domingo, abril 22, 2012

Congreso Industrial / Una alianza necesaria

Winston Churchill decía: “el precio de la grandeza es la responsabilidad”. Ese es el desafío al que Ligia Bonetti de Valiente llama a industriales y gobierno: a tener la grandeza de poder marchar juntos en la misma dirección: importantizar la producción de bienes, un crecimiento real de las exportaciones, el bienestar fundamentado en el trabajo formal… estas fueron las palabras de clausura del Segundo Congreso de la Industria Dominicana.

Un norte para empresarios y gobierno

Palabras de Ligia Bonetti de Valiente, Presidente AIRD, en el acto de clausura del 2do. Congreso de la Industria Dominicana, 
efectuado el 18 de abril del 2012.

Hace apenas tres días tuve el privilegio de encontrarme como testigo de la VI Cumbre de las Américas, en la que se dieron cita 31 jefes de Estado y de Gobierno y más de 600 empresarios exitosos del continente americano. No pudo haber sido más oportuna mi presencia en este importante foro, ya que pude percatarme de que las reflexiones que hemos sostenido en este Congreso Industrial no son aisladas, sino que son parte de toda una corriente continental que surge de las preocupaciones por una mayor productividad y equidad social en nuestros países.

En la última década los países de Latinoamérica han vivido un período de crecimiento importante. Sin embargo, este crecimiento no ha logrado reducir las grandes brechas sociales, que conspiran contra el empleo, el desarrollo y la seguridad de la región. Tal como señaló la Secretaria General de la CEPAL, Alicia Bárcena, en la Cumbre, “el paradigma hoy es igualar para crecer y crecer para igualar”. Expresó igualmente que la llave maestra para reducir las desigualdades sociales es el empleo formal, “que exige cerrar las brechas productivas no solo entre sectores sino entre espacios”.

La crisis del 2008-2009 ha dado una gran lección al mundo. Las naciones industrializadas sortearon mucho mejor la crisis y mantuvieron relativamente estables sus cifras de empleo. En esta coyuntura cada país ha apostado a diferentes herramientas para fomentar su competitividad y sus empleos. China a través de su moneda, Alemania mantuvo su apuesta en la productividad,  Irlanda a través sus incentivos fiscales y Singapur en la educación de su fuerza laboral.  

Estados Unidos, caracterizado por ubicar parte de sus procesos industriales en otros países, recientemente está impulsando una normativa para endurecer las reglas de origen de sus productos e incentivar a que se fabriquen en el país.


Pero la crisis financiera no solo ha provocado reflexiones serias sobre el modelo económico de los países en el mundo, dando un vuelco hacia la apuesta de sus sectores transables y productivos, sino que ha provocado además un debate entre el proteccionismo y la apertura.

Este debate ha llevado a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a criticar las políticas monetarias expansionistas que han asumido los países ricos y a destacar la importancia de una actitud de defensa de sus sectores industriales para impedir que estos sean canibalizados, llegando a decir que “defender es diferente a proteger".

Amigos y amigas presentes, a pesar de estas brisas que llegan del sur, creemos que el esquema de apertura comercial y globalización no tiene vuelta atrás. Es imposible cerrar nuestras puertas para volver a un modelo proteccionista que en nada favorece a los consumidores.

Y es que la apertura comercial acompañada de estabilidad macroeconómica  y de una adecuada inversión en infraestructura y educación, puede generar beneficios a nuestros países siempre que sus sectores productivos se encuentre en condiciones de aprovechar las oportunidades que esta brinda  y puedan a su vez  generar empleos y bienestar. 

Lamentablemente algunas de esas condiciones no se han dado en nuestro país, por ello es  importante repensar nuestra economía, como lo están haciendo la mayoría de las naciones.

En República Dominicana tenemos un problema estructural que se refleja en dos sentidos, las exportaciones y el empleo. Mientras en nuestro país, en términos reales, nuestra economía ha crecido a un ritmo anual del 7.1% desde el 2005 al año 2010, las exportaciones decrecieron en promedio anual del 2.9%. Esto contrasta con países como Taiwán y Korea del Sur que han puesto como eje fundamental de su estrategia de crecimiento a las exportaciones. Pero a su vez vemos como países como Chile y más recientemente Colombia cuentan con una relación positiva entre el crecimiento de su PIB y el crecimiento de sus exportaciones.

A pesar de los procesos de apertura, es paradójico ver como en la última década la relación entre nuestras exportaciones y el Producto Interno Bruto ha ido decreciendo. Mientras que en el año 2000 las exportaciones representaban el 24% del PIB, para el 2011 esta relación se había contraído a un 15%.

