viernes, marzo 24, 2006

Desde mi estudio / Carmen Isabel y un simple reclamo

Carmen Isabel y un simple reclamo


Una muestra de la esperanza, del ya sí, pero todavía no.

Milton Tejada C.


Meditación y emoción parecen querer hacer síntesis en los versos de Carmen Isabel Mestre de modo tal que, por momentos, más parece una exposición versificada de su filosofía de vida que una poesía vivencial, y en otros momentos cabe aplicarle lo que Juan Salvador Tavarez, parodiando a Walt Whiman, nos declara en la solapa del libro “Versos al Viento”: “Quien toca este libro toca a una mujer, pero a una mujer de carne y hueso”.
Esta afirmación toma cuerpo si nos damos cuenta que utiliza sustantivos como “eones de luz de la creación”, “fardo de karmas”, “la estirpe que imprime hoy sus huellas”, “esencia sideral”, “amarte es ya un reflejo…”, entre otros.
Carmen Isabel escribe transida de “un ya sí, pero todavía no” con que cabe definir la esperanza humana que nos permite ser puentes tendidos entre el abismo de lo real y nuestros sueños y deseos. Así, por ejemplo, en su “Epístola a la madre ausente” la vemos poner su corazón desgarrado en “una soledad huérfana e inacabable como los desiertos en que habitan las penas del alma”, y el otro pie jubiloso en una nostalgia que no se inclina ante la muerte y que es llena de aceptación, al escribir:

“Nunca morirás
porque vives en cada manifestación del amor
en cada madrugada
en cada madre que prodiga sus caricias”;

ó

“Extenuada,
cansada de pugnas internas
y argumentos inútiles
me siento feliz y liberada
al ser seducida por tu andar de niño
por tu sonrisa de mediodía
por tus manos inquietas
de mariposas recién nacidas”.


Mestre, además, es una poetisa gratamente sorprendida. Sus seres amados, aquellos a los que canta, son objeto de una devoción casi religiosa, de una contemplación profunda, de una devoción que nace de lo que da y de lo que recibe y que, por lo tanto, se convierte en un lazo fuerte más que en una distancia insalvable. El otro como distinto, pero no contrario, le permite a Carmen Isabel “estar y no estar” en la escena que describe o nos presenta. Es como si una película se proyectara ante sus ojos y ella, coprotagonista junto a otros, se desdoblara para permitirnos también a nosotros ser espectadores a través de sus palabras llenas de imágenes.
Por momentos, la poesía de Mestre puede parecernos “cursi”. En lo particular considero que es, más bien, simple, limitada aún por un vocabulario que se queda en el ámbito de la vida cotidiana y que, por eso, evidencia el tiempo, el espacio y los elementos como los percibimos todos los días. Así en estos versos encontramos presentes la lluvia y el fuego; la noche, la tarde y la madrugada; el mar y la neblina; el sol y la luna…
Carmen Isabel tiene, en su libro, un simple reclamo, el del amor y el de la lucha contra la soledad y la distancia, la declaración de una armonía que es vivida en constante tensión con elementos que se le oponen:

“En fin,
dime cómo le digo a mi vida
que ande sola
que se enclaustre en la oscuridad
y se resigne a languidecer
en la densa bruma de soledad
que cubre el mundo
cuando no tengo tu amor”.


Y es por ese reclamo que me permito afirmar que en ella hay poesía y que los poetas, como los cristianos, “no envejecemos, sino que maduramos”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Really amazing! Useful information. All the best.
»

Anónimo dijo...

Very pretty design! Keep up the good work. Thanks.
»

Anónimo dijo...

OH MAMI CUANDO DIGO ESTO CREO QUE HABLO POR TO LA FAMILIA wWE REALLY LOVE YOUR WORK

Anónimo dijo...

THATS AMAZINGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG