Valdez Albizu niega manipulación cambiaria
A
continuación la comunicación de Héctor Valdez Albizu, gobernador del Banco Central, al director de Diario Libre, Adriano MIguel Tejada, en donde niega que haya estabilidad cambiaria mediante manipulaciones y asegura que ese tipo de mecanismo no cabe dentro del código de ética de la institución.
Señor
Adriano
Miguel Tejada
Director
Diario
Libre
Ciudad
Estimado
Director y Amigo:
El
pasado 25 de abril leí con atención el artículo "Moneda Fuerte y Tipo de
Cambio Competitivo", publicado en el prestigioso diario que usted dirige,
por el colega economista, amigo y antiguo miembro de la Junta Monetaria,
Eduardo García Michel. No puedo negar mi sorpresa al constatar la posición
crítica que asume el referido articulista frente al proceso de acumulación de
reservas internacionales que ha llevado a cabo en los últimos años el Banco
Central de la República Dominicana (BCRD), llegando a afirmar que en el país
existe una estabilidad cambiaria que se ha logrado mediante manipulaciones como
"inflar las reservas internacionales vía préstamos, retirar pesos en
circulación mediante la colocación de certificados, alterar las tasas de
interés y atraer capitales".
Le
confieso, Señor Director, que al leer el contenido del artículo me he sentido
más que apenado, anonadado, al constatar que está escrito por un profesional
que a través de los años se ha mantenido equidistante de los asuntos políticos.
Como antiguo Director del Departamento de Cambio Extranjero y Asesor de la
Gobernación, el Lic. García Michel sabe muy bien que esas
"manipulaciones" no caben dentro del código de ética de una
institución como el Banco Central. Cuanto lo he lamentado. Cómo decía el
Quijote, "Cosas veredes, amigo Sancho".
Mi
propósito al redactar esta carta no es en modo alguno polemizar con el autor
del referido artículo. Es más bien mostrar a sus lectores que, contrario a lo
que piensa el antiguo miembro de la Junta Monetaria, el BCRD ha venido
acumulando importantes volúmenes de reservas en el marco de un plan de mediano
plazo consistente con el esquema de recapitalización y con el Programa
Monetario de la institución. Gracias a este plan, Señor Director, al cierre de
2011 República Dominicana alcanzó los niveles de reservas internacionales más
altos de toda su historia.
En
efecto, al concluir el pasado año las Reservas Internacionales Brutas (RIB)
sumaron US$4,098.4 millones, un 29% de la oferta monetaria ampliada, M2. De
igual forma, las Reservas Internacionales Netas (RIN), indicador que descuenta
de las RIB los pasivos de corto plazo, alcanzaron US$3,637.9 millones a la
misma fecha, un 25.7% del M2. Tradicionalmente, la regla que compara las
reservas internacionales con el indicador M2 ha oscilado entre 5% y 20% por lo
que, según este criterio, República Dominicana mantiene niveles de reservas muy
superiores a este estándar internacional, sin querer decir con esto que no
debiéramos seguir realizando esfuerzos para aumentar nuestras reservas.
Debo
confesar que fue para mí motivo de preocupación, leer en el artículo del colega
economista García Michel sobre la necesidad de que "República Dominicana
alcanzara una relación reservas/M2 superior a 50% y una cobertura de
importaciones de por los menos 8 meses". Pensé detenidamente sobre las
implicancias de tan osada proposición. El antiguo funcionario del BCRD, quizás
sin darse cuenta, estaba planteando que una economía pequeña y abierta
importadora de petróleo como la dominicana debía aspirar a tener en un tiempo
relativamente corto, niveles de reservas similares a potencias exportadoras
como China, la más grande economía emergente del mundo ó como Brasil, un
extraordinario proveedor de bienes básicos en el mercado internacional.
¿Por
qué aventurarse a afirmar que alcanzar estos niveles de reservas debía ser una
política viable para nuestro país? Cavilando aún más sobre este tema y haciendo
un análisis retrospectivo, recordé nuestra antigua Ley Orgánica Monetaria,
Bancaria y Financiera (Ley 6142, de diciembre de 1962). Pensé que era probable
que el amigo García Michel, al realizar su sorpresiva proposición, tuviera en
mente el artículo 39 de nuestra antigua regulación, donde se establecía que las
reservas internacionales debían ser por lo menos un 50% de la emisión monetaria
total. No obstante, si esa hubiese sido la idea, bajo este criterio resultaría
irrefutable el éxito de la estrategia de acumulación de reservas del BCRD. En
la actualidad, las reservas superan el 90% de la emisión, por lo que
prácticamente cada peso emitido por el BCRD está respaldado por el equivalente
en dólares de las reservas internacionales. Como antiguo Director del Departamento
de Cambio Extranjero de nuestra institución, el colega y amigo García Michel
sabe que esta situación no tiene precedentes en la historia monetaria
dominicana, al menos, que yo recuerde.
Pero,
vamos a asumir que en efecto lo que propone el articulista es que las reservas
internacionales alcancen un 50% del M2 en los próximos años. Asumiendo que se
quiera alcanzar este nivel de reservas en un periodo de tres años y que M2
creciera durante esos años a una tasa cercana a la expansión del PIB nominal,
sería necesario incrementar las RIN a unos US$9,000 millones para el año 2014.
Esto implicaría un aumento de la masa monetaria considerablemente mayor al
alcanzado durante la crisis bancaria de 2003-2004. Es decir, estaríamos
comprando una desestabilización cambiaria por una excesiva monetización a
cambio de tener en bóveda lo que el autor llama "un dispositivo de
seguridad para enfrentar eventualidades inesperadas".
Pienso
sinceramente, amigo Director, que si se quiere abordar el tema de las reservas
internacionales con objetividad el punto de partida del análisis debería ser,
en mi opinión, de dónde venimos y hacia dónde vamos. La realidad es que el 17
de agosto de 2004, las RIN Líquidas del BCRD, indicador que excluye de las RIN
el encaje legal en dólares de los bancos, eran negativas en US$22.3 millones.
Para usar las mismas relaciones que el autor cita en su artículo, con este
nivel de reservas se cubría entonces cero meses de importaciones y ni un solo
peso de oferta monetaria ampliada. Es en esta situación, de imposibilidad
práctica de hacer frente a los compromisos de deuda de corto plazo y de salida
abrupta de capitales, que asumimos con responsabilidad la administración del
Banco Central.
Desde
esos tiempos aciagos de crisis, el BCRD ha cumplido con efectividad un plan
sensato de acumulación de reservas. Gracias a este plan, hoy día las reservas
cubren casi tres meses de importaciones, el estándar mínimo internacional (no
ocho meses como sugiere el autor en su artículo) y más de un cuarto de la
oferta monetaria ampliada, M2. Si nos fijamos en otras relaciones utilizadas
internacionalmente se observa una mejora aún más notable en el proceso de
acumulación de reservas del país. Por ejemplo, el indicador reservas/deuda de
corto plazo supera 190% para el caso dominicano cuando el estándar mínimo
internacional es de 100%.
Todos
estos indicadores muestran, Sr. Director, que estamos transitando por el buen
camino o en el camino correcto, si se toman en consideración las limitaciones
que las condiciones internacionales nos imponen. La estrategia de acumulación
de reservas de los últimos ocho años ha funcionado y mejor aún, ha sido
efectiva en un entorno de bajas presiones inflacionarias y de reducida
volatilidad del tipo de cambio. Tenemos razones para creer que en los próximos
años la acumulación de reservas continuará su dinamismo, impulsada por el
relanzamiento de las exportaciones de oro, la revitalización de las zonas
francas y la apertura de nuevos mercados para los productos no tradicionales
dominicanos.
Otro
aspecto del artículo del economista y ex miembro de la Junta Monetaria que
llamó mi atención, fue su afirmación de que en los acuerdos negociados con el
FMI no se ha establecido una política de acumulación de reservas. Sorprende
esta aseveración de un profesional tan informado como el Lic. García Michel que
además es un connotado asesor del sector empresarial dominicano. Basta con
consultar la página web del BCRD para darse cuenta de que en los dos acuerdos
negociados por esta gestión no solo siempre se establecieron metas de
acumulación de reservas, sino que esas metas incluyeron un ajustador
automático. Este ajustador implicaba que además de alcanzar la meta de aumento
de reservas, que ya de por sí era un esfuerzo importante, habría que acumular
hasta un máximo adicional de US$300 millones, en caso de que se recibieran
desembolsos externos no contemplados en el Programa, provenientes del BID, el
Banco Mundial, Petrocaribe o los Bonos Soberanos. Lo cierto es que la meta con
ajustador obligó al BCRD a un esfuerzo enorme de acumulación de reservas que
superó los US$1,200 millones en los dos últimos años del acuerdo.
Una
omisión incomprensible del artículo es que en ningún momento el Lic. García
Michel se refiere a la gran acumulación de reservas de los últimos ocho años.
En términos de RIN, la acumulación durante el periodo 2004-2011 supera los
US$3,600 millones para un promedio de aproximadamente US$500 millones por año.
También sorprende que el colega y amigo no haga mención de cómo en los dos
últimos acuerdos firmados con el FMI, las metas de RIN se han cumplido
consistentemente en 16 ocasiones, lo que constituye otra marca histórica para
el país. Este logro es realmente destacable si tenemos en cuenta que en los dos
acuerdos firmados durante la crisis bancaria de 2003-2004 las metas de reservas
no se cumplieron ni una sola vez.
Pretender
que el país alcance en el corto plazo, niveles de reservas similares al de las
economías emergentes grandes es una utopía que además, podría poner en peligro
la estabilidad macroeconómica que tanto ha costado al país. Debemos acumular
reservas, pero hacerlo con prudencia y tomando en cuenta la capacidad potencial
de generación de divisas de la economía, ya que cada vez que el BCRD compra
dólares en el mercado aumenta la cantidad de pesos en la economía y hay que
esterilizar parte de esa monetización a través de emisiones de certificados.
Por eso, la acumulación de reservas debe ser parte de una estrategia como la
que se ha llevado a cabo en los últimos ocho años o se corre el riesgo de
llenar la economía de pesos y provocar un caos inflacionario como el vivido
durante la crisis bancaria de 2003-2004.
Antes
de concluir, Señor Director, permítame externar mi parecer sobre un aspecto del
artículo del Lic. García Michel que no puedo dejar de soslayar. Me refiero a su
comentario de que en nuestro país "las reservas internacionales han sido
infladas vía préstamos" con el objetivo de mantener lo que él llama
"una estabilidad cambiaria con moneda débil". Esta aseveración me
parece un exceso de parte del colega economista, ya que él sabe bien que en el
marco de un Acuerdo con el FMI, los fondos desembolsados por este organismo
multilateral no forman parte de las RIN. Estos fondos aumentan los activos,
pero a la vez incrementan los pasivos de corto plazo, teniendo un efecto nulo
en las reservas internacionales netas.
Por
otro lado, si en su comentario el autor se refiere a los préstamos externos que
recibió el gobierno en el marco del Acuerdo, en las distintas cartas de
intención firmadas con el FMI queda claro que el destino de esos fondos ha sido
financiar el Presupuesto Nacional. Por tanto, estos préstamos se registran como
financiamiento por debajo de la línea en las cuentas fiscales y no como
reservas internacionales. De hecho, en el Acuerdo recién finalizado las metas
de reservas se establecieron tomando como referencia las RIN Consolidadas que
excluyen de las reservas netas a los desembolsos del Fondo al gobierno.
Lo
cierto, Señor Director, es que la acumulación de reservas de los últimos siete
años nada tiene que ver con un incremento ficticio vía préstamos. Más bien, ha
sido posible gracias a que la confianza de los inversionistas internacionales
en nuestro futuro económico ha incrementado la Inversión Extranjera Directa
(IED) a niveles históricos. Otro factor que ha jugado un rol de importancia en
el aumento de las reservas ha sido el retorno al país de los capitales que
habían sido expatriados durante los difíciles años de la crisis bancaria. Lo
más importante de todo es que el proceso de acumulación de reservas se ha
llevado a cabo sin sobresaltos cambiarios y manteniendo en todo momento la
preciada estabilidad macroeconómica. En materia cambiaria, lo importante es que
el tipo de cambio refleje las condiciones del mercado y esté en línea con los
fundamentos de la economía. Al respecto, uno de los reportes del staff del FMI
durante el recién finalizado Acuerdo Stand-by determinó que el tipo de cambio
en República Dominicana está acorde con dichos fundamentos.
Creo
honestamente, Señor Director, que el artículo del economista y amigo García
Michel nos invita a la reflexión y nos convida a seguir escudriñando en la
información disponible con el objetivo de establecer metas de reservas
alcanzables para el país, cuidando de no provocar contingencias que puedan
afectar el equilibrio macroeconómico. Ciertamente, al referirnos a estos temas,
no lo hacemos, como no lo hemos hecho en el pasado, con el ánimo de polemizar y
crear controversias. Nos mueve el convencimiento de que es nuestro deber
hacerlo para mantener debidamente edificada a la opinión pública.
En
lo adelante, no pienso referirme de nuevo a este tema por la vía pública, ya
que ésa no ha sido mi costumbre como Gobernador del Banco Central. Lo estoy
haciendo, a manera de excepción, por tratarse de aseveraciones hechas por un
antiguo miembro de la Junta Monetaria y ex funcionario del Banco Central.
Aprovecho la oportunidad para invitar al apreciado colega García Michel, a
quién sabemos animan los mejores intereses y la búsqueda de soluciones a los
problemas económicos de nuestro país, a sostener un encuentro con mi persona,
acompañado de un equipo de técnicos del BCRD para estudiar y analizar éste y
otros temas de interés. No nos creemos dueños de la verdad absoluta y nuestro
Banco Central se mantiene abierto a este tipo de encuentros porque entendemos
que el debate de ideas enriquece el acervo de conocimiento de la institución,
mejora su proceso de toma de decisiones y ayuda al cumplimiento de los
objetivos.
Sólo
queda, estimado amigo y Director, agradecer la publicación de esta carta si
usted lo cree conveniente. Con sentimientos de estima personal, se despide,
Lic.
Héctor Valdez Albizu
Gobernador
Tomado de:
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