Por otro lado, mientras en la última década las importaciones totales del país han aumentado en un 83.8%, las exportaciones apenas han crecido un 48.8%.

La necesidad de un cambio en nuestro modelo económico se refleja igualmente en el empleo de nuestro sector manufacturero. En el año 2000 el empleo formal en la industria ascendía a 505 mil personas, mientras que en el 2011 esta cifra se redujo 400 mil. Señores, esto indica que a pesar del crecimiento sostenido que ha tenido nuestra economía, hemos perdido más de 100 mil empleos formales en el sector manufacturero en los últimos 10 años, esto es 1 de cada 5 empleos. Así no podremos cerrar las brechas productivas y sociales en el país.

Señores candidatos presidenciales, amigos empresarios, no podemos perder más tiempo en lograr convertir a la industria dominicana en la gran fuente de empleos formales que requiere nuestro país. Un nuevo empleo en el sector de la manufactura genera varios más en los sectores de servicios, pero un empleo que se pierde en nuestro sector, tiene un efecto multiplicador negativo, incrementando el empleo informal.

A pesar de todos los retos y tiempos difíciles vividos, el sector industrial sigue constituyendo el ancla de la economía dominicana y un importante motor en el desarrollo nacional.

Nuestro sector actualmente reporta a la Dirección General de Impuestos Internos 10 veces más ingresos por ventas que el sector agropecuario y 6 veces más que el sector de hoteles, bares y restaurantes.

El año 2011 la industria manufacturera reportó al fisco más de 400 mil millones de pesos en ventas.  Aportando más ingresos tributarios que cualquier otro sector de la economía nacional.

Otro indicador halagüeño corresponde al comportamiento de las exportaciones de productos no tradicionales (productos menores), las cuales en el 2011 aumentaron en un 38% con respecto al año anterior, superando por primera vez la barrera de 2000 millones de dólares, cifra record en nuestro país en lo que se refiere a este renglón de exportaciones.

De hecho, a pesar de la importancia que se le otorga a los servicios, en el 2011 las exportaciones totales representaron el 48% de todos los ingresos corrientes de divisas generados por el país. Uno de cada 2 dólares que generó la economía resultó de las exportaciones nacionales y de zonas francas.

Un aspecto importante de este crecimiento lo constituye el mercado haitiano. Nos hemos convertido en el segundo suplidor de la vecina nación, sólo superado por los Estados Unidos. El 25% de todos los bienes consumidos en Haití proviene de República Dominicana. En los últimos cinco años se aprecia un crecimiento dinámico y diversificado de las exportaciones dominicanas a esa nación.

Por su parte, las exportaciones de Zonas Francas por primera vez desde el año 2000 han crecido por dos años consecutivos a un ritmo de dos dígitos, alcanzando en el 2011 un record histórico de valores exportados.

Estas son señales positivas, pero no son suficientes para dar un verdadero giro a la economía del país.
Las propuestas que hemos trabajado en este 2do. Congreso de la Industria Dominicana tienen que ver no sólo con un cambio de modelo económico, sino que constituyen una apuesta por el bienestar social que es lo mismo que decir una apuesta por la sostenibilidad productiva y la viabilidad de la nación.

El mundo ha estado cambiando, América Latina ha estado cambiando, nuestra región ha estado cambiando, y nuestro sector industrial ha estado cambiando. Colegas de la industria, candidatos, académicos, organizaciones sociales, funcionarios, ante estos cambios los industriales no nos hemos quedado con los brazos cruzados, pero no son suficientes nuestros brazos, nuestros esfuerzos, para garantizar la sostenibilidad del desarrollo de nuestra nación.

Necesitamos de todos. Estamos hoy llamando a un compromiso para los próximos cinco años, a ser socios, Estado y sectores productivos, especialmente el sector industrial, de modo que podamos garantizar que nuestras exportaciones tomen el ritmo al que se aspira en la Estrategia Nacional de Desarrollo. Debemos construir puentes en lugar de muros.

El desafío es la generación de empleos formales en el país. Para lograrlo debemos cerrar las brechas de productividad, innovación, inversión e infraestructura. Requerimos de un cambio estructural a partir de políticas industriales activas y tecnológicas, acompañadas de estrategias de financiamiento inclusivo.

Para dar un salto hacia la competitividad, la infraestructura importa, la conectividad, la banda ancha, la inversión en puertos, aeropuertos y carreteras, pero también importa la inversión en educación, en educación para el trabajo, un cambio de cultura hacia la calidad de nuestros productos. Necesitamos instituciones gubernamentales coordinadas y funcionales que apoyen la producción y las exportaciones y que sean dirigidas por funcionarios calificados y comprometidos con los sectores productivos.  

