viernes, agosto 14, 2009

Desde mi estudio / La inocencia del lenguaje

La inocencia del lenguaje -o la dificultad de ver consecuencias

“La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos”, así se expresaba el físico y matemático francés Jean Le Ron D´Alembert. A veces pienso que empresarios y políticos no actúan deliberadamente para engañarnos, pero sí lo hacen teniendo muchas dificultades para ver las consecuencias de sus planteamientos.

Primer caso. Odebrecht y los fabricantes nacionales de tuberías.

Los fabricantes nacionales de tuberías (PVC) reclaman que las compras de ese renglón para obras gubernamentales se incluya al país como probable suplidor. Señalan un caso, la construcción del acueducto de Samaná por parte de la brasileña Odebrecht, las cuales aseguran que adquiere las tuberías más caras en su país que lo que podría adquirirla en el nuestro.

Odebrecht responde. Se trata, dice, de condiciones contractuales. “La República de Brasil facilita a la República Dominicana financiamiento en condiciones muy blandas… bajo la condición de que el Estado lo utilice mediante la compra de bienes y servicios de la República Federativa de Brasil”. La pregunta, qué pasa si lo que Brasil suple es más caro que lo local, aunque sea de la misma calidad.

A esto también Odebrecht tiene una respuesta en su comunicado de hoy, la cual creemos ambiguas y propia de lo que hemos llamado la “inocencia del lenguaje”: “es oportuno puntualizar que sobre las cuentas del Estado dominicano no recae ninguna diferencia de precio, sean las tuberías compradas en Brasil, República Dominicana o cualquier otro país”…. ¿diferencia de precios en relación a qué? ¿A lo establecido en el contrato? ¿A partir de qué precios y de qué mercados se formuló dicha propuesta? ¿Brasil? ¿Precios promedios internacionales? ¿Si el precio es más barato aquí, Odebrecht devolverá al Estado dominicano la diferencia y el Estado dominicano compensará a los fabricantes de tuberías por esta inconsecuencia? Sin respuestas a estas preguntas, el lenguaje queda como inocencia… o nosotros quedamos como tontos.

Segundo caso. Bengoa, los generadores y el consumo de gasoil.

Preocupa: una reducción de 7 millones 800 mil galones en el consumo de gasoil en este año con relación al año pasado.

Para el Ministro de Hacienda, Vicente Bengoa, esto representa “algo raro”. En el gasoil, según el reporte periodístico, puede haber trasiego hacia vehículos privados o públicos. Solución: reclasificación de las empresas generadoras de modo que las que no se encuentren conectadas al sistema no reciban los beneficios de la exoneración de combustible.

No entendemos la lógica.

En primer lugar, si hay reducción, bajo cuál alegato se habla de trasiego. Si hubo trasiego hay que buscarlo no ahora, sino en los momentos en que el consumo era más alto.

En segundo lugar, la reclasificación de las empresas es de esas amenazas a que está acostumbrado el ministro de Haciendas y constituye, al igual que el caso de Odebrecht, una “inocencia”. Si las 20 empresas que no están conectadas al sistema eléctrico dejan de recibir los beneficios otorgados a los que sí la están, se encarece la energía eléctrica de los clientes suplidos por las mismas: empresas, industrias, sector turístico….

¿Quiere el Gobierno obligar a las empresas a interconectarse al sistema? ¿Pretende cambiar hacia un modelo productivo incrementando el costo de la electricidad para aquellas empresas que han esbozado una solución independiente del sistema y, probablemente, más segura y rentable? Señor ministro ¿quién pagaría los platos rotos?

Bueno, hoy es viernes y aunque no sea 28 de diciembre, son posibles las inocentadas.

Milton Tejada C.
tejadamilton@yahoo.com / tejadamilton@gmail.com