LA ORACIÓN TRANSFORMA LA DERROTA EN
VICTORIA
Queridos hermanos
Hoy sufrí un pequeño accidente. A las 5:20 AM, se fue
la luz mientras caminaba en el Mirador Sur (Santo Domingo). Tratando de ponerme
a un lado, me caí en la cuneta, me golpeé fuertemente el hombro y una costilla
(una especie de desgarre muscular). Algunos compañeros corredores me ayudaron a
ponerme de pie. Y, mientras lo hacían, yo solo podía decir: “¡Gracias, Señor! ¡Gracias,
Señor!”.
Entonces también recordé que tenía pendiente publicar
más sobre la oración (la primera parte la publicamos hace unas tres semanas
sobre el poder de la oración). Sea de gratitud, como en mi caso hoy, u otro
tipo de oración, porque lo que es una aparente derrota, la oración es capaz de
transformarla en victoria. Aquí esta segunda entrega.
Debemos orar porque los cristianos no creemos en una religión, sino en una
relación con nuestro Padre y el fundamento de esa relación es la oración.
-Es clamor a Dios,
quien nos oye aun antes de que hablemos (Isaías 65:24). En Jeremías 33:3 se nos
dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas
que tú no conoces”.
-Es un pedir al
Señor, quien nos dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla;
y al que llama, se le abrirá… si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas
a sus hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas
a los que le pidan?” (Mateo 7:7-8)
-Es un tener
intimidad con Dios, presentando nuestro corazón a nuestro Padre que “está
en lo secreto”.
-Es un escuchar
la llamada de Jesús que está a la puerta de tu corazón y te llama y te
dice: He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Apocalipsis 3:20).
-Es un
humillarnos delante de Dios y echar todas nuestras ansiedades sobre él: “Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros…”
1 Pedro 5:6-7
3. ¿Cuáles
son las promesas y bendiciones de Dios para cuando nos acercamos a El como
hijos?
-Nos ofrece la
certeza de un amor incondicional, del cual nada puede separarnos y la certeza
de que Jesús intercede por ti: ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el
que condenará? Cristo es el que murió;
más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o
espada?... antes que todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó.
-Que la oración
de fe puede salvar al enfermo: Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo
levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados (Santiago 5:15);
-Nos ofrece todo cuando pidamos en su nombre, las
peticiones de tu corazón de acuerdo a su voluntad (Juan 16:24);
-Nos promete la bendición de una paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:6,7).
4. ¿Qué necesito
para orar?
-Necesitas permanecer
fiel al Señor y a su palabra. Nos dice en Juan 15:7-8: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.
-Necesitas confesar
“soy un pecador”. En Santiago 5:16-17 nos indica
la palabra: “Confesaos
vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”.
-Necesitas creer
en Jesús, hacer las cosas que le son agradables y estar dispuesto a guardar sus
mandamientos. Nos señala en 1 Juan 3:21-24: “Amados, si nuestro corazón no nos reprende,
confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él,
porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables
delante de él. Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado”.
-Necesitamos aprender
a “orar sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).
-Necesitas humillarte
delante del Señor y El te exaltará (Santiago
4:10);
-Necesitas abandonarte
en manos del Padre, entregarle tus ansiedades, tus afanes (Filp 4:6: “Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo
entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús”.
-Necesitas, si eres hombre, dar honor a tu esposa y tratarla como vaso más frágil, si quieres
que tu oración sea escuchada: 1 Pedro 3:7: “Vosotros, maridos,
igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más
frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones
no tengan estorbo”.
5. Qué tipo de
oración puedo ofrecer al Padre
-De
petición: “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; 9 llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y 10 el
que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:9-10).
-De acción de
gracias. En 1 Tesalonicenses 5:17: “Dad gracias en todo, porque
ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
-De perdón: Marcos 11:24-25: “Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está
en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”.
-De alabanza. Hebreos 13:15: “Así que, ofrezcamos siempre
a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que
confiesan su nombre”.
-De adoración: Salmo 145:1-3: “Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre
eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré, Y alabaré tu nombre
eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su
grandeza es inescrutable”.
-De confesión de nuestros pecados. 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
6. ¿Qué impide una
oración eficaz?
- No escuchar la Palabra de Jehová y ponerla en práctica (Proverbios 28:9).
- Cuando
pedimos para nuestro deleite del
mundo (Santiago 4:3);
- Cuando
no perdonamos (Marcos 11:25);
- Cuando
tenemos un ídolo en nuestro corazón
(Ezequiel 14:3-8);
- Cuando
no hemos perdonado al hermano (Mateo 5:23).
- Cuando dudamos al
pedir. Nos dice Santiago 1:6-8: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a
la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a
otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del
Señor”.
7. ¿Cómo podemos
pedir conforme a la voluntad de Dios?
- Pidiendo
con fe (Santiago 1:5);
- Pidiendo
al Señor que nos haga aptos para el bien (Hebreos 13:21);
- Cumpliendo
su voluntad con agrado (Salmo 40:8);
- Pidiendo
al Señor que nos enseñe cuál es su voluntad (Salmo 143:10);
- Sirviendo
de corazón al Señor y no por agradar a los hombres (Efesios 6:6);
- No
cayendo en vanidad por nuestros razonamientos (Romanos 1:21);
- No
conformándonos a las cosas del mundo, sino transformándonos continuamente
para la voluntad de Dios que es buena, agradable, perfecta (Romanos 12:2);
- Aceptando
la Palabra de Dios como palabra de verdad (Juan 17:17);
Recuerda: ES ORANDO
COMO SE GANAN LAS GRANDES BATALLAS. LA ORACIÓN PUEDE CONVERTIR UNA APARENTE DERROTA EN VICTORIA.
GRATA VIDA PARA TODOS.