Sábados de fe y vida
Este artículo surge de una necesidad personal: duermo mal y poco. Es decir: poco tiempo y de baja calidad. Me propuse comprender esta dimensión básica de la salud y de envejecer con calidad (junto a la actividad física, la nutrición y la salud mental son cuatro patas del vivir en abundancia, es decir, de una GRATA VIDA). Además, lo remito un día anticipado porque mañana estaré “fuera del aire”.
La
ciencia es clara: quienes duermen entre 7 y 9 horas cada noche no solo
disfrutan de mejor bienestar, sino que también viven más tiempo. Dormir poco
eleva el riesgo de hipertensión, diabetes, depresión y enfermedades
neurodegenerativas. En cambio, dormir demasiado suele ser reflejo de problemas
de salud subyacentes. En ambos casos, la longevidad se ve afectada.
Cada
noche de buen descanso tu cuerpo trabaja en silencio:
- Repara tejidos y fortalece
músculos.
- Protege el
corazón,
regulando presión e inflamación.
- Limpia el cerebro, eliminando
toxinas como la beta-amiloide que favorece el Alzheimer
- Fortalece el
sistema inmune,
preparándote para resistir infecciones.
- Equilibra el
metabolismo,
ayudando a mantener un peso saludable y reduciendo el riesgo de diabetes.
- Mejora el ánimo y
la claridad mental, haciéndote más resiliente frente al estrés.
Sí, la
Biblia también ofrece reflexiones sobre el sueño y su relación con el descanso,
la paz y la confianza en Dios. No habla en términos médicos modernos, pero
sí en principios espirituales que refuerzan la importancia de dormir bien. Aquí algunas citas (NVI):
- El descanso como
regalo de Dios: “En
paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir
confiado.” (Salmo 4:8)
- El sueño
reparador viene de la confianza: “Si el Señor no edifica la casa, en vano
se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen
guardia los vigilantes. En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde,
para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados.” (Salmo 127:1-2)
- El sueño como
señal de paz interior: “Cuando te acuestes, no tendrás temor alguno; te
acostarás, y dormirás tranquilo.” (Proverbios 3:24)
- La importancia
del equilibrio:
La Biblia advierte contra la pereza excesiva que también se asocia al
dormir demasiado: “Un poco de sueño, un poco de siesta, un poco de
cruzarse de brazos para descansar, y te asaltará la pobreza como un
bandido, y la escasez como un hombre armado.”(Proverbios 6:10-11)
El sueño
de calidad no ocurre por casualidad: se construye con hábitos. Existen
especialista que pueden ayudarte, pero aquí algunas prácticas comprobadas:
- Mantén horarios
regulares: acuéstate y despierta a la misma hora.
- Prepara un ambiente
oscuro, fresco y silencioso en tu dormitorio.
- Desconéctate de
pantallas al menos dos horas antes de dormir.
- Evita cafeína,
alcohol y nicotina en la tarde.
- Haz ejercicio con
frecuencia, pero no justo antes de acostarte.
- Usa la cama solo
para dormir o para la intimidad.
- Si necesitas una
siesta, que sea corta: 20-30 minutos máximo
Dormir
no es un obstáculo al éxito, sino la base invisible que sostiene cada logro.
Como recuerda Attia, priorizar el sueño es priorizar tu futuro: tu
salud, tu familia, tu capacidad de disfrutar la vida plenamente.

1 comentario:
Gracias por compartir Don Milton
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