Este artículo escrito por Jaime Fernández Garrido,
a partir de la película “La fuerza del honor” o “Reto de valientes” como es
conocida en República Dominicana, reflexiona sobre el tema del honor en la vida
de los hombres, en la amistad. “De eso se
trata el honor, de hacer lo correcto, de no preocuparse por lo que las
circunstancias u otras personas puedan hacernos. De luchar por la amistad,
aunque quién nos traicione sea uno de nuestros mejores amigos”, nos dice
Fernández Garrido.
Palabra de honor
"La
fuerza del honor" es una película dirigida e interpretada por Alex
Hendrick. Narra la historia de dos policías luchando en situaciones difíciles,
y enfrentando junto con sus amigos el reto más grande de sus vidas: ser padres.
Está realizada por el mismo equipo que llevó a cabo la conocida "Prueba de
fuego" y realmente merece la pena verla, en primer lugar, porque son muy
pocas las películas que tratan sobre el honor.
Honor. A muchas personas, incluso les parece una
palabra "rara". Ya casi nadie habla sobre ello. No sólo es difícil
definirlo, creo que muchos ni siquiera pueden comprender de qué estamos
hablando. La cultura de nuestro llamado
"primer mundo" se aleja a pasos agigantados de todo lo que tiene que
ver con fidelidad, compromiso, lealtad e incluso amistad. El honor no tiene
lugar en nuestra vida, porque nos hace perder muchas oportunidades, nos aleja
de situaciones en las que la ganancia sería fácil y rápida; y además, despierta
en nuestra conciencia sensaciones y sensibilidades que no nos sirven en
absoluto para triunfar en la sociedad de consumo. Si alguien sabe que somos
personas honradas, puede usarlo en nuestra contra, y eso es peligroso.
Como mucho, algunos
aparentan tener honor, si ven que ese hecho les va a ayudar a alcanzar sus metas
y sus sueños. No les importa pasar por encima de quien sea con tal de llegar a
dónde quieren llegar. Y no importa si estamos hablando de negocios, de amistad,
de asuntos familiares, o ¡Incluso de objetivos espirituales!
Si no me crees,
fíjate en las decisiones que tomamos y cómo las llevamos a cabo. Hace
años, nuestros padres sellaban un trato con un sencillo apretón de manos y eso
era ley. Las dos partes asumían el
honor de la otra persona. Hoy cuando se
firma cualquier negocio, hay que pagar cantidades impresionantes a abogados
para que estudien a fondo la letra pequeña
de ese contrato, porque incluso lo que uno ha firmado puede llegar a no
servir para nada. Todos asumen el deshonor de la otra persona.
Vamos a ser
claros: El honor, se tiene o no se tiene.
No se puede aparentar. El honor tiene que ver con nuestra palabra y nuestro
corazón. El honor es la base de la
confianza y la amistad. Puedes creer que tienes cientos de amigos si todo
va bien, pero sólo conoces a los que realmente son tus amigos cuando está en
juego el honor. Sólo eres un amigo
"como Dios manda" cuando estás dispuesto a perderlo todo, antes que
la amistad.
Muchos sufren cuando son traicionados, y es
normal, porque todos somos de carne y hueso. Incluso la gran mayoría de los escritores
de los salmos, en la Biblia, hablan sobre la traición; el daño que quieren que
les acontezca a los enemigos, y las situaciones que no entiendes de la vida. Es
curioso que la reacción de los salmistas es casi siempre la misma que la
nuestra: Le pedimos a Dios que actúe, castigando a los que nos hacen daño y nos
traicionan... pero jamás pensamos que nosotros también podemos estar fallando a
otros.
Tuvo que venir el Hijo del hombre para
enseñarnos a verlo todo de otra manera: la única correcta. El honor se tiene y
se vive, y punto.
Una persona
de honor jamás es derrotada. El que se equivoca siempre es el que traiciona,
aunque aparentemente parezca ser alguien "inteligente" que ha ganado
una batalla. Todos olvidamos a
menudo que el que traiciona jamás conoce el honor.
El verdadero amigo no
ve la traición, porque siempre espera lo mejor del otro ¡Incluso siendo
traicionado! El héroe de la humanidad no
es Judas, sino Jesús, aunque muchos se empeñen en imitar más al primero. Hasta el último momento de la traición, Jesús
extendió a su "amigo" un puente de plata para que renunciase a su
traición, pero éste no quiso.
De eso se
trata el honor, de hacer lo correcto, de no preocuparse por lo que las
circunstancias u otras personas puedan hacernos. De luchar por la amistad,
aunque quién nos traicione sea uno de nuestros mejores amigos.
Porque el
honor vive también del perdón, aunque normalmente el que traiciona jamás
pueda llegar a entenderlo. Es una ley psicológica casi inapelable que siempre
se termina odiando a quién se ha ofendido.
Dios es digno de honor y de honra, en primer
lugar porque pasa por alto nuestras
traiciones y nuestras debilidades, y lo que quiere es volver a recuperarnos.
Sabe que el precio del perdón es infinito, pero no le importa pagarlo porque
desprecia una y otra vez las consecuencias lógicas de nuestra culpabilidad y
sale a buscar a quién se ha perdido. Lo "abandona" todo para
encontrar al que está lejos. Hace una fiesta cuando volvemos a Él, y no deja de
abrazarnos para que sepamos que nuestra traición está olvidada.
Está fuera de toda
lógica comprender cómo sigue habiendo personas que se resisten a amar a un Dios
así.
El honor de Dios es seguir amando y mantener
su Palabra, aún cuando muchos le desprecien, a Él y a sus promesas. Ese mismo
honor puede "verse" en nuestras vidas, aunque sea a una pequeña
escala. Beethoven dijo un día que ni aún por un trono merecía la pena
traicionar a la verdad y la fidelidad...
¡Qué pena que haya
tan pocos que piensen lo mismo! Somos mucho más parecidos a quien lo regaló todo
por un plato de lentejas. Quienes viven
sin honor y buscan en primer lugar el poder y el dinero, no es que dejen de ser
honrados, ¡Es que nunca lo han sido!
No debemos engañarnos. Son las personas de
honor las que realmente saben vivir. Los que triunfan en lo más trascendental:
la Vida con mayúsculas. Cuando estemos en la presencia de Dios, llevaremos una
de las mayores sorpresas de nuestra vida, al estar delante de aquellos a
quienes Dios honra. No serán los que acaparan los medios de comunicación, ni los
que tienen más seguidores en las redes sociales, ni los que han acaparado más
poder o dinero, sino mujeres y hombres de honor.
En muchos casos
desconocidos para casi todos, pero la Biblia dice que "Dios no se avergüenza de ser su Dios,
porque el mundo NO es digno de ellos" (Cf. Hebreos 12)
3 comentarios:
Estimado Victor, el solo hecho de que nadie hasta ahora haya comentado sobre el tema expuesto por usted es una señal de que o hay poquísima gente de honor, o no les interesa parea nada hablar de ello.
Pienso igual que ud.que personas dignas y honorables quedan muy pocas y ud. es una de ellas, que Dios lo bendiga siempre y siga exponiendo sus puntos de vista sobre el tema que estoy segura tocará la sensibilidad de muchas personas.
Porque el honor vive también del perdón, aunque normalmente el que traiciona jamás pueda llegar a entenderlo. Es una ley psicológica casi inapelable que siempre se termina odiando a quién se ha ofendido. Sucede cuando una pareja lamentablemente pasa por una separacion, y tratar de entender los designios de Dios se ve limitada a nuestra tambien limitada capacidad humana.
Exelente comentario
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