viernes, mayo 18, 2012

Desde la fe/ El voto y los cristianos

¿Los cristianos deben votar?

 Los cristianos deben ponerse de pie este domingo y votar, expresa Rafael Baldayac en este artículo publicado en el periódico La Información, de Santiago. Deben cumplir su deber cívico. “Dad, pues, a Cesar lo que es de Cesar, y a Dios lo que es de Dios”.

¡Sí señor! Votar es un deber ciudadano. Lo dice la Constitución y además es un derecho irrenunciable. Todo ciudadano mayor de edad que goce de sus facultades y derechos debe hacer uso del voto porque en ello está los destinos de la Nación.
Cada ciudadano dominicano debe ir a votar este domingo 20 de mayo, a pesar de que vivimos en una democracia imperfecta, controlada por fuerzas ocultas que distorsionan el ejercicio del poder a su conveniencia, sin importar la suerte de los más necesitados.
Debemos acudir a las urnas a pesar de que el voto de un ciudadano apegado a los principio de Dios,  íntegro, responsable y trabajador vale lo mismo que el voto de un ciudadano corrupto, deshonesto, irresponsable y oportunista.
Y a pesar de que las posibilidades de ser candidato a un cargo electivo son escasas ante la nueva dinámica electoral basada en la promoción mediática y el reparto de migajas para la población, colocando el volumen de recursos como condición imprescindible para el desarrollo de una campaña electoral exitosa.
De nosotros depende lo que venga a continuación y de la única manera que nos hacemos partícipes para aceptar o rechazar una situación es votando, y en el mejor de los casos hacerlo por candidatos que promueven los principios establecidos por Dios.
En la sociedad dominicana los cristianos representan un segmento de la población de gran relevancia, que no se toma muy en cuenta a la hora de elegir las autoridades.
Es por eso que los cristianos deberían ser extremadamente selectivos en sus votos. Ellos también comparten la responsabilidad por las decisiones que su candidato electo pueda hacer, ya sean buenas o malas.
La Biblia nos exhorta ante todo a orar por nuestros líderes. En términos de liderazgo político, hay evidencia en la Escritura de que muchas de nuestras elecciones no han sido del agrado de Dios. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. “Ellos establecieron reyes, pero no establecidos por mi; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe…”  (Oseas 4:6 y 8:4).
Sin embargo la Escritura nos da instrucciones para que obedezcamos a las autoridades legítimas, a menos que éstas contradigan los mandamientos del Señor. “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
 “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. (Romanos 13:1-2).
Los candidatos o aspirantes que violan los mandamientos bíblicos en la vida, la familia, el matrimonio, o la fe, nunca deben ser apoyados, “porque la justicia engrandece a la nación". (Proverbios 14:34).
Los cristianos tienen derecho incluso a aspirar a importantes cargos públicos. La historia sagrada revela que algunos de los hombres más nobles de Dios participaron en el gobierno secular.
José fue uno de ellos. Sirviendo en el puesto más alto del gobierno Egipcio, consideró su compromiso como el directo resultado de la dirección de Dios (Génesis 45:9).
Daniel también cumplió bajo el gobierno Babilónico. Cuando el imperio sucesor tomó el poder, Daniel continuó como funcionario. Darío reconoció su liderazgo, y lo hizo el primero de tres gobernadores de todo el reino (Daniel 6:2).
Los líderes que elegimos - o no hacemos nada para quitarlos - tienen gran influencia. Ellos pueden dirigir nuestra nación hacia la rectitud o hacia un desastre moral.  Los cristianos deben ponerse de pie este domingo, cumpliendo con sus deberes cívicos. “Dad, pues, a Cesar lo que es de Cesar, y a Dios lo que es de Dios”.

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