Familia y Empresa: el arte de amar, perdonar y
trascender
Reflexiones del Dr. Luis Vergés sobre la madurez
emocional, el legado y el equilibrio entre afecto y autoridad en las empresas
familiares.
Transcripción corregida
y editada de la conferencia impartida por el Dr. Luis Vergés durante el
Encuentro Empresarial de la Asociación de Industriales de la Región Norte
(AIREN), celebrado el 30 de octubre de 2025. El texto trata de mantener el
estilo oral y reflexivo del expositor. El título de la conferencia fue: “Empresas
familiares que trascienden el tiempo – Construyendo relaciones para una gestión
inteligente”.
Buenas tardes.
El origen de la familia. Alguien dijo una vez que el
recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados. Y sé que
muchos de ustedes recordarán aquel momento en que pidieron la mano de quien hoy
es su esposa. Ese tipo de recuerdo nos traslada al punto de partida del tema de
hoy, porque así comienza una familia. Una familia no nace con estatutos ni
decretos presidenciales; nace del encuentro entre un hombre y una mujer, de una
atracción profunda que da paso a la vida compartida.
Las etapas del amor. Una relación de pareja tiene cinco
fases: el enamoramiento, la realidad, la desilusión, la decisión y el amor
maduro. El enamoramiento es la fase más idealizada y romántica. En ella, todo
se ve perfecto y no hay defectos. Luego llega la realidad, donde se desvanecen
las fantasías, pero el amor no desaparece. Más tarde aparece la desilusión,
cuando los defectos se hacen evidentes y el pensamiento crítico emerge. Es ahí
cuando muchas parejas se confunden y piensan que el amor se ha acabado. Sin
embargo, después viene la decisión: quedarse y construir o rendirse. Y
finalmente, llega el amor maduro, donde ya no solo se ama con el corazón, sino
también con los valores.
El legado y la
conquista. En las familias y empresas
familiares, se habla del legado y de la conquista. El legado pertenece a los
fundadores; la conquista, a los sucesores. Ambos son indispensables. La
humildad, entendida como el reconocimiento de que lo que somos se lo debemos a
quienes nos precedieron, es la base del equilibrio entre legado y conquista. No
se puede heredar sin merecer. Quien quiere recibir un legado debe también
conquistar su espacio con esfuerzo y compromiso.
Los conflictos
familiares y las heridas emocionales. Las familias arrastran heridas
emocionales: abandonos, favoritismos, traiciones, infidelidades. Esas heridas
no sanadas se convierten en deudas emocionales que obstaculizan el crecimiento.
La bondad es el rasgo más inteligente que puede tener una persona, porque solo
desde la bondad se puede perdonar. En cambio, el ego, el orgullo y la falta de
empatía son semillas del conflicto. Cuando en una familia o empresa aparece
alguien que usa el poder para dominar y no para servir, ahí hay un problema
serio.
El afecto como base de
la madurez emocional. El afecto no es solo contacto
físico o palabras dulces. El afecto es presencia, cuidado y reconocimiento. El
cerebro humano necesita del afecto para madurar. Sin vínculos afectivos, el
niño desarrolla inseguridad, miedo y torpeza emocional. De adultos, esto se
traduce en desconfianza, ansiedad y dificultades para relacionarse. Por eso,
las empresas familiares deben cuidar el clima emocional de la familia. El
afecto construye confianza; la confianza genera autonomía, y la autonomía
fortalece la identidad.
El perdón y la madurez
emocional. El perdón no libera al otro: nos
libera a nosotros. Aferrarse al resentimiento enferma. Como decía el Dalai
Lama, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es una elección. El perdón
sana, renueva y devuelve la paz. La historia de Kim Phuc, la niña vietnamita
víctima del napalm, lo demuestra. Ella perdonó al piloto que lanzó la bomba, y
ese acto la liberó. En la familia, perdonar significa renunciar al control del
pasado para recuperar el poder sobre el presente.
Claves para una familia
y empresa madura. Las familias maduras aprenden a
dialogar, a escuchar y a resolver conflictos sin agresión ni imposición. Saben
que el afecto, la presencia y el respeto son más poderosos que la autoridad.
Evitan los modelos adversariales —los unos contra los otros— y adoptan
relaciones colaborativas. En una empresa familiar, los protocolos son
necesarios para mantener el orden, pero solo funcionan cuando hay voluntad de
respetarlos. El diálogo suave predice finales suaves: comience con calma, diga
lo necesario con claridad y cierre con empatía.
Conclusión. La manifestación del afecto
incondicional es la principal fuente de estabilidad y aceptación. Una familia
que se quiere no solo por lo que se logra, sino por lo que se es, puede superar
cualquier adversidad. La confianza, la solidaridad y la presencia son los
pilares del amor maduro. Ninguna empresa familiar prospera si su base emocional
está rota. Por eso, cada generación debe cultivar la humildad, el respeto y el
perdón para garantizar la continuidad del legado.
“Nunca tuvimos un mejor
día que hoy para dejar de ser lo que fuimos y comenzar a ser lo que queremos
ser.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario