viernes, noviembre 07, 2025

Empresas familiares que trascienden el tiempo

 Familia y Empresa: el arte de amar, perdonar y trascender

 Reflexiones del Dr. Luis Vergés sobre la madurez emocional, el legado y el equilibrio entre afecto y autoridad en las empresas familiares. 

Transcripción corregida y editada de la conferencia impartida por el Dr. Luis Vergés durante el Encuentro Empresarial de la Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN), celebrado el 30 de octubre de 2025. El texto trata de mantener el estilo oral y reflexivo del expositor. El título de la conferencia fue: “Empresas familiares que trascienden el tiempo – Construyendo relaciones para una gestión inteligente”.

 Buenas tardes.

El origen de la familia. Alguien dijo una vez que el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados. Y sé que muchos de ustedes recordarán aquel momento en que pidieron la mano de quien hoy es su esposa. Ese tipo de recuerdo nos traslada al punto de partida del tema de hoy, porque así comienza una familia. Una familia no nace con estatutos ni decretos presidenciales; nace del encuentro entre un hombre y una mujer, de una atracción profunda que da paso a la vida compartida.

 Las etapas del amor. Una relación de pareja tiene cinco fases: el enamoramiento, la realidad, la desilusión, la decisión y el amor maduro. El enamoramiento es la fase más idealizada y romántica. En ella, todo se ve perfecto y no hay defectos. Luego llega la realidad, donde se desvanecen las fantasías, pero el amor no desaparece. Más tarde aparece la desilusión, cuando los defectos se hacen evidentes y el pensamiento crítico emerge. Es ahí cuando muchas parejas se confunden y piensan que el amor se ha acabado. Sin embargo, después viene la decisión: quedarse y construir o rendirse. Y finalmente, llega el amor maduro, donde ya no solo se ama con el corazón, sino también con los valores.

 El legado y la conquista. En las familias y empresas familiares, se habla del legado y de la conquista. El legado pertenece a los fundadores; la conquista, a los sucesores. Ambos son indispensables. La humildad, entendida como el reconocimiento de que lo que somos se lo debemos a quienes nos precedieron, es la base del equilibrio entre legado y conquista. No se puede heredar sin merecer. Quien quiere recibir un legado debe también conquistar su espacio con esfuerzo y compromiso.

 Los conflictos familiares y las heridas emocionales. Las familias arrastran heridas emocionales: abandonos, favoritismos, traiciones, infidelidades. Esas heridas no sanadas se convierten en deudas emocionales que obstaculizan el crecimiento. La bondad es el rasgo más inteligente que puede tener una persona, porque solo desde la bondad se puede perdonar. En cambio, el ego, el orgullo y la falta de empatía son semillas del conflicto. Cuando en una familia o empresa aparece alguien que usa el poder para dominar y no para servir, ahí hay un problema serio.

 El afecto como base de la madurez emocional. El afecto no es solo contacto físico o palabras dulces. El afecto es presencia, cuidado y reconocimiento. El cerebro humano necesita del afecto para madurar. Sin vínculos afectivos, el niño desarrolla inseguridad, miedo y torpeza emocional. De adultos, esto se traduce en desconfianza, ansiedad y dificultades para relacionarse. Por eso, las empresas familiares deben cuidar el clima emocional de la familia. El afecto construye confianza; la confianza genera autonomía, y la autonomía fortalece la identidad.

 El perdón y la madurez emocional. El perdón no libera al otro: nos libera a nosotros. Aferrarse al resentimiento enferma. Como decía el Dalai Lama, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es una elección. El perdón sana, renueva y devuelve la paz. La historia de Kim Phuc, la niña vietnamita víctima del napalm, lo demuestra. Ella perdonó al piloto que lanzó la bomba, y ese acto la liberó. En la familia, perdonar significa renunciar al control del pasado para recuperar el poder sobre el presente.

 Claves para una familia y empresa madura. Las familias maduras aprenden a dialogar, a escuchar y a resolver conflictos sin agresión ni imposición. Saben que el afecto, la presencia y el respeto son más poderosos que la autoridad. Evitan los modelos adversariales —los unos contra los otros— y adoptan relaciones colaborativas. En una empresa familiar, los protocolos son necesarios para mantener el orden, pero solo funcionan cuando hay voluntad de respetarlos. El diálogo suave predice finales suaves: comience con calma, diga lo necesario con claridad y cierre con empatía.

 Conclusión. La manifestación del afecto incondicional es la principal fuente de estabilidad y aceptación. Una familia que se quiere no solo por lo que se logra, sino por lo que se es, puede superar cualquier adversidad. La confianza, la solidaridad y la presencia son los pilares del amor maduro. Ninguna empresa familiar prospera si su base emocional está rota. Por eso, cada generación debe cultivar la humildad, el respeto y el perdón para garantizar la continuidad del legado.

 “Nunca tuvimos un mejor día que hoy para dejar de ser lo que fuimos y comenzar a ser lo que queremos ser.”

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