viernes, agosto 26, 2011

Desde otra óptica / Investigación y Desarrollo en Costa Rica

No caigamos en esa tentación

Este artículo de Velia Govaere retrata el estado de situación en Ciencia y Tecnología en Costa Rica. Nuestros países tienden a adolecer, nos dice Velia, de los mismos defectos y ausencia de previsión… ¿Aquí como en Costa Rica? Una pregunta abierta que debemos respondernos.

Nuestros índices de desarrollo humano y educativo tienen pies de barro

Velia Govaere Vicarioli

Catedrática UNED vgovaere@gmail.com

Se acercan tiempos de vacas flacas y las campanas repican austeridad. Se previene sobre menos exportaciones, inversión y turismo. Para todo habrá menos recursos.

Debemos cuidar el cinco y ordenar las prioridades. Ya nos pasó antes, pero entonces, para ahorrar, hipotecamos el futuro. No hagamos eso hoy.

El Gobierno anunció inversiones anticíclicas en educación e infraestructura. ¿Y la investigación científica? Nadie la mencionó, pero nada sería menos aconsejable que ponerle freno. Las crisis pasan, pero las generaciones arrastran las consecuencias de ahorros equivocados. “País boutique”, al decir de Lizette Brenes, vicerrectora de Investigación de la UNED, jamás seremos pioneros del desarrollo si seguimos por debajo de la media latinoamericana de inversión en I+D (investigación + desarrollo). La innovación necesita esfuerzo constante y creciente para implantar la centralidad de la ciencia en la economía.

En el alma nacional hay un paradigma que todavía no echa raíces. Pacíficos, estables, democráticos y con más abogados que soldados, más leguleyos que productivos, el relato de nuestro imaginario colectivo necesita renovar su imagen. Celebramos a Juan Santamaría, pero no a Clorito Picado. Arquetipo nacional anacrónico. Nuestros excelentes índices de desarrollo humano y educativo tienen pies de barro. En la sociedad del conocimiento, no logramos traducir los avances sociales en innovación y productividad. “La ciencia y la tecnología –dice don Eduardo Sibaja, director del Cenat– no está interiorizada en el ADN nacional. La retórica no se ha acompañado con la inversión necesaria para que celebremos, como nación desarrollada, 200 años de vida independiente”.

Veinticinco años de apertura comercial dejan un sector productivo diversificado y exportaciones de manufactura con la mayor proporción (45%) de productos de alta tecnología del mundo (BID, 2010). Pero ocho países de la región tienen, en su producción industrial, mayor proporción de valor agregado de alta y media tecnología. México tiene el 45%, nosotros apenas el 21%. La inversión de multinacionales de alta tecnología no cala en nuestra industria como podría, ni nos transforma todavía, como debiera. Eso es grave y peligroso.

Inversión en I+D. ¿Cuál es la razón de nuestra sinrazón? Pagamos un pasado de erráticas prioridades de ahorro. El lento crecimiento de nuestras inversiones en I+D viene de muy lejos. No se puede invertir más allá de lo que permiten las capacidades institucionales y humanas instaladas, que nos dejó un pasado de indolencia. La escasa inversión de antaño determina la baja productividad investigativa del presente. Lo que un país puede invertir en I+D no depende solo de capacidades presupuestarias actuales, sino de su acumulación sistémica en el tiempo. Sin un volumen considerable de científicos, no hay manera de invertir con productividad innovadora. Sin investigadores no existe investigación; sin ella se paraliza la innovación.

La calidad del producto investigativo está directamente ligada al recurso humano, que, a su vez, demanda años previos de estímulo educativo y entorno nacional propicio. Los investigadores son las aves que más fácilmente levantan el vuelo. Para conservarlos, se requieren instalaciones, equipo, presupuesto, vinculación empresarial y un sistema de seguridad de vida, porque pocos intelectuales soportan vivir en la inseguridad de interinatos “ad-perpetuum”.

En Costa Rica, la inversión en I+D ronda apenas el 0,4% del PIB y se aglutina en un esfuerzo acumulado en las universidades públicas, que concentran casi la mitad de ese empeño. Estamos pagando ahora las restricciones educativas de los 80, que nos dejaron una generación perdida y la triste secuela de baja calidad educativa de la secundaria pública, solo un 24% de jóvenes en educación superior, con la limitante de que apenas el 13% de la matrícula es en ingenierías o en ciencias. Ese es el panorama de nuestra debilidad estructural.

