martes, marzo 20, 2012

Desde mi estudio / Leonel frente a Leonel


¿Se han cumplido las promesas?

 “Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo”
Giuseppe Mazzini

“Hasta ahora, el pueblo dominicano ha sido paciente. Ha tenido una conducta ciudadana ejemplar. Pero no se debe abusar de él. No desafiemos la capacidad de tolerancia del pueblo dominicano”. (Leonel Fernández Reyna / 16 de Agosto, 2004).

Reescribo un artículo de hace un tiempito. Releo las palabras de nuestro Presidente… esas que pronunció hace siete años, siete meses y cinco días, y restando cuatro meses y 26 días…Y trato de ver el hoy frente al ayer (2004), es decir: Leonel frente a Leonel.
 Un decir afirma que “el tiempo vuela”. Es cierto, el tiempo vuela, pero algunos de los problemas que padece la República Dominicana parecen tener pies de plomo.
 El 16 de Agosto del 2004 tomó posesión del Gobierno el Partido de la Liberación Dominicana, encabezado por Leonel Fernández. Hoy deseo recordar las promesas, esas que pueden olvidar los príncipes, pero que no olvida el pueblo (¿O quizás es cierto que el pueblo dominicano no tiene memoria?)

 Esas promesas crearon expectativas. El éxito real de los políticos –más si aspiran a estadistas- se fundamenta en la coherencia. Un concepto sencillo de coherencia es la armonía entre lo que se dice y lo que se hace. Coherencia tienen las personas de una sola pieza, que actúan de acuerdo a sus principios.
 Coherencia se desea entre las políticas fiscales, económicas y sociales del Gobierno.
La coherencia es imprescindible si se quiere mantener la credibilidad. Y a la inversa: quien desea minar su credibilidad sólo debe trillar el camino de la incoherencia.
 Al releer el discurso pronunciado por el Presidente Fernández el 16 de Agosto del año 2004, destaco algunos elementos (son muchos, pero el espacio es corto):
  •  Un cuestionamiento a la casi duplicación de la deuda externa que pasó de US$3,635 millones en el 2000 a US$7,200 millones en el 2004.
  • Nos habló de la necesidad de “recuperar la confianza” y nos explicó que la acción más importante sería iniciar un período de austeridad. “Esa austeridad significa poner todo el empeño para reducir en no menos de un 20 por ciento el gasto del Estado”.
  • Consciente del desproporcionado tamaño del Estado dominicano, especialmente de su nómina pública, nos dijo que había muchos cargos públicos en exceso, los cuales serían suprimidos y planteó creer que las oportunidades de empleo deben ser iniciadas, fundamentalmente, por el sector privado “que es el gran creador de la riqueza nacional”. Nos alentó al afirmar que “hay que suprimir aquellos cargos de subsecretarios de Estado no contemplados en la ley orgánica de la Secretaría de Estado correspondiente”.
  • Concibe al sector privado como “locomotora del progreso” y al Estado como “simple maquinista”
  • Al hablarnos del problema eléctrico nos señaló que “el problema consiste, simple y llanamente, en que no hay fondos suficientes para cubrir los costos de producción de energía”, y esbozó un conjunto de razones: 1º. Se ha disparado el costo por el incremento en los precios de los combustibles y por la devaluación del peso dominicano; 2º. Casi la mitad de la electricidad producida se pierde o no se paga; 3º. Incapacidad del Gobierno para pagar el subsidio. Y planteó algunas medidas, entre las que mencionó la focalización del subsidio eléctrico, el aumento del índice de cobros, la realización de una licitación internacional para adjudicar la administración de Edenorte y Edesur a empresas privadas especializadas en administración de servicios públicos, aprobar el proyecto de ley de incentivos a las energías renovables, entre otras.
  • Nos invitó a trabajar simultáneamente en culminar “las tareas inconclusas de la era industrial” y al mismo tiempo “trabajar en la agenda de la modernidad y el progreso, la que se corresponde con la sociedad del conocimiento y la era digital”.
  • Afirmó que la sociedad sería capaz de crear un nuevo modelo de desarrollo económico “que, al mismo tiempo que protege el medio ambiente y los recursos naturales, brinde al sector agropecuario, a la industria nacional, a las zonas francas, a las medianas, pequeñas y microempresas y al sector turístico, mayores niveles de productividad y de competitividad, generando mayor riqueza para el bienestar y la felicidad del pueblo dominicano”.


Ante estas promesas, que no olvidamos; ante estas expectativas, caben algunas preguntas:

·         Ahora ¿en cuánto se encuentra la deuda pública? ¿Qué lo justifica?
·         El Gobierno, en estos casi 7.5 años de ejercicio ¿Ha cumplido con su meta de reducir en un 20% el gasto del Estado?
·         ¿Ha adecuado los nombramientos de subsecretarios de Estado a lo que contempla la ley orgánica de la Secretaría de Estado correspondiente?
·         El sector privado, “locomotora del progreso”, ¿Ha contado con las condiciones suficientes y ha sido escuchado por el “simple maquinista” en su búsqueda de la competitividad?
·         ¿Hemos avanzado en la solución del problema de la energía eléctrica? ¿Qué queda pendiente?
·         ¿Cuenta la industria con un marco regulatorio que le facilite ser un sector exportador?
·         Nuestros recursos naturales y el medio ambiente… ¿Es prioritaria su preservación y cuidado?

Finalizamos citando un parte de ese memorable discurso: “Hasta ahora, el pueblo dominicano ha sido paciente. Ha tenido una conducta ciudadana ejemplar. Pero no se debe abusar de él. No desafiemos la capacidad de tolerancia del pueblo dominicano”.

1 comentario:

Fátima dijo...

Como conversamos ayer, este artículo confirma que enfrentar a Leonel Fernández con Leonel Fernández es un ejercicio en el que no solo él pierde. Perdemos los que creimos y los que no creímos. Pierde el pueblo dominicano, perdemos todos.