DISCÍPULOS EN MEDIO DE LA TORMENTA
Vivimos tiempos difíciles, sentimos que la barca puede zozobrar y cabe preguntarnos: cómo ser fieles en medio del vendaval
Nosotros y nuestras familias también sufren los efectos de diversas emboscadas y varios indicadores evidencian la precaria situación en que nos encontramos como sociedad: crece la violencia, se cercena la vida de otros y a los dos días ya no es ni siquiera noticia, nos inundan: el “desapego” emocional de los padres, los matrimonios incapaces de una adecuada comunicación, los adolescentes sin timón y un etcétera que prácticamente nos involucra a todos.
LECTURA DE
LA BIBLIA
¡Cuántas veces reiteramos que la biblia es la
Palabra de Dios para nosotros! Hoy en día millones de seres humanos veneran la
biblia, pero no todos la leen con igual intensidad. En Hebreos 4,12 nos dice
que la Palabra de Dios discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón. Es decir, nos dice la cantidad de luz que hay en nosotros. Los
cristianos necesitamos de ese discernimiento, necesitamos preparar nuestras
lámparas, necesitamos leer la Biblia.
Al orar, debemos leer el texto con la convicción de que Dios nos habla, en actitud
de interiorización, de discernimiento de lo que hay en nuestro corazón y en
nuestros deseos. Leer y callar para provocar el silencio que nos permita
escuchar a Dios.
Te recomiendo empezar la lectura invocando al
Espíritu Santo., leer de modo pausado y con atención el texto elegido y guardar
un momento de silencio interior, recordando lo leído, masticándolo,
comprendiéndolo.
MEDITACIÓN O QUÉ ME DICE LA BIBLIA
¿Qué me dice el texto que acabo de leer? Puedo
reflexionar cada versículo, ahondar, repetir las palabras significativas y,
finalmente, aplicar el mensaje a la vida cotidiana o a mi vida cotidiana.
Para lograr completar este
proceso de meditación, detente en el sentido de cada frase. Luego, rumia la
Palabra, uniéndola con tu vida espiritual, con tu cotidianidad (tu persona, tu
familia, tu trabajo, tu iglesia, tu matrimonio, etc.). con la pregunta de hacia
qué valores y promesas del Reino apunta.
ORACIÓN
Dios me ha hablado. He escuchado su Palabra.
Quiere conversar conmigo y estoy llamado a responder a las interpelaciones de
Dios en una actitud de adoración, alabanza, agradecimiento, perdón.
Puedo ampliar el texto con otros textos bíblicos.
Para esto podemos utilizar instrumentos como el de las Concordancias, por
ejemplo, o un conjunto de textos agrupados por tema. En segundo lugar, responder
a Dios con adoración, alabanza, agradecimiento, perdón y, finalmente, formular
un compromiso de vida espiritual, en lo externo y con el Reino (“Heme aquí,
mándame…”).
ADORACIÓN / CONTEMPLACIÓN
La contemplación y la adoración es el paso del
discípulo que se hace uno con Jesús, así como Jesús y el Padre son uno. Es
ver la realidad con la mirada y el corazón de Dios. Es zambullirse en el
misterio de Dios, gustar de Dios.
Este paso nos hace fuerte por colocarnos a
disposición del Espíritu Santo y poder proclamar con certeza: no vivo yo, es
Cristo que vive en mí…
Elige una frase como síntesis de este momento de
oración, como bandera que te anima y que puedes recordar en el camino de ser
discípulos fieles de Jesús en medio de la tormenta.
GRATA VIDA.
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