Desde mi fe / 12 de Febrero, 2007.
Nos aseguraron que su felicidad se fundamenta en siete “secretos”.
2º. La esposa está llamada a someterse a su marido. Nos dijeron que la mujer debe permanecer unida a su marido, que todo reino dividido perecerá. Mc 3,25: “Si una familia se divide, esa familia no puede mantenerse en pie”. En Ef 5,24 el mandato es claro: “Como la Iglesia es dócil al Mesías, así también las mujeres a sus maridos en todo” (¡Claro, previamente establece (Ef. 5,22): “Sean dóciles unos con otros por respeto a Cristo”!).
3º. No cometerás adulterio. El adulterio es horrible e innecesario. Destruye hogares, niños… el adulterio retira el oxigeno del matrimonio y lo ahoga poco a poco. Todo el que comete pecado es un rebelde a los ojos de Dios (1 Jn 3,4).
Pablo y Linda nos recordaron lo que establece Rom 13,13-14: “Comportémonos como en pleno día, con decoro: nada de comilonas ni borracheras, nada de orgías ni desórdenes, nada de riñas ni porfías. En vez de eso, revístanse del Señor, Jesús Mesías, y no fomenten los bajos deseos”.
Y es que el sexo es lindo, es hermoso, pero fuera del plan de Dios es destructivo, dañino, mortal.
Nos recordaron que la pornografía es adulterio (Mt 5,27-28).
Nos indicaron –y creo que es válido para hombres y mujeres- que la lectura de la Biblia fortalece y nos ayuda a luchar contra este desorden.
4º. No se negarán el uno al otro. En 1 Cor 7,2-5: “…tenga cada uno su propia mujer y cada mujer su propio marido. El marido dé a su mujer lo que le debe y lo mismo la mujer al marido; la mujer ya no es dueña de su cuerpo, lo es el hombre, y tampoco el hombre es dueño de su cuerpo, lo es
Pablo y Linda nos dijeron que debemos recordar que hombres y mujeres son diferentes. Por ejemplo, el sexo para el hombre es indispensable, para la mujer no.
Nos indicaron que el sexo en el hogar (lecho nupcial) es sin pecado. Nos recordaron lo que dicho en Heb 13,4: “Valoren todos el matrimonio y no deshonren el lecho nupcial, porque a los libertinos y adúlteros los juzgará Dios”.
Y Linda nos recordó, hermosamente, que una mujer necesita ser tratada con respeto, con ternura… necesita ser tomada en cuenta y que cuando esto sucede ella atiende gozosa las necesidades sexuales de su marido. Yo suelo decirlo de otra manera: una mujer enloquecida, enloquece a su marido (claro: enloquecida por las atenciones, por los mimos, por los cuidados, por el respeto…).
Pablo nos señaló que parece ser que el hombre es “un animal” y la mujer un “refrigerador”, pero es tomar en cuenta las necesidades emocionales de mi esposa lo que hará posible que el “refrigerador” se convierta en un “horno” para ti.
En Gen 1,27 nos dice el Señor: “Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Es decir, distintos.
Una buena forma de aprender a demostrar el amor es “hacer como que la quiero”, esto produce el querer. Hacer como que la amo, produce el amor.
“Hay maridos tan injustos que exigen de sus mujeres una fidelidad que ellos mismos violan. Se parecen a los generales que huyen cobardemente del enemigo, quienes sin embargo, quieren que sus soldados sostengan el puesto con valor” (Plutarco, escritor griego).
1 comentario:
excelente reflexión si los matrimonios siguieran estos simples consejos creo que los divorcios serian menos :)
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