jueves, marzo 22, 2018

Tía Fanny: un corazón para los demás

Historia de Vida:
Tía Fanny, un corazón para los demás

Milton Tejada C.

Esta Historia de Vida fue escrita en agosto del 2016 como requisito de una materia en el Máster sobre Psicología de la Educación y el Desarrollo Humano (Universidad de Valencia-UASD). Para mi, ha sido una segunda madre en quien he fortalecido la entrega, el compromiso, la rectitud, la integridad y el amor. La difundo hoy con motivo de que Diario Libre la ha escogido como finalista en su reconocimiento MUJER DEL AÑO. Ella, a sus casi 86 años, es Mujer del Año y de parte de nuestras vidas para muchos en mi familia.

Contenido

Resumen/Abstrac

1.    Introducción y diseño metodológico
2.    El enfoque de la historia de vida
3.    Historia de la tía Fanny: la entrega como motivo
3.1. La historia de vida de acuerdo a etapas vitales
3.1.1.   Infancia y adolescencia
3.1.2.   Juventud y adultez
3.1.3.   Envejecimiento y servicio social: una madurez regenerativa
3.2. Algunos temas clave en la vida de la tía Fanny
3.2.1.   Una madre muy admirada
3.2.2.   Pedro, el esposo y padre
3.2.3.   Sus convicciones religiosas
3.2.4.   El servicio social la sostiene.
4.    Análisis y reflexiones finales

Referencias bibliográficas


Resumen

En esta historia de vida se recorre el ciclo vital de una persona, Fanny Francisca Antonia Tejada Rodríguez. Tiene 84 años, vive en República Dominicana. A partir de una entrevista hecha en dos sesiones, se construye un relato en el que se evidencian sus etapas del ciclo vital, los temas claves a lo largo de su trayectoria, el motivo principal que ha orientado la mayor parte de su vida y se analiza también cómo ha cumplido con las diversas tareas evolutivas. Palabras clave: historia de vida, ciclo vital, eventos estresantes, tareas evolutivas.

Abstrac

In this story of living the life cycle of a person, Fanny Francisca Antonia Rodriguez Tejada travels. Is 84, he lives in the Dominican Republic. From an interview conducted in two sessions, a story in which stages of the life cycle are evident, the key issues throughout his career, the main reason that has guided most of his life and analyzed is constructed also how it has complied with the various developmental tasks. Keywords: life history, life cycle, stressful events, developmental tasks.

1.    Introducción y diseño metodológico

Fanny Francisca Antonia Tejada Rodríguez -la tía Fanny- nació el 17 de noviembre del año 1932, al inicio de una de las dictaduras más largas y sanguinarias vividas en República Dominicana, siendo la cuarta de una familia bastante numerosa de nueve hijos del matrimonio y dos hijos de otras relaciones del padre.

La tía Fanny
Su familia, en los primeros siete u ocho años de su vida, fue considerada como acomodada, pero diversas circunstancias le llevaron a vivir en niveles de pobreza crítica, aunque “soportados con dignidad, eso sí”. Hoy, a sus casi 84 años, está prácticamente ciega y con una sordera avanzada, pero lúcida en sus argumentos y con recuerdos muy vividos de eventos y procesos de diversas etapas de su existencia.

Este es un viaje familiar pues toca las raíces de quien recoge y organiza esta historia de vida pero, además, la tía Fanny nos acogió cuando emigramos a la ciudad capital a continuar nuestros estudios[1]. La historia vivida y contada se hará como testimonio de una mujer que nos permite recorrer acontecimientos del país, de su familia, de sus relaciones más cercanas, de sus causas sociales asumidas con pasión y de sus momentos críticos. Puede resumirse esta historia en una frase: una vida para los demás. La relación con ella se estableció por el parentesco existente (sobrino-tía) y por el fuerte lazo afectivo desarrollado ya que el entrevistador vivió en dos ocasiones en casa de la entrevistada.

Se pretende ayudar a comprender mejor a tía Fanny, aportar a la comprensión desde el punto de vista psicosocial de segmentos de la historia nacional y familiar y comprender mejor las etapas del desarrollo de la persona desde una perspectiva ericksoniana.  

Un primer supuesto es que contar una historia es releer la historia. “Todo punto de vista es la vista desde un punto”[2] expresó una vez Leonardo Boff, teólogo brasileño, lo cual aplica perfectamente a este supuesto. Es posible que una misma historia, una misma persona, según el momento y el lugar desde el cual se haga, relate el transcurrir de un proceso o de un acontecimiento de formas diferentes.

¿Cómo describir brevemente el “lugar” vital de la tía Fanny hoy? Como hemos dicho: ciega y casi sorda, cuidando a su hija menor, Roselín, la cual nació con Síndrome de Down[3], militante y fundadora de una organización de la sociedad civil que busca defender los derechos de las personas con discapacidad y, sobre todo, tratar de que padres, amigos y relacionados superen prejuicios e ignorancia (“Fe y Luz”) que hoy ya dirigen otras personas. Recientemente, se ha lanzado integrar una organización que ha denominado “Una gota de leche”, tratando de lograr “padrinos” para niños y niñas de corta edad que carecen de ese alimento básico para su crecimiento.

Se asume el enfoque narrativo como la reconstrucción oral de las experiencias personales de la tía Fanny, contada en el momento actual (situada, por lo tanto). Se trató de establecer puntos críticos o de inflexión que produjeron cambios en la vida de la tía Fanny, fueran estos normativos dentro del ciclo evolutivo de la persona o, por el contrario, muy particulares. Esta perspectiva guiará el análisis al final.

La historia fue contada linealmente pero en algunos momentos fue necesario retornar a etapas anteriores para entender los hechos posteriores. Además, el que la historia fuese contada linealmente evidenció aún más los motivos fundamentales que han conducido la vida de la persona entrevistada. Probablemente se requeriría de una tercera sesión para llenar algunos vacíos cronológicos, pero esto se ha obviado en esta primera aproximación, tomando en cuenta el propósito de esta historia de vida.

Aspectos metodológicos
Este trabajo se enmarca en el modelo de investigación cualitativa, descriptiva para conocer y analizar una historia de vida. El relato considera las etapas del ciclo vital y acontecimientos críticos como clave de lectura y organización de los resultados obtenidos a través de una entrevista abierta, tomando en cuenta conceptos como etapa vital, puntos de giros o eventos estresantes, transiciones y, de trasfondo, la historia se analizará tomando en cuenta la descripción de las tareas evolutivas planteadas por Erik Erikson, pero no sólo en el período adulto.

Algunos elementos de la entrevista en sí fueron los siguientes:
  1. La entrevista se realizó en dos momentos relativamente breves, de una hora aproximadamente cada uno (dado que la persona entrevista, por su avanzada edad y condición, no resistía esfuerzos mayores).
  2. Ambos momentos fueron registrados en un grabador y se tomaron algunas fotos y microvideos. Las grabaciones fueron transcritas  (obviando algunas interrupciones breves).

·         No siempre los hechos o procesos vividos fueron ubicados adecuadamente en el tiempo, excepto cuando interesaba para ubicar en qué etapa de la vida de la persona se produjeron. No se trata de una técnica utilizada al servicio de la historiografía, sino de la psicología del desarrollo.
·         La primera sesión se efectuó el 8 de julio y la segunda el 18 de julio de 2016.
·         Al final del segundo momento de la entrevista hubo un detalle que, aunque no formará parte de la historia de vida, indica parte de la confianza con la que la tía Fanny contó su historia. Nos entregó las cartas de amor dirigida a su esposo (fallecido), durante los años 1960 y 1961.

El objetivo del trabajo es la realización de una exposición y análisis del desarrollo humano de Fanny Tejada Rodríguez (la tía Fanny), sus tareas evolutivas y sus eventos estresantes.

El siguiente es el organigrama de la familia de origen de la tía Fanny (sus padres, sus hermanos), es decir, la familia Tejada Rodríguez. También se presenta el diagrama de su propia familia (Guzmán Tejada), mucho más corta, puesto que sólo tuvo dos hijos y de ellos sólo uno contrajo matrimonio.

El esquema de la familia Guzmán Tejada es el siguiente:



Mientras que el esquema de la familia de origen de la tía Fanny es el siguiente:




2. El enfoque de la historia de vida

Antes de exponer el relato, se requiere de algunas precisiones para entenderlo mejor como un esfuerzo que busca reconstruir el ciclo vital de una persona, sus motivos, sus acontecimientos críticos, las líneas continuas y no continuas en su existencia.

Un primer elemento es que se asume que la objetividad de esta historia de vida no viene por la correspondencia directa de los hechos y procesos relatados con la realidad “tal como fue”, sino que viene dada porque estos acontecimientos y procesos tienen dos características: son auténticos para la tía Fanny, elementos importantes de su biografía y, en segundo lugar, tienen verosimilitud, son o pudieron ser verdad (salvo errores de ubicación temporal).

