viernes, enero 05, 2024

No pospongas más

NO POSPONGAS MÁS / DILE ADIÓS A LA PROCRASTINACIÓN

Cada día tiene su propio afán. Sin embargo, en ocasiones el afán de hoy lo dejamos para mañana. Eso es posponer. Eso es procrastinar. Es vivir con la filosofía de “nunca hagas hoy lo que puedes dejar para mañana”.
Les deseamos un 2024 lleno de gozos, de alegrías, de ver
a Jesús en medio de las tormentas con la seguridad de que
podemos disfrutar de su paz y con la certeza de que estamos
llamados a crecer en amor, en justicia, en ternura, en caminar
humildemente junto a Dios (Miq 6:7-8). Son los deseos
de Ysabel y Milton.


Procrastinar es postergar, posponer: es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que debes atender y, en cambio, haces otras más irrelevantes o más agradables, por miedo a afrontar las que necesitas afrontar o por pereza, holgazanería, falta de compromiso.

Todos hemos pospuesto algo alguna vez, sin necesidad real. El mal es cuando esto se convierte en hábito. A quienes tienen este hábito se les llama PROCRASTINADORES.

El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual nos justificamos y lo posponemos.

Sin embargo, déjame decirte que, si tienes una tarea que debes abordar hoy y que es una espina, dejarla para mañana no la convertirá en una rosa.

A veces posponemos asuntos importantes de este mundo como:

  • Ir al médico
  • Tener esa reunión importante de trabajo
  • Concluir un proyecto
  • Hacer ejercicios
  • Crear hábitos saludables de alimentación
  • Mañana friego
  • Mañana hago la tarea del colegio
  • Visitar un familiar o amigo….
  • Reconciliarme con alguien con quien estoy distanciado.

En la mente: lo haré después; el lunes empiezo; ahora quiero ir a la playa…

Ahora les pregunto ¿Qué pasa cuando lo que posponemos son los asuntos del Señor? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias eternas de nuestro mal hábito de posponer?

En las Escrituras encontramos varios procrastinadores, varios expertos en posponer, le menciono solo dos ejemplos:
  • El joven que le dijo a Jesús que lo seguiría, solo que primero necesitaba atender los asuntos familiares (Mateo 8:21, Lucas 9:59-62).
  • Félix, procurador romano: 24 Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25 Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez» (Hechos 23: 24-25).
Pablo declara en 2 Corintios 6:2 “ahora es el tiempo aceptable; he aquí, ahora es el día de salvación”.

Posponer la obra del Señor para un día futuro puede resolver temporalmente cualquier problema que creamos que tenemos, pero no resolverá ese problema eternamente, solo creará problemas mayores e insuperables.

CUATRO CLAVE PARA VENCER LA PROCRASTINACIÓN

Primera clave: Mira a Dios, no tus limitaciones

A veces, creemos que escapar de la responsabilidad puede lucir como humildad.

Algo parecido le sucedió a Moisés. Cuando Dios le ordenó ir delante de Faraón para demandar que el pueblo de Israel fuera liberado de la esclavitud, Moisés no tardó en hacer una lista con todas las razones (yo diría más bien, de todas las excusas) por las que él no debería ser enviado (Éx 3:1-4:17):

Leer cómo Dios responde a Moisés es fascinante. No tiene nada que ver con la mayoría de los consejos que escuchamos hoy en día para superar nuestros temores que nos paralizan. Dios no anima a Moisés diciendo “¡Tú puedes!” o “¡No seas tan negativo!”. Dios hace que Moisés deje de verse a sí mismo y lo mire a Él. Veamos en Éxodo 3 y 4.

Moisés: ¿Quién soy yo para ir?
Dios: Yo estaré contigo (3:12)

Moisés: ¿Y si me preguntan quién me manda?
Dios: YO SOY EL QUE SOY (3:14)

Moisés: ¿Y si no me creen o no me escuchan?
Dios: Por mis señales creerán (4:3-5)

Moisés: ¡No sé hablar!
Dios: ¿Quién ha hecho la boca del hombre? (4:11)

¡Por favor, deja de mirarte a ti mismo y pon tus ojos en quien te envía!

A primera vista uno podría pensar que la actitud de Moisés era muy humilde. Él reconocía sus limitaciones y parecía contento con su labor como pastor de ovejas… no estaba buscando convertirse en el líder del pueblo de Israel.

