viernes, enero 13, 2012

Desde mi fe / Llamados a ser pacificadores



Hacedores de la paz en un mundo violento

1.     Ser pacificador es un llamado y una bendición

El evangelio nos dice:
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5:9).

ESTAMOS LLAMADOS A SER PACIFICADORES…Es decir, hacedores de la paz.

Pero el primero en ser pacificador fue Jesús, el primogénito…nos reconcilió, hizo la paz, entre nosotros y el Padre, del cual estábamos separados por el pecado.

Ser pacificador es una bendición.

En Efesios, Jesús, mediante su obra, "hizo la paz" (2:15), anunciando las "buenas nuevas de paz" para todos (2:17). Se demanda al creyente que se esfuerce por "guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (4:3). La paz es un regalo que Jesús nos dejó en la última cena (Jn 14:27).

Tiene tres dimensiones importantes:
  • Paz en la relación con Dios. El estado de enemistad propio del pecado quedó cancelado por la obra de reconciliación llevada a cabo por Jesús;
  • Paz como una experiencia en medio del conflicto de la última noche, en Jesús, y como una experiencia en nosotros que sobrepasa todo entendimiento.
  • La paz como una construcción, como algo que hacemos, en medio de nuestras vidas, la vida de nuestra iglesia, de nuestra familia, de nuestra sociedad.

ES DECIR, el cristiano: establece la paz con Dios, vive la paz en su corazón, construye la paz a su alrededor. Es de esta última dimensión que quiero hablarte esta noche. Estas llamado a ser un pacificador.

El pacificador no es, como piensa el mundo, quien huye del conflicto, sino el que vive la paz, el que la procura, la promueve. Tiene que ver con una correcta relación con Dios y con una forma de nosotros ser, comportarnos, entre los demás.

Jesús vino al mundo con el propósito de matar las enemistades y anunciar las buenas nuevas de paz (Ef 2:16-17). Por lo tanto, el creyente es algo más que un pacífico, es un pacificador en la medida en que se identifica con Jesús.

En cuanto pacificadores, nuestras características son:
  •  Anhelamos predicar el Evangelio de la paz a todos (Ef 6:15);
  • Modelamos nuestras vidas conforme al Príncipe de Paz que busca a los perdidos (Lc 19:10);
  • Buscamos la restauración de los que han caído (Jn 13:12).
  • Somos hijos de Dios y la consecuencia es que el mundo nos reconoce como pacificadores;
  • No hay dificultad ni problema que logre inquietarnos.
  • Buscamos restablecer la armonía en las relaciones rotas.

2.     Cómo actúan los que no hacen la paz, los que no siembran la paz

Son personas que gozan de “echarle leña al fuego” en:
·         Las relaciones de pareja;
·         Las relaciones con los hijos;
·         Las relaciones con los padres;
·         Las relaciones con el patrón;
·         Las relaciones con empleados y trabajadores;
·         En la calle, los amigos, el resto de la familia.

(OPCIONAL: Nos dividimos en pequeños grupos de cuatro o cinco personas. Tenemos diez minutos para trabajar estas áreas. Luego algunos darán sus respuestas – RESUMIR Y AMPLIAR).

“Echar leña al fuego” es atizar el infierno, es hacer que una división que se fundamenta en que el mal se haga más grande, es fomentar la división en lugar de la armonía mediante:
·         El chisme;
·         La confrontación;
·         La violencia física y verbal;
·         Las frustraciones;
·         La delincuencia;
·         La falta de compromiso;
·         El que cierren las puertas a Jesús por mis actitudes divorciadas de mis palabras…

3.                   Características de los pacificadores

  1. El pacificador debe desear servir / Jn 12:24-26: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame…”

  1. Un pacificador debe ser una persona de oración / En Filp 4:6-7 se nos habla de “la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento…”, esa paz es fruto de la oración y es por la oración que discernimos cuál es la voluntad de Dios en una situación de conflicto.

  1. Un pacificador ama la Palabra / En Ef 6:13-15 se nos llama a tomar la armadura de Dios y en el v. 15 señala: “…calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”.

  1. Un pacificador ama “lo correcto” por encima de las conveniencias / En Flp 4:6-8 se nos promete que si actuamos de acuerdo a “lo correcto” (lo que aprendimos, recibimos y oímos de parte de Dios), entonces “el Dios de paz estará con ustedes”.

  1. Un pacificador está dispuesto a aprender cada día, ejercitarnos, para ser más efectivo en servirle al Dios de la paz. En Heb 5:13-14, nos habla de la necesidad de que no nos quedemos en sólo ingerir leche cuando podemos comer alimentos sólidos: “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.

  1. Un pacificador debe estar dispuesto a ser vulnerable / Jesús se hizo vulnerable, hasta la muerte y muerte en cruz y hasta se sintió abandonado “Dios mío, Dios mío… por qué me has desamparado… ya no hay reposo para mí”, clama el pacificador en el Salmo 22. Murió para reconciliarnos, para traer la paz entre nosotros y el Padre. Ser sumisos a la voluntad del Padre nos hace vulnerables.

  1. Un pacificador debe ser sabio, debemos pedir la sabiduría que viene de lo alto. Como nos dice Santiago: “La sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz” (Stgo 3:17-18).

4.     Un ejemplo humano de pacificador: Bernabé
(Opcional, según el tiempo, de lo contrario, saltar a la conclusión):

Bernabé resolvió exitosamente tensiones y conflictos a diferentes niveles (entre una persona y un grupo, entre judíos y gentiles, entre dos iglesias, entre dos individuos…). Dios no nos dice tanto cómo ser pacificadores, sino que su Palabra nos habla del carácter de un pacificador. Al mirar la vida de Bernabé podemos preguntarnos si tenemos algunos elementos de su carácter que debamos imitar. Entre ellos:

1.     Bernabé fue un hombre que consoló.
Hech 4:36: “Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles”. En varios pasajes de los Hechos Bernabé, a veces solo, a veces junto a Pablo, aparece consolando (Ver Hech 14:22: confirmaba el ánimo de los discípulos).

2.     Bernabé fue un hombre que se regocijó
Hech 11:22.23: Bernabé se regocija al ver la obra de Dios en las vidas de las personas, aun en medio de los conflictos entre judíos y gentiles. Y ese regocijarse es recompensado. Nos dice el verso 24: Una gran multitud fue agrada al Señor.

3.     Bernabé fue un hombre lleno del Espíritu Santo.
Estar lleno del Espíritu Santo es un requisito previo de un pacificador. Bernabé lo recibió en Pentecostés. Esta llenura desarrolla en nosotros un carácter pacífico. En Gal 6:1 nos habla de restaurar a otros con espíritu de mansedumbre, y en Rom 8:6 enfatiza: “porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”.

4.     Bernabé fue un hombre de valor
Cuando todos le sacaban el cuerpo a Pablo, a quien temían y de quien dudaban que fuera sincera su conversión, Bernabé tomó el riesgo de reunir a los discípulos con el antiguo terrorista de la fe cristiana (Pablo – Hech 9:26-27). También mostró valor cuando retornó con Pablo a Listra, donde habían sido apedreados (Hech 14:19-23).

5.     Bernabé fue un hombre de perseverancia
No es sólo valor lo que muestra con el caso de Listra, de donde son expulsados y hasta sacuden el polvo de los pies. Retornan, perseveran en completar la tarea. También exhorta a los discípulos a perseverar en la fe (Hech 14:22).

6.     Bernabé fue un hombre que aceptaba a los otros
A diferencia de muchos cristianos judíos, él no rehuyó a los cristianos gentiles, sino que se regocijó de que Dios los incluyera en su pacto. Pablo luego escribiría, en Rom 15:7: “Por tanto, recíbanse los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. Un pacificador siempre debe estar dispuesto a aceptar a las personas como ellos son, pero a la vez exhortándoles a caminar hacia la obediencia a Dios.

7.     Bernabé fue un hombre que supo confrontar.
El verdadero pacificador está dispuesto a confrontar tanto a sus enemigos como a sus amigos. Confrontó, junto a Pablo, a los no creyentes con el evangelio, a los judaizantes con la verdad, y a los hermanos cristianos con interpretaciones bíblicas correctas. El que confronta se expone al rechazo, pero es utilizado por Dios como canal de bendición y sabiduría.

8.     Bernabé fue un hombre sujeto.
Fue responsable y sujeto frente a otros (Hech 4:36-37). Era un hombre de posición, ciudadano romano y poseedor de medios, pero lo compartió todo, negándose a si mismo por una causa más alta. Además, fue sujeto frente a otros, frente a los apóstoles que le enviaron. Efesios 5:21 nos indica que debemos sujetarnos unos a otros.

9.     Bernabé fue un hombre humilde.
Cuando junto a Pablo fue aclamado como si fueran dioses después de curar a un hombre cojo (Hech 14:8-9), ellos corrigieron ese error y dirigieron la mirada al sanador verdadero, Jesucristo (Hech 14:14-18). Es la conciencia de que cualquier éxito en esta obra de pacificar no es mío, sino del Señor.

10. Bernabé fue un hombre de fe.
Finalmente, pero no menos importante, fue un hombre de fe. En Hech 11:24 se dice: “…era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe”. Sólo por la fe en las promesas de Dios estamos seguros de que El estará en medio del proceso de pacificación.

5.         Conclusión

Si no procuras la paz, la restauración de la relación con Dios, el construir vínculos de amor y armonía entre las personas, entonces debes preguntarte si realmente has tenido alguna experiencia personal con el Dios de la paz. La diferencia entre un cristiano normal y un pacificador es que el primero suele hablar de Dios y su obra de paz, el segundo vive al Dios de paz de tal modo que no necesita palabras para hablar de su paz, aunque a veces las utilice.

Concluyo citando de nuevo las palabras de Jesús: 
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5:9).

No hay comentarios: