lunes, abril 03, 2006

Desde mi estudio / Un cambio cultural

Un cambio cultural


Milton Tejada C.
Hace unos meses –diciembre del 2005- la Universidad Iberoamericana dio apertura a un Centro de Innovación y Desarrollo –CIDE- que pretende contribuir a elevar la competitividad de las empresas dominicanas frente a la apertura comercial. La verdad es que un elemento fundamental de este tema es el de los recursos humanos, y las universidades constituyen el marco institucional para impulsar los mismos.
Hace unos días tuve el placer de entrevistar a Manuel Diez, exitoso empresario que se encuentra al frente de DIESCO, industria del plástico. Entre muchos, tratamos un tema que quiero destacar: la necesidad de un cambio de mentalidad por parte de los industriales dominicanos. En sus palabras: romper la mentalidad insular de nuestros gerentes, el “mundo es ancho y ajeno”, pero no se resiste a que lo hagamos propio.
El Presidente Leonel Fernández ha hablado de la necesidad de una estrategia de competitividad. Incluso, refiriéndose al sector industrial de modo particular, planteó la necesidad de una “convergencia industrial” que elimine la dualidad de políticas existentes en relación a las zonas francas y a la industria nacional.
Mentalidad insular, reducido papel de las academias en el desarrollo de recursos humanos cara a mercados cada vez más abierto, dualidad de políticas públicas… Sin embargo, hay un elemento en común: sectores que deben desarrollar alianzas estratégicas para un desarrollo sostenible de la nación, para el bienestar del país, marchan de modo paralelo, a veces se contraponen y hasta se oponen, no definen formas de cooperación adecuadas… para los empresarios, el Estado obstaculiza; para el Gobierno, los empresarios no quieren competir…
En ese sentido, se requiere un cambio de cultura, una capacidad de trabajar juntos, un soñar una nación camino al bienestar de sus hombres y mujeres, de sus familias… se requiere saber que el único modo de que el bienestar de unos pocos se convierta en bienestar duradero es que haya posibilidades para todos. Se requiere asumir cuáles son nuestras ventajas y nuestros puntos débiles. Atreverse, por parte de empresarios que deben asumir que una de sus características es el riesgo. Toda inversión es un riesgo. Se requiere transparencia por parte de un Estado que se niega a la transparencia. Y los aportes de academia que no deben reducirse a repetir o a importar tecnologías con el correspondiente manual de cómo armarlas y usarlas. Desafíos.
03 de Abril, 2006.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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