miércoles, mayo 09, 2012

Desde la fe / Dar gracias

Estar agradecido no es lo mismo que dar gracias

Preparado por Modesto Cedano Duran
Esta fue la prédica que compartió el hermano Modesto Cedano el pasado domingo 6 de mayo en nuestra Iglesia Cristiana. La compartimos con ustedes para enriquecer nuestras vidas. Un corazón humillado y agradecido, el Señor no lo desprecia, pero estar agradecidos no es lo mismo que dar gracias ¡Que lo disfruten!

Lucas 17:11-19
Antes de leer…Cuantos de nosotros estarían de acuerdo conmigo en que hay días malos? Días que realmente las cosas no ruedan a nuestro favor?
Hay un cuento de un hombre:
Un día estaba sentado en una barra de bebida.  Sentado allí miraba su bebida en un vaso de vidrio….y así se mantuvo como por media hora. Otro caballero que estaba cerca le observaba y medio perplejo y molesto le arranca el vaso de la mano y se tomó el trago. En ese momento el hombre estalla en llanto…el hombre sintiéndose mal le da una palmadita en la espalda y le dice “No te pongas así…no te preocupes…yo te compraré otro trago…no podría soportar ver a un hombre adulto llorar”.
El hombre secándose las lágrimas le dice – “No es eso…es que hoy ha sido el peor día de mi vida…primero no desperté a tiempo y llegue tarde a una reunión muy importante de la oficina…mi jefe enojado y con razón en su enojo me botó de la empresa…al salir a buscar mi carro…donde carro? Me percate me lo habían robado…decido tomar un taxi a casa y me topo con que mi mujer había recogido todas sus cosas yéndose de la casa y dejándome una nota de despedida en la mesa del comedor…fue entonces donde decidí pararme en una compañía de productos químicos y vine a este lugar….he estado aquí debatiendo el quitarme la vida y es donde entonces tú te acercas y te bebes todo mi veneno.” ¡Es lo que se llama un mal día….pero para los dos!

La Biblia no promete una vida libre de problemas (En el mundo tendréis aflicción pero confiad yo he vencido al mundo – BUENA Y MALA NOTICIA)…el secreto para navegar la vida que sin dudas trae de vez en cuando y de cuando en vez sus malos tiempos es saber a dónde refugiarse, a quién acudir cuando surjan los problemas.

Leamos Lucas 17:11-19.
A la luz de esta narración me gustaría resaltar algunas enseñanzas que entiendo nos van a enriquecer a todos en este día:

1.    Tenemos un problema mortal que solo JESUS puede sanar
Todo el que se ha expuesto por un tiempo a ser parte de una iglesia está acostumbrado a escuchar relatos bíblicos que hacen referencia a la LEPRA (Leprosos). Pero sospecho que no todos estamos tan familiarizado con esta enfermedad y sus implicaciones en tiempos bíblicos.


En los tiempos bíblicos la lepra era un problema horrendo. Cuando se hablaba de LEPRA se refería a una condición de piel que marcaba y deterioraba al individuo que se le diagnosticara la condición a nivel mental, emocional, espiritual, social y obviamente físico.
Comenzaba con unas manchas blancuzcas en naturaleza, erupciones que usualmente brotaba a nivel de las manos, los codos, las rodillas, los pies, el cuello pero que con el tiempo arropaba el cuerpo en su totalidad haciéndose imposible ocultarlo.
Estas erupciones producían llagas, ulceras y su mal mayor era que ataca el sistema nervioso del individuo a nivel cutáneo y aun afectando órganos internos, creando una insensibilidad al dolor…entiéndase la lepra producía un adormecimiento en áreas y pronto llevaba a la persona a no sentir una herida que se hiciese, un “majón” que se diera, una quemada, se le infectaba las heridas, ulceras, laceraciones, etc…produciendo un sin número de complicaciones de salud…
La lepra deformaba al individuo…se le caían pedazos, perdían extremidades, sus rostros sufrían una transformación espantosa…el que sufría de lepra se exponía a ver su salud deteriorarse y morir a causa de ello.
A veces se referían a los leprosos como los “muertos andantes”. Una vez se le declaraba esta condición a alguien se le excluía y privaba de poder vivir y desarrollar su vida dentro de la comunidad.
Existían campamentos, colonias para leprosos, muy en las afueras de la ciudad de la época donde estas personas prácticamente eran condenadas a vivir con bajas expectativas de recuperarse de su condición.
Imagínense personas impedidas de vivir con sus familias, de abrazar a sus seres queridos, de compartir un momento social, de trabajar en un establecimiento local, de adorar en un templo, etc.
De ahí que aunque ninguno de nosotros padecemos de esta horrenda condición esto que acabo de mencionar es una descripción paralela de la humanidad, de mi alma…de tu alma.
Todos nacemos con un terrible mal llamado PECADO. Este pecado por igual nos echa fuera, nos priva, quema nuestros puentes, nos carcome, nos insensibiliza, nos marca de manera horrenda. El pecado es parte del código genético del ser humano caído.
Yo lo obtuve de mis padres, que lo adquirieron de sus padres y la cadena nos lleva a una pareja llamada Adán y Eva. Oigan lo que dice Isaías 1:4-6:

