Milton Tejada C.
Algunos han dado por llamarle “la
generación de cristal”. Mi opinión es que no podemos quedarnos al margen de
responsabilidad. Muchos padres han sido “maestros del cristal” y han
contribuido significativamente a la formación del carácter de esos muchachos.
Escuchaba un audio de la Dra. Natalia Ruiz de
Otero en que nos exhorta a explicarle a nuestros hijos adolescentes la
diferencia entre derechos y privilegios. Les transcribo lo que opina la Dra.
Ruiz Otero:
“Papás, qué importante es explicarles a
nuestros hijos la diferencia entre derechos y privilegios. ¿Qué
derechos tienen nuestros hijos? Tienen derecho a la educación, a una casa,
a vestido, a alimentación, pero todo lo demás son privilegios: El
telefonito que traen, el que les demos permisos, el que de pronto les demos
dinerito en la semana, el que tengan la ropa que están utilizando, todo eso son
privilegios, porque a veces los adolescentes se empiezan a confundir y empiezan
a exigir sus privilegios como si fueran sus derechos.
El poderlos ubicar en ese rango -expresa Ruíz
de Otero- es importantísimo, porque también es al mismo tiempo explicarles que
los privilegios son algo que se ganan o se pierden, y eso depende también de
las decisiones, del comportamiento y de la conducta que ellos elijan tener”,
concluye esta profesional de la conducta.
Aquí te comparto diez tips para formar
hijos fuertes, no de cristal:
1.
Enséñales a tolerar la
frustración, No corras siempre a resolverles los problemas.
Permite que enfrenten consecuencias y se esfuercen para lograr lo que quieren.
No es castigo, es entrenamiento para la vida.
2.
No los sobreprotejas. Proteger no es evitarles todo dolor, sino prepararlos para
enfrentarlo. Cuando los padres amortiguan toda caída, el niño no aprende a
levantarse. Si los amas, no quites todas las piedras del camino, enséñales a
andar sobre ellas.
3. Fomenta el pensamiento crítico. Ayúdales
a pensar, no solo a repetir. Pregunta más de lo que afirmas. Por ejemplo: “¿Por
qué crees que eso está bien o mal?”. Esto fortalece su criterio y su seguridad
emocional. Además, esto también te dará paz porque podrá ir confiando en su
juicio.
4. Refuerza el valor del esfuerzo. No
todo se logra rápido ni todo se merece. Además, como hemos señalado: una cosa
son derechos y otras son privilegios. Enséñales el gozo de ganarse las cosas
con trabajo y constancia.
5. Modela autocontrol emocional. Los niños
aprenden más de lo que ven que de lo que oyen. Si tú gestionas bien tus
emociones —sin gritar, evadir o victimizarte—, ellos aprenderán a hacer lo
mismo. También es válido mantener esto durante la adolescencia.
6.
Enséñales a convivir con
la diferencia. Fomenta la empatía sin caer en la
susceptibilidad. Ayúdales a comprender que no todo desacuerdo es agresión y que
pueden convivir con personas que piensan distinto.
7. Habla sobre responsabilidad y consecuencias. Diles con claridad: “Tus decisiones tienen consecuencias”. Evita
culpar o que ellos culpen siempre a la escuela, los amigos o las
circunstancias. La madurez comienza cuando asumen responsabilidad por sus
actos.
8. Fortalece la espiritualidad y los valores. La fe y los valores firmes son anclas en un mundo líquido. Enséñales
principios como la gratitud, el respeto y el perdón. Y la coherencia entre una
vida de fe cristiana y las conductas o comportamientos a vivir. Enséñales un NO
al relativismo moral.
9.
Dales palabras de
aliento, pero no adules. Refuerza su autoestima
real, no las infles. “Estoy orgulloso de tu esfuerzo” vale más que “Eres el
mejor del mundo.” La primera fortalece, la segunda los hace dependientes de la
aprobación.
10. Equilibra amor y límites. Ni rigidez
sin amor, ni amor sin límites. Los límites seguros construyen confianza y
carácter. La disciplina realmente nos lleva a la libertad, y el ser libre nos
lleva a ser maduros.
GRATA VIDA
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