“Poderoso
caballero es don dinero”
Esta es una oportuna reflexión de Edgar Barnichta,
publicada
originalmente en Listín Diario,
sobre el dinero y su lugar en lo social e
individual.
Una de las frases más célebres del escritor
español Francisco de Quevedo es “poderoso caballero es don dinero” y cuánta
razón tenía. El tiempo ha demostrado que el dinero es la energía que mueve el
mundo y que el hombre es capaz de muchas cosas por dinero.
Pero el dinero por sí solo no es malo. Al
contrario, el dinero es la recompensa material que recibimos por un trabajo
honesto y este nos sirve para pagar las cosas que necesitamos para vivir, como
una casa, alimentos, educación, salud y otros.
También con el dinero que recibimos ayudamos a
otros que tienen menos, no solo con donaciones, sino pagando impuestos, pues
los impuestos son en esencia una de las formas más comunes para distribuir las
riquezas. Se supone que el dinero que en forma de impuestos le damos al
gobierno debe utilizarse en obras de inversión colectiva y de bien social.
Por lo tanto, producir dinero no solo es
importante, sino digno y necesario.
Malo es tener el talento y la capacidad para
trabajar y producir riquezas y sin embargo vivir en la vagancia y el
desinterés. No se trata de ambición desmedida, sino de vivir con honestidad.
Se llena la copa
Pero el dinero ganado con abusos, ilegalidades y
corrupción no es dinero bueno, sino lágrimas y sangre ajena con la que se llena
la copa del perverso.
Cuando alguien le roba dinero a la comunidad le
está robando la medicina a un enfermo, la educación y el futuro a un niño y la
esperanza a un pueblo. La caridad ficticia que se hace con dinero malhabido no
es caridad, sino soberbia y burla para satisfacer el ego personal de un ladrón.
Por eso es triste ver como nuestra sociedad, en
vez de hacerle un repudio general a los corruptos, les rinde pleitesía y los
condecora como patriotas. Los tratamos como grandes personajes y triunfadores y
por eso los llamamos “Don” y ellos se lo creen, sin darse cuenta que el tributo
y la pleitesía no es a ellos, sino al dinero que ellos representan, pues
“poderoso caballero es don dinero.” El dinero es poder, no hay dudas, y quizás
por eso existe tanta armonía entre el dinero y los poderosos.
Pero también la honestidad y la moral representan
un gran poder, el poder de tener una conciencia en paz, sin ser señalado con el
dedo acusador, y sobre todo de recibir el afecto sincero de la gente que quiere
a uno, no por el dinero, sino por sus valores, principios y aportes a la
sociedad.
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