“La clave está en los nudos donde el poder se
atasca”
Jesús fue tentado a ser corrupto y mostró que
"no debe negociarse con el mal", cree Jaume Llenas.
A la hora de enfrentarse a la
corrupción, la espiritualidad cuenta mucho. En esta conversación en la serie
sobre corrupción en la vida pública, Jaume Llenas habla sobre el efecto que
tiene una clara cosmovisión cristiana en situaciones de presión. “No se puede
negociar con el mal”, opina. No tener unos valores claros hace imposible la
tarea de mantenerse íntegro.
“Jesús es el
modelo a seguir porque él mismo fue tentado en varias ocasiones… no vivió una
vida ajena al riesgo de la corrupción”,
explica Jaume Llenas en su segunda entrevista con Pedro Tarquis,
director de Protestante Digital. En el desierto, por ejemplo, se le ofreció a
Jesús poder si aceptaba “un atajo para
conseguirlo a costa de rendirse ante el mal” . Eso, cree Llenas, es la esencia
de la corrupción.
El licenciado en Derecho, pastor evangélico y secretario
general de la Alianza Evangélica explica que es la propia figura de Jesús quien
marca el camino. Él mismo vivió la presión de cerca, con gente de su propio
círculo: “Había dos seguidores que pedían influencias para sentarse junto a él
en el trono”, por ejemplo. En los evangelios queda claro, sin embargo, que
mantuvo la “integridad en medio del conflicto” y se negó siempre a tomar “el
camino más corto que todos desearíamos alguna vez”.
DECISIONES… ¿ACTIVAS O PASIVAS?
La corrupción
puede ser un estado, pero se muestra claramente cuando hay que tomar decisiones
. Haciendo referencia a Martin Luther
King , que hablaba del “silencio de los buenos”, Llenas recuerda que no actuar
también es, de hecho, una decisión. “Cuando los buenos callan, el mal
prolifera”, así que es necesario que la iglesia cumpla su función de “denunciar
constantemente el mal”.
“No tenemos un territorio intermedio”, insiste Llenas. La iglesia tiene que ser visible incluso en
“organismos nacionales o internacionales” que luchen para frenar la corrupción.
Sin dejar de lado la predicación del evangelio
(“que es la primera de las herramientas”), hay que “intervenir en los
nudos en los que el poder se atasca”.
John Stott , autor
ampliamente reconocido por su capacidad de conectar fe con cultura, decía que
los evangélicos se habían “especializado en poner ambulancias en los cruces
peligrosos para cuidar a los que chocan”, pero que lo que deberían hacer es
“poner un semáforo”.
IMPORTANCIA DE FOROS DE REFLEXIÓN
Es necesario que los cristianos vuelvan a preguntarse si
su lugar de trabajo, el barrio en el que viven o la política pueden enfocarse
bíblicamente. Son muy necesarios espacios en los que “se genere opinión,
respuestas a partir de las Escrituras”, cree. Y apunta a un problema de base:
“Desgraciadamente
hemos vivido una especie de división entre lo sagrado y lo secular que nos ha
hecho mucho daño” . Se ha dejado de hablar en las iglesias de temas importantes
por considerarlos fuera del área de lo espiritual. La realidad, sin embargo, es
que “todo es sagrado porque Él es el Señor de todo”, afirma Llenas.
“Lo que la cruz representa como derrota definitiva del
mal, nosotros debemos trasladarlo a nuestra vida diaria, a nuestras decisiones
prácticas a la realidad de los lugares donde vivimos”.
Los cristianos
deberían preguntarse: “¿Son lugares diferentes nuestros pueblos o barrios
porque nosotros estamos ahí?”.
¿CORRUPCIÓN EN LAS IGLESIAS?
Durante la
entrevista, surge la cuestión de la existencia de líderes cristianos que se
acercan al autoritarismo. ¿Es posible ver entre los evangélicos a líderes que
se levantan como incuestionables y caen en el abuso de poder?
Es posible, cree Llenas, y explica que cualquier
cristiano puede corromperse cuando
“vivimos más de este lado de eternidad que del otro” . “El riesgo de
caer en la corrupción es mayor cuando dejamos de vivir como peregrinos y
empezamos a vivir sólo como ciudadanos de este lado de la eternidad, como
ciudadanos de este reino”.
LO QUE LA SOCIEDAD ESPERA
“Si dejamos de ser sal, si la iglesia deja de ser
iglesia, no sólo somos nosotros los que perdemos, sino también la sociedad”,
cree Llenas. Es cuestión de identidad, y para recuperarla debemos “volvernos
seguidores de Jesús” en todas las áreas de la vida, también en la lucha contra
las estructuras corruptas.
“Debemos ser responsables del lugar en el que Dios nos ha
puesto, ser luz para la sociedad, ser sal y atrevernos a hablar de algo más que
de las ‘cosas de iglesia’”, concluye. “Esta sociedad tiene esperanzas puestas
en nosotros, de que seamos una voz de denuncia. Debemos responder a nuestro
llamamiento de parte de Dios pero también a lo que espera y necesita la
sociedad que nosotros seamos”.
Autores: Joel Forster
No hay comentarios:
Publicar un comentario