en todo
momento el amigo o amiga respete profundamente tu relación con tu pareja,
evitando conflictos.
Un criterio claro: si una amistad con
una persona del otro sexo pone en riesgo tu matrimonio, esa amistad debe
redefinirse y, probablemente, cortarse.
Evitar la dependencia emocional también
es esencial, pues la amistad no debe suplir una necesidad de afecto lo cual es
propio de una relación romántica. Jamás una amistad puede tornarse posesiva o
demandante.
Hay circunstancias que contribuyen a una
sana amistad, pero hay otras que la perjudican. No debemos tener puertas
abiertas a algo que no sea estrictamente amistad.
Muy importante también que aprendamos a
escuchar la voz de nuestra cónyuge, que nos alerta o que también nos indica si
se siente cómodo o cómoda, o no, con la amistad que llevemos con determinada
persona.
En fin, es complejo, pero posible.
Por otra parte, la amistad es imprescindible
en el matrimonio. Muchos matrimonios son infelices no porque les falte amor,
sino porque les falta amistad.
Finalizo con una de las numerosas
respuestas que recibí: “Creo firmemente en que la amistad sincera es no solo
posible, sino enriquecedora para ambas partes.
Es la propia persona que está llamada a establecer los límites para que
esa relación de estrecha amistad no se convierta en algo más y vaya en su
detrimento. Éxitos en tu empeño de profundizar en las relaciones hombre-mujer,
pareja, padres…”.
Grata Vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario