Martes de fe y vida
CINCO ERRORES QUE NO
DEBEMOS COMETER EN UNA RELACIÓN DE PAREJA
(O, si desea, véalo como consejos).
Les comparto unos consejos que escuché
de otra pareja. Ellos los planteaban como errores que cometemos. Y, realmente,
eso son. Tomé el “título” de cada error, editándolo a mi manera, ampliándolo,
modificándolo, pensando en ustedes, los que generalmente me leen.
¿Qué no haría si me casara o que no
volvería a hacer en mi vida matrimonial?
UNO. No esperar a que adivine qué me
pasa. Esperar que tu pareja adivine
qué te pasa es una pérdida de tiempo. Si algo te duele, te preocupa o necesitas
algo de tu pareja, dilo con amor, pero al momento. El esperar a que el otro
lo adivine por arte de magia solo genera frustración y distancia. Recuerda que el amor no consiste en leer la
mente del otro, sino en estar dispuestos a compartir pensamientos y
sentimientos para construir una conexión auténtica.
DOS. No juzgues lo que siente tu
pareja. En una relación matrimonial, invalidar los sentimientos de tu
pareja puede crear una barrera emocional difícil de superar. Decirle que
"está exagerando" o minimizar sus emociones no solo genera
distanciamiento, sino que también resta valor a la confianza. Cada emoción
tiene un propósito y refleja las vivencias, pensamientos y sensibilidad de
quien la experimenta. Por ello, en lugar de juzgar, muestra empatía,
escucha con atención y valida lo que siente tu pareja. Al hacerlo, no solo
fortaleces la conexión, sino que también construyes un espacio seguro donde
ambos puedan expresarse sin temor al rechazo. Amar también significa aceptar al
otro en su totalidad, incluidos sus momentos de vulnerabilidad.
Alfred Adler expresaba: "La
empatía es ver con los ojos del otro, escuchar con los oídos del otro y sentir
con el corazón del otro".
TRES. No digas: yo soy así. Decir
"yo soy así" puede convertirse en una barrera para el crecimiento
personal y para la evolución de la relación matrimonial. Las relaciones
saludables requieren flexibilidad y disposición al cambio. No se trata de
renunciar a tu esencia, sino de desarrollar la mejor versión de ti mismo en
beneficio de la pareja y de ti mismo. Crecer junto a tu pareja implica
escuchar sus necesidades, trabajar en tus áreas de oportunidad y adaptarte a
los desafíos que surgen en la vida compartida. Cambiar no significa perderte,
sino transformarte para amar mejor, con mayor comprensión y compromiso.
John F. Kennedy expresó: "El
cambio es la ley de la vida. Y aquellos que solo miran al pasado o al presente
seguramente perderán el futuro."
Y el apóstol Pablo, en Romanos 12:2,
indica: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados
mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la
voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta."
CUATRO. No dejen de hablarse por una
discusión. En una relación matrimonial, el silencio tras una discusión
puede convertirse en un enemigo silencioso que alimenta el resentimiento y crea
distanciamiento emocional. Aunque hablar después de un conflicto puede ser
incómodo, la comunicación abierta y respetuosa es esencial para sanar y
fortalecer la relación. Expresar lo que sientes, escuchar a tu pareja y
buscar puntos de entendimiento ayuda a evitar que el conflicto se agrave. No se
trata de quién tiene razón, sino de cómo juntos pueden superar las diferencias
y crecer como pareja. Hablar con humildad y amor siempre será la herramienta
más poderosa para restaurar la conexión. El silencio en una discusión es una
pausa que agranda el eco del conflicto.
O como nos indica Efesios 4:26-27:
"No permitan que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al
diablo."
CINCO. No amenacen con terminar la
relación. Amenazar con terminar la relación en momentos de enojo es como
construir grietas en los cimientos de un hogar. Estas palabras, aunque
fueran dichas sin intención real, crean inseguridad, miedo y desconfianza en la
pareja. Es fundamental recordar que las palabras tienen un poder inmenso:
pueden construir puentes o levantar muros. En lugar de recurrir a amenazas, elige
expresar tus emociones y preocupaciones de manera asertiva. Habla desde el
amor y el respeto, incluso en los momentos difíciles, para que la relación no
solo sobreviva, sino que crezca más fuerte a través de los desafíos. Las
palabras tienen poder. Pueden construir un sueño o destruir un corazón.
Nos aconseja Pablo: "Que ninguna
palabra corrupta salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria
edificación, a fin de dar gracia a los oyentes." (Efesios 4:29).
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