Se asume el punto de vista “interno”, como lo enuncian Villar y Triadó (2006) quienes indican que bajo esta perspectiva lo importante es centrarse en la experiencia vital particular, tal cómo es percibida por la persona, comprendiendo su comportamiento desde la propia persona. Surgen razones, justificaciones, percepciones, pero particulares, no generales, sobre cómo y por qué se comportó de una determinada manera o tomó unas decisiones y no otras.

Tradicionalmente el ciclo vital comprendía las etapas de infancia y adolescencia, mediana edad o adultez y, finalmente, vejez con el consiguiente declive de capacidades y facultades. La psicología del desarrollo, indican también Villar y Triadó (2006) se concentró en un modelo que enfatizaba elementos de carácter biológico, pero obviaba aspectos como las capacidades y funciones psicológicas y sociales (inteligencia, memoria, bienestar subjetivo, relaciones sociales), tendiendo a percibir a la persona de modo pesimista más allá de la juventud.

Es precisamente Erik Erikson y su concepto de tareas vitales o evolutivas el que viene a ampliar esta visión. Para Erikson la madurez no es un tope a partir del cual la persona empieza a declinar, sino que la persona, a lo largo de su ciclo vital, se encuentra con la necesidad de dar respuesta a determinadas demandas sociales y psicológicas. Una respuesta exitosa implica incrementar su nivel de madurez, expandir su yo. En cambio, una respuesta inadecuada a las exigencias le conducirá a estancarse y a perder o reducir la capacidad de responder adecuadamente a siguientes retos, etapas o encrucijadas.

La historia de vida nos permite el análisis de saber qué tan acertada fue la respuesta de la persona a los diversos momentos-compromisos en los que se vio envuelta. Además, nos permitirá establecer también si hubo elementos que no se corresponden con lo normativo o pautado en la psicología porque no fueron resueltos o porque fueron resueltos en un momento posterior, por ejemplo, a lo esperado socialmente.

“Desde este punto de vista el ciclo vital se contempla como un proceso abierto en el que se pueden dar tanto pérdidas como ganancias en las diferentes edades, en función de si se resuelve o no cada una de las encrucijadas típicas de cada momento vital” (Villar y Traidó, texto docente, s.f.). Es decir, puede resultar en balances negativos o balances positivos. Balances negativos posibles de una determinada encrucijada pueden ser, por ejemplo: depresión, aislamiento, sentimientos de culpa, temores, mientras que balances positivos pueden ser la capacidad autocrítica, la satisfacción con determinados logros o con la vida, el compromiso con el entorno, etc.

El hecho de que el ciclo vital sea un proceso abierto, desde la visión de Erikson, es precisamente lo que permite que autores como Juan José Zacarés González replanteen el tema de la adultez y formulen la propuesta de “adultez emergente”.

3.    Historia de la tía Fanny: la entrega como motivo

En este informe se abordarán tres niveles de la historia de vida de  la tía Fanny:

1.    La historia de vida de acuerdo a etapas vitales.
2.    Momentos críticos y/o resolutivos en la historia vital de la tía Fanny.
3.    Algunos temas clave en la vida de la tía Fanny

Finalmente, se externarán algunas reflexiones o análisis a partir de la exposición.

La tía Fanny a sus  casi 84 años conserva su lucidez mental, a pesar de que está prácticamente ciega y de que su capacidad de oír está muy reducida. Estas circunstancias –especialmente la sordera- hizo de la entrevista un esfuerzo en términos de saber que entendía lo que se le preguntaba, pero un esfuerzo que hemos visto recompensado.

Los expertos recomiendan dos sesiones de una o dos horas en la entrevista. Una primera sesión en que se recoge la historia del modo más libre posible y una segunda sesión en que se guía un poco más con el objetivo de entender sucesos, ubicar fechas, llenar vacíos, dar significados. Sin embargo, en el caso de la tía Fanny, por sus condiciones físicas, estas dos sesiones se redujeron a encuentros de menos de una hora, los cuales anexamos transcriptos al final. Al igual que a muchas personas de su edad, el sofocante calor del verano la agota (tuvimos temperatura de 35 y 36 grados Celsius en esos días).

La tía Fanny creció de una familia de nueve hermanos “de padre y madre”, siendo la cuarta de tan numerosa prole. Sus padres, Emilio y Emilia, fueron agricultores toda su vida, pero mostraron una obsesión fuera de lo común –para la época que vivieron- por la educación, especialmente con el propósito de que sus hijos e hijas alcanzaran un grado universitario. Cinco de ellos lo lograron. Dos se dedicaron al comercio, uno siguió los pasos de sus padres y se dedicó a la agricultura minifundista y la otra murió siendo una adolescente. Esto es un hecho que veremos reflejado más adelante en la propia vida de la tía Fanny. Actualmente sólo sobreviven tres de los nueve, los otros seis han fallecido.

Además de esos hermanos de “padre y madre”, el padre de la tía Fanny tuvo dos hijos en relaciones que se consideraban “extramaritales”, los cuales también viven.

Su historia de vida está marcada por diversos puntos críticos que no necesariamente indican transiciones relativas a etapas evolutivas. En ese sentido, los acontecimientos  críticos de una vida como la de tía Fanny no por obligación han de ser los acontecimientos críticos de las etapas evolutivas humanas.

Los hechos y procesos estresantes pueden ocurrir en cualquier etapa, pueden marcar la etapa que se vive o marcar las siguientes etapas… y hay hechos que se extienden a lo largo de uno o más período marcando, casi sin darse cuenta, la forma en que se desarrolla la línea de vida.

3.1. La historia de vida de acuerdo a etapas vitales

3.1.1. Infancia y adolescencia

La infancia de la tía Fanny estuvo marcada por el gozo y alegría propia de la niñez, pero también por acontecimientos dolorosos que marcaron la familia de modo definitivo y que la empujaron de una posición acomodada económicamente a una posición de pobreza, de un núcleo agrupado bajo un mismo techo, a una familia dispersa, de unos hermanos que lograron abordar el ciclo vital de la infancia y los estudios en la edad esperada, a excepciones de otros hermanos como ella misma y otros dos que terminaron tardíamente la educación básica, entraron tardíamente a la universitaria o no entraron nunca a la escolaridad.

Nació en Juan López Abajo[4], Moca, un 17 de noviembre del año 1932. A pesar de estar en condiciones económicas, Fanny expresa que es desde ese momento marcada por la pobreza:

“Mi mamá me cuenta que yo nací sumamente pobre, porque  mi papá era negociante y estaba muy ocupado y ella le dijo, dos o tres veces, que él tenía que ir a Santiago a comprar lo que necesitaba para el embarazo, y él le decía que sí, pero se le olvidaba. Mi mamá dijo que no le iba a decir más nada. Cuando yo nací no tenía ni un pañal, eso a mí me lo contó mi mamá”.

La tía Fanny describe su niñez marcada por diversos contrastes que fortalecen lo señalado. Capaz de disfrutar de los juegos de la niñez, diferente en el sentido de no aceptar la segregación que se hacía entre niños y niñas, xxxx

Es así que cuenta que de niña le gustaban las muñecas “tanto que yo añoraba que el Niño Jesús[5] me dejara una. Yo recuerdo que una vez vivíamos en una casa alta, piso alto y la terraza abajo era de cemento y el Niño Jesús me dejó una muñeca de porcelana y a mí me dio una alegría tan grande que tiré la muñeca para arriba y se cayó hecha añicos y me fui en llanto, la muñeca murió el mismo día”.

El elemento más crítico de su infancia y la adolescencia (1932-1950) fue el alcoholismo del padre, cuando tía Fanny contaba con siete u ocho años de edad. Alcoholismo que, sin embargo, fue aceptado por la madre pese a la presión de su familia sanguínea de que abandonara o se divorciara de su esposo. En ese sentido, la tía Fanny cuenta que:

“La familia de mi mamá quería que ella se divorciara y recuerdo que oí una conversación de una reunión de los hermanos de  ella con ellos en la terraza. Ellos no sabían que yo los estaba escuchando porque yo estaba jugando debajo de la mesa y ellos estaban sentados. Recuerdo que mi mamá le dijo…  recuerdo tanto que recuerdo las palabras, que mi mamá le dijo: “Yo no me divorcio de mi esposo por cuatro razones: Uno, los cinco primeros años de matrimonio fue un hombre ejemplar; dos, la familia de él es muy corta y yo no lo puedo separar de sus hijos porque sus hijos son los que lo van a ver cuando él este anciano. Tres: Yo no le puedo prohibir que venga a ver sus hijos porque la ley lo ampara, entonces dejaré de ser su esposa y la gente me lo dará de amante, prefiero ser la esposa separada de la casa que la amante del público. Cuatro, es que  ustedes no saben que el alcoholismo es una enfermedad y los enfermos se cuidan y no se abandonan”.

La propia Fanny asumió el argumento de la madre al expresar que “el  alcoholismo es una enfermedad como las drogas, los drogadictos no se desamparan, lo que hacen es que se reúnen en casas de alojamiento para curarlos”.

El alcoholismo de su papá es también el elemento que explica la pobreza en que vivieron a partir de determinado momento y muchas de las dificultades sostenidas para mantener cohesionado el núcleo familiar, así como el papel preponderante de la madre en la vida de los Tejada Rodríguez.

Ahí empezamos a descender económicamente, tan drásticamente que llegamos a vivir en la miseria y de ahí nos mudamos… una de las cosas que tuvo mi vida de niña fue que nos mudamos 15 veces, no de una casa a otra sino de un pueblo a otro. De ahí nos mudamos a un lugar muy inhóspito. Había un río muy insano detrás de la cocina y había mucho mosquito y a la casita no le habían echado suelo, el piso era de tierra y le salían muchas hierbas y recuerdo que pasamos mucho trabajo porque nos enfermamos casi todos. Ahí cayó enfermo Alfredo”[6].
                                                               
Este hábitat contribuyó a que la familia enfermara de paludismo. Los hermanos de la madre tomaron control de la situación, dispersaron a los hijos en diversos hogares (lo cual informaron al padre) y, además, murió en a casa una de las hermanitas, todavía una bebé (Miriam)[7]. Fanny narra el episodio como señal del valor de la madre y del cuidado hacia el resto de sus hijos.

En la dispersión, la tía Fanny fue a vivir con un tío hermano de su madre, Moncito Rodríguez, hogar en el que estuvo algo más de dos años. Esta situación afectó su educación escolar, pero pudo avanzar aunque puede afirmarse que estaba en edad sobre escolar. Es por eso que explica:

“Ya yo tenía 8 años eso fue en el 40 y nunca me pusieron en una escuela particular. Hice los dos primeros cursos en el  primer año y el año próximo hice tercero, cuando pase a cuarto (nota MT: de educación básica, la cual era obligatoria) volví a mi casa porque ya papá había reunido otra vez la familia”.

Su papá reunió la familia. Esto implicó el retorno a un hogar, pero también que el proceso escolar de la tía Fanny se interrumpiera por un breve tiempo, volviendo a hacerlo como interna en un colegio católico en un pueblo cercano a donde vivían. Es una anécdota que revela el carácter emprendedor de Fanny y su preocupación por la superación académica:

“Yo recuerdo, como una anécdota también, que yo fui hablar con la madre para que me dieran una beca en el colegio. Ella me dijo que estaba todo lleno. Entonces  yo le hice una carta, que le dije a papá que me ayudara hacer, entonces papá sabía escribir muy bien a pesar de que no había hecho grande estudios, pero sabía. Aprendió muchísimo.

Entonces cuando le llevé la carta ella la leyó. Dijo que no había espacio. Entonces yo le dije que si ella había leído la vida de George Washington y me dijo que no. Cuando él fue a solicitar entrada a  la universidad el cupo estaba lleno, y había en la sala un florero con rosas. Entonces él cogió y llenó un vaso de agua, lleno hasta el borde, y cogió un pétalo de rosas y lo puso sobre el agua, y dijo: yo coloco este pétalo aquí y el agua no se vota. Por uno más, uno menos, no va a faltar una butaca.

Ahora yo le digo a usted (Nota MT. Sigue el relato como si se dirigiese a la religiosa), por una más, por una menos, no va a faltar un vaso de leche para dar a una niña. Entonces parece que la madre se conmovió, porque era una niña de 12 años que le está hablando de esa forma. Ella me dijo: “dile a tu mamá que venga a verme el domingo”.

Le dije a mi mamá y mamá muy preocupada fue al domingo siguiente conmigo a misa, para luego ir al colegio. La madre le dijo: “yo la mandé a buscar para darle esta lista, que es la ropa para que mande a la niña, que ya la clase empieza en esta semana”.

Cuenta que ahí completó el séptimo curso  y se encontraba en octavo (en ese momento se consideraba educación intermedia el séptimo y octavo grado de educación). Sin embargo, otro acontecimiento interrumpió de nuevo los estudios de Fanny: la muerte ahogada de una hermana adolescente, Ellín, quien contaba con once años de edad.

Este episodio también significó una nueva mudanza del hogar familiar a un municipio de la Provincia Espaillat, Villa Trina. Ya Fanny iba a cumplir 18 años.

Gracias al aprecio que obtuvo en el colegio donde estudiaba en Salcedo pudo concluir el octavo curso y avanzar en sus estudios de educación media (actualmente bachillerato) ya que la directora del colegio le propuso que continuara como estudiante libre[8], para lo cual debía contar con los libros y el programa.

“Mamá me dijo: “escríbele a la madre, que te haga diligencia de conseguirte el programa y vamos hacer una actividad económica para que compres los libros. Esta misma tarde tú puedes salir a los distintos comercios y ofrecerle que si tú haces velas  para vender y ellos te la compran”.

Fue la ocasión para mostrar el espíritu emprendedor de ambas mujeres. Pudo obtener los fondos para comprar los libros fabricando velas (República Dominicana carecía de energía eléctrica en la mayor parte de su territorio). Explica que “no había fábricas de velas. Las velas que vendían en los colmados eran caseras. Yo fui comercio por comercio, a vender mis velas y todos me dijeron: la que tú hagas te las compramos todas”.

Fue así como concluyó el octavo (afirma que como la más distinguida en matemáticas, felicitada por el jurado examinador, lo cual constituyó un elemento motivador para continuar los demás cursos en la modalidad de estudiante libre).

Fanny se caracteriza a sí misma como sumamente sociable. Incluso destaca una diferencia con sus hermanos: mientras a ellos –dice- no le gustaba mudarse de un pueblo a otro, como lo hizo la familia, ella lo disfrutaba porque lo consideraba una oportunidad para hacer nuevos amigos.

“Siempre he tenido muchos amigos, que me quieren y yo los quiero. A nosotras nos criaron adelantada a nuestro tiempo, porque en ese tiempo la hembras no se podían juntar con los varones, ni podían jugar con los varones, nosotras sí, yo sí jugaba con los varones pelota cuando niña”, indica.

Ella menciona varios amigos y cuenta algunas anécdotas sobre los mismos.

Es al cerrar el ciclo de la infancia y la adolescencia cuando la tía Fanny muestra su primer cuadro grave de enfermedad. La declaran tuberculosa.

“La tuberculosis no se sanaba, pero el que me atendió era mi tío (Nota MT: Bienvenido), hermano de mi mamá, que era un médico excelente. Mi tío le dijo a Pucho, que fue quien me llevó: “yo tengo un amigo en los Estados Unidos que se llama el doctor Clate, que habló de un experimento que están haciendo para sanar la tuberculosis. Ese experimento no ha salido, pero yo lo voy a llamar para que me consiga un tratamiento de ese medicamento, y si resulta ganamos, y si no, no perdemos nada”.

Asegura que el tratamiento dio resultado y que quedó curada de la entonces terrible enfermedad.

3.1.2.   Juventud y adultez

¿Logró la tía Fanny una transición normativa de la adolescencia a la juventud y la adultez? La niñez y la adolescencia de la tía Fanny estuvieron marcada por la asunción de responsabilidades de persona adulta, en un contexto familiar difícil. Sin constituirse en una familia disfuncional en el sentido de la ausencia del padre, sí lo fue en el sentido de que el padre no jugó el papel de suplidor de las necesidades materiales de sus hijos, constituyó un referente de dificultades emocionales significativas y, además, pareció ausente como referencia en la guía del hogar.

Además, tampoco fue normativa en el sentido escolar. Por un lado, dio muestras permanentes de asumir los estudios como un elemento valioso en su formación, pero por otro curso sus estudios en sobreedad escolar, de modo que a los 18 años se encontraba concluyendo –de modo libre- el octavo curso, cuando la media de edad giraba en torno a los 14 a 15 años en la población adolescente de entonces.

La muerte de Ellín, la hermana adolescente que falleció ahogada, depositó sobre sus hombros la responsabilidad de apoyar a la madre en la educación de sus hermanos menores. Su hermana mayor ya se había casado –lo hizo extremadamente joven, como se verá más adelante-.

La juventud de la tía Fanny se caracteriza por:
·         Concluir el bachillerato cursando la mayor parte de él como estudiante en la modalidad libre (1950-1954);
·         Interrumpir los estudios y dedicarse al trabajo remunerado junto a su hermano mayor, un próspero negociante de café y quien además fue clave en sostener a su familia materna;
·         No revelar ninguna relación sentimental significativa con el otro sexo, hasta pasado los 25 años;
·         Sufrir el rechazo social de ser señalada, junto a su familia, como enemigos del régimen político de turno, aun ella no se encontraba directamente involucrada en la oposición al tirano Rafael Leónidas Trujillo;

Mientras que algunos de los acontecimientos que marcaron la adultez de la tía Fanny fueron:
·         Realizar sus estudios universitarios en el área de Educación y Psicología;
·         Su matrimonio con Pedro Guzmán, su esposo;
·         El nacimiento de los hijos;
·         La muerte de los padres (1969 y 1976);
·         El desarrollo profesional, tardío pero exitoso;
·         El inicio de su compromiso social a través del inicio de una institución: “Fe y Luz” (que es de carácter internacional, pero el capítulo dominicano fue iniciado por la tía Fanny) y, finalmente,
·         La muerte del esposo (1999).

A partir de 1954 y hasta 1971, estudio y trabajo van en caminos paralelos. En lo laboral su vida de joven adulta empezó inmediatamente concluyó su bachillerato (1954) junto a su hermano Pucho. Considera que se trataba de una carga de “mucha responsabilidad”.

“Empecé a trabajar como cajera, para una empresa que compraba café para exportación. Yo manejaba mucho dinero, a veces tenía que recibir el dinero en sacos, porque yo pedía que me lo llevaran lo más menudo posible y me lo llevaban en sacos. De cajera pasé a ser la asistente de contabilidad, pero llevando la caja, y después me pasaron a ser la contable, pero llevando la caja también, y ahí dure varios años trabajando”.

En este contexto laboral, se produce lo que la tía Fanny considera el momento más estresante de su vida: el encarcelamiento de sus hermanos. El evento ocurrió el 20 de enero de 1960. Un movimiento clandestino que buscaba el derrocamiento del régimen de Trujillo (Movimiento 14 de Junio) había sido descubierto y su hermano Pucho era una de las figuras relevantes en la Provincia de Moca. Indica:

“La angustia más grande que viví quizás fue cuando cogieron a mis hermanos presos. Tomaron presos a Alfredo, Pucho (Nota MT: Rafael, su hermano mayor), Bienvenido y a Salvador. En ese tiempo todos los que cogían presos por política lo desaparecían. El gobernador de Moca llamó a Moncito y le dijo que no esperaran que esos muchachos regresaran, como que lo iban a matar, eso tío Moncito me lo dijo a mí”.

La mayor carga emocional provino:
1.    Por el hecho de saber que la vida de sus hermanos estaba en riesgo;
2.    Por la obligación de hacerse cargo de una empresa mediana en donde tres de los cuatro apresados trabajaban y, finalmente,
3.    Porque este tipo de hecho generaba rechazo social, alejamiento de amistades, temores de quienes estaban más cerca porque, como indica Fanny, “quien era enemigo de Trujillo era considerado enemigo del pueblo”.

“En ese momento la gente nos rechazaba, todo el mundo. Por ejemplo, Donaldo que trabajaba con nosotros, estábamos un día parados en la calzada del almacén y vino una muchacha dijo: “Donaldo, ven acá”. Él le dijo “Pero ven tú”, y ella le respondió: “No,  tú sabes que yo no puedo ir a reunirme con Fanny, eso me perjudica”.

Personas que trataban a Fanny y a la familia con aprecio, ahora trataban de evitar su presencia. Cuenta que incluso si ella iba por una calzada, cruzaban a la otra para no tener que encontrársela de frente y no tener que saludarla. Es un retrato de lo que la mayor parte de los dominicanos considera una época de terror.

El estrés le llevó a enfermar: caída del pelo, vómito, pérdida significativa de peso (de unas 120 libras bajó a cerca de 80, según indica ella).

El régimen dictatorial estaba sufriendo muchas presiones internacionales e incluso presiones internas por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica. Esto, junto a diligencias particulares, hizo posible la excarcelación de los hermanos en el transcurso de los próximos seis meses.

“A Alfredo lo soltaron a los nueve días porque Alfredo lo apresaron equivocado, pero Alfredo me angustió más porque él estaba muy callado, no decía nada. Alfredo lo amenazaron que si él decía algo de lo que él había vivido en la cárcel, sus hermanos iban a quedar presos y eran los que iban a pagar y él no decía nada, solo que ellos estaban bien. A Salvador y a Pucho lo soltaron a los seis meses y a Bienvenido lo soltaron antes, como dos meses antes, a los cuatro o cinco meses cuando a Bienvenido lo soltaron fue equivocado, porque habían dado la orden, un hermano de Trujillo, que soltaran a Tejada Rodríguez y al que soltaron fue a Bienvenido, tenían los mismos apellidos”, explica la tía Fanny[9].

La muerte de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, comenzó a variar el panorama político en República Dominicana. Sin embargo, Fanny no sigue en Villa Trina, se muda junto con su madre a San Francisco de Macorís, en donde habían construido una casa. Allí consiguió trabajo como Secretaria de Estrado de la Primera Cámara Penal, puesto en el cual duró hasta 1963, cuando fue cancelada (este hecho  la haría pensar en estudiar la carrera de Derecho).

“Trabajaba en la Justicia (Nota MT: Había logrado ser trasladada desde San Francisco de Macorís a Santiago de los Caballeros), cuando subió el gobierno de Juan Bosch (Nota MT: Febrero 1963), a la primera persona que cancelaron en el país fue a mí. Cuando Juan Bosch dijo por la radio que iba a pasar la aplanadora, a mí fue la primera que me cancelaron ¿Por qué? Porque Pucho, mi hermano, era Secretario General de la Unión Cívica Nacional, que era el partido de oposición al Partido Revolucionario Dominicana (Nota MT: Liderado por Juan Bosch). Entonces yo era hermana de él y trabajamos en la Justicia, me cancelaron de una vez”.

A pesar de este hecho laboral, Fanny Tejada Rodríguez contrajo matrimonio el 7 de diciembre de 1963 con Pedro Pablo Guzmán Almánzar. Tía Fanny contaba con 31 años, muy por encima del promedio de edad con la que solían casarse las mujeres dominicanas en esa época.

Ella relata que conoció a quien sería su esposo mientras laboraba con su hermano en Villa Trina. Los recelos políticos generaron alguna resistencia en la familia de Fanny.

“Él (Pedro) era Secretario del Partido Dominicano[10], y yo trabajaba con Pucho y Pucho era opositor al gobierno. Entonces la familia mía se oponía a esa relación, que nos tratáramos, porque creía que Pedro me estaba chequeando a mí, porque la gente vivía tan recelosa que yo sabía, pero no podía decir a ellos que Pedro, aunque estaba trabajando en el Partido Dominicano, estaba en la misma condiciones porque sus cuñados también estaban presos. La familia de él estaba embarrada, como decían”.

Añade con un dejo de ternura: “Luché por no enamorarme de él, pero él me gustaba”. Cuando se le pregunta por qué se casó tan tardíamente para las costumbres de la época, lo atribuye a dos causas. La primera es el sufrimiento de un desengaño con “un hombre hecho y derecho” y la segunda es que la hermana mayor se había casado muy joven (no había cumplido todavía los 16 años) “y se llenó de hijos. Milana y yo no queríamos repetir esa experiencia. Tuvo siete muchachos, uno detrás del otro,  con una familia muy numerosa y muy pegado uno de otro, entonces la cargaba demasiado y nosotras nos veíamos en el espejo de Altagracia, esa fue una de la razones”.

“Pedro era un “Juan de los palotes”, como decimos, que vivía de un sueldito de 25 pesos que era lo que pagaban, pero ese era el que me tocaba, ese fue la que me hizo feliz, nos casamos en el año 1963. Cuando nos casamos, nos fuimos a vivir a una habitación en la calle de España en Santiago, en una parte céntrica, pero a una habitación, después fue que sacamos una casita en El Retiro y nos fuimos a vivir al Retiro”.

Ella se consideraba atractiva para el sexo masculino.

“Cuando yo vivía en Villa Trina, que estaba ya en plena juventud, una mujer hecha y derecha, me dicen que yo era muy bonita y que todos los muchachos estaban enamorados de mí”, explica, contando una anécdota para ilustrar esto. Fue “Reyna de las Fiestas Patronales”, un título de belleza local que tienen las comunidades en República Dominicana.

En cuanto a los estudios, pasaron doce años luego de concluido el Bachillerato para que Fanny ingresara a la universidad a realizar una carrera universitaria, ya estaba casada y ya había nacido su primer hijo, Walter. Estudiar Derecho, como se ha dicho, fue su primera opción, pero su esposo no quería. En términos evolutivos puede afirmarse que ya era plenamente una adulta: madurez emocional, casada, independiente económicamente como hogar, con sus valores bien definidos.

“Pedro, que ya era mi esposo, decía que él no iba a dejar que ningún pendejo me insultara atento a que es colega (en los tribunales) y que él tuviese que quedarse con los brazos cruzados”.

Esto la llevó a inscribirse en la carrera de Educación (Concentración Matemáticas) y posteriormente Psicología, con la idea de que podía cambiarse a Derecho “pero me siguió gustando”, expresa. Sin embargo, una razón más fuerte la ratificó en su decisión de estudiar Educación y Psicología: el nacimiento de su segunda hija, Roselín, que nació con problemas de retardo relativamente profundo (Síndrome de Down), ya en el año 1966. La tía Fanny tenía 34 años de edad. Ella considera que este ha sido uno de los hechos más estresantes de su vida, pero que también decidió el rumbo de su vida profesional, por un lado, y de su compromiso social por el otro, como se verá más adelante.

Otro hecho doloroso para la tía Fanny fue la muerte de su madre (por tétano), ocurrida en 1969, en su casa (y mientras ella estaba en Puerto Rico). Para la tía Fanny es el segundo hecho angustiante en cuanto a magnitud (el primero fue el apresamiento de los hermanos) y significó un profundo dolor espiritual, pero su fe la llevó a recuperarse del dolor luego de un intenso período de duelo.

Su graduación como profesional de la Educación y la Psicología ocurre a sus casi cuarenta años, en 1971. En ese momento vivían en Santiago de los Caballeros, la segunda provincia en importancia del país y la primera que tenía una universidad privada, la Universidad Católica Madre y Maestra, en la cual la tía Fanny estudió.

La conclusión de los estudios universitarios dio lugar a un cambio en su vida de hogar. En ese momento vivían en Santiago de los Caballeros, pero su esposo Pedro trabajaba en Bonao, en una compañía minera (ciudad a unos 75 kilómetros de Santiago).

“Pedro trabajaba en Bonao, en la Falconbridge y él me dijo: o ustedes vienen para acá o yo voy para allá y dejo el trabajo, nosotros no podemos vivir separados”.

La decisión de la pareja fue mudarse a Bonao, lugar de trabajo del esposo, donde la tía Fanny se insertó laboralmente en la educación tanto en un colegio de esa localidad como impartiendo docencia en la Universidad Madre y Maestra “donde di clases de Psicología, Psicología Educativa, Filosofía, esa eran las materias que más me asignaban a mi”.

En 1975, a los 75 años de edad, muere el padre. Murió como vivió sus últimos 35 años: alcohólico. Tía Fanny considera que no fue un hecho significativamente estresante porque, de algún modo, él quería partir (morir).

“Fue menos estresante porque mi papá quería morirse. Yo fui la última que habló con él. Me dijo “Fanny dale gracias a Dios porque por fin me voy a reunir con Emilia”.

Desde Bonao, la familia Tejada Guzmán se vio precisada a realizar una nueva mudanza. Bonao no sería el lugar donde finalmente se asentarían, sino Santo Domingo, la capital. La motivación fue encontrar una institución adecuada para la educación de la hija, Roselin, la cual encontró en la Asociación Dominicana de Rehabilitación, así como los futuros estudios universitarios del hijo varón, Walter.

En Santo Domingo labora en un colegio católico privado durante cinco años, luego en un centro privado por un año y finalmente ingresa a lo que es hoy el Ministerio de Educación de República Dominicana (en ese momento Secretaría) en el Departamento de Formación de Maestro, hasta 1986, cuando con 54 años[11] la pensionan por problemas de salud. La tía Fanny pone de relieve su sentido de responsabilidad:

“Cuando me llamaron para trabajar de nuevo, yo le dije que no podía aceptar porque yo tenía una solicitud en la Secretaría de Educación y yo no podía asumir la preparación de un curso y dejarlo por mitad, porque mi ética no me lo permitía”.

A partir del 1986 vuelve al sector educativo privado (Colegio Babeque) donde primero es maestra de básica y luego Coordinadora Docente, hasta 1995.

3.1.3.   Envejecimiento y servicio social: una madurez regenerativa

Cuando a los 63 años deja el trabajo productivo remunerado la tía Fanny no se sienta en su casa. Ya era una militante católica en su parroquia y se dedica de lleno a trabajar en diversos esfuerzos apostólicos. Forma parte de los Laicos Misioneros del Sagrado Corazón (Laicos MSC) que constituyen un grupo de apoyo a la labor en República Dominicana de estos misioneros de origen canadiense.

En el 1983 había fundado el capítulo nacional de una organización internacional denominada “Fe y Luz”.

Libro publicado por la tía Fanny.
Más tarde, como se verá, al pasar a un papel pasivo en dichas instituciones, crea una organización no gubernamental a la que llama “Una gota de leche” como un esfuerzo para hacer llegar la leche necesaria a niños y niñas de escasos recursos menores de cinco años.

Si se toma como referencia el fin de su vida laboral remunerada y se asume que a partir de ahí se puede hablar de su proceso de envejecimiento, entonces hay que indicar que el primer hecho doloroso que confrontó fue en diciembre de 1999, cuando muere Pedro, su esposo. Tía Fanny tiene 67 años cumplidos. Esa fue una semana complicada para Fanny. Acababa de perder las elecciones en “Fe y Luz” bajo acusaciones de quienes le adversaban y supuestas trampas contra ella.

(Esta circunstancia, sin embargo, no aminoró su compromiso en esa organización. Recibió el apoyo espiritual y emocional de un sacerdote, que la animó a comprender que había muchas maneras de sembrar y que no se requería de una posición para mantener un liderazgo).

Su compromiso social no estaba libre de resistencia de parte de su esposo, quien lo veía como una sobrecarga. Ella relata:

“Cuando llegué aquí el lunes, yo no le dije nada a Pedro, yo sencillamente le dije que yo había perdido las elecciones. Él de una vez llamó a Walter y le dijo: “te tengo una buena noticia para ti, tu mamá perdió las elecciones”. Naturalmente ellos se sentían más cómodos  porque yo pasaba casi todos los fines de semana fuera de la casa, porque yo andaba todo el país. Entonces al otro día yo le conté todo el incidente a Pedro y él dijo: “Esa Jacinta me tiene jarto, un día le voy a pegar una pecozá”.

Es en medio de esa conversación que Pedro se siente mal. Al ser llevado a la clínica, el Médico Cardiólogo le pide que llame a su hijo Walter y le comunica: “Es un infarto completo”.  Dos días después, el miércoles en la noche, falleció (en su vida adulta, junto al nacimiento de su hija Roselín con Síndrome de Down y la muerte de su madre, este es el hecho estresante más intenso de la tía Fanny).

“Estaba tan estresada, que ya se me habían agotado las lágrimas. Cuando te vi a ti fue que a mí se me salieron las lágrimas, pero yo no pude llorar (hasta ese momento) porque a mi hace tiempo se me habían cerrado los conductos lagrimales. Yo pensé que se me habían acabado las lágrimas”, explica como señal del intenso duelo que significó esta separación.

Hoy, prácticamente ciega y sorda sigue insistiendo en “hacer algo” por los más necesitados y desde el teléfono, con llamadas continuas, y con amigos que la visitan, fortalece su iniciativa “Gota de Leche”, facilitando el suministro de leche a niños y niñas pobres.

3.2.        Algunos temas clave en la vida de la tía Fanny

3.2.1.   Una madre muy admirada

Una admiración extraordinaria expresa la tía Fanny por su madre, Emilia Antonia Rodríguez. Es descrita como la mujer firme, que condujo el hogar con sabiduría a pesar de las limitaciones y penurias (contando con el apoyo de sus hermanos), de posturas firmes y que no abandonó a su esposo a pesar de su alcoholismo. Pone de relieve, entre otras, las siguientes cualidades o virtudes:

1.    Una madre capaz de jugar con sus hijos.
“Me tocó la suerte de tener una mamá excepcional, que dejaba sus quehaceres de costurera para sentarse con nosotros a jugar y a llevarnos la merienda como un brindis: “comadre como está usted”… como incluirse en el juego de nosotros, eso me hizo pensar que yo quemé todas mis etapas”, explica al hablar de su infancia.

2.    Una mujer con una visión muy avanzada para la época sobre la situación de alcohólico de su esposo.
“Mi papá se convirtió en alcohólico y la familia de mi mamá quería que ella se divorciara y recuerdo que oí una conversación de una reunión de los hermanos de  ella con ellos en la terraza. Ellos no sabían que yo los estaba escuchando porque yo estaba jugando debajo de la mesa y ellos estaban sentados. Recuerdo que mi mamá le dijo…  recuerdo tanto que recuerdo las palabras, que mi mamá le dijo: “Yo no me divorcio de mi esposo por cuatro razones: Uno, los cinco primeros años de matrimonio fue un hombre ejemplar; dos, la familia de él es muy corta y yo no lo puedo separar de sus hijos porque sus hijos son los que lo van a ver cuando esté anciano. Tres: Yo no le puedo prohibir que venga a ver sus hijos porque la ley lo ampara, entonces dejaré de ser su esposa y la gente me lo dará de amante, prefiero ser la esposa separada de la casa que la amante del público. Cuatro, es que  ustedes no saben que el alcoholismo es una enfermedad y los enfermos se cuidan y no se abandonan”.

3.    Una madre que condujo el hogar, que ideó iniciativas productivas y que reagrupó a sus hijos cuando se vieron dispersados. A lo largo de todo el relato de la tía Fanny, desde 1940 hasta 1963, la madre aparece como liderando el hogar. El padre aparece prácticamente ausente. No es mencionado, es como si su peso en el hogar fuera casi nulo. Enferman, dispersa a sus hijos entre sus hermanos, los recoge, se apoya en el hermano mayor para sostener económicamente a la familia, una “jefa de hogar”, pero con la peculiaridad de que el marido estaba presente físicamente.
“Mamá tuvo que estar al frente de todo. Al principio sí seguía productivo, porque no estaba muy degenerado, al principio bebía y producía. Poco a poco fue achicando eso y mamá tuvo que producir, hacía dulces, cosía y hacía velas, hacía de todo. Y hubo un tiempo que papá no daba nada porque lo que ganaba lo pagaba de ron en el colmado. Mamá cogió la delantera desde siempre, desde que nos mudamos en Berruguete”, cuenta Fanny.

4.    Una madre que protegió del dolor emocional a sus hijos.  Fanny cuenta una anécdota en que la caracteriza como una mujer “fuerte como un roble”:
“Recuerdo también que mamá la tenía cargada en sus brazos (se refiere a una hermanita que murió siendo una bebé, Miriam) y le pidió a Altagracia, que era la mayor, que le lavara los pies a los muchachos y tratara de que cenaran los que no habían cenado, y lo hiciéramos rápido y fue que la niña se le había muerto en los brazos. Ella esperó que nosotros cenáramos para entonces decir que la niña había muerto. Fue una cosa que yo admiré en mi mamá: su valor y su entereza, porque yo siempre consideré que mi mamá era una mujer pequeña y delicada para ocultar su fortaleza, porque era fuerte como un roble”.

5.    Una madre que tuvo sus momentos de fragilidad y necesitó el apoyo emocional de sus hijos. Un episodio que muestra esta característica es la muerte de otra hija, Ellín, pero en lugar de ser bebé como la anterior, murió ahogada, teniendo once años.
“Muerte inesperada y traumática que movió todos los cimientos familiares. La familia decidió que una de nosotras  tenía que quedarse con mamá, porque mamá no estaba en condiciones de quedarse sola y tenían que sacarla de ahí”. Fanny fue la que quedó al cuidado o apoyo de su madre en esa circunstancia.

3.2.2.   Pedro, el esposo y padre
El matrimonio de la tía Fanny con el tío Pedro se dio cuando ella contaba con 31 años y él era dos años menor que ella. Duró 36 años, hasta la muerte de él, ocurrida en 1999. Fanny da algunos detalles en la entrevista que indican que era un hombre preocupado tanto por ella como por sus hijos, especialmente Roselín, protector, atento a su salud y a su satisfacción como persona.

En cuanto a Pedro como esposo y padre, la tía Fanny destaca:

·         Cuidaba de su salud y esto se hizo evidente en diversas ocasiones, ya que la salud de la tía Fanny sufrió diversos percances a lo largo de su vida.
·         Tenía detalles que ella siempre apreció, desde el noviazgo. La amó a pesar de que para él era un riesgo, ya que la circunstancias en que se conocieron la tía Fanny era parte de una familia opositora al Gobierno, y él era miembro del partido de gobierno, el Partido Dominicano (la familia de la tía Fanny tampoco aprobaba, en principio, la relación, pues pensaba que era una forma de Pedro mantener vigilada a Fanny). Ella lo expresa del siguiente modo:
“Pedro era un “Juan de los palotes”, como decimos, que vivía de un sueldito de 25 pesos que era lo que pagaban, pero ese era el que me tocaba, ese fue la que me hizo feliz, nos casamos en el año 1963”.
·         Le apoyó en su proceso de realización profesional, aunque no valoró como positivo que ella quisiera estudiar derecho. Al final, ella estudió Educación y Psicología, y él apoyó su carrera como docente y como directiva de una institución escolar.
·         Aunque la militancia de tía Fanny en una institución social (“Fe y Luz”) le parecía una carga pesada y hasta se alegró cuando en 1999 (13 años después de la fundación de dicha institución) perdió las elecciones, le apoyó durante esos años y en procesos como la escritura de un libro en el que contaba su experiencia.
·         Reclamaba el vivir juntos, estar cerca. Trabajando él en Bonao y ella en Santiago, él le plantea que uno de los dos debe renunciar para reunirse como hogar. “Cuando me gradué renuncié del trabajo, porque Pedro trabajaba en Bonao, en la Falconbridge y él me dijo: o ustedes vienen para acá o yo voy para allá y dejo el trabajo, nosotros no podemos vivir separados”, señala Fanny.
·         Un cuidado especial por Roselín, aunque no se evidencia cuál era la relación con su hijo mayor, Walter. Esa relación especial con la niña se evidencia al Fanny indicar:
“Entonces después que Pedro se murió que fui hablar con el médico y a darle las gracias, entregarle un librito de los que yo había escrito de regalo. Entonces me dijo: “ah por eso era que él insistía (mirando el retrato de la niña)  que no se quedara con él,  que usted era más importante en su casa”. La debilidad de Pedro era esa niña”.

3.2.3.   Sus convicciones religiosas

Referencia directa a Dios sólo se hacen siete en toda la entrevista. Sin embargo, la vida de la tía Fanny ha estado marcada por su fe en el Dios cristiano (católica), de un Dios cercano y que le ha dado sentido, propósito a su vida.

En la entrevista relaciona las circunstancias en las que nació con un propósito de Dios para su vida. “Yo nací sumamente pobre…no tenía ni un pañal, eso a mí me lo contó mi mamá y me sirvió para reflexionar que Dios me había indicado que nací pobre para que me ocupara de los pobres”.

Un Dios que la llenó de dones, entre ellos la inteligencia para ponerla al servicio de los demás. Al dejar los estudios por la muerte de una de sus hermanas y tener que cuidar a su madre, afirma que la directora del colegio donde estudiaba le escribió una carta en la que le indicaba “que uno tenía dones que Dios se los otorgaba. De esos dones teníamos que darle cuenta y uno de los dones que yo tenía era la inteligencia y tenía que darle cuenta a Dios de cómo yo había desarrollado y cultivado ese don, porque los dones que no se cultivan se quitan”.
Para Fanny el Dios en el que cree está y ha estado presente en su vida y en su ministerio como laica de la iglesia católica. Al narrar las múltiples enfermedades que ha padecido señala que “sin embargo, eso no es lo más importante de mi vida. Lo más importante es la presencia de Dios en mi vida y las cosas que yo he podido hacer después. Por ejemplo, tengo 32 años trabajando a favor de “Fe y Luz”. El trabajo de “Fe y Luz” consiste en suscitar comunidades alrededor de una parroquia, con familias que tienen hijos deficientes, donde los niños deficientes son el centro de la comunidad, formar comunidades para que los muchachos deficientes….”.
Ante las profundas heridas emocionales que sufrió a lo largo de su vida, Dios se le revela como sanador, liberador. Luego de la muerte de su mamá, en 1969, queda profundamente perturbada. Entre otras manifestaciones de esta perturbación caminaba sonámbula, durmiendo. En medio de la desesperación parece clamar a Dios:
“Un día fuimos a misa un domingo (ella y su esposo) y yo salí después de la misa y le dije: “voy un ratito al sagrario”. Le pedía a Dios que me sanará esa herida tan grande, porque si me quedaba así me iba a volver loca. Yo tenía dos hijos que tenía que educarlos y si me internaban en un manicomio qué iba a ser de mis hijos. Milton, yo sentí interiormente, primero que me dio un escalofrío que se me erizaron todos los bellos y sentí una voz interior que me dijo: “eso es egoísmo, porque tú sabes que ella está mejor aquí, que allá”. Empecé a llorar, llora y llora que no me podía detener”.
Afirma que después de esta experiencia quedó liberada de la angustia que sentía.

