viernes, octubre 10, 2025

Entendiendo a tu preadolescente

 PREADOLESCENTES: RESPONSABILIDAD, LIBERTAD Y LÍMITES

 Entenderlos y acompañarlos es fundamental para el desarrollo de su carácter

 Milton Tejada C.

La maestría en Psicología Evolutiva me llevó a establecer con claridad -en mi marco de comprensión de la realidad humana- que cada etapa del desarrollo de las personas es única, con desafíos únicos.

Una de esas etapas es la PREADOLESCENCIA. Leía recientemente un libro que ya tiene diez años: “Entiende a tu preadolescente: lo que padres y maestros debemos saber”[1], de Mark Oestreicher. Genial: un preadolescente es un “NI-E”: ya no son niños, pero tampoco son adolescentes.

 Es decir, se encuentran en una transición con grandes cambios en su cuerpo, su mente y sus emociones. ¿Entiendes esto como padre o como maestro?

 Hay algunas claves valiosas para comprender mejor a nuestros preadolescentes y para acompañarlos con inteligencia, con empatía. No lo olvides: tú eres el adulto.

 Por ejemplo, los adultos nos centramos en el desarrollo físico. “¡Cuánto está creciendo!”, decimos, pero olvidamos un elemento fundamental: el desarrollo del cerebro. Los cambios cognitivos son aún más trascendentes. El inicio del pensamiento abstracto transforma la forma en que los preadolescentes perciben el mundo, las relaciones y la fe.

 Ya no basta con respuestas simples: comienzan a hacerse preguntas más profundas, a especular sobre lo que no ven y a experimentar tensiones emocionales que antes no existían.

 Oestreicher plantea un elemento relevante: la responsabilidad.

 Ojo, queridos padres: la meta principal como padres (o como maestros) no debe ser criar “niños felices” o “mini versiones de nosotros mismos”, sino acompañar el proceso hacia la adultez.

 Clave: dar responsabilidades reales y significativas, en vez de caer en la trampa de la sobreprotección o el control excesivo. El exceso de control puede sofocar la vida de los preadolescentes y privarlos de aprendizajes esenciales que solo surgen del riesgo y del error. ¡No tengas miedo de que se equivoquen!

Debemos estar presentes (bueno, lo de debemos ya para mi es pasado, mis hijos son adultos), no como vigilantes, sino como acompañantes activos. Esto implica intencionalidad, tiempo, flexibilidad y la disposición a caminar junto a los chicos incluso en medio de sus fracasos. Estar al lado de ellos en momentos de triunfo y en momentos de dolor permite moldear su carácter y ayudarles a madurar. Ojo: moldear el carácter, esto es fundamental.

Esta etapa presenta desafío, pero también es una oportunidad de crecimiento. Los preadolescentes necesitan adultos que les inspiren confianza, que les respondan con honestidad y que les ofrezcan un equilibrio entre libertad y límites. Solo así estarán mejor preparados para asumir su vida con autonomía, fe y responsabilidad.

 Algunos tips de la lectura de Oestreicher:

 

  1. Responde preguntas difíciles con paciencia y sinceridad. No basta con decir que “es bueno preguntar”: los preadolescentes necesitan sentirse escuchados y recibir respuestas que los inviten a seguir reflexionando
  2. Valora el cambio en su cerebro tanto como el físico. Reconoce que las emociones intensas, las dudas de fe o los conflictos con las reglas son parte del desarrollo cognitivo, no simples “rebeldías”
  3. Da responsabilidades reales. La adultez comienza a formarse cuando los chicos tienen tareas significativas y viven las consecuencias de sus decisiones
  4. Prefiere el compromiso al control. Estar presente, dedicar tiempo e involucrarse en la vida de los preadolescentes impacta mucho más que imponer reglas rígidas sin relación cercana
  5. Equilibra libertad con límites claros. La libertad los ayuda a crecer, pero sin un marco se sienten abrumados o paralizados. Ajusta los límites según demuestren responsabilidad
  6. Reconoce su necesidad de independencia. Muchas veces aparentan no querer cercanía, pero en realidad es una etapa de diferenciación. No dejes de estar presente, aunque pidan distancia
  7. Acepta el error como parte del aprendizaje. Los riesgos y fracasos son espacios donde se forja el carácter y se consolidan valores duraderos


[1] . Oestreicher, M. (2016). Entiende a tu preadolescente: lo que padres y maestros debemos saber. Dallas, Texas: e625.

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