Hace 40 años, comenzamos a construir un andamiaje institucional de promoción de la ciencia y la tecnología. Teníamos entonces el mismo ingreso per cápita de Corea del Sur, que inició ese proceso al mismo tiempo que nosotros, pero con diferente fuerza de convicción. Confrontados con la crisis de los 80, nosotros frenamos la inversión educativa. Corea, en cambio, puso el pie en el acelerador. Corea dedica ahora el 3,5% de su PIB a I+D. La empresa privada responde ahí por el 70% en I+D, pero una sostenida inversión pública beneficia a más del 30% de su parque empresarial.

Nuestra empresa privada es reacia, en cambio, a invertir en I+D. Aspiramos apenas, en los próximos 10 años, al 1% del PIB y a esa pequeña inversión se agrega que nuestra productividad científica es todavía menor al 50% de lo esperado.

¿Tentación o necesidad? Es asunto de convicciones y de visión. Hemos superado la desarticulación de sinnúmero de instituciones. “Estrategia Siglo XXI” señaló el derrotero. El breve pasaje de doña Clotilde Fonseca por el MICIT dejó importante fruto y el país cuenta ahora con mapa de ruta. Pero bastaría un freno presupuestario inapropiado para descarrilar el tren innovativo, único que conduce al desarrollo en la sociedad del conocimiento.

El FEES fue negociado con la mira puesta en el desarrollo de parques tecnológicos, laboratorios, becas para investigadores y pertinencia con la producción. Doña Laura tomó entonces una opción valiente en medio de la crisis. Ahora esa amenaza se alarga y se recrudece, el fisco se estremece y cortar el flujo de recursos a la investigación parecería lo más lógico.

¡No nos dejemos caer en esa tentación!

(Publicado el 23/8/2011 en La Nación - Costa Rica).

jueves, agosto 11, 2011

Desde otra óptica / Contra las cuerdas

La flauta mágica populista suena aquí contra la reforma fiscal

Velia Govaere Vicarioli Catedrática UNED vgovaere@gmail.com 07/08/2011

Nos amenazaba la enfermedad, pero tal vez nos mate el remedio. Primero era la angustia de que Estados Unidos cayera en suspensión de pagos. Ahora el temor por el impacto recesivo que tendrá el arreglo que resolvió el dilema. “Terrible acuerdo para salir del caos”, sentenció el New York Times.

Conflicto político. El peligro de la suspensión de pagos de los Estados Unidos no venía de una quiebra económica, sino de un conflicto político, partidista, ideológico y moral. La Constitución de los Estados Unidos otorga al Legislativo competencia sobre comercio y endeudamiento (Artículo 1, Sección 8). Hasta 1917, el Ejecutivo tuvo que solicitar autorización para emitir bonos de deuda soberana. En vísperas de su ingreso a la I Guerra Mundial, se autorizó la emisión de bonos, con un techo. Desde entonces, el Ejecutivo utilizó esa legislación, pidiendo, vez por vez, la elevación del límite. Era un trámite prácticamente automático que fue utilizado, hasta el conflicto, 76 veces. Tres de ellas bajo el mandato de Obama. ¿Es comprensible entonces que no hubiera sospechado que los republicanos lo iban a poner contra las cuerdas obligándolo a la más dura capitulación de su carrera política? ¿O había razones para ser más desconfiado?

Bloqueo legislativo. Las necesidades impuestas por la crisis económica mundial, con las que inició su mandato, imponían una política anticíclica para contrarrestar la recesión. Como Roosevelt en 1929, se elevó el gasto público para fomentar la actividad económica y el empleo, aumentando en un 26% la deuda pública.

Bush, en ocho años de gobierno, sin crisis económica, regalando exenciones fiscales y para financiar guerras, logró 7 aprobaciones de elevación del techo de la deuda norteamericana. Al final de su mandato, había casi duplicado su monto. A menos de un mes de ser juramentado, Obama obtuvo una elevación del tope porque encontró el techo de la deuda totalmente agotado. Igual ocurrió en 2009 y en febrero de 2010. No hubo problemas, estas tres veces, porque el partido del Presidente gozaba de mayoría en ambas cámaras. Pero en noviembre de 2010 se dio un vuelco: el partido demócrata perdió su mayoría en la Cámara Baja y vientos de tormenta soplaron sobre la administración. El 2011 llegó con la crónica de un bloqueo legislativo anunciado.

Cuadratura del círculo. El creciente déficit fiscal de los Estados Unidos es amenazante. Los pagos solo pueden enfrentarse con nuevo endeudamiento. Había que reducir el déficit sin deprimir más la economía. Difícil cuadratura del círculo, en una situación mundial todavía delicada. Obama pretendía resolver el problema fiscal desde las dos vías posibles: disminución de gastos estatales y aumento de ingresos fiscales. Era una óptica balanceada. Menos gastos militares para no sacrificar ni programas sociales ni estímulos económicos. Aumento de ingresos, pero sin castigar a la clase media, elevando impuestos solo a los que ganaran más de 250.000 dólares al año y, claro, suprimiendo las exenciones tributarias que Bush había concedido a los más adinerados. Nuevos impuestos eran tabú para los republicanos y exigían solo recortes, especialmente del programa MEDICARE, el popular subsidio de salud para adultos mayores.

