sábado, enero 11, 2025

Sábados de familia / Fuentes de conflictos en las parejas

 

Ysabel y yo nos casamos. Ella, con un hijo, yo, con tres. 
Muchos conflictos se originaron en torno a nuestros
estilos de crianza, aprendizajes desde las familias, unidad 
de los hijos, etc. Una fuente de diferencias que nos
vimos precisados a trabajar día a día.

En nuestro post del sábado anterior indicamos que los conflictos conyugales -y las heridas-, son inevitables. “No hay matrimonio sin heridas”, decíamos.  Alguien dijo que quien no tiene dificultades de pareja o está soltero o está viudo. Hoy quiero compartirte algunas de las causas de dichos conflictos:

 Cada pareja trae a la relación dos estilos de vida distintos. Al vivir juntos, esto presenta todo tipo de problemas. Elementos muy comunes son:

 Diferencias por el trasfondo familiar. Esta es una fuente de conflicto en muchos matrimonios. El choque de los valores y las tradiciones familiares encienden conflictos, discusiones acaloradas, heridas.  Por ejemplo: tradiciones familiares, desacuerdos sobre dónde y con quiénes pasar las fiestas, la no aceptación de hábitos de una de las familias (por ejemplo: fumar; o ser nocturnos).

 Diferencias de personalidad. Un alma de la fiesta se casa con un silencioso; un fanático del orden se casa con un desordenado, alguien que disfruta escuchar se casa con alguien que disfruta conversar, un sentimental se casa con un pensador, un amante de la puntualidad se casa con uno que “se llega cuando se pueda”, un despistado se casa con una persona detallista, un ahorrador disciplinado se casa con un despreocupado derrochador.

 En el noviazgo veían tales diferencias como complementarias, pero después de la boda estas diferencias exacerban las discusiones.

 Estas diferencias son buenas, pero hay que mantenerse alerta para descubrir cómo se convierten en fuente de conflicto. Alguien dijo: “si dos personas son exactamente iguales, una de ellas es innecesaria”.

 Diferencias de valores. Los conflictos a causa de valores son cada vez más comunes. Las diferentes perspectivas acerca de algunos temas conducen a las ofensas. Es posible que yo y mi cónyuge tengamos valores similares en lo referente a la fe o a costumbres cristianas, pero cuando esos valores difieren, debemos tener cuidado con el conflicto.

 Diferencias de género. El Dr. James Dobson indica que “cualquiera que dude que los hombres y las mujeres son diferentes, debería observar cómo abordan un juego de ping-pong, monopolio, dominó, herradura, voleibol o tenis. Las mujeres a menudo utilizan el acontecimiento como una excusa para el compañerismo y una agradable conversación. Para los hombres, el nombre del juego es conquista… las gotas de sudor de la frente de cada hombre revelan su pasión por ganar”.

 Diferencias en torno a la sexualidad. Los hombres se excitan y se satisfacen más rápidamente que sus esposas. Así están diseñados. Las mujeres necesitan más caricias, cuidado y relación. ¿Cuán a menudo los esposos ofenden a sus esposas al apurarse cuando tienen relaciones sexuales? Para las mujeres, si todo está bien, entonces viene una placentera relación sexual. Para los hombres, no importa que no todo esté bien, puede haber una satisfactoria relación sexual. En este aspecto, raíz de tantos conflictos, le decimos:

 Esposos. Para que sus esposas disfruten plenamente de la experiencia sexual, es necesario que satisfagan sus necesidades emocionales como mujeres.

 Esposas: no minimicen la necesidad de sus esposos de la expresión física de intimidad sexual, aunque ellos sean lentos en satisfacer sus necesidades emocionales y de relación.

 Todo esto sumado a nuestra tendencia al pecado, son un marco en el que con facilidad podemos ofender a nuestras parejas. La ofensa es el primer paso hacia un tema todavía más grave: la herida y el enojo.

 Grata Vida te desea que puedas hacerte consciente de las causas de los conflictos en tu relación conyugal. Es el primer paso para su solución.

 11 de enero de 2025

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