Los envejecientes… ¿Carga o recurso?
Milton Tejada
C.
Los
envejecientes… ¿Una carga o un recurso? Esta pregunta la formulé
a través de Facebook (25 de agosto, 2017), recibiendo múltiples y variadas
respuestas que compartiré al final de este artículo. La motivó el lanzamiento
por parte del Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (CONAPE) de los
premios “Ejemplos de Vida” con el objetivo de “reconocer y dignificar a los adultos mayores que aún se encuentran
activos en el ámbito laboral”, con motivo de que el 1º. de Octubre se
celebra el Día Internacional del Adulto Mayor.
Aunque el esfuerzo realizado por CONAPE es bueno y
conduce a llamar la atención sobre ese “oro gris” que en múltiples ocasiones no
es valorado a nivel empresarial, lamenté mucho que dicho reconocimiento se
circunscribiera al ámbito laboral, pues conozco muchísimos adultos mayores
activos en la familia, en las iglesias, en las asociaciones sin fines de lucro,
en la actividad social y política.
Quiero aprovechar el llamado del CONAPE y la pregunta que
hicimos en Facebook para reflexionar sobre las característica del
envejecimiento como etapa evolutiva de la persona humana.
Cambiando
los parámetros
Hasta hace poco tiempo, la preocupación fundamental en los
estudios sobre la vejez fue la de prevenir o remediar las pérdidas que pueden
comprometer la salud, el bienestar o la autonomía de las personas mayores
(Villar, 2013).
Ha sido una perspectiva centrada en pérdidas, fortalecida
como si fuese un círculo, por presupuestos sociales que ven en el
envejecimiento una edad de limitaciones crecientes y que ubican a los adultos mayores como una carga cada vez mayor, tanto para
las familias como para la sociedad. Esta
visión se fundamenta en estereotipos tradicionales que colocan esta etapa del
desarrollo de la persona como una etapa de declive, dependencia y pasividad (Thornton,
2002; en González-Celis Rangel y Mendoza Madrigal, 2016).
Sin embargo, cada día más este concepto es cuestionado
–primero desde la propia realidad y luego desde la investigación-.
Rowe y Kahn (1987; en Triadó, Carme y Villar, Feliciano
2014) utilizan el concepto de “envejecimiento
con éxito” y establecen tres criterios: baja probabilidad de padecer
enfermedades y discapacidades asociadas a ellas (es decir, presencia de salud
física), capacidad funcional alta (tanto desde el punto de vista físico como
cognitivo) y una implicación activa con la vida. Coincido con Villar (2013),
quien indica que estos criterios.
Un enfoque distinto es aportado por M. Baltes y
Carstensen, 1996; M. Baltes y P. Baltes, 1990; Freund y Riediger, 2003 (en
Villar, 2013) para los que el envejecer con éxito sería “equivalente a sacar el máximo partido de los recursos de los que se
dispone en cada momento, pero sin niveles o estados universales que alcanzar”.
Es un enfoque muy trabajado desde las teorías
del ciclo vital, de las cuales soy deudor (aunque siempre relativo), uno de
cuyos representantes clave es Erik Erikson.
Cumming y Henry (1961; en Villar, 2013), reaccionan con
su “teoría de la actividad” que
sostiene todo lo contrario de ese ver a los adultos mayores como carga: los mayores no sólo no desean desvincularse,
sino que, si se les ofrecen oportunidades para ellos, tratan de seguir activos
y sustituyen roles perdidos por otros nuevos. Esto promovería la satisfacción y
el bienestar en esta etapa vital.
Otra teoría, la del “envejecimiento
productivo”, heredera de la teoría de la actividad, tiene la virtud de
destacar elementos cuantificables, reivindicando el valor de los mayores ante
la sociedad. Actividades generativas como cuidado de los nietos o de otros o
tareas del voluntariado, pueden ser entendidas dentro de esta visión (Miralles,
2011). También este enfoque contribuye a la discusión de elaboración de
políticas sociales y se inscriben dentro de lo que la Organización Mundial de
la Salud (2002) define “envejecimiento
activo”: “el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación
y seguridad para promover la calidad de vida a medida que se envejece”.