Sin embargo, también es un Dios al que en algunas circunstancias cuestiona, pelea. Ante el nacimiento de su hija con Síndrome de Down cuenta:
“Cuando me dijeron que Roselin era deficiente mental, que eso no era una enfermedad, sino una situación. Entonces yo viví mucha angustia. Me desesperé y peleé con Dios”.

Finalmente, su Dios se revela como alguien trascendente en el cual la muerte significa descanso. Esta es la imagen que se obtiene al ella describir el fallecimiento de su padre, en 1976.
“Mi papá quería morirse. Yo fui la última que habló con él. Me dijo “Fanny dale gracias a Dios porque por fin me voy a reunir con Emilia

3.2.4.   El servicio social la sostiene

Desde hace 33 años (1983, en que funda el capítulo social de “Fe y Luz”) la tía Fanny no ha cesado en su compromiso social a favor de grupos vulnerables. Ese servicio social nace de su fe y de su dolor.

En su libro “Mis vivencias en “Fe y Luz” – 1983-1996”, ella explica:

“Yo también había sido herida por el sufrimiento. Hacía 17 años que había nacido mi hija Rosa Ellín, con Síndrome de Down. Los médicos me informaron: “No le ponga mucho cariño, que esa niña no llega a los tres años de vida”.

Su hija cumplirá 50 años en octubre y sigue siendo parte de la comunidad de “Fe y Luz”, aunque ya como Presidenta Honorífica. Se involucra en las actividades del movimiento, participa de la búsqueda de fondo y de las celebraciones, anima a los más jóvenes que hoy son los líderes. Ella explica que esta lucha ha sido fruto de un proceso:

“En mi situación hubo un proceso: desesperación, frustración, el desencanto profundo de que tu hijo o hija no responde a los criterios sociales de éxito. Las miradas de reproche y de lástima. Las preguntas insistentes: “¿Por qué, Dios mío?... El sumirse en una depresión profunda, en una autolástima patológica. El carecer de fuerzas propias para salir de una situación que nos parece un castigo… y hasta negociar con Dios la felicidad de la hija amada y, luego, fruto de un camino y una fe hacia la luz, que es Dios, la sanación, el encuentro, la acogida, la lucha, la alegría” (Tejada, 1997).

Fanny explica que “Fe y Luz” nació para darle apoyo a los padres “porque a todo el que le nace un hijo deficiente generalmente sufre angustia, no estamos preparados para ser padres y mucho menos para ser padres especiales. Además, todo padre o madre desea el éxito de sus hijos y los deficientes mentales no son personas de éxito según los criterios sociales dominantes”.

Las raíces de este ser regenerativos de ella y de algunos otros de sus hermanos y hermanas, considera que se ubica en lo que aprendieron de sus padres –y especialmente de su madre-, cuatro grandes “valores”:
1.    El amor a Dios, la fe y confianza en él;
2.    Dedicación y responsabilidad en el trabajo;
3.    La equidad y justicia hacia los demás;
4.    El servicio y caridad con el prójimo.

Esos mismos valores han hecho posible, hace unos tres años, que se lance a una nueva empresa: entregar leche a niños que no tienen acceso a la misma y que la necesitan, hasta cinco años de edad. Este nuevo movimiento impulsado por la tía Fanny se llama “Una gota de Leche” y consiste en apadrinar niños. Al día de hoy afirma que unos 50 niños  y niñas se han beneficiado de esta obra.

4.    Análisis y reflexiones finales

La entrevista a la tía Fanny nos revela una vida en donde lo familiar –primero en la familia de origen y luego, al casarse- teje una línea paralela con lo académico (hasta que concluye el bachillerato, luego interrumpida por doce años y retomada para concluir los estudios universitarios) y lo laboral, lo cual empieza tempranamente, tanto desde iniciativas en el hogar, como ya siendo bachiller incorporándose primero al negocio de su hermano, Pucho, luego a un empleo público y, finalmente, en el ámbito privado (en el área de la educación).

Sin embargo, y como ella misma confiesa de diversos modos, su compromiso con los demás es el motivo, el propósito, la misión que asume como vital. Esto se evidencia desde que siendo ya una joven emergente (18 años) se dedica al cuidado de su madre, por un tiempo, y luego ya siendo una joven plenamente es el apoyo de su hermano Rafael (Pucho) quien era un militante contra la dictadura trujillista. Fanny no sólo soportó el negocio cuando Pucho y sus hermanos estuvieron presos (otros hermanos se vieron precisados a esconderse), sino que en conversaciones posteriores revela su participación, siendo “mandadera” del movimiento revolucionario.

Al casarse y tener una hija deficiente, hace de esta una de sus causas principales durante años. El hecho, por ejemplo, define qué estudiará finalmente en la universidad (educación), así como la necesidad de mudarse a Santo Domingo, la capital, buscando un espacio adecuado para la educación de Roselín.

Este motivo principal, el compromiso, se evidencia ya de modo organizado en su vida adulta. Primero, es activa en la parroquia católica a la que pertenece, haciéndose parte de un grupo de laicos que reflexiona y apoya a los misioneros; en 1983, con 51 años de edad, funda un capítulo nacional de una organización internacional, “Fe y Luz”, la cual conduce durante 16 años y en la que sigue siendo parte importante hasta el día de hoy, como una bujía que sirve de referencia. Finalmente, hace unos tres o cuatro años, se siente motivada a tomar una iniciativa (a pesar de sus 80 años) a favor de niños cuya nutrición inicial está en peligro por falta de leche y funda una organización que llama “Gota de Leche”.

En cuanto a las etapas del ciclo vital, puede afirmarse que la tía Fanny vivió algunos aspectos que no pueden considerarse normativos. Por ejemplo, terminó tardíamente el bachillerato (con 22 años) y lo mismo puede decirse de su ingreso a la universidad, proceso que inició cuando ya estaba casada y tenía 39 años de edad. Lo mismo puede decirse del matrimonio. Su casamiento se produjo en 1963, cuando contaba con 31 años cumplidos (e incluso con un hombre dos años menor que ella). Sin embargo, esto no impidió que las etapas vividas fueran satisfactoria para la tía Fanny.

Aunque el envejecimiento no ha sido la etapa más tratada en la entrevista, su compromiso social del que se habla a principio de este análisis, indica que ha sido un período sumamente regenerativo (válido desde el punto de vista de la teoría Ericksoniana). No sólo hacia fuera, con sus múltiples compromisos sociales y la formación de nuevas generaciones de líderes en las organizaciones en la que ha participado, sino también hacia dentro, hacia lo familiar, siendo el sostén de una hija ya adulta, con Síndrome de Dawn, a la que sigue cuidando con esmero y tratando siempre de desarrollar en alguno de sus aspectos.

Al hablar de los eventos estresantes de su vida, ella indica como el de mayor grado la persecución política de que fueron objeto como familia y especialmente el encarcelamiento de sus hermanos. En medio de la dictadura esto implicaba la incertidumbre sobre vivir o morir, algo angustiante para cualquier ser humano. Sin embargo, como un trasfondo permanente estuvo el alcoholismo de su padre, Emilio (o Millo), el cual se extendió durante más de 30 años (desde 1939-1940, hasta su muerte ocurrida en el 1976) y marcó la dinámica familiar. Primero, empobreció a la familia, obligando a la madre a tomar la dirección productiva del hogar, contando luego con el involucramiento de los hijos; segundo, colocó al hogar como unidad en riesgo de desintegración, ya que los hijos tuvieron que ser dispersados entre sus tíos en una ocasión y la intervención de estos tíos (hermanos de la madre) era un aporte al sostén y parte de la red de apoyo familiar, pero también una presión permanente que llega incluso a plantear el divorcio como salida, a lo cual la madre se niega.

Un evento que a la vez que estresante constituyó una clave de la definición de decisiones académicas, laborales y de compromiso social, lo fue el nacimiento de su hija Rosa Ellín (Roselín), con Síndrome de Down. Esto marca que estudiara educación y psicología y no derecho como pensaba originalmente, influye en ser parte de una organización que lucha por reducir los prejuicios en la sociedad dominicana en torno a estas personas e incluso la anima a escribir un libro en que relata su experiencia en la organización, pero también hace reflexiones sobre el significado del hecho en el medio en que le rodea, de modo que puede afirmarse que la vida adulta de la tía Fanny estuvo marcada por este evento de un modo significativo.

