ÉL CONOCE PERFECTAMENTE NUESTRAS SITUACIONES
Comentario a la quinta frase de las siete pronunciadas por Jesús en la
cruz: “Tengo sed” / Hecho en la Iglesia Cristiana por RAFAEL ANTONIO MONTALVO /
Semana Santa 2012
En Juan 19:28 y 29 dice lo siguiente:
“Después de esto, y como Jesús sabía que ya todo estaba
consumado, dijo «Tengo sed», para que la Escritura se cumpliera. Había allí una
vasija llena de vinagre. Entonces empaparon una esponja en el vinagre, la
ataron a una rama, y la acercaron a la boca de Jesús.”
Jesús había caminado por un buen espacio de tiempo y
además un trecho de esta distancia fue cargando una cruz, de manera que es
lógico que tuviera sed. Pero lo que llama la atención es que luego de todo este
tumulto de cosas que habían pasado, después de tanto dolor y sufrimiento, a
estas alturas donde dice que todo estaba consumado, Jesús dijera “tengo
sed”.
Quizás no nos extrañaría escuchar de Jesús frases tales
como: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, “De cierto te digo que
hoy estarás conmigo en el paraíso”, “Dios mío porqué me has desamparado”, pues encajan
en cierto modo con la divinidad de Jesús, pero “tengo sed” se sale
completamente de lo que esperaríamos en un momento como este. Esto nos lleva a
preguntarnos: ¿Qué nos quiere decir Jesús con estas dos palabras? ¿Hacia qué
quiere llamar nuestra atención? Creo que El
nos quiere decir: “también soy humano…”.
En los evangelios vemos cualidades que muestran la humanidad de Jesús. Al leer podemos darnos cuenta que Jesús comió (es decir, tuvo hambre), estuvo cansando, enojado, tuvo sueño, de hecho nos relatan que una vez durmió tan profundamente que no escuchó la tormenta que azotaba el bote donde andaba con sus discípulos. De manera que vemos claramente un Cristo que además de ser Dios, era humano.
Sin embargo, estar conscientes de que nuestro Salvador
quería decirnos en sus últimas palabras que era humano y ver en los evangelios
ejemplos de dicha afirmación, nos lleva a preguntarnos: ¿Qué importancia tiene
que Jesús era humano? ¿No pudo haber venido como Dios y morir por nosotros siendo
solamente Dios?
Esto nos dice varias cosas, de las cuales quisiera
resaltar dos. Primero, los padecimientos y dolores sufridos por ti y por mí no
fueron bajo un poder sobrenatural que anestesió e hizo que Jesús no sintiera
nada. El sintió todos esos latigazos, golpes, burlas, etc., como cualquier
humano, y a pesar de todas estas cosas no desistió por amor a ti y a mí.
Lo segundo que quiero señalar es que nuestro Salvador, al
cual oramos y con el cual mantenemos una relación, no está ausente de lo que
acontece en nuestras vidas. El conoce perfectamente las situaciones por las que
atravesamos, las limitaciones y dificultades que vive el ser humano. ¡El nos
entiende!
Qué frustrante es cuando intentamos abrir nuestro corazón
y explicar nuestros sentimientos o una situación
particular a una persona, pero percibimos que no está captando lo que en verdad
queremos expresar, no está fluyendo empatía, como si no se pusieran en nuestro lugar,
a pesar de que estamos conversando con un ser humano. Esto mismo se observa en
las empresas donde los trabajadores sienten que los altos directivos o incluso
sus supervisores directos no entienden lo que sucede verdaderamente en sus
departamentos. He escuchado frases como “ellos están en su cueva, no saben lo
que se siente estar aquí abajo”, o “es muy bueno dar órdenes y hablar desde la
comodidad de una oficina en aire acondicionado, etc., pero no saben lo que se
vive aquí”.
Pero nuestro Señor se despojó de su comodidad y se
convirtió en uno de nosotros. De manera que podemos estar seguros que El
comprende lo que es ser tentado, sentir desánimo, tener hambre, sueño,
cansancio, perder un ser querido… todas estas cosas por las que pasamos los
seres humanos. El entiende lo que es vivir en una sociedad injusta, El sabe lo
que se siente querer hacer las cosas bien hechas (hacer lo correcto) y que la
gente y las autoridades te desprecien y condenen indebidamente por esto. El
sabe lo que es nadar contra de la corriente. En fin, ¡El nos conoce y nos
entiende!
Jesús nos dice en Juan 16:33 “estas cosas os he hablado
para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo”. En Apocalipsis 3:21 nos dice: “Al que venciere, le concederé
sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en
su trono.” Nos repite en varios versículos de este último libro las palabras
¨al que venciere… al que venciere¨. De manera que ¡sí se puede! Se puede vivir
una vida que agrade a Dios, se puede ser obediente a nuestro Señor a pesar de
todas las cosas.
Finalmente, a modo de síntesis, quisiera que de la frase
“tengo sed” recordemos estos dos mensajes:
1.
Jesús nos ama
tanto que se despojó de su gloria y comodidad convirtiéndose en un ser humano,
y sufrió en carne y hueso, sin rendirse, todos los dolores y padecimientos para
librarnos de una condenación eterna.
2.
Al vivir como uno
de nosotros, podemos estar seguros que nuestro Señor nos entiende y comprende
todo lo que nos sucede. Nos reta a vivir una vida que le agrade diciéndonos
“confiad, yo he vencido al mundo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario