viernes, abril 05, 2013

Desde mi estudio / De banqueros e industriales



Desde mi estudio
Trabas estructurales o el círculo de las culpas
Por Milton Tejada C.
Se encontraron ellos: los banqueros, el Superintendente de Bancos –Rafael Camilo-, líderes y dirigentes de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD). Elegantemente vestidos discutieron sobre cómo eliminar o reducir las trabas que tiene el sector industrial para el acceso a financiamiento competitivo. Los industriales señalaron, entre las dificultades, algunos aspectos de las normas que rigen el tema, especialmente plasmadas en el Reglamento de Evaluación de Activos (REA).
Sin embargo, el tema, según Camilo, no es sólo bancario. Aseguró que en la economía dominicana hay “causas estructurales” que impiden que el sector industrial tenga un mayor acceso al financiamiento “y no las regulaciones oficiales al respecto”.
"Falta de competitividad, problemas en el sector eléctrico, problemas de apalancamiento de créditos", fueron algunas de las trabas que Camilo llamó estructurales. Ligia Bonetti, presidenta de la AIRD, captó el argumento de Camilo, pero indicó que es necesaria una mayor flexibilización de algunos reglamentos. Es el círculo de la culpa. Lo importante, sin embargo, no es tanto el círculo sino qué pueden hacer los actores económicos y políticos para romperlo o para convertirlo, como dijo algún teórico, en un “círculo virtuoso” y no fatídico como lo es en la actualidad.

La exposición de la AIRD

En la exposición de la AIRD ante banqueros y el Superintendente de Bancos, señalaron que en el 2012 el sector industrial representó el 27.55% del PIB. Consideraron que el sector industrial es importante porque:
·         Promueve encadenamientos productivos;
·         Es el mayor generador de empleos formales de la economía dominicana;
·         Ahorra divisas al país al reducir la necesidad de importaciones de productos terminados;
·         Es destino por excelencia para la eventual colocación de crédito bancario, una vez desaparezcan los instrumentos de inversión públicos actuales.

El financiamiento que recibe el sector ha ido decreciendo –en términos porcentuales- constantemente. De marzo del 2010 a Noviembre del 2012 bajó de 7.32% a 6.49%, mientras que el crédito al consumo pasó de 21.28% a 23.0%. “Es más fácil conseguir financiamiento para un automóvil, que para una maquinaria”, es la conocida queja en este sentido.

Algunas de las causas indicadas por la AIRD para esta situación son: falta de mecanismos eficientes de financiamiento a largo plazo; limitado desarrollo de mercado de valores; elevados márgenes de intermediación financiera, y rigidez del REA, el cual no segmenta los sectores por su naturaleza de riesgo al momento de su aplicación.

Y sí, los industriales también hablaron de “estructurales”, pero refiriéndose a trabas, no a causas. Entre estas trabas señalaron la carencia de un siste.ma de avales crediticios especializados para el riesgo industrial, así como la falta de un sistema de evaluación de riesgo focalizado en el sector y sus diferentes subsectores.

Fue entonces cuando enarbolaron las propuestas del 2do. Congreso de la Industria Dominicana, entre ellas: la adecuación del REA (lo cual tiene múltiples aspectos que deben ser considerados y que son indicados por los industriales); desarrollo de un banco de promoción a la producción y las exportaciones; desarrollo de un sistema nacional de sociedades de garantía recíprocas, entre otras propuestas.

Al final, los industriales enarbolan un espíritu de búsqueda de soluciones a las causas de la situación, sean estas estructurales o no. Es por esa razón que terminan con preguntas su conversatorio con los banqueros. Y sus preguntas son:
1.       Qué debe hacer el Gobierno para mejorar el acceso al financiamiento al sector industrial?
2.       Qué puede hacer el sector financiero para mejorar la oferta de crédito al sector industrial?
3.       Qué debe hacer el sector industrial para incrementar su acceso a financiamiento?

“Estructurales”, sí, pero que estas causas no se queden encerradas en el círculo de las culpas ajenas, porque entonces Sartre tendría razón: el infierno son los otros.

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