ESCUCHANDO
Claves
para convertir a tu hijo en un experto emocional
Rafael Guerrero |
ESCUCHANDO es
un complemento de FICHAS DE LECTURA. En
este caso lo que hago es escuchar conferencias, la mayor parte de ellas ya está
colgada en la red. De muy diversos temas. Y tomar ideas que me parecen
relevante para mi labor de Consejería y de entender el mundo. Las ideas
recogidas puede que no sean textuales. Las negritas y lo destacado es mío. Las notas provienen tanto de escuchar la conferencia como de leer la transcripción.
Una fuente que disfruto es el proyecto
del BBVA-El País: ‘Aprendemos juntos’. Hoy he escuchado a Rafael Guerrero, Licenciado en Psicología Clínica y de la Salud por
la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Educación.
“Existen varias
herramientas que podemos dar al niño para que sepa identificar, nombrar y
expresar sus emociones. Debemos legitimarlas: si nuestro hijo nos habla de algo
que le preocupa no podemos racionalizar, sino escuchar y atender hasta que
encuentre el equilibrio emocional”, afirma el psicólogo. Y advierte de la
importancia del “otro” en el aprendizaje de habilidades sociales. “La empatía
no solo se puede, sino que se debe enseñar. Y para ello es importante no solo
lo que decimos, sino lo que hacemos”, nos dice en la
conferencia Rafael Guerrero. Escuchada en YouTube. Contribuido de: https://www.youtube.com/watch?v=UFTo6IVRD4Q
(8 de Abril, 2020).
1.
Hace
falta una tribu entera para desarrollar a un niño, más bien: hace falta una buena tribu. «No os
preocupéis por lo que les decís a vuestros hijos, preocuparos de lo que hacéis»
(Teresa de Calcuta).
2.
¿Hasta qué punto es necesario que un niño se frustre y aprenda a frustrarse? Es
tremendamente necesario. No podemos esperar que si les solucionamos todas las
situaciones de frustración, de sufrimiento, nuestros niños sean capaces de soportarlas
luego cuando se independicen, se vayan de nuestro lado. La frustración es rabia
(una emoción) más conocimiento (una causa). Y hay que darle al niño estrategias
para gestionar sus emociones, negativas y positivas.
3.
Los niños tienen que aprender a
autorregular sus emociones. Aprender significa que son
enseñados. Clave: 1. Para yo heterroregular a un niño (es decir, regularlo
desde fuera) tengo que autorregularme yo, gestionar mis emociones; 2. Tengo que
enseñarle, esto requiere mucha paciencia; 3. Ya el adolescente sabe
autorregularse.
4.
En cuanto a las emociones, los padres estamos llamados a: conocerlas, reconocerlas,
validarlas, aprender a gestionarlas…. Lo sabes? Y un punto clave, a su
nivel y el tuyo, reflexionar. Y darle una narrativa. Explicarle, a su nivel y a
su momento.
5.
¿Estamos dando a nuestros hijos lo que ellos
necesitan? ¿Estoy respondiendo a sus necesidades? (Responsividad). Tenemos que diferenciar entre necesidades y deseos,
y más todavía: entre lo que yo creo que son sus necesidades y las que son
necesidades reales para su desarrollo. Menciono algunas:
·
Seguridad y
la protección. Nuestros niños necesitan desarrollarse en
entornos de seguridad y de protección. Somos los responsables de que suplan
esta necesidad.
·
Autonomía. Todo tiene
su momento. La autonomía se va construyendo poco a poco. Cuando el adolescente
es heterroregulado (se regula él mismo) tiene mayor autonomía que el niño, que
todavía no gestiona sus emociones.
Seguridad-protección
y autonomía son dos caras de la misma moneda.
·
Descodificación: explicarle
a los niños lo que está ocurriendo o lo que ha ocurrido. Es contar el cuento de
lo ocurrido, es darle un relato.
·
Necesidad de
ser vistos. Por ejemplo, cuando decimos que un niño tiene una
baja autoestima, hay que revisar un poquito si esta necesidad ha sido satisfecha
(ser respetado, confiar en ellos).
·
Ser
explícito en el cariño a nuestros hijos. No hay que darlo por hecho.
Tienen necesidad de que seamos explícitos. Y en cada edad y hasta para cada
niño es diferente.
6.
Aprendamos a legitimar
en el 100% de los casos las emociones de nuestros hijos. Implica que yo
permito que mi hijo no solamente experimente la emoción, sino que la pueda
expresar. Siempre dentro de unos límites.
No les demos categoría moral (no son buenas ni
malas, simplemente son). El punto clave está en enseñarles a gestionarlas,
no a negarlas. Las emociones no se pueden criticar porque yo no las he elegido,
mis hijos no las han elegido, simplemente surgen.
7.
¿Qué opinar de una madre o de un padre que ante la
rabia que siente su hijo le aconseja: “Pero no llores, que no es para tanto”?
Lo que para ti parece una tontería, para tu hijo puede ser un gran problema. El
no espera que tú lo trates como tontería.
8.
La mamá superniña o el papá supermán…No! Basta con
ser suficientemente bueno. Vulnerables.
9.
La sobrevaloración
de los resultados académicos. “Si tú cumples con mis expectativas que yo te
he puesto como padre, tienes todo mi cariño, pero si no cumples con ellas te lo
retiro, no te hago caso, hoy dejo de ser tu padre, hoy no juego contigo. Y eso
es tremendamente hiriente, eso va directo a la autoestima y hace polvo a los
niños”. El niño es como es, no cómo tú
quisiera que fuera.
10.
El efecto Pigmalión. «Tanto si crees que puedes
como si crees que no puedes, estás en lo cierto». Expectativas. Mirada incondicional.
11.
“No juzgar a
nuestros niños. Por supuesto que podemos criticar sus conductas, sus acciones.
Faltaría más, ¿no? Pero no es lo mismo criticar la conducta que criticar a la
persona”.
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