Sábados de fe y vida
El
antídoto de Dios para la preocupación
Rostros graves. Siempre prisa. Surcos en la frente, y no de vejez. Y una situación en donde la marcha de cada aspecto de la vida nos preocupa. Resultado: estrés excesivo. Tensos, estresados.
Hay muchas causas de estrés en este mundo. Una de ellas es la preocupación. No todos se preocupan por los mismos elementos. Algunos lo hacen por el dinero, otros por la familia, el trabajo, los estudios, etc.
Sin embargo: no fuimos hechos para preocuparnos. Es algo que aprendemos a hacer, nos comentó hace muchos años el Pastor Rafael Montalvo en una de sus prédicas.
La preocupación es inútil. Nunca logra nada, nunca resuelve nada. Si es en relación al pasado, no podemos cambiarlo. El futuro, no depende de nosotros.
La preocupación es irracional. Exagera el problema. De un puñito de tierra hace una gran montaña.
La preocupación no es saludable. El cuerpo no fue hecho para preocuparse. Enferma. El preocuparse se aprende. No nacemos con temores, con miedos. Se adquieren.
- ·
Creer
que Dios es tu pastor.
- ·
Aceptar
a Jesús como mi Señor;
- ·
Confiar
y orar por todo, y
- · Considerar un día a la vez.
Bueno, Pastor, explíqueme un poquito más esos cuatro puntos. He aquí elementos de su respuesta:
1. “El Señor es mi pastor, nada me faltará”. Es simple, Milton: si crees que Dios te va a cuidar, no tienes de qué
a preocuparte. ¿Qué hace un pastor? Un pastor provee: alimento, abrigo, las necesidades básicas de sus ovejas. Un
pastor protege. Si Dios es tu pastor,
no estás solo. Hay alguien que te defiende. Un pastor guía y nos aclara el camino a tomar cuando estamos confundidos. Un
pastor corrige. Cuatro elementos:
provee, protege, guía y corrige. Dios nos promete estas cuatro cosas si le
aceptamos como nuestro pastor (Is 40,11; Filp 4,19).
Al decir provee, no significa que suplirá todos nuestros deseos y codicias. Suple nuestras necesidades. ¿Cuál es tu necesidad hoy en día? ¿Qué nos queda para preocuparnos? ¡Nada!
2. ¿Cómo puedo dejar que Dios sea mi pastor? Aceptando a Jesús como tu Señor. Señor significa que Él tiene el
control de mi vida. Jesucristo es el Señor de tu vida si El da las órdenes
en tu vida. Si El no da las órdenes, no es tu Señor, no es tu pastor. En Juan
10, 14.27. Las ovejas conocen a su Señor, escuchan su voz y le siguen.
Es una relación personal con Jesús. Le escuchas, escucha su voz. Es un vínculo. Y le sigues, le obedeces, camina detrás de Jesús.
3. Confiar y orar por todo ¿Quién está en el control de tu vida? Dos
posibilidades: O Dios dirige tu vida, o la vida la diriges tú. Si estas
controlando tu vida, estas jugando a ser Dios y esta es la raíz de la
preocupación. Tienes razón para estar preocupado. Pero si Dios tiene el
control, entonces sabes que puedes descansar en Él. Experimentarás paz,
descanso… Confía plenamente, totalmente, en Él.
Cuando nos agitamos, significa que no estamos confiando en que Él es
nuestro pastor. Él es pastor de aquellos que le permiten ser su pastor.
Además, Ora por todas las cosas que, al parecer, pueden preocuparte. Preséntaselas al Señor. Dios quiere ocuparse de tus cosas (Fil 4,6-7; 1 Pedro 5,7). Descarga todas tus ansiedades sobre Dios. Cuando sabes que Él tiene cuidado de ti, su paz viene sobre tu corazón.
4. Considerar un día a la vez. Concéntrate en el día a día (Mt 6,34; Mt 6,11; Mt 6, 32-33). Un día a la vez. La ansiedad nos hace menos efectivos, menos productivos. No quiere decir que no visualicemos o planifiquemos el futuro, pero no con la angustia que nos haga no vivir el hoy. Es una opción: ocuparte o preocuparte. Si Dios está al mando, este es Su problema, el manejará las diversas situaciones. El Padre celestial sabe lo que necesitas y Él te lo dará, si le das el control de tu vida.
GRATA VIDA para todos.