Winston Churchill decía: “el
precio de la grandeza es la responsabilidad”. Ese es el desafío al que Ligia
Bonetti de Valiente llama a industriales y gobierno: a tener la grandeza de
poder marchar juntos en la misma dirección: importantizar la producción de
bienes, un crecimiento real de las exportaciones, el bienestar fundamentado en
el trabajo formal… estas fueron las palabras de clausura del Segundo Congreso
de la Industria Dominicana.
Un norte para empresarios y gobierno
Palabras de Ligia Bonetti de Valiente,
Presidente AIRD, en el acto de clausura del 2do. Congreso de la Industria
Dominicana,
efectuado el 18 de abril del 2012.
Hace
apenas tres días tuve el privilegio de encontrarme como testigo de la VI Cumbre
de las Américas, en la que se dieron cita 31 jefes de Estado y de Gobierno y más
de 600 empresarios exitosos del continente americano. No pudo haber sido más
oportuna mi presencia en este importante foro, ya que pude percatarme de que las
reflexiones que hemos sostenido en este Congreso Industrial no son aisladas,
sino que son parte de toda una corriente continental que surge de las
preocupaciones por una mayor productividad y equidad social en nuestros países.
En la última década los países
de Latinoamérica han vivido un período de crecimiento importante.
Sin embargo, este crecimiento no ha logrado reducir las grandes brechas sociales,
que conspiran contra el empleo, el desarrollo y la seguridad de la región. Tal
como señaló la Secretaria General de la CEPAL, Alicia Bárcena, en la Cumbre, “el
paradigma hoy es igualar para crecer y crecer para igualar”. Expresó igualmente
que la llave maestra para reducir las desigualdades sociales es el empleo formal,
“que exige cerrar las brechas productivas no solo entre sectores sino entre
espacios”.
La
crisis del 2008-2009 ha dado una gran lección al mundo. Las naciones
industrializadas sortearon mucho mejor la crisis y mantuvieron relativamente
estables sus cifras de empleo. En esta coyuntura cada país ha apostado a
diferentes herramientas para fomentar su competitividad y sus empleos. China a
través de su moneda, Alemania mantuvo su apuesta en la productividad, Irlanda a través sus incentivos fiscales y Singapur
en la educación de su fuerza laboral.
Estados
Unidos, caracterizado por ubicar parte de sus procesos industriales en otros
países, recientemente está impulsando una normativa para endurecer las reglas
de origen de sus productos e incentivar a que se fabriquen en el país.
Pero la crisis financiera no
solo ha provocado reflexiones serias sobre el modelo económico de los países en
el mundo, dando un vuelco hacia la apuesta de sus sectores transables y
productivos, sino que ha provocado además un debate entre el proteccionismo y la apertura.
Este debate ha llevado a la
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a criticar las políticas monetarias
expansionistas que han asumido los países ricos y a destacar la importancia de
una actitud de defensa de sus sectores industriales para impedir que estos sean canibalizados, llegando a decir
que “defender es diferente a proteger".
Amigos y amigas presentes, a
pesar de estas brisas que llegan del sur, creemos que el esquema de apertura
comercial y globalización no tiene vuelta atrás. Es imposible cerrar nuestras
puertas para volver a un modelo proteccionista que en nada favorece a los consumidores.
Y
es que la apertura comercial acompañada de estabilidad macroeconómica y de una adecuada inversión en
infraestructura y educación, puede generar beneficios a nuestros países siempre
que sus sectores productivos se encuentre en condiciones de aprovechar las
oportunidades que esta brinda y puedan a
su vez generar empleos y bienestar.
Lamentablemente
algunas de esas condiciones no se han dado en nuestro país, por ello es importante repensar nuestra economía, como lo
están haciendo la mayoría de las naciones.
En República Dominicana tenemos un problema
estructural que se refleja en dos sentidos, las exportaciones y el empleo. Mientras
en nuestro país, en términos reales, nuestra economía ha crecido a un ritmo
anual del 7.1% desde el 2005 al año 2010, las exportaciones decrecieron en
promedio anual del 2.9%. Esto contrasta con países como Taiwán y Korea del Sur
que han puesto como eje fundamental de su estrategia de crecimiento a las
exportaciones. Pero a su vez vemos como países como Chile y más recientemente
Colombia cuentan con una relación positiva entre el crecimiento de su PIB y el
crecimiento de sus exportaciones.
A pesar de los procesos de apertura, es paradójico
ver como en la última década la relación entre nuestras exportaciones y el
Producto Interno Bruto ha ido decreciendo. Mientras que en el año 2000 las
exportaciones representaban el 24% del PIB, para el 2011 esta relación se había
contraído a un 15%.
Por otro lado, mientras en la última década las
importaciones totales del país han aumentado en un 83.8%, las exportaciones
apenas han crecido un 48.8%.
