domingo, agosto 31, 2025

Pautas ante la ansiedad extrema

 Sábados de fe y vida

DIEZ PAUTAS BÍBLICAS ANTE LA ANSIEDAD

 

No sé ustedes, pero en ocasiones la ansiedad suele asaltarme -y a veces de modo extremo-, especialmente ante temas laborales. A diferencia de la depresión, la ansiedad es más relativa “a lo que viene”, a lo que tenemos por delante, al futuro inmediato o no. Y la ansiedad extrema es una ladrona: me roba la paz.

 ¿Cómo la podemos definir? Como una reacción natural del cuerpo y la mente cuando enfrentamos situaciones que nos generan preocupación, miedo o incertidumbre. Todos podemos haberla sentido en algún momento, por ejemplo, antes de un examen, una entrevista, una decisión importante, un proceso de trabajo. En estos casos, puede ayudarnos a estar más atentos y preparados, ya que activa al organismo para responder mejor.

 Sin embargo, cuando la ansiedad aparece de manera muy intensa, frecuente o sin una causa clara, puede convertirse en un problema. En ese punto deja de ser útil y comienza a afectar la vida diaria, causando síntomas como nerviosismo constante, cansancio, dificultad para dormir o para concentrarse. En esos casos, es recomendable buscar ayuda.

 Aquí te ofrezco diez pautas bíblicas que pueden ayudarte a manejar la ansiedad, especialmente cuando roza los límites de lo natural y amenaza con convertirse en patológica.

 Desde una perspectiva cristiana

Charles Spurgeon afirmó que “la ansiedad no vacía el mañana de sus pesares, solo vacía el hoy de su fuerza”. Este es su problema central: nos resta fuerza para enfrentar las situaciones que la generan.

 Desde la perspectiva cristiana, para ser victoriosos ante la ansiedad es necesario confiar totalmente en Dios, apoyarse en Su Palabra, y utilizar herramientas prácticas que fortalezcan la fe y el bienestar.

 Aquí algunas pautas:

 1.           Reconoce la ansiedad como parte de la experiencia humana. Figuras bíblicas como David (Salmo 56:3) o el apóstol Pablo (2 Corintios 1:8-10) enfrentaron emociones difíciles. La ansiedad no es necesariamente un signo de falta de fe, sino una oportunidad para crecer en confianza en Dios.

 2.           Busca refugio en la Palabra de Dios. Medita en versículos que ofrecen paz y esperanza, tales como:

·                   Filipenses 4:6-7: "Por nada estén afanosos, sino sean conocidas sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego."

·                   1 Pedro 5:7: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros."

·                   Isaías 41:10: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios."

La Palabra de Dios y versículos como estos son un ancla que te ayudan a mantener de pie en momentos de dificultad.

 3. Orar y entregar la carga a Dios. Acude a la oración no solo para pedir ayuda, sino también para agradecer y recordar la fidelidad de Dios en el pasado. Reconoce cuando tu corazón está lleno de preocupación y entrégale ese peso, confiando en que EL es tu refugio y fortaleza.

 4. Cultiva la confianza en el carácter de Dios. Recuerda que Dios es soberano, amoroso y fiel. Reflexionar sobre Su control y cuidado alivia la carga de sentir que todo depende de uno mismo. Por ejemplo, en Mateo 6:25-34 se nos enseña que Dios cuida de las aves y flores, y mucho más de Sus hijos.

 5. Practica la gratitud. Agradecer a Dios por las bendiciones diarias puede contrarrestar pensamientos negativos y preocupaciones. Si te ayuda, lleva un “diario de gratitud” para escribir tres cosas diarias por las que estás agradecido del Señor.

 6. Enfócate en el presente. Como ya te dije, la ansiedad se centra en el futuro -inmediato o no.  Jesús enseñó en Mateo 6:34 a no preocuparse por el mañana.

 7. Busca el apoyo de la comunidad cristiana, de los hermanos, de los amigos. La carga se aligera cuando se comparte con otros creyentes (Gálatas 6:2).

 8. Cuida el cuerpo y la mente como templo del Espíritu Santo. Estimula hábitos saludables: ejercicio físico, descanso adecuado y una alimentación balanceada. Integra momentos de descanso intencional, recordando que Jesús también buscaba apartarse para orar y descansar (Marcos 6:31).

 9. Considera ayuda profesional si es necesario. Reconoce que la ansiedad severa puede requerir ayuda profesional. Recuerda que buscar un consejero cristiano o un psicólogo no contradice la fe, sino que complementa la obra de Dios en la vida de una persona.

 10. Confía en el proceso de sanidad que Dios provee. Dios puede usar los desafíos para fortalecer la fe y el carácter. Romanos 8:28 recuerda que "todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios”.

 La verdadera paz proviene de Cristo, sobre pasa nuestro entendimiento. Él nos dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy" (Juan 14:27) … una paz distinta a la del mundo, porque es desde dentro, desde el corazón.

 Grata Vida.

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