domingo, febrero 12, 2017

Notas del TFM / Voluntariado y bienestar

Voluntariado y bienestar psicológico

Milton Tejada C.

Ferrada Mundaca, Leslie; Zavala Gutiérrez, Mercedes. Bienestar psicológico: adultos mayores activos a través del voluntariado. Ciencia y Enfermería XX (1): 123-130, 2014 / Para mis fines: Doc 2.


¿Hay diferencias en cuanto a bienestar psicológico entre adultos mayores (65 años o más) que participan de labores voluntarias y aquellos que no lo hacen? Las autoras, a partir de una experiencia concreta, tratan de responder esta pregunta. No se trata de “actividades sociales” en general (como en nuestro comentario anterior: http://red-formando.blogspot.com/2017/02/tfm-envejecimiento-y-bienestar-personal.html ), sino de actividades de voluntariado social.

Un importante número de adultos mayores mantienen sus capacidades físicas y mentales plenamente funcionales. “En una sociedad para todas las edades, las personas mayores deben tener la oportunidad de seguir contribuyendo a la sociedad”, sea en lo económico, lo político o social (yo añado: lo cultural). Una forma de hacerlo: el voluntariado, lo cual es reconocido como importante fuente de: 1. Satisfacción; 2. Sociabilidad; 3. Autovalidación a lo largo del curso de la vida.

Es importante –indican las autoras- que la sociedad considere a las personas de edad no como un objeto de asistencia y cuidados, sino como sujetos de derechos. También se parte de que “para que los adultos mayores puedan ajustarse correctamente a la edad avanzada, deben permanecer activos y comprometidos”, sin embargo, es fundamental que estas personas puedan dar lugar a nuevos roles y actividades distintos de los que tenían en su etapa adulta.

Dando seguimiento a un conjunto de estudios y autores, en el artículo se plantea: 
  1. Que el voluntariado tiene un efecto protector que conduce a la sensación de bienestar;
  2. Que los voluntarios de edad avanzada están más satisfechos con la vida, tienen una fuerte voluntad de vivir, y reportan menos síntomas depresivos que los pares que no realizan actividades de voluntariado.
  3. Que la participación en actividades sociales productivas reportan a los individuos sentimientos de realización personal y de respeto hacia sí mismos.
  4. En las personas mayores que realizan voluntariado se presenta un mejor rendimiento cognitivo, menos síntomas depresivos, un mejor bienestar mental y satisfacción con la vida, en comparación con los adultos mayores no voluntarios.
  5. Ayuda a compensar el impacto negativo de la viudez.
  6. Rompe con las ideas de inactividad e inutilidad que a menudo surgen en estas personas.
  7. Contribuye a la generación de nuevos contactos sociales.

El voluntariado, por lo tanto, permite a los envejecientes colocar su capital humano en beneficio de la sociedad y es un factor clave para lo que se considera un envejecimiento exitoso.

Nota MT
Desde mi reflexión en torno al voluntariado, considero que hay un enorme espacio para que las organizaciones no gubernamentales –y el propio gobierno- fomenten políticas de inclusión social para los mayores de 65 años a partir del voluntariado. No sólo recibirán capital social, sino que también se contribuirá a superar prejuicios existentes en la sociedad dominicana sobre los ancianos, los envejecientes.







jueves, febrero 09, 2017

Notas del TFM / Envejecimiento y bienestar personal

Envejecientes, actividades sociales y bienestar personal

Milton Tejada C.

Carmona-Valdés, Sandra Enma; Ribeiro-Ferreira, Manuel. Actividades sociales y bienestar personal en el envejecimiento. Papeles de Población, Vol 16 No. 65, Julio-Septiembre, 2010. Universidad Autónoma de México. Pp. 163-185 / Para mis fines: Doc01

Síntesis y comentarios:

En la lectura previa a la elaboración de nuestro TFM (para la Universidad de Valencia), me interesó este artículo. Al final, el propósito de mi labor investigativa es establecer pautas que contribuyan a que la población envejeciente pueda gozar de mayor bienestar personal o satisfacción con la vida.

Carmona-Valdés et al (2010) indican que las actividades sociales y el nivel socioeducativo contribuyen positivamente al bienestar personal en las personas adultas. Interesa, en el caso del estudio que presentan, establecer sobre todo la relación entre actividades sociales y bienestar y se considera que esta asociación, si es positiva, es más predictiva que la edad, el sexo, vivir en pareja, escolaridad y estrato socio-económico. Es decir, “actividades sociales” tiene un mayor valor que las variables señaladas para predecir el bienestar personal de un envejeciente.

Citando diversos estudios, estos autores sostienen que las actividades sociales realizadas por el envejeciente, contribuye a:
  • Una mejor salud física y mental.
  • Mejor funcionamiento cognitivo y disminuye el riesgo de demencia.
  • Promueve hábitos de vida saludables y son fuentes de motivación para seguir viviendo. “En este sentido, las actividades sociales no sólo proveen beneficios físicos (en el sistema inmune, reacción cardiovascular, capacidad cardiopulmonar) y psicológicas (sentido de pertenencia, autoestima elevada, propósitos en la vida), sino también promueven condiciones saludables (dejar de fumar, dieta adecuada, ejercicio), lo cual eleva el  bienestar de los individuos (Jonget et al, 2004)”.
  • Menos morbosidad. Carmona-Valdes et al (2010) indica que “el ocio y las actividades productivas, que a menudo se realizan dentro del cntexto de las relaciones sociales, pueden proporcionar ventajas al incrementar la salud” (p. 164).
  • Disminuye el riesgo de mortalidad en los ancianos. Las personas mayores que viven intercambios afectivos significativos no sólo disfrutan de mayor bienestar personal, sino que demuestran mayores posibilidades de sobrevivencia.
  • Todo lo anterior conduce a una reducción de los costos de salud física y mental.
  • Aumento de percepción de felicidad.
  • Aumento del sentimiento de pertenencia, mostrando efectos positivos en el autoconcepto y autoestima. “Las actividades productivas…respaldan la percepción de utilidad y competencia y los sentimientos de control” (p. 166).

Los autores realizaron su estudio en la ciudad de Monterrey, México, y son profesores de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Para el tema de actividad social y bienestar personal elaboraron dos escalas propias.

La “actividad social” fue medida por medio de una escala que contenía siete ítems relativos –explican- a actividades sociales y recreativas con los amigos, la familia y la pareja. Las opciones de respuestas fueron: regularmente, a veces, nunca. En cuanto a “bienestar personal”, fue medido mediante una escala de seis ítems que incluían estado de ánimo, percepción sobre felicidad pasada y presente, sentido de vida, si se aburre con frecuencia y si se siente solo, siendo las opciones de respuestas: sí, no, a veces.


Para el objeto de nuestro TFM interesa establecer la relación entre generatividad –que incluye actividades sociales, pero no se agota en ellas- y satisfacción con la vida que tiene cierta identificación con bienestar personal. Sin embargo, el ámbito de la población se enmarca en un contexto laboral. De esto seguiremos hablando en otra ocasión.