Requerimos institucionalidad, reglas claras y marcos legales adecuados que perduren en el tiempo, que no creen distorsiones en el mercado y que garanticen equidad fiscal. Debemos trabajar unidos, sector público y sector privado para más que duplicar nuestras exportaciones en 5 años, a través de políticas de promoción de exportaciones y crear más de 100 mil nuevos  empleos formales en el sector manufacturero. Pero también impedir con verdadera voluntad política que los monopolios encarezcan nuestros costos, como sucede con el transporte de carga.

Debemos vincular nuestra industria con la academia para fomentar la innovación y la investigación y desarrollo.

Sin recursos naturales no puede haber crecimiento económico, por lo que estamos en una era en que la competencia debe estar atada a la cooperación con la sociedad y el medio ambiente.

Debemos entender que las Pequeñas y medianas (PYMES), el tamaño y la articulación en la cadena productiva de las empresas importan, pero que es fundamental dejar atrás la economía primaria para generar cada vez mayor valor agregado a través de la industrialización de los productos agrícolas y desarrollar productos intermedios fomentando así los encadenamientos productivos.

Debemos propiciar la producción en toda la cadena de valor y evitar incentivar la importación de productos que se fabriquen en el país. Señores candidatos, cómo permitimos que las instituciones del Estado con los recursos que pagamos todos los dominicanos estén comprando productos importados que se producen en el país en condiciones similares? A caso se necesita una ley para que los funcionarios tomen conciencia de que por cada bien que se fabrica en el país se generan empleos y riquezas? No se trata solo de leyes sino de una verdadera voluntad política de parte del Estado y de un compromiso del sector industrial! 

Un modelo de desarrollo basado en los sectores productivos que garantice una mayor equidad exige una nueva alianza entre el Estado, el sector privado y la sociedad, y eso es lo que debemos construir en nuestro país.

Estos próximos 5 años serán decisivos para la República Dominicana y para lograrlo necesitaremos más y mejor productividad y conectividad. Sabemos que no hay senderos únicos. Por ello en este proceso nos hemos concentrado en plantear mecanismos que permitan a República Dominicana su propia manera de consolidar la competitividad de nuestras industrias y de convertirnos en una potencia exportadora del Caribe y Centroamérica. Nosotros esperamos lograr, en el proceso de implementación de estas propuestas que constituya un orgullo para todos la etiqueta “Hecho en RD”.

Como hemos visto a lo largo de estos meses y de este día en particular, los temas de infraestructura, capital humano, política comercial, financiamiento, apoyo institucional, encadenamientos productivos, innovación y desarrollo, entre otros, son claves para este propósito.

El sector industrial dominicano quiere entrar en las grandes ligas. Seguir en las ligas menores, desfallecer cada vez más en nuestra competitividad no sólo nos perjudicará a nosotros, sino a todo el equipo que es la nación dominicana. Estamos dispuestos a sostener y mejorar todas las prácticas que nos hagan estrellas de las exportaciones en la región, pero necesitamos que nuestros managers sean nuestros socios en este esfuerzo. El próximo equipo de gobierno está llamado a ser este manager. Cada uno que juegue su papel y el éxito estará asegurado.

Ser socios en este juego de grandes ligas implica reconocernos como iguales pero respetándonos en aquello en lo que somos diferentes; significa reconocer que tenemos responsabilidades comunes pero también diferenciadas en la construcción de esta prosperidad.
Significa querer vivir juntos y asumir nuestra ubicación geográfica, el talento dominicano y el clima laboral como una oportunidad. Significa que este es un camino que transitamos juntos, con la seguridad de que nuestro horizonte es un horizonte de nación.

Estamos llamados a ser grandes, pero para serlo necesitamos el trabajo de todos, el compromiso de todos, la actitud de levantarnos como sectores productivos, como líderes políticos, como sociedad, tal como Winston Churchill decía: “el precio de la grandeza es la responsabilidad”.

Es  con ese sentido de responsabilidad y de grandeza que ahora invitamos al presidente de la Asociación Dominicana de Zonas Francas (ADOZONA), Aquiles Bermúdez,  y a los candidatos presidenciales: Hipólito Mejía Domínguez,  Danilo Medina,  Max Puig, Guillermo Moreno y Eduardo Estrella, para que junto a nosotros firmemos la Declaración de Compromiso por el Desarrollo de la Industria Dominicana, confiados en que esta ruta que nos hemos trazado servirá de importante guía para un próximo gobierno y de norte para indicarnos a cada uno de los industriales hacia  dónde debemos conducirnos como sector en los próximos cinco años.

Caminemos juntos hacia una nueva era del sector industrial, pues tal como decía Robert Kennedy “El futuro no es un regalo, es una conquista”

Muchas gracias…

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