4 ¡¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados!! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

Esas palabras de Isaías fueron escritas hace unos 2,700 años, pero Dios pudiese decir lo mismo de nuestra enferma cultura actual. Los males de nuestra sociedad…las cosas que uno lee y escucha, que nos repugnan, tienen un sólo origen…el pecado. Esa tendencia al mal. Esa tendencia del ser humano a hacer aquello que desagrada a Dios. Todos somos pecadores y estamos separados de la Gloria de Dios. Todos sufrimos este mal…lo llevamos dentro.
Puede ser que en lo físico tú hoy te sientas muy bien…pero si no tenemos una relación personal con Jesús, lamento decirte que tenemos un cáncer violento e invisible creciendo en nuestra alma. No hay resonancia magnética, tomografía axial computarizada, no hay hemograma que diagnostique este mal como lo hace la Palabra de Dios.
El relato del cristianismo, aun más…el relato de la humanidad es uno de un hombre muriéndose y sufriendo las consecuencias de una condición llamada pecado y un medico celestial haciendo esfuerzos por llegar al enfermo y sanarle de una vez y por todas! ¿Qué harás tú sabiendo esto?

2.      Necesitas admitir tu necesidad y clamar a JESUS
La narración sugiere que este grupo de leprosos, diez en total, que formaban parte de una colonia excluida, a lo mejor de manera muy intencional tomaron la iniciativa de acercarse a Jesús. Sobreabundan los relatos bíblicos de aquellos que se acercaban a Dios, a la persona de Jesús, para recibir algún bien. Oían, escuchaban de las maravillas, del poder y se acercaban a Él.
Ellos le salieron al encuentro…lo interceptaron, le vinieron de frente. Pudo haber sido fácil que ellos permanecieran en su condición, justificándolo de cualquier manera. “Dentro de nuestra gravedad no estamos tan mal”, pudieron decirse a sí mismos, o “no estamos tan mal como fulano”, expresar.
Sin embargo, ellos reconocían “tenemos un serio problema…moriremos…esto no tiene salida fácil…necesitamos buscar ayuda!”
Muchos viven en NEGACION. No quieren admitir su necesidad porque usualmente puede encontrar a otro que le esté yendo peor que a él o ella.
Para Jesús poderte ayudar necesitas dejar de engañarte y admitir, estar consciente que tienes un problema. Pero el entender que uno tiene un problema no lo es todo…no es suficiente. NECESITAS CLAMAR A JESUS!
Todos los programas de rehabilitación reconocen que un primer y necesario paso es admitir tu condición…soy alcohólico, soy drogadicto, estoy enganchado a la pornografía, estoy obeso… Sin embargo, eso no es suficiente…debes de buscar ayuda! Cuando le decimos a Jesús –“Soy pecador. Te he fallado…ten misericordia de mi…ayúdame!”, estamos dando paso a un proceso de sanidad en Jesús.
¿Has llegado a ese convencimiento? ¿Has hecho eso? ¿Te has humillado ante Jesús?

3.      Un paso de fe cosecha el Poder de Dios
La forma en que Dios responderá a nuestra necesidad no siempre cuadra con la forma en que uno entiende el podría o debería hacerlo. Es el caso de Naamán, es el caso de Pedro y la pesca milagrosa.
 “Vayan y muéstrense al Sacerdote…”. Es en el contexto de Levítico 13.
Estos hombres estaban enfermos, pero a lo mejor no eran tontos. Estaban enfermos. Tenían carta de la secretaria de salud pública que los declaraba enfermos. Jesús con esta encomienda los lleva a una crisis de fe. Que desaire…me refirió a otro médico. Pero Jesús…¿no podrías tocarnos? ¿O con voz de trueno mirar al cielo y hacer una oración elocuente?
Se miraban la piel y se preguntarían… “¿Cómo es esto? ¿Qué vayamos al sacerdote? Pero es evidente que nos pondrá un sello de contaminado…¿es que Jesús no nos está viendo bien? ¿Estaremos parados tan lejos? Pero todos siguieron las instrucciones….vayan! y ellos fueron!
Mientras iban fueron sanados. ¿Qué hubiese sucedido si se niegan a ir, si se hubiesen desanimado ante las instrucciones de Jesús? Muy probable se hubiesen perdido una gran bendición.
Es una gran lección relacionada con la fe. Necesitaron tomar pasos de fe y experimentaron entonces el poder de Dios.
Jesús les dio una palabra, unas instrucciones….ellos obedecieron y …el milagro aconteció.
No le pusieron condiciones a Jesús…”Bueno ,Señor…parece que tú no te ha leído el ultimo manual de procedimientos de salud pública…mejor ven y échanos una oracioncita…que si nos sentimos mejor entonces hacemos esa diligencia… NO!
Así es como opera la fe…en una iglesia a la que asistía en los Estados Unidos decían que fe se deletrea…R-I-E-S-G-O…RIESGO! Fe es confiar y obedecer a Dios aun cuando no veamos ni entendamos.
La fe no necesita evidencia, sino obediencia.
Fe tiene que ver con llegar al borde, al precipicio de lo que uno puede ver o sentir y tomar un paso más a oscuras confiando en que Dios o te sostendrá o te enseñara a volar.
¿Qué te dice Dios hoy? ¿Qué esperas? Toma pasos de fe…obedécele…y solo entonces podrás experimentar su poder.
Por último…

4.         Sentirse agradecido no es lo mismo que dar las gracias
De los 10 que fueron sanados…solo uno regreso para dar las gracias. Y no es una observación nuestra de la lectura sino que Jesús en el relato lo saca a relucir… “¿no fueron 10 los que fueron sanados? ¿Y los otro 9?”
Siempre he tenido la convicción de que Dios debe de entristecerse cuando le tomamos por cajero automático…solo le sacamos provecho y luego le damos la espalda.
Los nueve seguro estaban agradecidos…pero solo uno se molestó para volver a los pies de Jesús para darle las gracias.
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. 1 Tes. 5:18
“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Efesios 5:20
En todo y por todo implica en toda circunstancia. ¿Estamos siendo agradecidos a Dios? ¿Estamos volviendo a sus pies para decirle GRACIAS?
No basta con tan solo sentirse agradecido…hay que dar las gracias (se aplica con Dios y se aplica con la gente).
Invierte tiempo en oración dándole gracias al Señor por su favor. A nivel del prójimo llámalo, acércatele, visítalo…déjale saber que estas agradecido y dale las gracias.
Siempre hay motivo de agradecimiento aun en lo que aparentemente es malo.
Matthew Henry, famoso predicador y comentarista bíblico del siglo 17 y 18, en una ocasión viajaba a un lugar remoto a predicar…como era en aquellos tiempos todo. Camino a su destino le asaltaron.  Muchos pensaríamos que eso no sería ocasión ni circunstancia para dar “gracias” pero él lo hizo. El escribió: “Estoy agradecido que durante estos años nunca antes había sido asaltado. También, a pesar de que me tomaron mi dinero no me tomaron la vida. Aunque se llevaron todo lo que tenía, no fue mucho. Finalmente estoy agradecido que fui yo quien fue robado y no que yo fui quien robe.”

Resumen
1.         Tenemos un PROBLEMA mortal que solo JESUS puede sanar
2.         Necesitas ADMITIR tu necesidad y clamar a JESUS
3.         Un paso de FE cosecha el Poder de DIOS
4.         Sentirse AGRADECIDO no es lo mismo que dar las GRACIAS


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