¿Por
qué nos disgustamos?
Carlos
Scott / Protetante Digital
“Pero esto disgustó mucho a Jonás y lo hizo
enfurecerse” Jonás 4:1.
“Así que oró al Señor
de esta manera: -¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba
en mi tierra? La ciudad de Nínive se arrepintió, pero esto “disgusto mucho a
Jonás y lo hizo enfurecerse”. Se irritó. Uno de los problemas que tenemos es nuestro
etnocentrismo.
1. NO PODEMOS TOLERAR UN AMOR TAN AMPLIO
Se revelan los
sentimientos de Jonás y los motivos de su acción. La queja del “siervo” Jonás
no es porque duda del amor de Dios sino porque su amor es demasiado amplio. No
quiso ir a Nínive porque conocía el amor de Dios y la amplitud de ese amor le
causaba disgusto. “Por eso me anticipe a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú
eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que
cambias de parecer y no destruyes” (Jonás 4:2 b). Cuando no aceptamos un amor
tan amplio nos embarcamos en sentido contrario.
2. DIOS NO ES COMO NOSOTROS PRETENDEMOS
“Jonás salió y acampo
al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver
que iba a suceder con la ciudad”. Jonás conocía el amor divino y sospechaba que
Dios perdonaría a Nínive. Su teología era correcta pero la fórmula que él
declara, se le vuelve a sí mismo como fórmula de acusación porque desobedece.
Se escapa a la Tarsis teológica. Dios quiere de nosotros, más que una buena
teología, una correcta obediencia. Cualquier teología que lleve a la
desobediencia o sirva para evitar la obediencia, es mala teología.
Corremos el riesgo de
ser como Jonás, sentarnos a lamentarnos que Dios no es como nosotros
pretendemos y usar la palabra de Dios para justificar la desobediencia.
3. LAS COSAS NO SALEN COMO QUEREMOS.
“Jonás salió y acampo
al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver
que iba a suceder con la ciudad” “Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor
dispuso una planta. La cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su
sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta”. (Jonás 4:5-6)
Jonás espera ver la
destrucción de la ciudad y se sienta a esperar. La choza le da sombra pero no
lo libra de su malestar. Dios provee una planta que le dará sombra y el
resultado es que “Jonás se alegró muchísimo” pero Dios todavía no está
satisfecho con Jonás.
“Pero al amanecer del
día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera y la planta se marchito”
“Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol
hería a Jonás en la cabeza, de modo que este desfallecía” “Con deseos de
morirse, exclamo: ¡Prefiero morir que seguir viviendo! Pero Dios le dijo a
Jonás: ¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta? – ¡Claro que la tengo!
Le respondió - ¡Me muero de rabia! El Señor le dijo: “Tú te compadeces de una
planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra
pereció.Y de Nínive, una gran ciudad donde hay... personas que no distinguen su
derecha de su izquierda,... ¿no habría yo de compadecerme? (Jonás 4: 6-11)
Muchas veces nos
parecemos a Jonás en su enojo, testarudos y porfiados. Si algo sale mal nos
enojarnos mucho. Un proyecto que no se da, alguien nos falla, no logramos la
posición que pretendíamos, una enfermedad, un problema en la familia o la
iglesia, un desperfecto en la casa o un choque con el vehículo y nos enojamos.
4. NECESITAMOS EXPERIMENTAR LA GRACIA DE DIOS
Dios nos da una
lección por medio de su Gracia. Significa estar siempre agradecidos, cuando
crece la planta y cuando la planta se seca. A veces “no somos agradecidos” con
todo lo que “ya tenemos”. Nos olvidamos de todas las bendiciones.
Cuando la planta se
seca puede ser señal del cuidado de Dios y no es menor que cuando la planta
crece. Las plantas secas pueden ser señales que Dios está trabajando en el
proceso de la vida para que veamos otra dimensión. Dios quiere llevarnos a un
nivel más profundo de confianza en él. Que demos nuevos pasos de Fe y
compromiso para hacernos solidarios con un mundo de necesidad, donde el sol
abrasa y no hay calabaceras con que cubrirse.
La
vida del cristiano debe ser una vida que siempre se está ampliando. Es ver la
amplitud de su amor por las necesidades no alcanzadas de los menos alcanzados y
actuar en consecuencia.
Tal vez sentados frente a nuestras plantas secas Dios nos diga: “te dueles por
esta dificultad ¿y no ves que yo me duelo por las grandes dificultades y
dolores del mundo al que té envío? Si todo fuera alegría, paz y bienestar
general nos olvidaríamos del resto del mundo.
Jonás “el profeta,
pastor o siervo” se sentó esperando que Dios cediera en su manera de pensar,
mientras tanto Dios está esperando por miles de Jonases que cedan y que cambien
en su manera de amar. Dios mira por los débiles e indefensos. Los israelitas se
reservaban todos sus privilegios y derechos en su relación con Dios pero no se
unieron a la misión de Dios en el mundo. A nosotros nos puede pasar lo mismo.
Ni una palabra se nos
dice acerca de la respuesta de Jonás. Lo importante no es lo que Jonás
respondió sino lo que hoy respondemos en situaciones semejantes. El final de la
historia está a nuestro cargo.
PREGUNTAS
PARA LA REFLEXIÓN
¿Qué es lo que me hace
disgustar mucho? ¿Suelo quejarme y estar irritado?
¿Qué actitud suelo
tomar con aquellas personas que son diferentes a mi manera de pensar? ¿Somos
amplios y generosos en amar, aceptar y perdonar? ¿En relación con mis enemigos?
¿Soy bondadoso, compasivo y lento para la ira?
¿Solemos ser
agradecidos con Dios y nuestro prójimo? ¿Cómo reacciono cuando las cosas no
salen como pensábamos? ¿Cuál es la lección de la Gracia? ¿Qué espera Dios de
nosotros?
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