Hicimos este brevísimo recorrido para tratar de
evidenciar que “todo punto de vista es al vista desde un punto” (Leonardo Boff)
y que la visión que promovamos desde instituciones como el CONAPE y en la
sociedad marcarán no sólo un marco para el desarrollo personal de los adultos
mayores, sino también un marco para una sociedad inclusiva, como la definió la
OMS.
En lo particular, asumo que los envejecientes son un
recurso, no solo en el sentido emocional sino también en sentido productivo
(una de cuyas facetas busca reconocer CONAPE). Sin embargo, el si-mismo con el
que se visualizan muchos adultos mayores es afectado negativamente por el
contexto. Modificar el contexto cargado de estereotipos y prejuicios es
contribuir a modificar la situación de una sociedad en que, para el 2050, uno
de cada cinco habitantes tendrá más de 60 años.
Desde
las redes
Les comparto algunas de las respuestas dadas por mis
amigos de Facebook (muchas gracias por interactuar en esa plaza grande que son
las redes sociales). Tuve la tentación de organizarlas por categorías (por
ejemplo: las que consideran a los adultos mayores como un recurso, las que
apuntan a considerarlos como una carga, y las que condicionan su respuesta: son
un recurso, pero… o son un recurso, si…), pero me abstuve. Es preferible que
mis lectores hagan sus propias agrupaciones, saquen a flote sus juicios y
prejuicios –y en múltiples ocasiones, hasta sin quererlo, su historia personal,
sus vivencias-.
·
La experiencia no se improvisa, fuimos
jóvenes y sabemos cómo anda la cabeza en cada etapa de la vida (un adulto
mayor);
·
Existe una diferencia entre envejecer y
hacerse viejo. Envejecer comprende todos los cambios biológicos que se producen
con el paso del tiempo. El ritmo de envejecimiento biológico varía de una
persona a otra, puesto que algunos órganos envejecen antes que otros. Asimismo,
en la actualidad se está observando la influencia de factores genéticos y
ambientales sobre el envejecimiento. En cambio, hacerse viejo es un concepto
social que provoca sentimientos poco relacionados con el proceso biológico de
envejecer.
No resulta
sorprendente que las mujeres padezcan estos sentimientos, ya que socialmente se
suele discriminar a las mujeres mayores. Pero en las culturas tradicionales
tienden a valorar mucho a las personas ancianas y son tratadas como fuentes de
sabiduría que se debe transmitir a las siguientes generaciones; a menudo se
considera a las mujeres mayores «sanadoras».
Entiendo que
va a depender de como llevaron su vida y asumieron sus responsabilidades antes
de llegada a esa etapa, podrían ser carga, o recurso…
·
Cierto, será lo que cada persona haya hecho
con su vida: Carga si no tiene nada que aportar, y un valioso recurso si la
persona es una cofre de sabiduría y conocimientos por compartir;
·
¡Un refugio! ¡Cuánto me encantaba escuchar
las historias de mi abuela!
·
Voy a responderte con una anécdota. Pasamos a
principios de año por Philisburg, St. Martin Neerlandés, y nos detenemos en una
tienda de artesanía, donde nos atiende una envejeciente, dominicana, con quien
entablamos la conversación habitual que uno suele tener con su gente cuando se
encuentra en el extranjero. Lo que esta humilde señora nos dice, se me graba y
lo recuerdo palabra por palabra: "estoy
trabajando porque quiero, porque no me voy a arrinconar sintiéndome todavía
fuerte y útil, pero como paso de 65 años y estoy nacionalizada ya tengo mi
pensión de la que puedo vivir sin tropiezo. No la busqué, me salió
automáticamente por mi edad. Aquí los viejos tenemos preferencia en el pago de
los servicios, el transporte”. Yo veo esto aquí y lo comparo con mi querida
Quisqueya y lo que me da es gana de llorar. Tengo hermanos y sobrinos que los
vi nacer y tú los ve unos viejitos cayéndose, que al lado mío puede creerlos
mis padres: llenos de arrugas y arañando los chelitos para malvivir. Entre mi
familia, amigos y conocidos no sé de ninguno que tenga una pensión, porque allá
eso es un lujo de unos cuantos. Yo veo este pedacito de tierra, que no produce
de nada, que solo vive del turismo, y ustedes ven cómo vive la gente: tiene
asegurada educación, salud, tiene con qué comer mal que bien, pero no pasa
hambre. Y yo veo mi querido país tan rico, con tantos recursos, minas, oro y de
todo, con un grupito nadando en la abundancia y casi todo el mundo pasando las
de Caín...(no sé si esta última parte es del amigo que me respondió o de la
señora de la historia, nota MT).
·
Es un recurso familiar desde el punto de
vista afectivo. Jamás debiera verse como una carga, por razones humana en el
núcleo familiar. Ahora bien, hay duras realidades cuando nuestro envejeciente
carece y a la vez es vulnerable biológica y económicamente. Siendo realista
ellos sufren y nosotros sufrimos sus padeceres.
·
Un recurso para la comunidad y la integridad
familiar. Nos puede apoyar a conocer la comunidad y su gente...quiénes vinieron
primero, cómo se desarrollaron y quiénes fueron los pioneros en diversas
acciones, primer bombero, primeros rezadores… otros.
Como ente
integrador y de unidad familiar, lo menos que pueden hacer los abuelos es
contarnos viejos cuentos y canciones de antaño, especialmente cuando se nos va
la energía eléctrica…
·
¡Una mina de conocimientos que nos acorta el
camino!
·
Yo digo que depende. Porque uno se ponga
viejo, no tiene que ser una carga o inútil. Pero hay gente que le hacen la vida
imposible a otras y no aportan nada (como pasar tiempo con los nietos, seguir
tradiciones, contar cuentos o historias, etc). Gente egoísta. Esos si son una
carga.
·
Eso depende con el cristal con que lo mire. Por
ejemplo, mi abuelita de parte de mami, la única que queda viva, daría mi vida
porque dure muchos años más de vida, tiene 94 años y cuando estoy con ella me
llena de paz, amor y mucha alegría e igual eran mis otros abuelos… La amo con
locura, critico mucho esos hijos que llevan sus padres a hogares de atención
sólo porque no tienen tiempo para cuidarlos o simplemente son un problema, pero
olvidan en tiempo pasado cómo sus padres se dedicaron en cuerpo y alma para que
hoy sean ente en la actual sociedad que hoy estamos viviendo… ¡que vivan los
ancianitos bellos hermosos!
·
Un recurso... siempre tienen algo que aportar
(experiencia, sabiduría, vivencia, conocimiento). Si lo vemos como carga es porque
no sabemos aprovechar ese recurso.
·
Los envejecientes son un recurso muy valioso.
Tienen la experiencia, conservan la memoria histórica. Dichoso aquel que tiene
sus viejos en su alrededor. Yo…soy un dichoso...
Referencias:
González-Celis Rangel, A.L. y Mendoza Madrigal, V. (2016) Comportamiento generativo y su efecto en la
calidad de vida en adultos mayores. Revista Electrónica de Psicología
Iztacala. 19 (1). UNAM. Contribuido de: http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol19num1/Vol19No1Art9.pdf
Miralles, I. (2011). Envejecimiento Productivo: Las contribuciones de las personas mayores
desde la cotidianidad. Trabajo y sociedad, (16), 137-161.
Contribuido de: http://www.scielo.org.ar/pdf/tys/n16/n16a09.pdf
Organización Mundial de la Salud (2002) “Envejecimiento activo: un marco político”. En Revista Española de
Geriatría y Gerontología, 37(S2): 74-105.
Triadó, Carme y Villar, Feliciano.
La psicología del envejecimiento: conceptos, teorías y métodos, en Triadó,
Carme. Psicología de la vejez. España: Larousse – Alianza Editorial, 2014.
Villar, F. (2013). Hacerse
bien haciendo el bien: la contribución de la generatividad al estudio del buen envejecer. Informacio psicologica, (104), 39-56.
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