La necesidad de un cambio en nuestro modelo
económico se refleja igualmente en el empleo de nuestro sector manufacturero.
En el año 2000 el empleo formal en la industria ascendía a 505 mil personas, mientras
que en el 2011 esta cifra se redujo 400 mil. Señores, esto indica que a pesar
del crecimiento sostenido que ha tenido nuestra economía, hemos perdido más de
100 mil empleos formales en el sector manufacturero en los últimos 10 años,
esto es 1 de cada 5 empleos. Así no podremos cerrar las brechas productivas y
sociales en el país.
Señores candidatos presidenciales, amigos
empresarios, no podemos perder más tiempo en lograr convertir a la industria
dominicana en la gran fuente de empleos formales que requiere nuestro país. Un nuevo empleo
en el sector de la manufactura genera varios más en los sectores de servicios,
pero un empleo que se pierde en nuestro sector, tiene un efecto multiplicador
negativo, incrementando el empleo informal.
A
pesar de todos los retos y tiempos difíciles vividos, el sector industrial
sigue constituyendo el ancla de la economía dominicana y un importante motor en
el desarrollo nacional.
Nuestro
sector actualmente reporta a la Dirección General de Impuestos Internos 10
veces más ingresos por ventas que el sector agropecuario y 6 veces más que el
sector de hoteles, bares y restaurantes.
El
año 2011 la industria manufacturera reportó al fisco más de 400 mil millones de
pesos en ventas. Aportando más ingresos
tributarios que cualquier otro sector de la economía nacional.
Otro
indicador halagüeño corresponde al comportamiento de las exportaciones de
productos no tradicionales (productos menores), las cuales en el 2011
aumentaron en un 38% con respecto al año anterior,
superando por primera vez la barrera de 2000 millones de dólares, cifra record
en nuestro país en lo que se refiere a este renglón de exportaciones.
De hecho, a pesar de la importancia que se le
otorga a los servicios, en el 2011 las exportaciones totales representaron el
48% de todos los ingresos corrientes de divisas generados por el país. Uno de
cada 2 dólares que generó la economía resultó de las exportaciones nacionales y
de zonas francas.
Un aspecto importante de este crecimiento lo
constituye el mercado haitiano. Nos hemos convertido en el segundo suplidor de
la vecina nación, sólo superado por los Estados Unidos. El 25% de todos los
bienes consumidos en Haití proviene de República Dominicana. En los últimos
cinco años se aprecia un crecimiento dinámico y diversificado de las
exportaciones dominicanas a esa nación.
Por su parte, las exportaciones de Zonas Francas
por primera vez desde el año 2000 han crecido por dos años consecutivos a un
ritmo de dos dígitos, alcanzando en el 2011 un record histórico de valores
exportados.
Estas
son señales positivas, pero no son suficientes para dar un verdadero giro a la
economía del país.
Las
propuestas que hemos trabajado en este 2do. Congreso de la Industria Dominicana
tienen que ver no sólo con un cambio de modelo económico, sino que constituyen
una apuesta por el bienestar social que es lo mismo que decir una apuesta por
la sostenibilidad productiva y la viabilidad de la nación.
El
mundo ha estado cambiando, América Latina ha estado cambiando, nuestra región
ha estado cambiando, y nuestro sector industrial ha estado cambiando. Colegas
de la industria, candidatos, académicos, organizaciones sociales, funcionarios,
ante estos cambios los industriales no nos hemos quedado con los brazos
cruzados, pero no son suficientes nuestros brazos, nuestros esfuerzos, para
garantizar la sostenibilidad del desarrollo de nuestra nación.
Necesitamos
de todos. Estamos hoy llamando a un compromiso para los próximos cinco años, a
ser socios, Estado y sectores productivos, especialmente el sector industrial,
de modo que podamos garantizar que nuestras exportaciones tomen el ritmo al que
se aspira en la Estrategia Nacional de Desarrollo. Debemos construir puentes en
lugar de muros.
El desafío es la generación de empleos formales en el país. Para lograrlo
debemos cerrar las brechas de productividad, innovación, inversión e
infraestructura. Requerimos de un cambio estructural a partir de políticas
industriales activas y tecnológicas, acompañadas de estrategias de
financiamiento inclusivo.
Para
dar un salto hacia la competitividad, la infraestructura importa, la
conectividad, la banda ancha, la inversión en puertos, aeropuertos y
carreteras, pero también importa la inversión en educación, en educación para
el trabajo, un cambio de cultura hacia la calidad de nuestros productos. Necesitamos
instituciones gubernamentales coordinadas y funcionales que apoyen la
producción y las exportaciones y que sean dirigidas por funcionarios calificados
y comprometidos con los sectores productivos.
Requerimos
institucionalidad, reglas claras y marcos legales adecuados que perduren en el
tiempo, que no creen distorsiones en el mercado y que garanticen equidad fiscal.
Debemos trabajar unidos, sector público y sector privado para más que duplicar
nuestras exportaciones en 5 años, a través de políticas de promoción de
exportaciones y crear más de 100 mil nuevos empleos formales en el sector manufacturero.
Pero también impedir con verdadera voluntad política que los monopolios
encarezcan nuestros costos, como sucede con el transporte de carga.
Debemos
vincular nuestra industria con la academia para fomentar la innovación y la
investigación y desarrollo.
Sin recursos naturales
no puede haber crecimiento económico, por lo que estamos en una era en que la
competencia debe estar atada a la cooperación con la sociedad y el medio
ambiente.
Debemos
entender que las Pequeñas y medianas (PYMES), el tamaño y la articulación en la
cadena productiva de las empresas importan, pero que es fundamental dejar atrás
la economía primaria para generar cada vez mayor valor agregado a través de la
industrialización de los productos agrícolas y desarrollar productos
intermedios fomentando así los encadenamientos productivos.
Debemos
propiciar la producción en toda la cadena de valor y evitar incentivar la
importación de productos que se fabriquen en el país. Señores candidatos, cómo
permitimos que las instituciones del Estado con los recursos que pagamos todos
los dominicanos estén comprando productos importados que se producen en el país
en condiciones similares? A caso se necesita una ley para que los funcionarios
tomen conciencia de que por cada bien que se fabrica en el país se generan
empleos y riquezas? No se trata solo de leyes sino de una verdadera voluntad
política de parte del Estado y de un compromiso del sector industrial!
Un
modelo de desarrollo basado en los sectores productivos que garantice una mayor
equidad exige una nueva alianza entre el Estado, el sector privado y la
sociedad, y eso es lo que debemos construir en nuestro país.
Estos próximos 5 años serán decisivos para
la República Dominicana y para lograrlo necesitaremos más y mejor productividad
y conectividad. Sabemos que no hay senderos únicos. Por ello
en
este proceso nos hemos concentrado en plantear mecanismos que permitan a
República Dominicana su propia manera de consolidar la competitividad de nuestras
industrias y de convertirnos en una potencia exportadora del Caribe y
Centroamérica. Nosotros esperamos lograr, en el proceso de implementación de
estas propuestas que constituya un orgullo para todos la etiqueta “Hecho en
RD”.
Como
hemos visto a lo largo de estos meses y de este día en particular, los temas de
infraestructura, capital humano, política comercial, financiamiento, apoyo
institucional, encadenamientos productivos, innovación y desarrollo, entre
otros, son claves para este propósito.
El
sector industrial dominicano quiere entrar en las grandes ligas. Seguir en las
ligas menores, desfallecer cada vez más en nuestra competitividad no sólo nos
perjudicará a nosotros, sino a todo el equipo que es la nación dominicana.
Estamos dispuestos a sostener y mejorar todas las prácticas que nos hagan
estrellas de las exportaciones en la región, pero necesitamos que nuestros
managers sean nuestros socios en este esfuerzo. El próximo equipo de gobierno
está llamado a ser este manager. Cada uno que juegue su papel y el éxito estará
asegurado.
Ser socios en este juego de grandes ligas
implica reconocernos como iguales pero respetándonos en aquello en lo que somos
diferentes; significa reconocer que tenemos responsabilidades comunes pero también
diferenciadas en la construcción de esta prosperidad.
Significa
querer vivir juntos y asumir nuestra ubicación geográfica, el talento
dominicano y el clima laboral como una oportunidad. Significa que este es un
camino que transitamos juntos, con la seguridad de que nuestro horizonte es un
horizonte de nación.
Estamos
llamados a ser grandes, pero para serlo necesitamos el trabajo de todos, el
compromiso de todos, la actitud de levantarnos como sectores productivos, como
líderes políticos, como sociedad, tal como Winston Churchill decía: “el precio
de la grandeza es la responsabilidad”.
Es con ese sentido de responsabilidad y de
grandeza que ahora invitamos al presidente de la Asociación Dominicana de Zonas
Francas (ADOZONA), Aquiles Bermúdez, y a
los candidatos presidenciales: Hipólito Mejía Domínguez, Danilo Medina, Max Puig, Guillermo Moreno y Eduardo Estrella,
para que junto a nosotros firmemos la Declaración de Compromiso por el
Desarrollo de la Industria Dominicana, confiados en que esta ruta que nos hemos
trazado servirá de importante guía para un próximo gobierno y de norte para
indicarnos a cada uno de los industriales hacia dónde debemos conducirnos como sector en los
próximos cinco años.
Caminemos
juntos hacia una nueva era del sector industrial, pues tal como decía Robert
Kennedy “El futuro no es un regalo, es una conquista”
Muchas gracias…
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