Estar agradecido no es lo mismo que dar
gracias
Preparado
por Modesto Cedano Duran
Esta
fue la prédica que compartió el hermano Modesto Cedano el pasado domingo 6 de
mayo en nuestra Iglesia Cristiana. La compartimos con ustedes para enriquecer
nuestras vidas. Un corazón humillado y agradecido, el Señor no lo desprecia, pero estar agradecidos no es lo mismo que dar gracias ¡Que lo disfruten!
Lucas 17:11-19
Antes de leer…Cuantos de nosotros estarían de
acuerdo conmigo en que hay días malos? Días que realmente las cosas no ruedan a
nuestro favor?
Hay un cuento de un hombre:
Un
día estaba sentado en una barra de bebida.
Sentado allí miraba su bebida en un vaso de vidrio….y así se mantuvo
como por media hora. Otro caballero que estaba cerca le observaba y medio
perplejo y molesto le arranca el vaso de la mano y se tomó el trago. En ese
momento el hombre estalla en llanto…el hombre sintiéndose mal le da una
palmadita en la espalda y le dice “No te pongas así…no te preocupes…yo te
compraré otro trago…no podría soportar ver a un hombre adulto llorar”.
El
hombre secándose las lágrimas le dice – “No es eso…es que hoy ha sido el peor
día de mi vida…primero no desperté a tiempo y llegue tarde a una reunión muy
importante de la oficina…mi jefe enojado y con razón en su enojo me botó de la
empresa…al salir a buscar mi carro…donde carro? Me percate me lo habían
robado…decido tomar un taxi a casa y me topo con que mi mujer había recogido
todas sus cosas yéndose de la casa y dejándome una nota de despedida en la mesa
del comedor…fue entonces donde decidí pararme en una compañía de productos
químicos y vine a este lugar….he estado aquí debatiendo el quitarme la vida y
es donde entonces tú te acercas y te bebes todo mi veneno.” ¡Es lo que se llama
un mal día….pero para los dos!
La Biblia no promete una vida libre de problemas
(En el mundo tendréis aflicción pero confiad yo he vencido al mundo – BUENA Y
MALA NOTICIA)…el secreto para navegar la vida que sin dudas trae de vez en
cuando y de cuando en vez sus malos tiempos es saber a dónde refugiarse, a quién
acudir cuando surjan los problemas.
Leamos
Lucas 17:11-19.
A la luz de esta narración me gustaría resaltar
algunas enseñanzas que entiendo nos van a enriquecer a todos en este día:
1. Tenemos un problema
mortal que solo JESUS puede sanar
Todo el que se ha expuesto por un tiempo a ser
parte de una iglesia está acostumbrado a escuchar relatos bíblicos que hacen
referencia a la LEPRA (Leprosos). Pero sospecho que no todos estamos tan
familiarizado con esta enfermedad y sus implicaciones en tiempos bíblicos.
En los tiempos bíblicos la lepra era un problema
horrendo. Cuando se hablaba de LEPRA se refería a una condición de piel que
marcaba y deterioraba al individuo que se le diagnosticara la condición a nivel
mental, emocional, espiritual, social y obviamente físico.
Comenzaba con unas manchas blancuzcas en
naturaleza, erupciones que usualmente brotaba a nivel de las manos, los codos,
las rodillas, los pies, el cuello pero que con el tiempo arropaba el cuerpo en
su totalidad haciéndose imposible ocultarlo.
Estas erupciones producían llagas, ulceras y su
mal mayor era que ataca el sistema nervioso del individuo a nivel cutáneo y aun
afectando órganos internos, creando una insensibilidad al dolor…entiéndase la
lepra producía un adormecimiento en áreas y pronto llevaba a la persona a no
sentir una herida que se hiciese, un “majón” que se diera, una quemada, se le
infectaba las heridas, ulceras, laceraciones, etc…produciendo un sin número de
complicaciones de salud…
La lepra deformaba al individuo…se le caían
pedazos, perdían extremidades, sus rostros sufrían una transformación
espantosa…el que sufría de lepra se exponía a ver su salud deteriorarse y morir
a causa de ello.
A veces se referían a los leprosos como los
“muertos andantes”. Una vez se le declaraba esta condición a alguien se le
excluía y privaba de poder vivir y desarrollar su vida dentro de la comunidad.
Existían campamentos, colonias para leprosos, muy
en las afueras de la ciudad de la época donde estas personas prácticamente eran
condenadas a vivir con bajas expectativas de recuperarse de su condición.
