domingo, junio 09, 2024

El chisme: un destructor

 EL CHISME

El chisme es peligroso. Una valoración de su peligrosidad nos la da Mark Twain quien dijo que "el chisme puede recorrer la mitad del mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse los zapatos”. Otra advertencia de entrada que puedo decirte es que, una vez regado un chisme, es difícil de recoger y el daño hecho permanece.

No es, por lo tanto, una práctica o conducta inofensiva. Es, más bien, destructiva, que daña las relaciones y daña la comunidad o iglesia. Y nosotros, los cristianos, tenemos advertencias serias en la Biblia al respecto. En Proverbios 16:28, se dice: "El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos".  Es decir: el chisme es una siembra de discordia, de destrucción de amistades valiosas.

La Biblia también aborda la raíz del chisme, que a menudo se encuentra en un corazón lleno de orgullo, envidia o deseo de causar daño. Santiago 3:5-6 compara la lengua con un fuego, afirmando que "así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad".

Hermano, una pequeña chispa de chisme puede causar un gran daño (como un incendio forestal de proporciones que no te imaginas y muy difícil de controlar).

La Palabra de Dios también nos habla de las consecuencias del chisme. Nos advierte sobre las consecuencias. En Mateo 12:36, Jesús advierte: "Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio". Seremos responsables ante Dios de nuestras acciones y palabras, y si tus palabras constituyen un chisme, no sé cómo te explicarás ante Dios en el juicio final.

Proverbios 18:8 afirma: "Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas". Es tanto el mal que hacen que se habla “de las entrañas”, es decir, un efecto profundo, un efecto en el corazón, afectando no solo a la persona de la que se habla, sino también a quienes escuchan y participan en el chisme.

Te sugiero que, antes algo que quiere decir de otra persona, apliques el “triple filtro de Sócrates”, una anécdota que constituye un instrumento útil para evitar el chisme. Estos tres filtros son:

•  Verdad: Preguntarse si lo que vas a decir es verdadero. ¿Estás seguro de que es cierto? Si no puedes verificar la veracidad de la información, es mejor no compartirla.

•  Bondad: Considerar si lo que vas a decir es bueno. ¿Es algo positivo o amable? Si no es algo bueno, ¿vale la pena compartirlo?

•  Utilidad: Reflexionar sobre si lo que vas a decir es útil. ¿Aporta algún valor o beneficio a la persona que lo va a escuchar? Si no es útil, entonces probablemente no sea necesario compartirlo.

Finalmente, una exhortación a vivir en integridad y amor, evitando el chisme y otras formas de maledicencia. En Efesios 4:29, Pablo instruye: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes".  Pablo también incluye el chisme como parte de una lista de comportamientos de los que debemos alejarnos. En Colosenses 3:8 advierte: "Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca".

Es decir, nuestras palabras deben ser edificantes, beneficiosas para quienes las escuchan, promoviendo la unidad y el amor, en lugar del daño, la división, el conflicto. Tenemos por misión construir y edificar. Es necesario hablar con integridad y amor, es una forma de honrar a Dios que nos lo manda en su Palabra y de fomentar relaciones saludables con los demás.

Y así tendremos vida y vida en abundancia.

GRATA VIDA.

No hay comentarios: