jueves, abril 16, 2020

Un profesor inolvidable


 Características de un profesor inolvidable

María José Díez Aguado, citado por Rafael Guerrero, llega a la conclusión de que hay tres características que cumplen los profesores que nosotros consideramos que han sido realmente importantes y transformadores para nosotros.
La primera característica es que son profesores que aman su trabajo. Les gusta la docencia y disfrutan mucho la docencia.
En segundo lugar, tienen un gran deseo por aprender, quieren crecer profesionalmente.
Y en tercer y último lugar, son profesores que han ayudado personalmente a sus alumnos a superar el miedo, a superar situaciones angustiosas personales, familiares, sociales. Por tanto, les han mirado incondicionalmente, les han ayudado.

Otras características que, según Rafael Guerrero, podríamos añadir:
La ternura, el principal factor que previene la violencia.
Sentido del humor, esforzándose en realizar clases dinámicas, divertidas…
Empático. Es decir, que sea capaz de ponerse en el lugar de sus alumnos, de entender sus circunstancias, que conecte su hemisferio derecho con el de sus alumnos.
Llama a los alumnos por su nombre. Esto implica tiempo, implica dedicación. Y eso el alumno, al final, lo capta y lo agradece, por supuesto.
En el caso de los niños es una segunda oportunidad para aquellos casos en donde desgraciadamente mamá y papá, por problemáticas equis, no han podido hacerse cargo o no han podido darle al niño lo que realmente necesita, el profesor ejerce esa figura, desarrollando apego, porque son figuras muy importantes para niños y niñas.
Se muestra vulnerable. Es decir, el profesor no es alguien que sabe absolutamente todo y el alumno no es alguien que no sabe absolutamente nada. En ese deseo de aprender, estoy seguro de que el profesor hace una buena labor escuchando lo que dicen los alumnos para seguir aprendiendo. Como indica Howard Gardner,  para ser buen profesor hace falta ser una buena persona, sin lugar a dudas. No podemos tener profesores excelentes que sean malas personas.

Lo expresado por Díez Aguado y Guerrero tiene validez sobre todo para niños, pero creo que también algunas cosas en nuestro ser docentes de adultos. Pondría, como punto de partida y zapata, lo siguiente:

Una persona de profunda fe en Cristo, que también se traduce en su calidad humana, pues como Cristo será humilde, persona de oración y de intensa pasión por evangelizar y dar por Gracia lo que recibió por Gracia.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me encantó