Un cristiano está llamado a
regirse por valores cristianos a la hora de invertir, solicitar préstamos,
gestionar sus finanzas. Es decir, la manera en que administras tus finanzas no
es algo indiferente a tu ser cristiano. Las opciones que tomes, consciente o
inconscientemente, te hacen responsable de lo que coseches. Aquí te presento el tema que discutiremos en nuestras células de
la Iglesia Cristiana la próxima semana. Cualquier aporte o inquietud
sobre este tema del ahorro, te lo agradeceremos. Nos puedes escribir a: tejadamilton@yahoo.com
Dinámica para empezar.
Los líderes de células llevarán
un dibujo en una hoja con tres círculos, semejantes al semáforo –colores verde,
amarillo y rojo, como el de la gráfica-. Después de explicar que trataremos el
tema del ahorro, pide a cada persona que escriba su nombre en el círculo en que
considera que se encuentra en relación al hábito del ahorro, tanto de modo
individual como familiar. Al final, compartirán la razón por la que escribieron
su nombre en un círculo u otro.
DESARROLLO:
“El sabio ahorra para el
futuro, pero el necio derrocha cuanto obtiene.” Proverbios 21:20
Otro
pasaje:
“Bienaventurado el hombre que
teme a Jehová… bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para
siempre” (Salm 112:1.3).
Años atrás era tonto ser conocido como un derrochador,
un centavo ahorrado era un centavo ganado.
Las personas compraban solo cuando tenían el dinero.
Ahorraban para lo que querían y se aseguraban de dejar algo para el futuro. El
carácter de una persona era juzgado por su habilidad para ahorrar y proteger un
conjunto de valores ya fuera dinero, productos ó moral. La gente entendía la
sabiduría de “ahorrar para el futuro.”
El principio del ahorro
desarrolla una actitud valiosa. Nuestros pensamientos estarán en preservar las
cosas, hacer que las cosas duren más tiempo, mantener las cosas en buen estado,
y darle más uso a las cosas que ya tenemos. Eso hará que paremos de gastar
precipitadamente y nos obliguemos a pensar en la calidad y en el valor del producto,
al punto que cambiará nuestro pensamiento de “¿Qué puedo comprar?” a “Gracias
Dios mío por lo que tengo.” No es malo pensar en lo que nos gustaría tener, si
está controlado por un sistema de valores profundo. Nos ahorraremos mucha
frustración si paramos y nos preguntamos a nosotros mismos estas cuatro cosas
antes de gastar:
1. ¿Lo necesito?
2. ¿Tengo dinero para
pagarlo de contado?
3. ¿Porqué lo quiero?
4. ¿Cuándo lo puedo
comprar?
Hay muchas familias que viven,
de cheque a cheque de su sueldo, y otras de los cheques que vayan a llegar o de
las tarjetas de crédito. La mayoría de las veces es, porque no han tenido
fuerza de voluntad, para saber administrarse y ahorrar. No se dan cuenta o no
quieren dársela, que por esos adelantos de dinero, tienen que pagar intereses
abusivos. En la familia es muy difícil
pasar, de una economía basada en el endeudamiento, a una economía soportada en
la virtud del ahorro para el futuro. El ya pagaremos más adelante, pues lo
importante es satisfacer nuestros deseos de consumismo, es una política
familiar, que casi siempre conlleva malas consecuencias.
Hemos desarrollado una sociedad
desechable, de autoservicios y estamos programados para pensar: “Si lo quiero,
lo compraré. Me lo merezco ahora. Lo pagaré con la tarjeta de crédito y haré
fáciles pagos mensuales.” Luego, gastamos y gastamos, tratando de satisfacernos
a nosotros mismos y estar al ritmo de los demás. Tontamente gastamos no solo lo
que tenemos sino además lo que no tenemos.
Nos han dicho que prestar
dinero ó tener crédito es fácil. Estamos bombardeados con tarjetas de crédito
preaprobadas y el crédito ofrece “6 meses sin intereses,” no pago por un año y
así muchas otras atracciones. Pero no nos hablan del 37 al 48% de interés,
cifras diferentes a lo ofertado inicialmente. Ellos comprometen nuestra
capacidad de pago en planes cuyos pagos son casi imposibles de cumplir,
causando dificultades que pueden llegar a destruir nuestra salud y nuestros
matrimonios.
Aquellos que son sabios ahorran
y construyen para el futuro, planean y gastan sabiamente. No se reducen solo a
ser consumidores, sino que se convierten en inversionistas y ahorradores.
Cuando las cosas se ponen difíciles, ellos sobreviven. Están en paz con ellos
mismos, con sus tarjetas de crédito y con el banco.
Nuestro país debió haber
practicado este principio de ahorrar y gastar sabiamente y así no estaríamos
comprometidos con una deuda externa tan elevada. Dios tiene la manera correcta
que funciona. Si no escogemos vivir de
acuerdo a las reglas de Dios hora, muy pronto seremos forzados a hacerlo. No
seamos tontos, sino sabios y aprendamos cómo ahorrar para el futuro.
Desde
niños
“El valor del dinero se aprende desde
niños, cuando se regala al hijo una alcancía, luego se le abre una cuenta de
ahorros y se le hace ver que es bueno tener proyectos para el futuro. Y desde pequeños
es bueno estimularlos a que hagan sus cosas, tomen sus decisiones, emprendan
retos. Hay niños que son vendedores natos y quieren poner un negocio, en lugar
de burlarse, se les debería permitir intentarlo y ayudarlos con libros, o
contándoles experiencias de otros emprendedores exitosos. Si se equivocan, aprenderán
de la experiencia y nosotros, estaremos allí para darles ánimo y volverlos a
motivar si se desaniman. Para eso estamos los padres” (Cecilia Chávez Bowen,
Psicóloga).
PREGUNTAS PARA CONVERSAR
1. ¿Por qué te ubicaste
en el circulo en que te colocaste? (Brevemente, dos o tres comparten, si es
posible, uno por cada color).
2. ¿Qué tendría que
cambiar en su vida y sacrificar, para poder ahorrar un 1% u otra cantidad?
3. ¿Tiende usted a ser
una persona ahorradora o una persona gastadora?
4. ¿Qué diferencia hay
entre ser ahorrador y avaro? (Puede leerse Heb 13:5: “Sean vuestras costumbres
sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: no te
desampararé, ni te dejaré”
5. ¿Se puede afirmar
que ser ahorrador es contrario de ser generosos?
6. ¿Por qué un cristiano
tiene que diferenciarse del mundo en el tema del ahorro?
Editado y
ampliado a partir del tema escrito por John Schrock–Hombre de negocios. / La Red
Business Network

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