Un ejemplo de pacificador
“Bienaventurados los pacificadores, porque
ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5:9), nos indica la Palabra de Dios.
Mañana, jueves, en nuestra iglesia (nos reunimos en el Liceo Unión
Panamericana, Paseo de los Periodistas, Miraflores, cerca del Listín Diario),
compartiré sobre lo que implica esta bendición en medio de un mundo violento.
Hoy quiero compartirles, como una especie de adelanto, acerca de un hombre que
podemos considerar como un ejemplo de pacificador: Bernabé. Ideas tomadas
(editadas y adaptadas) de “Hacedores de paz”.
Bernabé resolvió exitosamente tensiones y
conflictos a diferentes niveles (entre una persona y un grupo, entre judíos y
gentiles, entre dos iglesias, entre dos individuos…). Dios no nos dice tanto
cómo ser pacificadores, sino que su Palabra nos habla del carácter de un
pacificador. Al mirar la vida de Bernabé podemos preguntarnos si tenemos
algunos elementos de su carácter que debamos imitar. Entre ellos:
1.
Bernabé
fue un hombre que consoló.
Hech 4:36: “Entonces José, a quien los apóstoles
pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una
heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles”.
En varios pasajes de los Hechos Bernabé, a veces solo, a veces junto a Pablo,
aparece consolando (Ver Hech 14:22: confirmaba el ánimo de los discípulos).
2.
Bernabé
fue un hombre que se regocijó
Hech 11:22.23:
Bernabé se regocija al ver la obra de Dios en las vidas de las personas, aun en
medio de los conflictos entre judíos y gentiles. Y ese regocijarse es
recompensado. Nos dice el verso 24: Una
gran multitud fue agrada al Señor.
3.
Bernabé
fue un hombre lleno del Espíritu Santo.
Estar lleno del
Espíritu Santo es un requisito previo de un pacificador. Bernabé lo recibió en
Pentecostés. Esta llenura desarrolla en nosotros un carácter pacífico. En Gal
6:1 nos habla de restaurar a otros con espíritu de mansedumbre, y en Rom 8:6
enfatiza: “porque el ocuparse de la carne
es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”.
4.
Bernabé
fue un hombre de valor
Cuando todos le
sacaban el cuerpo a Pablo, a quien temían y de quien dudaban que fuera sincera
su conversión, Bernabé tomó el riesgo de reunir a los discípulos con el antiguo
terrorista de la fe cristiana (Pablo – Hech 9:26-27). También mostró valor
cuando retornó con Pablo a Listra, donde habían sido apedreados (Hech
14:19-23).
5.
Bernabé
fue un hombre de perseverancia
No es sólo valor lo
que muestra con el caso de Listra, de donde son expulsados y hasta sacuden el
polvo de los pies. Retornan, perseveran en completar la tarea. También exhorta
a los discípulos a perseverar en la fe (Hech 14:22).
6.
Bernabé
fue un hombre que aceptaba a los otros
A diferencia de
muchos cristianos judíos, él no rehuyó a los cristianos gentiles, sino que se
regocijó de que Dios los incluyera en su pacto. Pablo luego escribiría, en Rom
15:7: “Por tanto, recíbanse los unos a
los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. Un
pacificador siempre debe estar dispuesto a aceptar a las personas como ellos
son, pero a la vez exhortándoles a caminar hacia la obediencia a Dios.
7.
Bernabé
fue un hombre que supo confrontar.
El verdadero
pacificador está dispuesto a confrontar tanto a sus enemigos como a sus amigos.
Confrontó, junto a Pablo, a los no creyentes con el evangelio, a los
judaizantes con la verdad, y a los hermanos cristianos con interpretaciones
bíblicas correctas. El que confronta se expone al rechazo, pero es utilizado
por Dios como canal de bendición y sabiduría.
8.
Bernabé
fue un hombre sujeto.
Fue responsable y
sujeto frente a otros (Hech 4:36-37). Era un hombre de posición, ciudadano
romano y poseedor de medios, pero lo compartió todo, negándose a si mismo por
una causa más alta. Además, fue sujeto frente a otros, frente a los apóstoles
que le enviaron. Efesios 5:21 nos indica que debemos sujetarnos unos a otros.
9.
Bernabé
fue un hombre humilde.
Cuando junto a Pablo
fue aclamado como si fueran dioses después de curar a un hombre cojo (Hech
14:8-9), ellos corrigieron ese error y dirigieron la mirada al sanador
verdadero, Jesucristo (Hech 14:14-18). Es la conciencia de que cualquier éxito
en esta obra de pacificar no es mío, sino del Señor.
10.
Bernabé
fue un hombre de fe.
Finalmente, pero no menos importante, fue un
hombre de fe. En Hech 11:24 se dice: “…era
varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe”. Sólo por la fe en las
promesas de Dios estamos seguros de que El estará en medio del proceso de
pacificación.
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