Pero Dios no alaba a Moisés por su “humildad”. Más bien, Dios reprende a Moisés porque él no estaba escuchando lo que el Señor le decía una y otra vez: “Moisés, no se trata de ti. Yo soy el que soy”.

Aunque la labor puede ir más allá de tu capacidad, nunca va más allá de la capacidad del Señor que te envía

Cuando quiero huir de una tarea que Dios me ha mandado porque me siento incapaz, no estoy siendo humilde… estoy siendo egocéntrico, tengo la mirada puesta en mí, no en el Dios que me ha enviado.

El miedo no debe paralizarte porque, aunque la labor puede ir más allá de tu capacidad, nunca va más allá de la capacidad del Señor que te envía. Cuando sientas que tu corazón se llena de temor y empieza a buscar excusas para postergar, detente y quita la mirada de ti mismo. Ve a la Escritura y mira al Señor. Eleva una oración para pedirle que abra tus ojos a su poder, inteligencia y soberanía. Que contemplarle te llene de seguridad para caminar en obediencia y dejar de procrastinar las tareas que el Señor te llama a hacer cada día.

Segunda clave: Administra tu tiempo, ocúpate de las cosas que valen la pena

El apóstol Pablo escribe en Efesios 5:16: “Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos”. El contexto de este versículo es invitarnos a no dejar pasar ninguna oportunidad de hacer lo correcto, de obedecer, de predicar el Evangelio.

En un mundo que vive en oscuridad, nosotros somos luz… Entendamos que Dios nos prefiere ocupados en las cosas que valen la pena.

Tienes que saber esto: mientras no haces lo que Dios te ordena, abres puerta para hacer lo que ordena tu enemigo.

Hay cosas que no puedes demorar, posponer. Por ejemplo: La reconciliación con el hermano (Mateo 5:23-24); el solucionar el enojo (Efesios 4:26); el compartir el evangelio con los no creyentes (Lucas 14:21).

Algunos, cuando escuchan el evangelio y se dan cuenta de su necesidad espiritual, demoran en responder positivamente. Es el tipo más peligroso de procrastinación. La vida es corta, y no sabemos qué pasará mañana (Santiago 4:13-14).

La Biblia nos llama a no posponer la reconciliación con Dios hoy, el poner nuestra vida en orden hoy, el adorarle a EL hoy…El estar preparado HOY.

Tercera clave. Vive cada momento, vive con sentido de urgencia

Salmos 103:15-16 dice: “Nuestros días son como la hierba: florecemos como las flores del campo, pero pasa el viento sobre nosotros y desaparecemos, sin dejar ninguna huella”.

Si queremos dejar de procrastinar tenemos que vivir con sentido de urgencia.

Nuestro tiempo aquí en la tierra es limitado. Dentro de poco, la vamos a tener que dejar para siempre. Por eso, la Biblia te exhorta a sacar el máximo provecho a cada instante que te toque vivir.

Hay quienes se preocupan del día de mañana (generando ansiedad y descuidando el hoy). Jesús mismo dijo a la multitud: “No se preocupen el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas” (Mateo 6:34).

No pospongas para mañana, que ya mañana tendrá suficientes problemas. Ocúpate hoy.

No se trata de estar siempre atareados, sino de hacer que cada momento cuente, que cada momento tenga una acción y un propósito agradable al Señor.

Cuarta clave: Pide fuerzas al Señor.

Muchos pensamos en posponer porque nos faltan fuerzas, nos falta energía. No nos sentimos motivados. Vemos para otro lado y decimos: quizás mañana tenga fuerzas.

Sin embargo, déjame decirte que Dios nos da las fuerzas cuando comenzamos a hacer la tarea que nos ha encomendado. El río Jordán se detuvo solo cuando los sacerdotes pusieron el pie en él (Josué 3:13); el aceite de la viuda fluyó solo mientras ella lo derramaba (2 Rey 4:1-6).

Algunos esperan tener fuerzas para comenzar la tarea, otros comenzamos la tarea esperando ser fortalecidos. Cuando sientas debilidad, di en tu interior: A pesar de mi situación, es hoy, no mañana.
  • Anda y reconcíliate con tu hermano, no lo pospongas más.

  • Anda y predica el evangelio, no lo pospongas más.

  • Anda y hoy, HOY, entrega tu vida al Señor, no lo pospongas más.




QUE EL 2024 ¡NO TE SORPRENDA SIENDO UN PROCRASTINADOR, SINO UN HOMBRE O UNA MUJER DILIGENTE!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gloria al Señor!!!