miércoles, febrero 14, 2007

Desde mi fe / Lo más importante en la vida

14 de Febrero, 2007.
Lo más importante en la vida
Jacinto Benavente, un dramaturgo español (1866-1954) decía que “en asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca”. ¡El amor es una locura y el amor de Dios es la locura de la cruz! Sin embargo, esa locura es lo más importante en la vida.
Un pastor nos decía el domingo pasado que en un lecho de muerte nadie se lamenta de “¿Por qué no tuve más tiempo para el trabajo?” “¿Por qué no acumulé más dinero?”. Si algo lamentamos en nuestras horas finales, tiene que ver con el amor y, dicho de un modo simple: con nuestras relaciones. El pastor nos decía más…
La más bella descripción del amor nos la ofrece 1Cor 13. La vida, la verdadera, consiste en amar. Y toda la Ley, nos dice Gal 5,14, se cumple en un solo mandamiento: amarás a tu prójimo como a ti mismo. ¡Ojo! No es algo opcional, no es un consejo, es un mandamiento. “En esto conocerán que son mis discípulos, si tuvieran amor los unos con los otros”. Es decir, es obligatorio para quien quiera llamarse cristiano con propiedad. Previamente Jesús les había dicho: “…igual que yo los he amado, ámense también entre ustedes”. ¡Qué comprometedor, la medida del amor hacia los demás es el amor de Jesús por mi! (Jn 13,34-35).
Un amor en el que hay que esmerarnos (1Cor 14,1). Desde el punto de vista matemático, hacemos una simple resta cuando a la vida le quitamos el amor nos queda nada, cero.

Algunas mentiras sobre el amor.
Primera, que el amor es lo mismo que deseo.
Segunda, que el amor es lo mismo que romance.
Tercera, que el amor es lo mismo que sexo.
En el amor conyugal puede haber deseo, romance y sexo, pero no se agota ahí y tampoco está sometido a los vaivenes de estos aspectos.

Tipos de amor

Los griegos precisaban, por medio de expresiones lingüísticas, diferentes tipos de amor.
Eros, o el amor físico o sexual. Una atracción, una química, dicen algunos.
Stergos, o el amor de familia, de sangre, de hermanos.
Filos, o el amor de amigos, de nación, de compañeros.
Ágape, amor de Dios, amor a pesar de mis limitaciones y de no tener nada en común (1 Cor 13,13-18).
Este amor, el ágape, es mucho más que pasión, romance o sentimiento.
Requiere sacrificio.
Es intencional, por lo tanto es compromiso.
Se invierte con el propósito de desarrollar el potencial de la persona amada (Por ejemplo, podemos observar cómo Jesús se invirtió en Simón-Pedro).
En definitivas, está basado en las cualidades del que ama, no del que es amado, por lo tanto: es gratuito, sin motivos (y a veces a pesar de motivos en contra)… es el amor de Dios del que podemos ser portadores y el cual es imposible vivir sin el Espíritu Santo.

Mantener vivo el amor…

Sí, es cierto. El amor es una semillita que crece lentamente. Está hecho de detalles y necesita ser cuidado, porque el amor puede marchitarse, puede ser borrado de tu corazón por “artes” del enemigo. He aquí cinco maneras que el Pastor nos hablaba de cómo mantener vivo el amor (y quiero pensar, en estos momentos, en el amor de pareja que se fundamenta en el Señor):
a) Compartiendo palabras positivas, de ánimo, elogio. Y es que elogiar –apegados a la verdad- eleva la autoestima, fortalece el sentido de pertenencia, ayuda a muchos a tener una adecuada perspectiva de la vida y de si mismos, da significados y esperanzas en la cotidianidad.
b) Pasando tiempo juntos. No se pueden desarrollar relaciones significativas sin pasar tiempo juntos. El tiempo es una de las mejores expresiones del amor. En este sentido, vale la pena que nos revisemos y nos preguntemos: ¿Son las relaciones mi prioridad? ¿Con quién debería comenzar a pasar más tiempo? ¿Qué cambios debo hacer en mi agenda? Sin embargo, no todo tiempo es válido. No vale, por ejemplo, que llegues a casa y te sientes a ver la televisión sin prestar atención a tus hijos o a tu mujer, aunque ellos estén ahí. Están, pero no están.
c) Actos de servicio. En Juan 3,16 nos expresa cuál es la referencia en servicio de amor: “Porque así demostró Dios su amor al mundo, dando a su Hijo único, para que tenga vida eterna y no perezca ninguno de los que creen en él”.
d) El toque físico. Nuestra historia personal –especialmente la de muchos hombres- puede rechazar esto, pero podemos aprender a tocar y a ser tocados sin necesidad de que medie el erotismo. Hay que besar, tocar, abrazar, arrascar… tocar ayuda a mantener vivo el amor y constituye, a mi modo de ver, un soporte emocional inmenso.
e) Haciendo regalos. Pequeños detalles o grandes regalos, pero siempre con un gran corazón.

Es importante indicar que cada uno de nosotros/as es más sensible a una manera de recibir y de dar amor que a otra. Es lo que un autor ha llamado “los lenguajes del amor”. Sin embargo, es importante también indicar que debemos descubrir cuál es el lenguaje del amor al que es más sensible mi pareja, mis amigos, mi familia… o yo mismo. Nos interesa que la otra persona se sienta amada… y esto se aprende.
Y esto vale para nuestra familia natural, para nuestra familia espiritual, para nuestras relaciones de amistad, en nuestro diario caminar.
¡Lo más importante es el amor!
Milton Tejada C.
tejadamilton@yahoo.com

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