miércoles, febrero 06, 2019

El Consejero


EL PAPEL DEL CONSEJERO
Como Iglesia estamos llamados a ministrar a los heridos y quebrantados, no a ignorarlos, silenciarlos, decirles que se mejoren y que sigan adelante.
.Como Consejeros esta debe ser la motivación de nuestro corazón:
“…para anunciar buenas nuevas a los pobres… a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos… a consolar a todos los que están en duelo… a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento” (Isaías 61:1-3).
Ni tú ni yo podemos cambiar a las personas. Los consejeros no tenemos la facultad de transformar sus mentes ni de sanar sus corazones heridos. Sin embargo, conocemos a Aquel que tiene el poder de hacerlo, y Dios nos da el privilegio y la responsabilidad de recibir a esas personas en su dolor, llorar con ellas, escucharlas y, finalmente, conducirlas a Jesús, quien conoce en profundidad a cada uno de nosotros y anhela sanarnos.
Como Consejeros estamos llamados a cuidar, consolar, infundir esperanza a las personas, recordando que ”el Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; Él rescata a los de espíritu destrozado” (Salm 34:18).
Jesús dedicó su tiempo y se detuvo con las personas, les prestó atención tanto a ellas como a sus necesidades. Le extendió su amor, sin ninguna duda, en cada oportunidad.
El propósito de Jesús es ir más allá de transformar la situación, de erradicar el dolor del pasado: El quiere transformarlo para bien.
Los consejeros somos simplemente instrumentos en sus manos, nada somos sin EL. Nada podemos hacer, lo hace EL.
Bendiciones.