jueves, abril 09, 2020

Escuchando / Los niños y las emociones


ESCUCHANDO
Claves para convertir a tu hijo en un experto emocional

Rafael Guerrero
ESCUCHANDO es un complemento de FICHAS DE LECTURA. En este caso lo que hago es escuchar conferencias, la mayor parte de ellas ya está colgada en la red. De muy diversos temas. Y tomar ideas que me parecen relevante para mi labor de Consejería y de entender el mundo. Las ideas recogidas puede que no sean textuales. Las negritas y lo destacado es mío. Las notas provienen tanto de escuchar la conferencia como de leer la transcripción. 
Una fuente que disfruto es el proyecto del BBVA-El País: ‘Aprendemos juntos’. Hoy he escuchado a Rafael Guerrero, Licenciado en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Educación.
“Existen varias herramientas que podemos dar al niño para que sepa identificar, nombrar y expresar sus emociones. Debemos legitimarlas: si nuestro hijo nos habla de algo que le preocupa no podemos racionalizar, sino escuchar y atender hasta que encuentre el equilibrio emocional”, afirma el psicólogo. Y advierte de la importancia del “otro” en el aprendizaje de habilidades sociales. “La empatía no solo se puede, sino que se debe enseñar. Y para ello es importante no solo lo que decimos, sino lo que hacemos”, nos dice en la conferencia Rafael Guerrero. Escuchada en YouTube. Contribuido de: https://www.youtube.com/watch?v=UFTo6IVRD4Q (8 de Abril, 2020).

1.   Hace falta una tribu entera para desarrollar a un niño, más bien: hace falta una buena tribu. «No os preocupéis por lo que les decís a vuestros hijos, preocuparos de lo que hacéis» (Teresa de Calcuta).

2.   ¿Hasta qué punto es necesario que un niño se frustre y aprenda a frustrarse? Es tremendamente necesario. No podemos esperar que si les solucionamos todas las situaciones de frustración, de sufrimiento, nuestros niños sean capaces de soportarlas luego cuando se independicen, se vayan de nuestro lado. La frustración es rabia (una emoción) más conocimiento (una causa). Y hay que darle al niño estrategias para gestionar sus emociones, negativas y positivas.

3.   Los niños tienen que aprender a autorregular sus emociones. Aprender significa que son enseñados. Clave: 1. Para yo heterroregular a un niño (es decir, regularlo desde fuera) tengo que autorregularme yo, gestionar mis emociones; 2. Tengo que enseñarle, esto requiere mucha paciencia; 3. Ya el adolescente sabe autorregularse.

4.   En cuanto a las emociones, los padres estamos llamados a: conocerlas, reconocerlas, validarlas, aprender a gestionarlas…. Lo sabes? Y un punto clave, a su nivel y el tuyo, reflexionar. Y darle una narrativa. Explicarle, a su nivel y a su momento.

5.   ¿Estamos dando a nuestros hijos lo que ellos necesitan? ¿Estoy respondiendo a sus necesidades? (Responsividad). Tenemos que diferenciar entre necesidades y deseos, y más todavía: entre lo que yo creo que son sus necesidades y las que son necesidades reales para su desarrollo. Menciono algunas:
·         Seguridad y la protección. Nuestros niños necesitan desarrollarse en entornos de seguridad y de protección. Somos los responsables de que suplan esta necesidad.
·         Autonomía. Todo tiene su momento. La autonomía se va construyendo poco a poco. Cuando el adolescente es heterroregulado (se regula él mismo) tiene mayor autonomía que el niño, que todavía no gestiona sus emociones.
Seguridad-protección y autonomía son dos caras de la misma moneda.
·         Descodificación: explicarle a los niños lo que está ocurriendo o lo que ha ocurrido. Es contar el cuento de lo ocurrido, es darle un relato.
·         Necesidad de ser vistos. Por ejemplo, cuando decimos que un niño tiene una baja autoestima, hay que revisar un poquito si esta necesidad ha sido satisfecha (ser respetado, confiar en ellos).
·         Ser explícito en el cariño a nuestros hijos. No hay que darlo por hecho. Tienen necesidad de que seamos explícitos. Y en cada edad y hasta para cada niño es diferente.

6.   Aprendamos a legitimar en el 100% de los casos las emociones de nuestros hijos. Implica que yo permito que mi hijo no solamente experimente la emoción, sino que la pueda expresar. Siempre dentro de unos límites.
No les demos categoría moral (no son buenas ni malas, simplemente son). El punto clave está en enseñarles a gestionarlas, no a negarlas. Las emociones no se pueden criticar porque yo no las he elegido, mis hijos no las han elegido, simplemente surgen.

7.   ¿Qué opinar de una madre o de un padre que ante la rabia que siente su hijo le aconseja: “Pero no llores, que no es para tanto”? Lo que para ti parece una tontería, para tu hijo puede ser un gran problema. El no espera que tú lo trates como tontería.

8.   La mamá superniña o el papá supermán…No! Basta con ser suficientemente bueno. Vulnerables.

9.   La sobrevaloración de los resultados académicos. “Si tú cumples con mis expectativas que yo te he puesto como padre, tienes todo mi cariño, pero si no cumples con ellas te lo retiro, no te hago caso, hoy dejo de ser tu padre, hoy no juego contigo. Y eso es tremendamente hiriente, eso va directo a la autoestima y hace polvo a los niños”. El niño es como es, no cómo tú quisiera que fuera.

10.               El efecto Pigmalión. «Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto». Expectativas. Mirada incondicional.

11.                “No juzgar a nuestros niños. Por supuesto que podemos criticar sus conductas, sus acciones. Faltaría más, ¿no? Pero no es lo mismo criticar la conducta que criticar a la persona”.



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