El límite de
la deuda CA, Panamá y Dominicana
Geoffrey Bannister, economista
principal en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y Luis-Diego
Barrot, asistente de Investigación en la División de América Central, presentan un estudio en que tratan de responder la pregunta ¿cuánta deuda pública puede tener un país? Para el caso dominicano, señalan que si el país desea colocarse en lo que llama "grado de inversión", debe reducir su deuda pública en un equivalente a un 23% del PIB. Eso no es lo que se está haciendo. Disminuir, para nada. Tomado de http://www.listindiario.com/economia-y-negocios/2012/1/2/216731/El-limite-de-la-deuda-CA-Panama-y-Dominicana
Geoffrey J.
Bannister / Luis Diego Barrot
Revista
Diálogo a Fondo
¿Cuánta deuda
pública puede tener un país? Hay varias maneras de responder a esta pregunta.
Una consiste
en encontrar el nivel de deuda que puede ser pagado con seguridad en la mayoría
de las circunstancias que enfrente un país. Otra sería observar la deuda y el
espacio para aumentar el gasto público, donde surge la pregunta: ¿a qué nivel
de deuda un gobierno pierde su habilidad de estimular el crecimiento
expandiendo el gasto? Un tercer enfoque seria observar directamente la deuda y
el crecimiento, y preguntarse ¿a qué nivel de deuda el crecimiento se ve
afectado negativamente?
Según varios
estudios, los niveles seguros de deuda pública (como porcentaje del PIB) son
muy variables, entre el 25 al 35 por ciento para economías emergentes y entre
65 a 90 por ciento para economías industrializadas.
La
intolerancia a la deuda
Un enfoque
alternativo seria analizar lo que se ha llamado “intolerancia a la deuda”. Este
enfoque nace de la observación de que diferentes economías tienen distintos
niveles de “tolerancia” a niveles de deuda pública, en donde dicha tolerancia
depende de muchos otros factores: como las instituciones, estructura económica,
nivel de ingresos, crecimiento, entre los más importantes.
Algunas
economías parecen ser muy intolerantes a la deuda, con un gobierno que en
repetidas ocasiones entra en suspensión de pagos o reestructuración a niveles
relativamente bajos (como ha sido el caso de muchos países de América Latina),
mientras que otras economías pueden mantener altos niveles de deuda durante
muchos años sin caer en incumplimiento (como el caso de Japón).
Nuestro
estudio se basa en este último concepto. Para medir esta intolerancia a la
deuda utilizamos la calificación de riesgo elaborada por la revista
Inversionista Institucional (IIR, por sus siglas en inglés). Esta es una
calificación que va de 1 (peor) a 100 (mejor), y que existe para más de 150
países desde 1989.
Tomando dicha
calificación, tratamos de explicar su comportamiento con algunos otros
indicadores como: el valor del año previo en la calificación de riesgo (la
historia cuenta); la inflación (una forma de default de la deuda interna); un
indicador de la lentitud en el pago de la deuda actual o de reestructuración;
el nivel del PIB per cápita (un indicador que resume la capacidad de un país de
hacer un uso eficiente de la deuda para estimular el crecimiento), y el nivel
general de deuda pública (externa e interna).
Resultados
En el año
2010, Costa Rica tuvo una deuda pública de 37,5 por ciento del PIB y un IIR de
55. Este IIR de 55 es consistente con una calificación crediticia que se
encuentra en el rango intermedio (borderline) entre grado de no-inversión (con
menor IIR) y de grado de inversión (con mayor IIR).
Para los
países que tienen acceso a los mercados de deuda externa, la calificación
crediticia de inversión puede ser una gran ventaja, reflejándose en la
reducción del costo del crédito de manera significativa. Por lo tanto, ¿qué
haría falta para que Costa Rica llegue a un grado de inversión? Según nuestro
análisis, tendría que usar como referencia una calificación de 58,7 en el IIR,
lo cual es consistente con un nivel de deuda del 25 por ciento del PIB. Este
cálculo puede ser replicado en cualquier otro país para el cual los datos estén
disponibles. En nuestro análisis hemos aplicado dicha metodología a varios
países de América Central (Costa Rica, El Salvador, Guatemala), Panamá y
República Dominicana.
Lo que
encontramos es que estos países se dividen naturalmente en dos grupos. Costa
Rica y Panamá son los candidatos a grado de inversión total. De hecho, Panamá
ya tiene la calificación de grado de inversión, pero podría consolidar su
calificación mediante la reducción de su deuda en cerca de 7 puntos
porcentuales, de 40 a 33 por ciento del PIB.
El Salvador,
Guatemala y República Dominicana no son de grado de inversión y podrían mejorar
su calificación teniendo como objetivo alcanzar el rango medio del IIR (límite
intermedio en el gráfico), donde se podría empezar a ser considerado para el
grado de inversión. Para ello, El Salvador tendría que reducir su deuda en 8
puntos (al 34 por ciento del PIB), Guatemala con 13 puntos (al 11 por ciento
del PIB), y la República Dominicana por 23 puntos (al 14 por ciento del PIB),
lo que refleja sus diferentes niveles de intolerancia a la deuda.
CONFERENCIAS:
El FMI
presentó una selección de trabajos de investigación en los que se analizan
factores que influyen en las perspectivas de crecimiento y la estabilidad
macroeconómica. Andrew Swiston presentó el rol de las reformas estructurales.
Geoffrey
Bannister presentó el estudio “Un marco de intolerancia a la deuda aplicado a Centroamérica, Panamá y RD”. El
estudio, que abarca 120 países y más de dos décadas, muestra que aunque la
deuda pública en la región no es muy grande, una reducción hasta los niveles de
antes de la crisis ayudaría a mejorar la calificación crediticia y bajar el
costo del financiamiento. Fernando Delgado presentó el estudio sobre la
supervisión financiera y el uso de medidas macroprudenciales en la región.
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