Imagínense personas impedidas de vivir con sus familias,
de abrazar a sus seres queridos, de compartir un momento social, de trabajar en
un establecimiento local, de adorar en un templo, etc.
De ahí que aunque ninguno de nosotros padecemos de
esta horrenda condición esto que acabo
de mencionar es una descripción paralela de la humanidad, de mi alma…de tu
alma.
Todos
nacemos con un terrible mal llamado PECADO. Este pecado por igual nos echa fuera, nos
priva, quema nuestros puentes, nos carcome, nos insensibiliza, nos marca de
manera horrenda. El pecado es parte del código genético del ser humano caído.
Yo lo obtuve de mis padres, que lo adquirieron de
sus padres y la cadena nos lleva a una pareja llamada Adán y Eva. Oigan lo que
dice Isaías 1:4-6:
4
¡¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos
depravados!! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se
volvieron atrás.5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis?
Toda cabeza está enferma, y todo corazón
doliente.6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana,
sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni
suavizadas con aceite.
Esas palabras de Isaías fueron escritas hace unos
2,700 años, pero Dios pudiese decir lo mismo de nuestra enferma cultura actual.
Los males de nuestra sociedad…las cosas que uno lee y escucha, que nos repugnan,
tienen un sólo origen…el pecado. Esa tendencia al mal. Esa tendencia del ser
humano a hacer aquello que desagrada a Dios. Todos somos pecadores y estamos
separados de la Gloria de Dios. Todos sufrimos este mal…lo llevamos dentro.
Puede ser que en lo físico tú hoy te sientas muy
bien…pero si no tenemos una relación
personal con Jesús, lamento decirte que tenemos un cáncer violento e invisible
creciendo en nuestra alma. No hay resonancia magnética, tomografía axial
computarizada, no hay hemograma que diagnostique este mal como lo hace la
Palabra de Dios.
El relato del cristianismo, aun más…el relato de
la humanidad es uno de un hombre muriéndose y sufriendo las consecuencias de
una condición llamada pecado y un medico celestial haciendo esfuerzos por
llegar al enfermo y sanarle de una vez y por todas! ¿Qué harás tú sabiendo
esto?
2. Necesitas admitir tu
necesidad y clamar a JESUS
La narración sugiere que este grupo de leprosos,
diez en total, que formaban parte de una colonia excluida, a lo mejor de manera
muy intencional tomaron la iniciativa de acercarse a Jesús. Sobreabundan los
relatos bíblicos de aquellos que se acercaban a Dios, a la persona de Jesús,
para recibir algún bien. Oían, escuchaban de las maravillas, del poder y se
acercaban a Él.
Ellos le salieron al encuentro…lo interceptaron,
le vinieron de frente. Pudo haber sido fácil que ellos permanecieran en su
condición, justificándolo de cualquier manera. “Dentro de nuestra gravedad no
estamos tan mal”, pudieron decirse a sí mismos, o “no estamos tan mal como
fulano”, expresar.
Sin embargo, ellos reconocían “tenemos un serio
problema…moriremos…esto no tiene salida fácil…necesitamos buscar ayuda!”
Muchos
viven en NEGACION. No quieren admitir su necesidad
porque usualmente puede encontrar a otro que le esté yendo peor que a él o
ella.
Para
Jesús poderte ayudar necesitas dejar de engañarte y admitir, estar consciente
que tienes un problema. Pero el entender que uno tiene un problema no lo es
todo…no es suficiente. NECESITAS CLAMAR A JESUS!
Todos los programas de rehabilitación reconocen
que un primer y necesario paso es
admitir tu condición…soy alcohólico, soy drogadicto, estoy enganchado a la
pornografía, estoy obeso… Sin embargo, eso
no es suficiente…debes de buscar ayuda! Cuando le decimos a Jesús –“Soy
pecador. Te he fallado…ten misericordia de mi…ayúdame!”, estamos dando paso a
un proceso de sanidad en Jesús.
¿Has llegado a ese convencimiento? ¿Has hecho eso?
¿Te has humillado ante Jesús?
3. Un paso de fe cosecha
el Poder de Dios
La forma en que Dios responderá a nuestra
necesidad no siempre cuadra con la forma en que uno entiende el podría o
debería hacerlo. Es el caso de Naamán, es el caso de Pedro y la pesca milagrosa.
“Vayan y
muéstrense al Sacerdote…”. Es en el contexto de Levítico 13.
Estos hombres estaban enfermos, pero a lo mejor no
eran tontos. Estaban enfermos. Tenían carta de la secretaria de salud pública
que los declaraba enfermos. Jesús con esta encomienda los lleva a una crisis de
fe. Que desaire…me refirió a otro médico.
Pero Jesús…¿no podrías tocarnos? ¿O con voz de trueno mirar al cielo y hacer
una oración elocuente?
Se miraban la piel y se preguntarían… “¿Cómo es
esto? ¿Qué vayamos al sacerdote? Pero es evidente que nos pondrá un sello de
contaminado…¿es que Jesús no nos está viendo bien? ¿Estaremos parados tan
lejos? Pero todos siguieron las instrucciones….vayan! y ellos fueron!
Mientras iban fueron sanados. ¿Qué hubiese
sucedido si se niegan a ir, si se hubiesen desanimado ante las instrucciones de
Jesús? Muy probable se hubiesen perdido una gran bendición.
Es una gran lección relacionada con la fe.
Necesitaron tomar pasos de fe y experimentaron entonces el poder de Dios.
Jesús les dio una palabra, unas instrucciones….ellos
obedecieron y …el milagro aconteció.
No le pusieron condiciones a Jesús…”Bueno ,Señor…parece
que tú no te ha leído el ultimo manual de procedimientos de salud pública…mejor
ven y échanos una oracioncita…que si nos sentimos mejor entonces hacemos esa
diligencia… NO!
Así es como opera la fe…en una iglesia a la que
asistía en los Estados Unidos decían que fe se deletrea…R-I-E-S-G-O…RIESGO! Fe
es confiar y obedecer a Dios aun cuando no veamos ni entendamos.
La fe no necesita evidencia, sino obediencia.
Fe tiene que ver con llegar al borde, al
precipicio de lo que uno puede ver o sentir y tomar un paso más a oscuras
confiando en que Dios o te sostendrá o te enseñara a volar.
¿Qué te dice Dios hoy? ¿Qué esperas? Toma pasos de
fe…obedécele…y solo entonces podrás experimentar su poder.
Por último…
4. Sentirse agradecido
no es lo mismo que dar las gracias
De los 10 que fueron sanados…solo uno regreso para
dar las gracias. Y no es una observación nuestra de la lectura sino que Jesús
en el relato lo saca a relucir… “¿no fueron 10 los que fueron sanados? ¿Y los
otro 9?”
Siempre he tenido la convicción de que Dios debe
de entristecerse cuando le tomamos por cajero automático…solo le sacamos
provecho y luego le damos la espalda.
Los nueve seguro estaban agradecidos…pero solo uno
se molestó para volver a los pies de Jesús para darle las gracias.
“Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús”. 1 Tes. 5:18
“Dando
siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo”. Efesios 5:20
En todo y por todo implica en toda circunstancia. ¿Estamos
siendo agradecidos a Dios? ¿Estamos
volviendo a sus pies para decirle GRACIAS?
No
basta con tan solo sentirse agradecido…hay que dar las gracias
(se aplica con Dios y se aplica con la gente).
Invierte tiempo en oración dándole gracias al
Señor por su favor. A nivel del prójimo llámalo, acércatele, visítalo…déjale
saber que estas agradecido y dale las gracias.
Siempre hay motivo de agradecimiento aun en lo que
aparentemente es malo.
Matthew Henry, famoso predicador y comentarista
bíblico del siglo 17 y 18, en una ocasión viajaba a un lugar remoto a
predicar…como era en aquellos tiempos todo. Camino a su destino le
asaltaron. Muchos pensaríamos que eso no
sería ocasión ni circunstancia para dar “gracias” pero él lo hizo. El escribió:
“Estoy agradecido que durante estos años
nunca antes había sido asaltado. También, a pesar de que me tomaron mi dinero
no me tomaron la vida. Aunque se llevaron todo lo que tenía, no fue mucho.
Finalmente estoy agradecido que fui yo quien fue robado y no que yo fui quien
robe.”
Resumen
1. Tenemos un PROBLEMA
mortal que solo JESUS puede sanar
2. Necesitas ADMITIR tu
necesidad y clamar a JESUS
3. Un paso de FE
cosecha el Poder de DIOS
4. Sentirse AGRADECIDO
no es lo mismo que dar las GRACIAS
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