miércoles, marzo 23, 2016

Comunicación / El correo electrónico

Aumente su productividad con el correo electrónico

Por Ramón Jiménez

Las Organizaciones no Gubernamentales u ONGs buscan el modo de ser más eficientes el uso de sus recursos. Un área en la que es posible mejo es el área de comunicación. Un instrumento de esa área -o canal- es el correo electrónico. Cómo usarlo con efectividad? Pedí este artículo hace más de un año  a mi amigo y hermano Ramón Jiménez, ahora viviendo en Canadá.  Lo difundo porque puede ser de mucha utilidad para todos los que hemos hecho de las redes un espacio de influencia.

Ramón Jiménez fue coordinador de
la carrera de Software en INTEC.
Los días de vacaciones pronto llegarán a su fin.  A nuestro regreso al trabajo, nos esperan enormes cantidades de correo electrónico sin leer, el cual quizá no podamos revisar completamente.  A decir verdad, algunos mantienen una relación tensa con su correo electrónico de manera continua, considerándolo una molestia necesaria más que un aliado vital en el mundo moderno.  En este artículo, compartiré algunas ideas que le ayudarán a manejar su correo electrónico de manera más productiva.

Tomando sopa con tenedor

Imagine tener que tomar sopa con un tenedor.  Sería frustrante, ¿verdad?  Pero, ¿culparía al tenedor?  No es una mala herramienta para comer; simplemente, no es apropiada para tomar sopa.  Algo similar pasa con nuestro correo electrónico: inconscientemente, queremos utilizarlo como herramienta de manejo de tareas, lo cual dista mucho de su propósito original y sus capacidades.

Para entender esto mejor, debemos remontarnos a las estructuras del mundo físico que dieron lugar al correo virtual.  Cuando no existían PCs en las oficinas, el trabajo se movía de un escritorio a otro a través de memorandos o notas.  Estos memorandos no eran colocados de manera arbitraria en los escritorios ajenos, sino que se ponían en una bandeja de entrada.  El dueño del escritorio, a intervalos regulares durante el día, vaciaba su bandeja de entrada, procesando los memorandos o expedientes según ameritase cada caso.

La idea clave es que la bandeja de entrada era vaciada periódicamente.  Cada persona era responsable de mantener un registro del trabajo pendiente a su manera: con una agenda, con una libreta, con notas adhesivas tipo Post-It…  Pero la bandeja de entrada permanecía la mayor parte del tiempo vacía, lista para recibir nuevas asignaciones o nueva información.

Contraste esto con el uso típico que damos a nuestra bandeja de entrada electrónica: leemos el correo, contestamos según aplique, y vamos acumulando cientos o miles de artículos en la bandeja de entrada.  Con todo, insistimos en utilizarla como un sistema de manejo de tareas, recurriendo a ella para determinar qué tenemos pendiente.  Esto nos ocasiona los siguientes inconvenientes:

     Se nos pierden los correos.  Sabemos que tenemos el correo, pero nos cuesta encontrarlo.  Necesidad de solicitar que nos re-envíen los mismos correos varias veces
     Perdemos claridad del contexto.  Se nos dificulta recordar las asignaciones y compromisos, necesitando revisar una y otra vez los correos por si tenemos algo pendiente.  Si recibimos algo hace tiempo y no nos dieron seguimiento, es probable que lo hayamos olvidado o necesitemos que nos lo envíen de nuevo.  Acumulamos gran cantidad de correos sin leer, y preocupación o ansiedad de que en ellos haya algo importante que no estamos haciendo

Retomando el control de la bandeja de entrada

¿Cuál es la solución?  Muy simple: crear una carpeta virtual en su cuenta de correo electrónico, y hacer el hábito de mover a ella todo mensaje que no necesite acción posterior de su parte.  De ese modo, sólo dejará en su bandeja de entrada aquello que requiere su atención inmediata, y podrá encontrarlo con más facilidad y tener menos inconvenientes como los listados más arriba.  Esto funciona en todos los programas o servicios de correo electrónico.  En mi caso particular, lo utilizo tanto para mi trabajo diario (utilizamos Outlook) como en mis cuentas de correo Gmail (personal) y Outlook Web (académico).  Como resultado de esto, de los aproximadamente 110 a 150 correos que recibo diariamente, mis tres bandejas de entrada oscilan entre 5 a 20 mensajes cada una, y todos siempre están marcados como leídos.  El resto es borrado o movido a una carpeta llamada “Archivo”.

En realidad, la mayoría de los expertos en productividad recomiendan eliminar todos los mensajes de la bandeja de entrada: lo que requiera acción debe registrarse en otro tipo de sistema, idóneo para manejo de tareas, en vez de en la aplicación de correo electrónico.  Pero adoptar un sistema de manejo de tareas y definir un flujo para lograr esto requiere un nivel mayor de compromiso, y más detalles de los que pueden ser cubiertos en este artículo.  Si tan sólo comienza con dejar en su bandeja de entrada sólo aquello que requiere acción, verá una disminución drástica en la cantidad de mensajes que debe manipular a diario, con el consiguiente aumento de productividad y confianza en el uso de esta importante herramienta.

Un temor común de quien inicia esta práctica es que pierda de vista un correo que no requiere acción, pero que tenga información importante, y que luego no lo pueda encontrar.  Actualmente, todos los programas de correo electrónico tienen excelentes mecanismos de búsqueda, que pueden buscar con la misma velocidad y de manera simultánea en todas las carpetas que haya definido y en las que haya colocado sus mensajes.

Otras personas sienten inquietud con mover todo a una sola carpeta, y prefieren establecer una jerarquía de ubicaciones para correos de distinta naturaleza o procedencia.  En mi opinión, esto es innecesario; la colección de carpetas aumenta en cantidad y complejidad muy rápidamente, complicando su gestión.  El mecanismo de búsqueda a que hago referencia más arriba lo hace innecesario.  Después de todo, usted probablemente ya ha venido manejando todos sus mensajes en una sola carpeta: la de entrada...  Despeje ésta última, dejando sólo aquello que amerita su atención inmediata, y mueva     


Siempre motivo a las personas a estudiar y aplicar técnicas de manejo personal de tareas y productividad, pero sé que esto tiene un costo, y el beneficio no se obtiene de inmediato.  No obstante, le animo a adoptar el sencillo hábito que he descrito en este artículo.  Le será fácil, y verá resultados casi de inmediato.  Idealmente, los frutos obtenidos le motivarán a ir más lejos en su tarea de ser cada vez mejor administrador de sus tareas y su tiempo.

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