La primera batalla. En diciembre de 2010 llegaron a término las exenciones de Bush. Era la primera batalla. Los republicanos presionaron por una extensión. Obama cedió, sin exigir contrapartida y las extendió un año más. En abril de 2011, los republicanos no quisieron aprobar el presupuesto y exigieron recortes draconianos. Obama, ante la amenaza de cerrar el gobierno, cedió otra vez. Entonces se advirtió que en agosto se llegaría al techo actual permitido y que para pagar la deuda se tenía que elevar el límite, por cuarta vez. Si no, Estados Unidos habría tenido que incurrir en “default”.

¿Un mal menor? Marc Ambinder, del National Journal, preguntó a Obama que por qué no había utilizado la exención de impuestos a los ricos como palanca de negociación para la aprobación del presupuesto y para la elevación del tope del endeudamiento. El Presidente le contestó que él estaba seguro de que los republicanos actuarían responsablemente. La historia no le dio la razón. Al final se vio confrontado con un bloqueo dispuesto al colapso del país, imponiendo recortes e imposibilitando nuevos tributos. Cuando eso ocurrió ya Obama no tenía palanca de negociación y tuvo que ceder frente al chantaje. ¿Un mal menor?

Ahora el mundo tiembla y, en vez de alivio, preocupa una nueva sacudida mundial. El panorama es negro. Terminan los estímulos federales, cesan las subvenciones de proyectos de infraestructura, cierran programas estatales, enviando miles al desempleo. El acuerdo para elevar el techo de endeudamiento ya exige un trillón de dólares en recortes adicionales. Y en Europa, Italia amenaza con sumarse al caos.

Olvido de 1929' En todas partes tendrán impacto los nuevos recortes norteamericanos, con menor demanda, crecimiento más débil, mayor desempleo y menores ingresos. Y el círculo vicioso seguirá rotando en alud. ¿Se olvidó la histórica lección del 29? La austeridad no es el camino de la recuperación. “La economía está en problemas y Washington parece determinado a que las cosas empeoren, con la obsesión de hacer recortes cuando se necesitan mayores inversiones”, dijo el New York Times.

¿Y aquí? Juan Pablo Arias de La Nación (Economía, 3/8/11) da precisas pinceladas de los impactos esperados en Costa Rica: menor inversión, turismo y exportaciones. ¿Comprenderemos a tiempo que el Estado necesita equilibrarse también con incremento de ingresos? La flauta mágica populista suena contra la reforma fiscal, y nosotros, ratoncitos, ¿a dónde iremos a parar?

(Tomado de La Nación - Costa Rica, con autorización de su autora).

lunes, agosto 08, 2011

Desde mi estudio / Colombia hoy

Colombia, voluntad política y compromiso nacional

Hoy hace un año que Santos asumió el poder / El desempleo más elevado de AL después de RD / Cinco locomotoras del progreso: agricultura, infraestructura, vivienda, minería e innovación.

Colombia, con 4.6 veces más habitantes que República Dominicana, puede constituirse en un referente para nuestro país, especialmente porque la situación social tiene algunas similitudes. Sin embargo, Colombia está demostrando algo que parece faltar –y mucho- en República Dominicana: voluntad política para revertir la situación de inequidad social y para convertir el país en una nación exportadora.

Puntos luminosos de la realidad económica, política y social de Colombia nos llevan a pensar que ese país consolida su salida de un pasado lleno de incertidumbre y derrotas que lo llevaron al borde de ser considerado un “Estado fallido”. Y, como suele decirse en lenguaje motivacional, si Colombia pudo ¡se puede!

Entre estos puntos luminosos tenemos:

  • El crecimiento real del PIB llegará a 5% en 2011 y 2012.
  • Es previsible que una significativa llegada de capitales frescos garantice que el peso colombiano mantendrá su valor.
  • Las exportaciones colombianas crecieron 35% al mes de abril (anualizado), impulsadas por las ganancias del petróleo y el café. En el 2010, totalizaron 39.819 millones de dólares, con alza de 21,2% respecto a 2009, cuando sumaron 32.853 millones. En el 2010 alcanzó la cifra de 9,484.6 millones de dólares.
  • El índice de riesgo país mejora de manera significativa, según las principales calificadoras de riesgo.
  • La inversión extranjera directa, aupada por el petróleo, creció 56% durante los primeros cinco meses del año en curso, llegando a US$5.7 billones.
  • El clima de negocios en Colombia mejora en prácticamente todos los órdenes y, a nivel internacional, en el seno de la OIT, supera exigencias críticas del sector sindical.
  • Colombia cerró 2010 con un crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) de 4,3%, frente a sólo el 1,5% del 2009, una inflación de 3,17%, superior a la meta fijada por el gobierno (3%), y una deuda externa de 64.837 millones de dólares, equivalentes al 22,6% del Producto Interno Bruto (PIB) de ese año.

En lo político cabe destacar que el presidente Juan Manuel Santos, que asumió el poder hoy hace un año, conserva un 82% de aprobación de la población urbana del país. Sin embargo, su popularidad y eventual repostulación dependerán de la percepción de legalidad y de orden en el país, así como del manejo responsable de la política económica del país.

Un análisis publicado por Univisión afirma que recortar la brecha social es el gran reto del presidente Santos en Colombia, sacando a Colombia de la bochornosa posición de ser el país con el más alto índice de desigualdad de América del Sur, según el informe de desarrollo humano 1991-2009 de la ONU (Cfr. completo: Univisión).

Con la prioridad de crear "trabajo, trabajo y más trabajo" y luchar contra la pobreza "con el mismo empeño, intensidad y recursos que hemos combatido el terrorismo", Santos puso en marcha un programa económico impulsado por cinco locomotoras: agricultura, infraestructura, vivienda, minería e innovación.

Sin embargo, la llaga social duele en Colombia. “Los altos índices de desempleo y de pobreza se mantuvieron en niveles extremos. Así, el desempleo cerró 2010 en 11,8%, uno de los más altos de América Latina y El Caribe. Cifras de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) lo situaban en octubre pasado como el segundo más elevado después de República Dominicana”, señala el análisis de Univisión.

Qué más dice Univisión

El más reciente informe del estatal Departamento de Estadística (Dane) advertía que en 2009 el 45,5% de la población -unos 19,8 millones de habitantes- se encontraba en situación de pobreza y el 16,4% -7,1 millones- estaba en la pobreza extrema o indigencia. Santos, ante esta situación, reiteró el jueves pasado que el objetivo fundamental de su gobierno "es lo social. Es que todo se traduzca en un país más equitativo, en un país con menos pobreza, en un país con unas condiciones sociales que le permitan ser, a su vez, más competitivo".

En ese sentido, indica el análisis, el crecimiento y el empleo formal son claves. Empleo formal significa salario, prestaciones y salud.

Y hay logros. En junio la tasa de desocupación descendió a 10,9%, frente a 11,6% de igual mes de 2010. "Estamos en el último escalón, en el de 11 a 10, para llegar a la meta que nos propusimos en cuatro años, y de pronto lo vamos a cumplir este año- que es tener el desempleo de un dígito", dijo Santos luego de conocer el reporte.

El mandatario es consciente, además, que en la medida en que logre mejorar los índices sociales le estará quitando piso a las viejas reivindicaciones de los grupos insurgentes, que desde hace más de 45 años mantienen un conflicto armado con el Estado colombiano.

Un tema de voluntad y compromiso

Ya no siguiendo el cable de Univisión, sino reflexiones hechas en República Dominicana por un equipo dedicado a la investigación y el análisis.

Todo parece indicar –expresan- que en Colombia se apuesta a Colombia. “Y esa apuesta depende de su propia institucionalidad. De ahí que la nación suramericana dejara atrás los indicadores que llegaron a situarla --tan sólo una década atrás-- en la lista de estados fallidos. Un serio y sistemático compromiso nacional de todos los sectores, garantizado por suficiente voluntad política, liderazgo empresarial y disciplina de la población, ha permitido rescatar una institucionalidad a la deriva y reinventar un modelo político democrático cuya gobernanza funcional reagrupa a los más diversos sectores de la sociedad”.

“Ha mejorado el riesgo país, el aparato productivo se muestra pujante y las exportaciones arrojan resultados positivos en términos fiscales, financieros, sociales e industriales”.

“La seguridad jurídica, la capacidad innovadora de sus sectores industrial y comercial, aupadas por el surgimiento de una decidida y bien preparada clase media profesional, encaminan el porvenir de la nación colombiana bajo el signo de la pujanza y del éxito”.

En fin, concluyen, que Colombia aparece como digna de credibilidad.

En RD, mientras tanto, voluntad política y compromiso de todos se muestran escasos y se manifiestan, la mayor parte de las veces, como simples “buenas intenciones” ¿Seremos los dominicanos capaces de apostar a dominicana?