En este análisis cabe destacar las estrategias de afrontamiento de las distintas situaciones estresantes, por un lado, y de los requerimientos o necesidades de su desarrollo personal, por el otro. En cuanto a los eventos estresantes, la tía Fanny tuvo las siguientes estrategias de afrontamiento:

·         Alcoholismo del padre. Aceptación, a lo cual contribuyó el sentido religioso de la familia (1939-1976).
·         Muerte de una hermana que murió ahogada siendo una adolescente de 11 años. Un duelo prolongado, un apoyo a la madre que mostró un período de vulnerabilidad. Este hecho fue tan devastador para la familia que todavía hoy lo recuerdan con dolor, de modo que parecería que no ha sido del todo asimilado o completado el proceso de duelo como tal para algunos de los familiares.
·         Persecución política de la familia (1960-1961). La angustia que generó este hecho sólo concluyó al caer la dictadura trujillista, un año y medio luego del apresamiento de algunos de sus hermanos. Se asume como parte de las decisiones que tomaron en base a lo consideraron valores clave. Un testimonio recogido de Pucho, su hermano, indica que tanto él como su madre se indignaron cuando escuchaban a los guardias (a quienes se vieron obligados a dar alojamiento durante unos días) hablar con naturalidad de los crímenes cometidos en 1937 contra los haitianos y que desde ese momento se consideraron antitrujillistas.
·         El nacimiento de su hija Roselín con Síndrome de Down (1966) generó, en principio, frustración, angustia. Fanny indica que incluso llegó a cuestionar a Dios, enfadarse. Los hermanos trataron de consolarla, porque cayó en un período de depresión, de lloros constantes. El menor de ellos, Bienvenido, médico-pediatra, simplemente indicó parte de lo que fue la estrategia: “Déjenla que llore y que se desespere, que peleé y que haga de todo, ella se tiene que desahogar porque va a tener una lucha toda la vida con esa niña, para ella poder luchar tiene que liberarse de esa angustia”. La tía Fanny indica que esto le sirvió de mucho.
Este proceso se vio completado cuando ella pudo enfocar parte de sus energías profesionales en la niña y pudo establecer un compromiso para ayudar a otros padres con el mismo o similar problema.
Por lo tanto, el nacimiento de Roselín en la vida de la tía Fanny puede considerarse un punto de giro en muchos aspectos: familiar, conyugal, laboral, académico y de compromiso social.
·         En cuanto a la necesidad de realización académica y profesional, se destaca la capacidad de iniciativa que ha mostrado la tía Fanny. Un primer ejemplo de ello fue cuando se acercó a un centro católico para realizar parte de sus estudios de básica, en el cual fue aceptada y, además, logró que le permitieran hacer parte de su bachillerato como estudiante libre. Igual pasó con los estudios universitarios, no se amilanó por la edad, sino que al abrirse una universidad en Santiago se acercó y logró ser aceptada (además, luego fue profesora de dicha universidad).

Desde el punto de vista de las tareas evolutivas.
·         En el tema de la identidad, la tía Fanny sigue los patrones dominantes en su tiempo, pero se sabe parte de una familia distinta, que pasa de acomodada a empobrecida, que hace de los estudios una clave para el desarrollo de los hijos, que coloca sobre alguno de ellos tareas de adulto siendo aún niños o adolescentes. Estos y otros elementos fueron constituyendo en ella un sentido de “ser para los demás” y en este sentido ancló su éxito y su satisfacción personal.
·         En cuanto a la intimidad, la tía Fanny se expresa como comprometida con su pareja, hasta su muerte. Una visión romántica del matrimonio (lo cual expresa muy bien en sus cartas), pero también una visión de trabajo conjunto, de decisiones conjuntas (por ejemplo, al decidir en dónde vivir o qué hacer educativamente con los hijos).
·         Generatividad. A lo largo de toda su vida estuvo abierta a las necesidades de los demás y articuló esfuerzos para ayudar a otros, especialmente a aquellos que consideró más vulnerables, siendo un tema distintivo de la tía Fanny el que no reposa en su afán de encontrar ayuda para otros.
·         Integridad. La tía Fanny asume como un proceso positivo todo lo vivido, sintiéndose satisfecha de cumplir como esposa, como madre y como cristiana. Su fe religiosa es parte de esta integridad mantenida a lo largo de su vida y expresada como entrega.
·         Gerotrascendencia. En noviembre próximo cumplirá 84 años. De los nueve hermanos, sólo sobreviven tres y ella es la mayor de los tres (los otros dos son Bienvenido, con 76 y Eduvigis con 72). Se sigue sintiendo útil, responsable de su hija Roselín, consejera de sus sobrinos y apreciada en su parroquia.

Puede afirmarse que el sentido de superación, el compromiso permanente con los demás, el vivir los compromisos asumidos, constituyen el núcleo distintivo de la vida de la tía Fanny, una vida para los demás.

También podemos concluir que se han logrado los objetivos planteados de exponer los cambios en el desarrollo humano desde el punto de vista de ciclo vital y de eventos estresantes, tareas evolutivas a través de la historia concreta de la tía Fanny.

Se ha evidenciado, en el relato de la tía Fanny, que la historia de vida como técnica ha permitido exponer las diversas etapas, tanto considerando eventos normales como eventos no normativos, pudiendo percibir así los momentos de crisis y algunos giros importantes.

Finalmente, consideramos que la elaboración de historias de vidas de otras personas adultas, buscando sus núcleos distintivos y la situación actual en cuanto a propósitos de vivir, podría contribuir a entender mejor el trabajo con los envejecientes y a valorar la trayectoria. Además, en algunos casos la historia de vida podría ser un recurso muy importante para incrementar la autoestima y unidad familiar.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Pérez-Blasco, J. (2014). Aprender de los grandes cambios vitales. Universidad de Valencia: Tirant Lo Blanch.

Zacarés González, Juan José. Desarrollo en la adultez: Psicología del desarrollo personal según Erikson. Material de Estudio del Master de Psicología de la Educación y Desarrollo Humano en Contextos Multiculturales (2016), Universidad de Valencia (I y II).



[1] . Tejada, Milton. ¡Bendito el derecho de ser “arrimao”!. Contribuido de: http://red-formando.blogspot.com/2010/01/desde-mi-estudio-gracias-tia-fanny.html
[2] . Boff, Leonardo. San Francisco de Asís, Ternura y Vigor. Sal Terrae, Bilbao, España, 1982, p. 131.

[3] . El síndrome de Down, o “mongolismo”, término con el que históricamente se le denominó basándose en algunas de sus características físicas que los hacia semejantes a los nativos mongoles de Asia, continúa siendo hoy un importante problema de salud para los profesionales que los manejan a pesar de los avances realizados en su rehabilitación y tratamiento. Dicho síndrome es causado por una alteración en la separación del cromosoma 21 durante el proceso de formación del nuevo ser que sucede tras la fecundación (los cromosomas son estructuras agrupadas en pares y cuya función es la de ser portadores de las características propias de un individuo, las cuales son heredadas de sus padres y están presentes en las células que ellos aportan para formar una nueva vida). Al no separarse dicho cromosoma, sin importar de cual padre sea, se van a formar tripletas de cromosomas 21 (no parejas), llevando a un número mayor de cromosomas que el esperado (Trisomia) y por consiguiente a la aparición del Síndrome.
[4] . República Dominicana era, en ese momento, una sociedad rural. Juan López Abajo era una sesión de la Provincia Espaillat, perteneciente al municipio cabecera que es Moca. Contaba con 1,231 habitantes en el Censo de 1935.
[5] . Festividad religiosa católica que en República Dominicana se celebra el 24 de diciembre. Ese día los padres suelen dejar juguetes a sus hijos que todavía están en la infancia y/o adolescencia.
[6] . Alfredo Tejada, el hermano menor de los varones que sobrevivieron.
[7] . Los esposos Tejada Rodríguez tuvieron quince hijos, pero sólo nueve sobrepasaron la edad de un año.
[8] . “Estudiante libre” en República Dominicana aquel que no asiste a docencia en el aula. Sigue un programa y luego se examina, recurso válido sobre todo en la educación media o bachillerato.
[9] . Testimonios de muchos presos políticos indican la condición cruel, inhumana, de las cárceles trujillistas. Pucho, el hermano, relata que muchos jóvenes no soportaban la tortura y no eran asesinados, sino que se suicidaban. Tía Fanny asegura que hubo uno que se comió un bombillo y que a Alfredo, su hermano, le daban con la cabeza contra la pared, quedando afectado físicamente para el resto de su vida, dándole fuertes dolores de cabeza y de oídos. Alfredo indicaba que le dolían los “oídos de Carela”, en alusión al torturador de ese apellido. Otro de los apresados hermanos de Fanny asegura que sufrió de la vesícula a consecuencia de los choques eléctricos que le aplicaban con frecuencia en el estómago.
[10] . El Partido Dominicano era liderado por Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó directa o indirectamente la República Dominicana de 1930 a 1961, año en que fue ajusticiado.
[11] . En República Dominicana la edad de pensión es de 65 años de edad, pero este proceso se adelantaba en algunos casos.