Los beneficios de
que niños y niñas hagan tareas del hogar y cómo puedes hacer esto posible
Quiero empezar
este sábado de fe y vida con una breve reflexión que escuché en las
redes y que motiva el título de esta entrega:
“Tu hijo no es un
invitado en tu casa, si vive allí también debe ayudar.
Hacer todo por él
no es amor, es malcriarlo. Si no recoge su plato hoy, mañana no va a saber cómo
mantener un hogar. Barrer, lavar, ordenar no es dureza, es prepararlos para la
vida.
Es enseñar
gratitud, empatía y sobre todo responsabilidad. Porque criar no es sólo amar,
es formar. Y el amor verdadero también enseña responsabilidad y Fortaleza”.
He escuchado a
algunos padres decir: “No les digo que hagan algo porque estudiar es su
trabajo, es lo que tienen que hacer”. Son los mismos padres y madres que salen
a trabajar y, sin embargo, no dicen al llegar a su casa: “No puedo hacer nada en
la casa, ya trabajé para generar ingresos”. La casa está llamada a ser el hogar
de todos. Y de un hogar, todos somos responsables.
Aquí te presento diez pautas de beneficios que trae consigo el que entiendas que los hijos no son invitados a la casa, son parte del hogar y parte responsable de las tareas del hogar y, además, algunas ideas de cómo puedes hacerlo. Beneficios:
1.Fomenta la responsabilidad desde temprana edad,
aprenden que todos los miembros contribuyen al bienestar familiar. Cómo
puedes hacerlo: asígnales tareas simples según la edad que tengan. Un
estudio de la Universidad de Minnesota señala que: “Los niños que participan
en responsabilidades familiares desarrollan mayor sentido de deber y
disciplina” (1).
2.Desarrolla autonomía y confianza en sí mismos. Es maravilloso
cuando un niño o niña se acerca a ti y clama gozoso: “mamá, mamá, mira, lo hice”.
El que hagan tareas en la casa les ayuda
a ver que pueden lograr cosas por sí mismos, fortalece su autoestima. Cómo
puedes hacerlo: permite que realicen tareas complejas, aunque tarden más al
inicio. Han escuchado del método Montesorri, esta señora, María Montesorri
enseñaba que “cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo
del niño” (2).
3.Estimula el trabajo en equipo y la cooperación. Llegan a
entender que tareas más grandes o complejas requieren esfuerzos compartidos. Cómo
puedes hacerlo: organiza actividades en grupo (cocinar juntos, limpiar un
espacio común, construir algo juntos). Un trabajo de la Academia Americana de
Pediatría señala que “las familias que trabajan unidas en el hogar
construyen vínculos más fuertes y resilientes” (3).
4.Enseña el valor del esfuerzo y la gratitud.
Al verse haciendo cosas por otros, también aprecian más lo que otros hacen por
ellos. Cómo puedes hacerlo: reconoce y agradece el esfuerzo de cada uno
de tus hijos y de tu pareja. Covey
señala que “la gratitud es la memoria del corazón y transforma las tareas en
aprendizajes de vida”. (4).
5.Desarrolla habilidades prácticas para la vida
adulta. Me he encontrado con personas torpes para tareas mecánicas simples, en
ocasiones esto tiene origen en un hogar en el que no hacían nada manual. El que
tengan tareas manuales los prepara para la independencia y el futuro. Cómo
puedes hacerlo: Enséñales gradualmente a cocinar, organizar la ropa,
manejar pequeños presupuestos, hacer algunas reparaciones… Un artículo en una
revista de Harvard concluye lo siguiente: “los adolescentes que no adquieren
habilidades básicas de la vida diaria experimentan mayores dificultades al
independizarse” (5).
6.Fortalece la disciplina y la organización
personal. ¡Cuántos de nosotros nos quejamos de lo poco organizado que son
nuestros hijos! El hacer cosas, incluso en su espacio, tiene el beneficio de
que aprenden a seguir rutinas y a cumplir compromisos. Cómo puedes hacerlo:
diseña un calendario visible con turnos de tareas, horarios… como señala Covey:
“la disciplina es la clave de la libertad” (6).
7.Crea espacios de diálogo y convivencia. Al compartir
tarea, incluso al diferir en el cómo hacerlo, estamos creando momentos de
conversación natural. Requiere mucha apertura de los padres, pero vale la pena.
Cómo puedes hacerlo: aprovecha, mientras cocinan, lavan la ropa, lavan
el carro u otra tarea compartida, para hablar sobre el día o sobre la misma
tarea. Te pongo un ejemplo: mi hija Laura (vive en México) y yo, solemos hablar
mucho de cocina, de recetas, pero ahí también aprovechamos y hablamos de otras
cosas, de modo natural. Gary Chapman, autor de Los cinco lenguajes del amor,
afirma que “los momentos compartidos, por sencillos que parezcan, son
depósitos emocionales en la vida de los hijos” (7).
8.Reduce actitudes egoístas. Las tareas en el
hogar -solos o compartida con otros- ayuda a entender a los niños que no todo
gira en torno a ellos. Cómo puedes hacerlo: asigna tareas que beneficien
directamente a otros (preparar agua, ayudar con la mascota, cuidar un rato a la
abuelita… Recuerda: “Los hábitos de servicio reducen el egocentrismo y
favorecen la empatía” (8).
9.Conecta el hogar con valores espirituales y
culturales. Somos cristianos. Al hacer cosas en el hogar estamos sirviéndonos
mutuamente, transmitimos que el trabajo en casa es también una forma de servir
y amar. Cómo puedes hacerlo: enséñales que “hacer bien lo pequeño”
refleja respeto por la familia y por Dios. La Palabra de Dios dice: “El que es
fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel” (Lucas 16:10).
10.Prepara para
roles sociales y profesionales futuros. Es como un
entrenamiento. La disciplina y el esfuerzo adquiridos en casa se proyectan en
la escuela y en el trabajo. Ordenado en la casa, proyecta ser ordenado en el
trabajo, en los estudios. Cómo puedes hacerlo: establece metas
alcanzables, diseñen juntos pautas de organización, celebren logros, valoren
cómo se vincula lo que se hace en el hogar con lo que se hace fuera del hogar. Un
estudio de la Universidad de Harvard concluyó que los niños que hacen tareas en
el hogar tienden a ser adultos más exitosos profesionalmente (9).
Y recuerda, hacer
todo por los hijos, no es amor, es malcriarlos.
GRATA VIDA
Referencias
1.Rossmann, M. M. (2002). Chores teach children responsibility: Findings from a 20-year
study. University of Minnesota, Twin Cities, College of Education and
Human Development.
2.Montessori, M. (1967). The absorbent mind. New York, NY: Holt, Rinehart and Winston.
3.American Academy of Pediatrics. (2019). Building resilience in children and teens: Giving
kids roots and wings (4th ed.). Elk Grove Village, IL: American Academy of
Pediatrics.
4.Covey, S. R. (1989). The
7 habits of highly effective people: Powerful lessons in personal change.
New York, NY: Free Press.
6.Covey, S. R. (1989). The
7 habits of highly effective people: Powerful lessons in personal change.
New York, NY: Free Press.
7.Chapman, G. (1995). The
five love languages: How to express heartfelt commitment to your mate.
Chicago, IL: Northfield Publishing.
8.Goleman, D. (1995). Emotional
intelligence: Why it can matter more than IQ. New York, NY: Bantam Books.
9.Harvard Study of Adult Development. (2015). Chores and success: Findings from the Harvard
Grant Study. Harvard University. Retrieved from https://www.adultdevelopmentstudy.org
Así es, me encantó. Desde pequeña enseñé a mis hijas a ayudar en el hogar desde recoger sus juguetes hasta tender sus camas. Me gusta promover en nuestro hogar el trabajo en equipo, nos fortalece más como familia.
5 comentarios:
Excelente. Gracias por tan atinado recordatorio.
Muy oportuno y necesario ahora en este tiempo que parece que muchas enseñanzas se han perdido.
Excelente artículo, mi apreciado Milton
Excelente… sin desperdicio. Creo Que la base del éxito individual de cada persona se foments desde el hogar.
Así es, me encantó. Desde pequeña enseñé a mis hijas a ayudar en el hogar desde recoger sus juguetes hasta tender sus camas. Me gusta promover en nuestro hogar el trabajo en equipo, nos fortalece más como familia.
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